sábado, 24 de enero de 2015

La clase obrera contra el fascismo: Informe en el VIIº Congreso de la Komintern; Georgi Dimitrov, 1935

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«Pero la característica de la victoria del fascismo es precisamente la circunstancia de que dicha victoria atestigua por una parte la debilidad del proletariado, desorganizado y paralizado por la política escisionista socialdemócrata de colaboración de clase con la burguesía y, por otra parte, revela la debilidad de la propia burguesía que tiene miedo a que se realice la unidad de lucha de la clase obrera, que teme a la revolución y no está ya en condiciones de mantener su dictadura sobre la masas con los viejos métodos de la democracia burguesa y del parlamentarismo». (Georgi Dimitrov; La clase obrera contra el fascismo: Informe en el VIIº Congreso de la Komintern, 2 de agosto de 1935)


Introducción de «Bitácora (M-L)»

Aprovechando la reedición que estamos llevando a cabo del antaño famoso y brillante informe de Georgi Dimitrov, volveremos a ver punto por punto el porqué de la transcendencia histórica de este informe presentado en un ya lejano 2 de agosto de 1935. Recomendamos así mismo leer los demás informes de Dimitrov al congreso, además de la propia resolución emitida por el Comité Ejecutivo de la Komintern sobre el informe del 2 de agosto de Dimitrov, resolución adoptada en fecha del 20 de agosto de 1935. Tenemos tres cuestiones que tocar en esta introducción, y que no podemos eludir: 1) El modo en que está ordenado el informe, la obra en sí; 2) Las críticas históricas de derecha e «izquierda» al informe; 3) La edición original del informe que se ha tomado como referencia, y su porqué.


1) El modo en que está ordenado el informe, la obra en sí:

Con una burguesía internacional agraviada; con su sistema capitalista en plena decadencia, más si cabe si alzaba la cabeza y comparaba su sistema político, cultural y económico frente al de los éxitos del sistema soviético de entonces; con el peligro del fascismo materializado en muchos países, y encubiertos en otros; y con los primeros grandes movimientos belicistas de los países fascistas; este informe viene a ser la constatación del peligro ya anunciado años antes por la Komintern –Internacional Comunista– de lo que pasaría si el fascismo llegaba al poder. De qué repercusiones interiores tendría en esos países, y de qué secuelas tendría en la política exterior internacional.

La precisión de las respuestas dadas a cuestiones tan apremiantes e importantes no deja duda alguna si se es estudiado este informe. El punto central de este primer punto será analizar el carácter de clase del fascismo, el ¿por qué la burguesía mundial requiere acudir al fascismo en momentos tan difíciles para ella? ¿Cómo es facilitado su acceso al poder? ¿Cómo se impide que acceda al poder? ¿Cuáles han sido los errores de los comunistas y de la socialdemocracia entorno al fascismo? ¿Son equiparables? ¿Cuáles son las contradicciones inherentes del fascismo que lo hacen débil? ¿Qué ofrece a las masas trabajadoras dicho régimen fascista? ¿Para nosotros los comunistas es lo mismo la democracia burguesa que la abierta dictadura terrorista de la burguesía del fascismo? A todo ello se responde.

La segunda parte del informe, donde se presenta la política del frente único del proletariado para los años 30, que siguiendo la estela leninista de años atrás, se declara, en palabras suyas como la «defensa de los intereses económicos y políticos inmediatos de la clase obrera, y su defensa contra el fascismo». Aquí claramente, el búlgaro hace un esfuerzo por desligar de las mentes de los más eminentes comunistas las tácticas erróneas pasadas en cuanto a los sindicatos, en cuanto a las relaciones con la dirigencia y militancia socialdemócrata, en cuanto a ignorar las particularidades del frente único del proletariado en cada país, o en cuanto al trabajo en las organizaciones fascistas de masas en los países dominados por el fascismo. El informe plantea por tanto una clara rectificación de las estrategias generales y tácticas concretas sobre muchos temas de importancia. Destacamos, que tiene en cierta forma un nexo con el concepto de frente único del proletariado estipulado por la Komintern en 1922 que tanta influencia tuvo en Dimitrov en el concepto de frente único para sus escritos y puestas en práctica en la Bulgaria de los años 20. Se plantean temas muy importantes para aquellos días como la actitud a tomar por el partido sobre el frente único del proletariado en los países donde gobiernan los socialdemócratas, o la actitud del mismo partido frente a la posibilidad de liderar un eventual gobierno de frente único del proletariado, aquí precisamente Georgi Dimitrov daría un primer golpe a las concepciones revisionistas sobre el frente único del proletariado, declarando que el gobierno del frente único del proletariado podría ser una eventualidad que ayudaría a la lucha contra el capital y el fascismo, que sería un avance, pero que no sería el último fin, sino que sólo la revolución proletaria podría acabar con la amenaza fascista y el yugo del capitalismo, golpe teórico al derechismo, que sería pulido años después con su Informe al Vº Congreso del Partido Obrero (comunista) Búlgaro de diciembre de 1948. Podemos decir que este informe de Dimitrov fue la consecución de una serie de luchas dentro de la Komintern para corregir la deriva anterior, este viraje parece fue apoyado de primera mano por el Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética ya que un año antes, en 1934, en «Pravda» se publicó un  artículo que era la antesala de lo que vemos aquí, también el intercambio de cartas entre Iósif Stalin y Georgi Dimitrov en 1934 confirma que el mismo dirigente soviético ayudó al búlgaro a pulir ciertas deficiencias que existían en la Komintern, deficiencias que como dejan claro indirectamente tuvieron su peor praxis en las tesis del Partido Comunista de Alemania y de Ernst Thälmann que creían que para acabar con el fascismo había que dirigir los golpes primero hacia la socialdemocracia, o que según ellos, no existía diferencia alguna para los comunistas entre la democracia burguesa y la abierta dictadura terrorista del fascismo. Estas tesis no serian propiedad de los alemanes, sino de muchos otros partidos. Los propios partidarios de estas tesis, tanto de los comunistas alemanes como de otros partidos reconocerían estos errores e institucionalizaron su autocrítica en este congreso, los que no lo hicieron así, fueron marginados o expulsados.

Es notoria la desorientación de los militantes comunistas actuales en cuanto a saber diferenciar frente único del proletariado, frente popular, así como el contenido y objetivos de estos:

«Cierto es que tanto para la lucha para la conquista de objetivos menores, como para objetivos máximos, es permisible la idea de un frente de lucha –sea de características antiimperialistas, antifascistas, anticapitalistas, etc.– donde converja el partido comunista con otras organizaciones –teniendo estas una mayoría de elementos de las clases trabajadoras, sean obreros o elementos pequeño burgueses–, pero sólo tiene aplicación bajo determinadas condiciones, y el partido comunista siempre tendrá el deber de ser vanguardia de dicho frente si no quiere que fracasen los objetivos del frente y que esa alianza temporal caiga en manos burguesas para manejarla a su antojo. Generalmente a este tipo de frente se ha llamado frente popular, con el calificativo de popular por el hecho de unir a obreros y el resto de clases trabajadoras para un fin concreto. También han existido históricamente los llamados frente único del proletariado, donde el partido comunista instaba al resto de organizaciones con gran afiliación de obreros, o de obreros sin partido, hacia un objetivo concreto. Este tipo de frente fueron comunes tras la Primera Guerra Mundial, y eran utilizados como métodos para frenar la ofensiva de la burguesía sobre los derechos laborales de los obreros y su nivel de vida, pues era común por entonces, que la burguesía  intentara por ejemplo: pagar las reparaciones de guerra que debía a otros países cargando tal deuda a espaldas de las clases trabajadoras, por lo que muchas veces estos frentes, no eran sólo frente único del proletariado, sino que se extendían con las organizaciones no proletarias de artesanos, campesinos y demás, agraviados por la ofensiva de la burguesía; convirtiéndose en frente popular con diversos calificativos: frente del trabajo, frente de los trabajadores, frente anticapitalista etc., razón por la que en ocasiones estos dos tipos de frente se entrelazan. Los calificativos usados por cada frente no importan, lo importante, es comprender en cada experiencia de frente que alianza contraía el proletariado y con qué objetivo. Sobra comentar que tan inútil es el frente en el que el partido comunista no gane influencia y lo comande, como la teoría de construir un frente sin la existencia de un partido comunista. También es obvio que la crítica al reformismo, al anarquismo, y otras tendencias no puede cesar durante la estancia de los comunistas en estos frentes; de hecho, uno de los objetivo del partido comunista en los frentes es persuadir a su militancia, y a todo elemento revolucionario, de los errores de las dirigencia reaccionaria mediante las acciones conjuntas del día a día, demostrando que su dirigencia reaccionaria no tiene el arsenal teórico ni la valentía práctica de saber dirigir la lucha contra el fascismo, la burguesía, o el imperialismo». (Bitácora (M-L); El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», 2013)

Por ello recomendamos el profundo estudio de este y otros análisis de la Komintern 1919-1943 como de la Kominform 1947-1956 para aclarar dudas, y para que el lector pueda superar los mitos de la historiografía burguesa-revisionista sobre las estrategias y tácticas de los partidos marxista-leninistas.

En la última parte del informe de Dimitrov se toca lo referente a que el frente único del proletariado  debe de ser dirigido por el partido comunista si quiere ser garantía de éxito, el interés del triunfo de este frente que va dirigido contra el capital como comenta «no representa un interés cerrado del partido, sino un interés de toda la clase obrera». Como ha venido haciendo durante todo el informe, Dimitrov da un golpe frente al izquierdismo que ve las cosas de forma esquemática, unilateral, de modo metafísico, sabiendo el búlgaro que estos defectos no leves, son la razón de que los partidos comunistas no hayan podido establecer el frente único del proletariado con éxito, que los partidos comunistas se vean como partidos insignificantes e incluso marginales frente a las masas seducidas por el resto de partidos reformistas y revisionistas, y la razón obvia, de que no hayan podido ponerle freno al ascenso del fascismo en muchos países. También Georgi Dimitrov, pareciendo a lo que se podía temer después de 1945 tras la caída de un régimen fascista donde hubiera triunfado el frente único del proletariado, estipula unas exigencias ideológicas y organizativas claras para una posible unión entre socialdemócratas y comunistas bajo un mismo partido único del proletariado, siendo estas exigencias, la base de muchos partidos de las democracias populares de Europa del Este como vimos en los años 40, o de la creación del Partido Socialista Unificado de Cataluña de Joan Comorera durante la Guerra Civil Española de 1936-1939, exigencias que garantizaban la unión revolucionaria dirigida por los comunistas, y no una mera unión mecánica y de concesiones al socialdemocratismo como ideología.

2) Las críticas históricas de derecha e «izquierda» al informe:

Por supuesto, el VIIº Congreso de la Komintern de 1935, fue un congreso que levantó ampollas para muchos enemigos del marxismo-leninismo, las críticas durarían décadas: 1) Fue ampliamente criticado desde lados derechistas por muchos socialdemócratas que lo califican de «maniobra demagógica y desesperada, que obligaba a todo partido comunista en el mundo a acatar la nueva línea dictada desde Moscú a través del pulpo stalinista de la Komintern»; 2) Por supuesto quién dedicó horas y horas y artículos y artículos para calificar de «nueva concesión del stalinismo ante la burguesía» que «certificaba que se renunciaba a la revolución» y todo tipo de epítetos que distorsionaban la verdadera línea del congreso atacando desde una presunta crítica de «izquierda» fue Lev Trotski; 3) También los anarquistas veían el congreso como una estratagema de la «burocracia stalinista» que evidenciaba el paso atrás que el stalinismo provocaba en la revolución y la liberación social de las masas las tácticas antifascistas, proclamando que los stalinistas no comprendían que «era fascismo o revolución», no teniendo sentido conservar los derechos y libertades de la democracia burguesa, e incluso pensando que el advenimiento del fascismo revolucionaba a las masas y precipitaba la revolución y barrer al fascismo, ni viendo sentido las alianzas con otros antifascistas en los países ya dominados por el fascismo; 4) Como buenos antistalinistas, los revisionistas chinos, y especialmente la rama de los absorbidos por la propaganda de la pseudorevolución cultural china, empezaron sobre todo a partir de los 70 a proclamar estupideces del tipo de que era un congreso revisionista porque no hablaba de revolución, de dictadura del proletariado y socialismo, sino sólo de tácticas antifascistas y encima erradas. Como siempre tanto Mao Zedong como sus seguidores intentaban rebajar la influencia de la Komintern en la revolución china, e intentaban contraponer que fue gracias a que «Mao Zedong se desligo de los consejos de la Komintern stalinista que la revolución china pudo triunfar, ya que Stalin no quería ni permitía hacer la revolución», una teoría trotskista-titoista; 5) Tiempo después los revisionistas eurocomunistas volverían a atacar la línea del congreso desde la derecha, aludiendo que este congreso llevaba implícito el no acabar nunca la colaboración temporal con los partidos socialdemócratas y otros partidos antifascistas y la clase que representaban cada uno de ellos; era lo que llamarían el sagrado «compromiso histórico» de estos partidos durante la lucha antifascista y presentaban la etapa antifascista de los años 30 que atravesaron algunos países como inmutable, con lo que jamás se acababa ni en los 40 ni en los 50, era «ad infinitum» para ellos, y por lo tanto un análisis oportunista y antidialéctico, también incluso inventaron que dicho congreso tenía el germen de la «transición pacífica parlamentaria al socialismo»; 6) A la fiesta de la calumnia se apuntaron presuntos marxista-leninistas como Bill Bland y otros de línea pro albanesa, aludiendo que era un congreso de revisionistas emboscados, de agentes nazis como Dimitrov que habrían logrado engañar a los miembros marxista-leninistas de la Komintern, e incluso algo así como que engañaron para aceptar tales tesis revisionistas a todo el Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética. La conocida tesis de Bill Bland de que Stalin estaba rodeado de revisionistas y no le quedaba más remedio que aceptar tal humillación no sólo en su partido sino en la Komintern celebrando su congreso de 1935 en su casa, presentando a Stalin como un traidor a la clase obrera y un cobarde que no nos dejo ni una sola anotación en contra de la línea oportunista de la Komintern por miedo a los revisionistas, algo que curiosamente no se vio cuando si criticó la línea de Zinóviev, Brandler, Bujarin y muchos otros en la Komintern. Una tesis muy maoísta de Bill Bland y compañía que suelen usar los pobres sentimentalistas para justificar siempre que todos los errores de Mao Zedong eran por influjo de Liu Shao-Chi, Deng Xiaoping, Lin Piao, Chou En-lai o el tonto de turno que estuviera por ahí y le hacía de lacayo y soporte a Mao Zedong en todas sus tesis desviacionistas. El británico Bill Bland llegó al punto de decir que ¡los marxista-leninistas albaneses apoyaban el VIIº Congreso de la Komintern de 1935 sin conocer que su práctica era contraria a estas tesis! Como si fueran los albaneses o bien seguidistas sin criterio o bien estúpidos que no sabían lo que leían, cuando toda la historiografía albanesa ha documentado que las tesis y los documentos de dicho congreso han sido estudiados y aplicados concienzudamente por los albaneses sabedores conscientes de que su línea era la justa y correcta, incluyendo al propio Enver Hoxha que ha comentado una y otra vez la influencia de este congreso en los comunistas albaneses y en su partido. 

Habladurías aparte, este congreso fue fuente de inspiración para los José Díaz, Pedro Checa, Enver Hoxha, Klement Gottwald, Hilary Minc, Bolesław Bierut, József Révai, y todos los marxista-leninistas y grandes antirevisionistas que usaron sus tesis con gran acierto. La usurpación y distorsión de sus tesis no es ya problema de Georgi Dimitrov o Iósif Stalin, ni de estos otros como veremos a continuación.

Tomemos un ejemplo. En el Partido Comunista de Albania, recibieron las primeras tesis del VIIº Congreso de la Komintern de 1935 en 1937 de la mano del famoso comunista albanés Ali Kelmendi. Fue a partir de la Segunda Guerra Mundial que la Komintern empezó realmente a coordinarse con el Partido Comunista de Albania en 1943, a la disolución de ésta y por influjo del revisionismo yugoslavo de 1944 a 1948, no fue incluido el Partido Comunista de Albania como partido de la Kominform a su formación en la Conferencia de 1947. Pese a ser uno de los partidos comunistas más aplicados de Europa y que más méritos había cosechado, no mereció el mismo interés de la Komintern ni luego de la Kominform que otros partidos, pero los albaneses fuera de rencores, supieron valorar el papel de estas organizaciones internacionales, empezando por la Komintern:

«En su tiempo, la Komintern llevó a cabo una extensa actividad muy beneficiosa para la organización y templanza de los partidos comunistas. Fue creado en un momento en que era necesario penetrar profundamente el marxismo-leninismo como teoría científica en la mayor parte del proletariado mundial, en un momento en que era necesario informar a los elementos revolucionarios contaminados por las ideas oportunistas de la socialdemocracia de la II Internacional y asegurar su conciencia en la lucha por la aplicación coherente de las ideas de Marx y Engels. Mediante la formación de jóvenes partidos marxistas-leninistas y obreros de todo el mundo, la Komintern intentó ayudarles para ser independientes de los partidos burgueses, y a comprometerlos en la lucha contra estos partidos y contra los patrones capitalistas. Así, en la época de Lenin y Stalin, los partidos marxista-leninistas se formaron y consolidaron, pasaron de una etapa un tanto infantil a una etapa superior de madurez y organización revolucionaria». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1976)

La Komintern fue una organización que tenía unos principios de admisión para cada partido que todos debían cumplir. Como organismo sirvió para el intercambio de experiencias entre partidos, donde a veces concluían resoluciones conjuntas entre los partidos sobre temas candentes o sobre objetivos finales conjuntos, y donde los partidos iban a pedir consejos sobre situaciones particulares, e incluso para la formulación estratégica del partido, pero la estrategia y sobre todo las tácticas para realizarla recaían en última instancia en los diversos partidos participantes en ella, dejándoles la Komintern libertad, no sin ello criticando la Komintern u otro partido de ella la estrategia o táctica de otro partido si se creía que no era adecuada o no estaba dentro de los principios del marxismo-leninismo. Así lo reconocían los marxista-leninistas albaneses:

«Del análisis de los documentos de la Komintern y del estudio de toda su actividad desde su fundación hasta su disolución en 1943, vuelve a salir a flote que la Komintern nunca dio a los partidos comunistas recetas totalmente hechas ni directivas de un valor absoluto, se permitía que estos partidos resolvieran todos sus problemas concretos según las circunstancias y condiciones históricas en las cuales llevaban a cabo su actividad revolucionaria. las orientaciones políticas generales se desarrollaban después de discusiones detalladas y libres de los partidos comunistas en los órganos rectores de la Komintern, en congresos, en plenos ampliados del Comité Ejecutivo de la Komintern, en el Presídium de la Komintern y en otras reuniones en las que cualquiera de los partidos expresaba libremente sus puntos de vista; es sólo tras de este tipo de debates que se adoptaban las decisiones necesarias, que, como orientación general, eran obligatorias para todas las partidos. Las directrices generales y los objetivos estratégicos clave de la Komintern se basan en los principios fundamentales del marxismo-leninismo y reflejaban el contenido fundamental de la nueva época. En cuanto a los partidos comunistas, apoyándose en estas orientaciones generales y teniendo bien en cuenta las condiciones concretas de sus países, las relaciones de las fuerzas de clase, el nivel de desarrollo económico y social, la situación política general y otros factores, definían sus tareas estratégicas y tácticas, las vías y las etapas por donde debía transitar la revolución, los métodos de su lucha y las formas de organización. Pero en muchos casos, las reuniones comunes con la Komintern, también se centraron en definir las tareas de tal o cual partido, y a la luz del intercambio de experiencias mutuas, se formulaban allí las grandes líneas que incumbían a este o aquel partido, siendo permitido siempre las iniciativas o las maniobras en el plan táctico, en función de las situaciones políticas creadas en sus países». (Shyqri Ballvor; La importancia histórica de la Komintern en la denuncia y exposición de los revisionistas y su papel y lugar en la historia, 1984)

Respecto a los posibles errores de la Komintern, hay que tener en cuenta como decía Enver Hoxha la más que posible influencia que verdaderos enemigos del proletariado pudieron ejercer en la deformación de la línea y las directivas de la Komintern en ella o de cara a otros partidos, al ser ellos mismos miembros temporales en ella y en sus partidos respectivos, como fue el caso de Grigori Zinóviev, Heinrich Blücher, Nikolái Bujarin, Heinrich Brandler, Bella Kun, etc. elementos denunciados por la Komintern por su actividad abiertamente contrarrevolucionaria. Además, se toma en cuenta las condiciones en que se fundaron los partidos, las difíciles condiciones de lucha en que se desarrollaron los partidos en sus países, o sobre la inexperiencia y la confusión de los consejos de la Komintern, sobre las etapas, las estrategias y tácticas, y muchas veces el no entendimiento de que unas fórmulas eran válidas para un momento y en otro momento habían dejado de tener sentido:

«Hay personas que no dejan de decir que la Komintern cometió errores. No podemos excluir que se pueden haber cometido errores, pero de ninguna manera sus errores consistían en una violación de los principios básicos. Por otra parte,  tengo que decir que incluso los errores que se identificaron ocurrieron porque eran el resultado de un deliberado sabotaje de los elementos desviacionistas que habían logrado infiltrarse en el movimiento comunista mundial, o, en algunos casos,  resultado de la labor de revolucionarios inexpertos. A veces, la Komintern estaba recibiendo información falsa o inexacta y en consecuencia, no estaba informada, a veces esto la llevó a tomar decisiones erróneas. No se debería perder el punto de vista de las duras condiciones del terror burgués-fascista en que los partidos comunistas y sus secciones de la Komintern ejercían su oficio. Los que actualmente critican a la Komintern no entienden que los partidos comunistas de la época tenían que encontrar y  crear alianzas con los elementos progresistas, quienes a veces cambiaban en sus posiciones. Por ello es que las directrices de la Komintern fueron útiles para las acciones y circunstancias dadas en un momento, mientras que más tarde, en un nuevo ambiente, perdían su valor anterior». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1976)

Por último publicamos otra cita de Enver Hoxha que resume gran parte de los mitos sobre la Komintern y el VIIº Congreso de 1935. Conoceremos de paso su opinión sobre el periodo de la Komintern de Georgi Dimitrov de Enver Hoxha a los revisionistas chinos antistalinistas y antidimitrovistas que intentaban achacar a estas dos figuras el ascenso del revisionismo, como fue el caso en 1976 del neo-maoísta australiano Edward Hill:

«Es sabido que Dimitrov, en este discurso [del 2 de agosto de 1935 - Anotación de Bitácora (M-L)] desarrolló la tesis de la lucha contra el fascismo. Habló de la necesidad de crear los frentes populares que integrasen a individuos y partidos progresistas, con el fin de contener el peligro del fascismo alemán e italiano, que en aquel tiempo se había convertido en una amenaza para los pueblos. Hasta hoy no hemos sabido que Stalin haya criticado el discurso de Dimitrov sobre esta cuestión. Por otra parte, Hill saca la conclusión de que el discurso de Dimitrov «ha provocado consecuencias posteriores en el sentido de desviar y degenerar a los partidos marxista-leninistas» y cita a continuación a los ex dirigentes de estos partidos como Palmiro Togliatti, Maruce Thorez, Harry Pollit, Lance Sharkey, etc. Se olvida de que este discurso tuvo en su época un eco extraordinariamente grande en todo el mundo, se olvida de que dio un gran impulso a la lucha contra el fascismo y a la creación en Francia, y en particular en España, de los frentes populares, que resistieron políticamente y con las armas en la mano al fascismo alemán y al italiano. Edward Hill se olvida, igualmente, de que fueron los partidos comunistas de los países occidentales los que organizaron estos frentes y la lucha contra el fascismo que preconizaba la Komintern. Más tarde, cuando estos países fueron ocupados por el nazi-fascismo, la burguesía reaccionaria capituló y sólo los; guerrilleros franceses e italianos se lanzaron al monte y combatieron. Se olvida de decir que ni Palmiro Togliatti, ni Jacques Duclos, ni André Marty ni Luigi Longo traicionaron durante la guerra de España, sino que por el contrario lucharon contra el fascismo siguiendo el camino marxista-leninista, el camino de la Komintern. Así la crítica de Hill contra la Komintern, crítica que quiere ser realista y fundada, no es más que una pompa de jabón. Combate a la Komintern porque se imagina que intentamos tomar su bandera y organizar a los partidos marxista-leninistas del mundo en contra del Partido Comunista de China. Esto es lo que resulta de su oposición a la idea que lanzamos en el VIIº Congreso de 1976 acerca de realizar reuniones multilaterales. Según él, sólo pueden y deben hacerse reuniones bilaterales. (...) Para realzar a Mao Zedong, Edward Hill ataca a Friedrich Engels, diciendo que se ha equivocado y que por lo tanto no debe ser citado como uno de los cuatro clásicos. Hill hace la misma apreciación sobre Iósif Stalin. Substituye a estos dos grandes marxistas, que son Engels y Stalin, por Mao Zedong y señala que éste es un marxista-leninista de las dimensiones de Marx y Lenin. (...) Edward Hill, en la carta que nos ha enviado, acusa a la Komintern y a Iósif Stalin de haber puesto a los partidos comunistas y obreros del mundo antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial al servicio del Partido Comunista de la Unión Soviética. Estos partidos, según Hill, «no podían actuar y luchar en base al marxismo-leninismo», que, como todo el mundo sabe, era aplicado correctamente por Lenin, por Stalin y por el Partido Bolchevique. Para Edward Hill dichos partidos no eran otra cosa que agencias del Partido Bolchevique y de Iósif Stalin. Esta tesis de Hill coincide con las que propaga la burguesía reaccionaria mundial para combatir a los partidos comunistas y obreros del mundo, y desacreditar el comunismo». (Enver Hoxha; Los agentes de china asoman la oreja; Reflexiones sobre China; Tomo II, 16 de diciembre de 1976) 

Aquí en la cita sobre las tesis de Edward Hill sobre la Komintern se ven groseros mitos sobre el congreso que no sólo son propiedad del revisionismo chino, sino que como vimos en uno u otro periodo histórico corresponden también a otras corrientes marxistas, refutemos las más comunes:

Uno. La teoría del revisionismo eurocomunista, que decía que el VIº Congreso de 1935 habría puesto las bases para la colaboración con los partidos socialistas y socialdemócratas como nueva estrategia permanente de la Komintern, renunciando polemizar con la práctica reformista de los socialdemócratas, que en tal congreso y decisiones se veía el germen de la «transición pacífica parlamentaria al socialismo», sin la necesidad tampoco del rol marxista-leninista del partido comunista como vanguardia en la revolución, etc.:

«Los comunistas deben incrementar su vigilancia y guardarse del peligro de del oportunismo de derecha, y deben continuar una determinada lucha contra todas estas concretas manifestaciones, teniendo en cuenta el peligro del oportunismo de derecha crecerá donde las tácticas del frente único sean aplicadas. La lucha por el establecimiento del frente único, de la acción conjunta de la clase obrera, alza como necesario que los obreros socialdemócratas se convenzan a través de las lecciones objetivas de la correcta política de los comunistas y la incorrecta política reformista, y que cada partido comunista prosiga  una lucha irreconciliable contra cualquier tendencia que rebaje las diferencias entre de principio entre el comunismo y el reformismo, contra rebajar la crítica de la socialdemocracia como ideología y práctica de colaboración de clases con la burguesía, contra la ilusión de que es posible transitar al socialismo pacíficamente, por métodos legales, contra cualquier realización basada en el automatismo y la espontaneidad, en la organización de la liquidación del fascismo o en la realización del frente único, contra cualquier menosprecio del rol del partido y contra la vacilación en los momentos de decisiva acción». (Komintern; Resolución final emitida por el VIIº Congreso de la Komintern respecto al informe de Georgi Dimitrov, 20 de agosto de 1935)

Dos. La teoría del revisionismo chino y del trotskismo, que el que decía que el VIº Congreso de 1935 no hablaba de revolución ni de dictadura del proletariado, que renunciaba tanto ahora como en el futuro de la revolución:

«Se debe exponer a los trabajadores la imposibilidad de pasar al socialismo en tanto que el poder permanezca en las manos de la burguesía. (...) En la lucha por defenderse contra el fascismo las libertades democrático-burguesas y los derechos de los trabajadores, en la lucha contra el derrocamiento de la dictadura fascista, el proletariado revolucionario prepara sus fuerzas, fortalece y lucha en contacto con sus aliados y dirigida la lucha hacia la meta del establecimiento de la democracia real para los trabajadores; el poder soviético. (...) Sólo la unidad del proletariado en un único ejército político de masas puede asegurar su victoria en la lucha contra el fascismo y el poder del capitalista, para lograr la dictadura del proletariado y el poder soviético». (Komintern; Resolución final emitida por el VIIº Congreso de la Komintern respecto al informe de Georgi Dimitrov, 20 de agosto de 1935)

Tres. La teoría de prácticamente de todos los anticomunistas de la historia, de que el deseo de Iósif Stalin era utilizar a los partidos de la Komintern como agencias en los diversos países en forma de usarlos para satisfacer los intereses de su país, presentando además a Stalin o al Partido Bolchevique como dueño de los destinos de estos partidos:

«Algunos camaradas piensan que, si lo exigieran los intereses de la Unión Soviética, los partidos comunistas del Occidente deberían adoptar una política derechista. No estoy de acuerdo con eso, camaradas. Debo decir, que tal posición es totalmente incompatible con los principios que nos sirven de guía a nosotros los camaradas rusos, en nuestro trabajo. No puede concebir jamás que se dé jamás el caso de que los intereses de nuestra República Soviética exijan de nuestros partidos hermanos desviaciones hacia la derecha. Pues, ¿qué significa practicar una política derechista? Significa traicionar, de un modo u otro, los intereses de la clase obrera. No puedo concebir que los intereses de la Unión Soviética puedan exigir de nuestros partidos hermanos la traición a los intereses de la clase obrera, ni siquiera por un segundo. No puedo concebir que los intereses de nuestra república, base del movimiento revolucionario proletario en el mundo entero, no exijan el máximo espíritu revolucionario y la máxima actividad de los obreros del Occidente, sino el descenso de su actividad, el atenuamiento de su espíritu revolucionario. Tal supuesto es ofensivo para nosotros». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Discurso en la comisión alemana en el VIº Pleno ampliado del Comité Ejecutivo la Komintern, 1926)

Cuatro. La teoría del revisionismo chino, del reformismo, del anarquismo, y del trotskismo que los miembros de la Komintern que a posteriori serían muy conocidos por su revisionismo ya eran revisionistas y contrarrevolucionarios en 1935 e implantaron o más bien dicho expandieron el revisionismo y la contrarrevolución en la «Komintern stalinista». Esta acusación como obviamente no puede ser refutada simplemente con documentos del congreso, la analizaremos.

Efectivamente quién ilusamente piensa que todo revisionista que ha militado en partidos comunistas marxista-leninistas, ya era en esas épocas de militancia en esos partido un revisionista porque lo sería innegablemente luego, cae en afirmaciones metafísicas y e idealistas, pierde la noción de los diversos factores que existen, y no toma un análisis serio sino infantil y superficial de la cuestión de la Komintern y de los partidos comunistas. Muchos individuos que finalmente serían incluso líderes de partidos comunistas, que militaron en la Komintern o que después fueron representantes en la Kominform, no eran revisionistas por aquel entonces, otros sí lo eran y otros eran revisionistas aunque ni ellos mismos tenían consciencia de ellos o simplemente  terminaron de degenerar a la llegada al poder de los partidos comunistas de los revisionistas. No es la cosa tan simple por lo tanto: 1) habían estudiado ciertos axiomas del marxismo-leninismo, se agarraban a poses y formulaciones que parecieran revolucionarias y querían ante todo hacer carrera en el partido, se mantuvieron durante años sin cometer sonadas desviaciones hasta 1953, pudiendo camuflarse e incluso ganar el prestigio como reputados marxista-leninistas, aunque a veces internamente en su partido se veían las deficiencias de el apego solo interesado de conocer el marxismo; porque eran conscientes revisionistas 2) elementos que cometieron varias desviaciones siempre denunciadas por los verdaderos marxista-leninistas de su partido o del exterior, que en vez de seguir en esas ocasiones las polémicas y acabar expulsados como les pasó a otros desviacionistas, realizaron una autocrítica real o ficticia y continuaron militando en su partido e incluso en la Komintern y tomando parte en la Kominform; porque eran sentimentalistas 3) que pese a tener incluso grandes años de militancia en el partido e incluso también en la Komintern y luego la Kominform, no tenían conocimientos suficientes para tener una opinión propia sobre las cuestiones más delicadas, razón por la que no se atrevían a contradecir la línea oficial del partido, o la Komintern, y simplemente realizaban el seguidismo a las tesis de la dirección del partido, la Komintern y la Kominform.

En este cuadro de perfiles de personas, cuando revisamos las tareas que afrontaban cada uno de estos elementos respecto a las directrices de la Komintern en todos sus congresos, y especialmente el de VIIº Congreso de 1935 por ejemplo vemos que: los elementos del tipo (1) pretendían cumplir a rajatabla todo el programa encomendado, y en medida de lo posible adaptarlo a sus propios intereses personales y agrandar su figura; el grupo de elementos del tipo (2) intentaban cumplir el programa, puesto que otra denuncia interna o externa sobre su desviacionismo podría causar sanciones mayores o su caída definitiva, pero no renunciaban a retorcer las tesis oficiales cuando vieran ocasión y adaptarlas para sus fines revisionistas; y el grupo de elementos del tipo (3) que intentaban cumplir su programa sin comprender la esencia de las decisiones y resoluciones del congreso, tampoco se las cuestionaban con un espíritu científico, las aceptaban sin más. 

¿Cómo se explica el radicalismo que incluso muchos de estos elementos revisionistas tuvieron hacia otros desviacionistas y revisionistas que si fueron denunciados y expulsados públicamente? Los del tipo (1) veían una oportunidad manifiesta para aumentar su prestigio y para acusar falsamente a rivales de su partido de cometer la desviación que se estaba criticando en la Komintern; los del tipo (2) aunque incluso podían coincidir con las tesis de los elementos desviacionistas que se estaban criticando en esos momentos, no se podía permitir solidarizarse con él, o se sospecharía que no había superado sus viejas desviaciones, por lo que mecánicamente también criticaba al desviacionismo de moda, también acusarían falsamente a otros verdaderos marxista-leninistas ya que de caer el partido en esta trampa les libraba del peso de estar bajo la atención de personas honestas y fieles al marxismo-leninismo que no dudarían en denunciarles de nuevo si volvían a dar un paso en falso, por último las purgas en nombre de librar al desviacionismo de moda servía para convencer y hacer olvidar al partido del viejo coqueteo de estos miembros con el oportunismo; y los del tipo (3) no entendían bien el porqué de las críticas a las tesis desviacionistas ni porque las críticas suponían una desviación de los axiomas del marxismo-leninismo, pero apoyaba todo tipo de lucha contra tal desviacionismo ya que para ellos, todo ataque contra la línea oficial del partido no debía ser cuestionada y era una ofensa.

Por tanto vemos, que al llegar la contrarrevolución a gran escala en la mayoría de partidos comunistas a partir de 1953, vemos que en nuestros tres perfiles de grupos: para los del tipo (1) no tenían más que cambiar de chaqueta y seguir su camino arribista de consolidación de los intereses de poder personal, al no tener una formación completada ni interés en completarla más, aceptaron de buena gana los nuevos fundamentos revisionistas; para los del tipo (2) esta era la oportunidad manifiesta de apostarlo todo para establecer la línea ideológica que siempre habían intentado realizar y nunca les habían dejado; y para los del tipo (3) siguieron en la inopia, no interesándose en comprender nada, sólo seguir la línea del partido, o en su defecto empezaron a estudiar realmente los fundamentos del marxismo-leninismo bajo los nuevos textos revisados por los revisionistas.

¿Que los elementos del tipo uno, dos y tres hayan existido en la Komintern desde su fundación significa que la línea misma de la Komintern sea errada? No, ahí quedó constancia entre la diferencia de los que supieron penetrar en la esencia revolucionaria de la línea de la Komintern y todos sus congresos incluyendo el VIIº Congreso de la Komintern de 1935 y los que los bastardearon. Ahí se ve como los elementos marxista-leninistas como Enver Hoxha basándose en las tesis del VIIº Congreso de 1935, una vez liberado al país del fascismo condujo la revolución socialista en su país y no cambió de curso tras la muerte de Iósif Stalin y la contrarrevolución correspondiente en el movimiento comunista marxista-leninista internacional; y ahí están los elementos arribistas y oportunistas  del tipo uno que comentábamos, como Gheorghiu-Dej, que a las primera oportunidad que le brindó Jruschov este pretendido stalinista, antititoista, antirevisionista, desertó, abolió las pocas medidas tardías de construcción del socialismo como la colectivización, condenó el stalinismo, se reconcilió con el titoismo, viró hacia el imperialismo estadounidense y sus créditos, alabó e implementó las tesis del XXº Congreso del PCUS de 1956 y dejó degenerar su partido y su país, siendo vanguardia contrarrevolucionaria del proceso. Ahí están las críticas de marxista-leninistas como Georgi Dimitrov en nombre de la Komintern durante los años 30 a los errores de elementos del tipo dos que antes hemos citado como Mao Zedong, reprendiendo a su partido por albergar teorías y prácticas socialdemócratas, y ahí está el acatamiento de Mao Zedong y su camarilla solo en el plano teórico de de los consejos de Dimitrov, esperando hasta que éste y Stalin fallecieran y pudiera abandonar en su partido no sólo la formalidad de mantener las teorizaciones que aconsejaba la Komintern sino hasta eliminar los pilares teóricos del Plan Quinquenal de los 50 asistido por los soviéticos y sustituirlos por tesis y por supuesto praxis como las que se veían en el «Manual de economía política Shanghái» de 1974. Igualmente tras la Segunda Guerra Mundial ahí estaban los marxista-leninistas como Klement Gottwald, o Bolesław Bierut que una vez acabada la etapa antifascista que ineludiblemente se les había impuesto en su país, se lanzaron a la toma de poder e iniciaron la construcción socialista según mandaba el VIIº Congreso de 1935; y allí están los elementos del tipo dos que comentábamos antes, que vacilaron en tomar el poder durante la Segunda Guerra Mundial o después, como Maurice Thorez o Palmiro Togliatti y por ello fueron criticados en la Conferencia de fundación de la Kominform en 1947 por albergar ilusiones reformistas, teniendo los delegaciones franceses e italianos que realizar autocrítica, teniendo que volver a mantener posiciones aparentemente correctas y teniendo por último Thorez y Togliatti que esperar a mejores tiempos para exponer sus ideas reformistas que les permitieran revisar al marxismo sin problemas sin esconderse y de modo abierto. Por eso estos tres desviacionistas, a partir de 1953 se felicitarían el uno al otro por la creación de la «vía específica al socialismo» adoptada en su respectivos países, por eso los tres aceptaron las tesis del XXº Congreso del PCUS de 1956, por eso los tres criticaron a la Komintern responsabilizando a Stalin por sus propios fallos, y criticando la labor de la Kominform y reconciliándose con el revisionismo yugoslavo. Estas son las razones irrefutables de que tanto Mao Zedong como Togliatti o Thorez se esperarían a tiempos más oportunos y presentarían de forma abierta y sin máscara sus escritos, sus informes, y sus libros exponiendo su odio hacía Stalin, la Komintern y el marxismo-leninismo, y revelando nunca entendieron ni aceptaron de buen grado las decisiones y resoluciones de la Komintern y sus congresos, no teniéndose porque responsabilizar a la Komintern ni a nadie de sus desviaciones más que a ellos. Por último ahí estaban los elementos marxista-leninistas como Joan Comorera o Pedro Checa que con gran empeño aumentaban los esfuerzos para elevar la formación ideológica de los cuadros del partido y la suya misma, viéndose que por ejemplo vertieron todos los conocimientos que tenían e iban aprendiendo para aplicarlo para luchar hasta el último aliento por conseguir un partido de estructura organizativa e ideológica tipo marxista-leninista según las tesis del VIIº Congreso de la Komintern de 1935; y por otro lado vemos a elementos del tipo tres de los ya antes citados, que sin formación política y auténticos inútiles teóricos como Santiago Carrillo, que una vez criticando, otras falsificando, las tesis del VIIº Congreso de la Komintern de 1935 y sin tener una compresión clara de que era y debía ser el partido comunista como tal, aceptaron las tesis de los diversos revisionistas sobre el partido, e incluso llegando el caso de que estos fofos ideólogos sin formación, una vez llegados a la cima del partido, crearan incluso sus propia doctrina revisionista respecto a cómo tratar el partido, con sendos despropósitos teóricos por supuesto.

Como hemos demostrado y como el mismo Enver Hoxha concluyó en su día con toda justeza en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania de 1976. La burguesía y cualquiera de sus variantes ideológicas como puede ser el revisionismo, siempre han tenido y tendrán una actitud hostil hacia la Komintern, albergando un odio incurable hacia la Komintern, e inventándose todo tipo de calumnias bien de derecha bien de izquierda para denigrarla, ya que saben bien que la Komintern, sus partidos, y sus probados honestos miembros fieles al marxismo-leninismo, entre sus objetivos siempre han apuntado a acabar con todos ellos:

«Los revisionistas y la burguesía atacaron ferozmente el gran trabajo de la Komintern, precisamente porque creó y desarrolló los partidos comunistas del mundo, que han educado a millones de trabajadores para luchar contra la burguesía sus propios países para evitar perpetuar su dominación». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1976)

Recomendamos precisamente la obra del marxista-leninista albanés Shyqri Ballvora: «La importancia histórica de la Komintern en la denuncia y exposición de los revisionistas y su papel y lugar en la historia» de 1984, donde se explican y refutan las tesis de los revisionistas sobre la historia de la Komintern.

3) La edición original del informe que se ha tomado como referencia, y su porqué:

Añadir como curiosidad que el presente informe esta tomado de ediciones originales en español de 1935. Ya que usualmente, las versiones que se pueden ver en internet de este informe son de 1954, o ediciones posteriores, y al igual que su informe al Vº Congreso del Partido Obrero (comunista) Búlgaro de 1948, los revisionistas en versiones posteriores a 1953 amputan a propósito ciertas referencias o citas que demuestran la adhesión de Georgi Dimitrov a la obra de Iósif Stalin. 

El búlgaro Georgi Dimitrov fue uno de los mayores marxista-leninistas que ha visto nacer no sólo la clase obrera búlgara, sino el proletariado mundial. Para mala fortuna nuestra, y como hemos advertido siempre, su obra ha sido retocada, alterada, sus tesis distorsionadas y manipuladas hasta la saciedad. Esto es comprensible si se sabe que el revisionismo búlgaro liderado por Todor Zhivkov se encargó de censurar muchas de sus obras o de omitir frases o capítulos comprometedores para la camarilla revisionista. Por eso los zhivkovistas presentan a Dimitrov como un adocenado liberal, como hizo Karl Kautsky con Karl Marx, por eso los revisionistas eurocomunistas, algunos de ellos como Palmiro Togliatti veteranos dirigentes de la Komintern durante la etapa que la comandaba Dimitrov e incluso desde la época de Lenin, pretenden presentarse como conocedores de la verdadera teoría y práctica dimitrovista, para justificar sus planteamientos socialdemócratas contra los que toda la vida lucho Georgi Dimitrov. Por eso los revisionistas chinos más antistalinistas presentan a Dimitrov como un «esquemático stalinista» que como decía Mao Zedong de Iósif Stalin «no podía ver más allá de sus limitaciones por su metafísica». Los revisionistas yugoslavos presentaron a su muerte, en contubernio con los zhivkovistas, que querían restablecer relaciones con ellos, un esquema de un Dimitrov titoizado, afirmando: ¡que «Dimitrov tenía contradicciones con Stalin», especulando que estuvo a punto de saltar contra el «atropello stalinista», otros incluso afirmaron que efectivamente se habría opuesto a Stalin, que incluso su muerte sería la consecuencia de la oposición a Stalin!, todo ello, pese a que haya documentos registrados como el encuentro tripartito de 1948 entre búlgaros, yugoslavos y soviéticos que lo desmientan, o pese a que el propio Georgi Dimitrov se sumara a la Kominform y condenase al titoismo como desviación nacionalista y derechista, y le regalara «cariñosos» epítetos en los plenos y congresos del partido de 1948, y aunque exista una de sus últimas cartas de 1949 ya gravemente enfermo en Moscú, afirmando que el búlgaro titoista Traycho Kostov no debería tener piedad, ¡pero ya se encargarían los revisionistas búlgaros de ocultarnos estos documentos! Rescatar este documento por tanto, es un humilde homenaje a él y a la labor de la Komintern.

Notas:

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