jueves, 27 de febrero de 2014

Las falsificaciones maoístas en el ámbito del conocimiento; Vasillaq Kureta, 1984


«La teoría del conocimiento es otro dominio de la filosofía que a propósito Mao Zedong y los actuales revisionistas chinos han especulado intentando falsificar la filosofía marxista-leninista.

Según los revisionistas chinos, Mao Zedong, como en otras cuestiones, habría aportado su «importante contribución» a la cuestión de la teoría del conocimiento, y habría permitido un «profundo desarrollo» de ésta. Sus teorías y sus tesis serían «desarrolladas» en obras como: «Sobre la práctica» de 1937, y «¿De dónde provienen las ideas correctas»? de 1963.

El análisis de las concepciones teóricas maoístas sobre el problema de la teoría del conocimiento y, sobre todo, la nociva acción de su puesta en práctica, muestra claramente que estos conceptos están al servicio de los intereses de clase de la pequeña burguesía y de la burguesía china. Sirvieron pues, a los objetivos pragmáticos del grupo dominante en el poder.

Los conceptos maoístas de la teoría del conocimiento están alejados de la teoría materialista dialéctica del conocimiento. Existe un contraste radical de principio entre ellas. Mao Zedong trató la teoría del conocimiento a partir de posiciones subjetivistas, metafísicas y mecanicistas, eclécticas y pragmáticas.

a) Mao Zedong falsificó la noción marxista-leninista de proceso del conocimiento

En las obras: «Sobre la práctica» de 1937, y «¿De dónde provienen las ideas correctas»? de 1963. Mao Zedong se detiene sobre los problemas del proceso del conocimiento, pero los trata a partir de posiciones metafísicas.

Como fenómeno social, el conocimiento es un proceso complejo que comprende numerosos eslabones y grados, y se desarrolla constantemente haciéndose más profundo. El conocimiento se granjea a través de las relaciones orgánicas establecidas entre sus elementos sensibles y racionales. Así, los sentidos y la razón trabajan juntos en el curso de este proceso exprimiendo mucho más la diferencia entre las sensaciones y las percepciones humanas y las animales. Cuando el hombre recibe estímulos por la percepción, su razón no pasa inactiva en el proceso. Por otra parte, cuando razona, el hombre piensa a partir de los datos abastecidos por sus órganos sensitivos. Sobre esta base y gracias a la práctica, el conocimiento se profundiza gradualmente, y del conocimiento empírico viene el conocimiento teórico, enriqueciendo las teorías existentes y creando las nuevas teorías.

Dividir el único proceso del conocimiento en empirismo y racionalismo, es decir en el hecho de considerar unilateralmente como absolutos los datos de los sentidos o los del pensamiento abstraído en el curso de este proceso, constituye una característica clásica de la filosofía premarxista. Los fundadores de la filosofía marxista-leninista trataron de manera materialista-dialéctica el proceso único del conocimiento, criticando los conceptos idealistas y metafísicos. Lenin caracterizó así este progreso dialéctico:

«De la intuición viva al pensamiento abstracto, y de éste a la práctica: tal es el camino dialéctico del conocimiento de la verdad, del conocimiento de la realidad objetiva». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Cuadernos filosóficos, 1915)

En oposición total con la dialéctica marxista, Mao Zedong escinde de manera metafísica el proceso dialéctico del conocimiento en dos etapas a las cuales atribuye una existencia independiente, en sí. Esta división es de hecho una vuelta al diseño filosófico premarxista, aunque los revisionistas chinos hubieran proclamado que se trataba de un «descubrimiento» de Mao Zedong.

Según éste, el primer grado del conocimiento es el de la «percepción sensible», «sensaciones y representaciones». Según Mao Zedong, la sensación, la percepción existen, pero sin la razón. En cuanto al concepto leninista de: «intuición viva», no lo identifica con las sensaciones, las percepciones, las representaciones, pero ello representa la propia unidad dialéctica y orgánica del elemento sensible y del elemento racional.

Mao Zedong llama al segundo grado del conocimiento el de los conceptos, los juicios y las deducciones. Este grado también tiene la existencia de un concepto maoísta independiente. En este concepto, la razón, el pensamiento abstracto constituye en sí mismo un cierto grado de conocimiento:

«La expresión de la Crónica de los tres reinos: «Frunció el entrecejo y le vino a la mente una estratagema», o la del lenguaje corriente: «Déjeme reflexionar», significan que el hombre, empleando conceptos en el cerebro, procede al juicio y al razonamiento. Esta es la segunda etapa del conocimiento». (Mao Zedong; Sobre la práctica, 1937)

De esta manera, el sentimiento, el conocimiento sensible se separa de la razón, del conocimiento racional. Esta es una distorsión de la esencia del proceso de conocimiento, una negación de su carácter social.

Cuando el hombre conoce las cosas, los fenómenos, la realidad objetiva, adquiere un saber. Sin saber, no hay conocimiento. Pero la formación del saber, su formulación, su fijación y su expresión se efectúan tratando la experiencia sensible por medio de los métodos y las formas de la lógica. Lenin dijo que la forma del reflejo de la materia en el conocimiento humano, eran justamente los conceptos, las leyes, las categorías, etc.:

«El hombre no puede captar = reflejar = [reproducir] la naturaleza como un todo, en su integridad, su «totalidad inmediata»; sólo puede acercarse eternamente a ello, creando abstracciones, conceptos, leyes, una imagen científica del mundo, etc». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Cuadernos filosóficos, 1915)

Precisamente es porque el hombre obra con la razón que puede comprender las cosas, los objetos o los fenómenos que siente y percibe. Los datos que le abastecen sus órganos sensitivos constituyen el contenido de saberes de diferentes niveles. Así, el concepto materialista-dialéctico no escinde el proceso único del conocimiento en conocimiento sensible de una parte, donde la razón estaría ausente, y en pensamiento abstracto por otra parte, de donde lo sensible sería excluido. Esto no significa que con la existencia de grados de conocimiento, los niveles de conocimiento se nieguen. El saber va haciéndose más profundo y ensanchándose sin cesar. No hay que confundir pues el proceso único del conocimiento con el nivel del saber alcanzado en un momento dado o una etapa determinada de este proceso. Para Mao Zedong al contrario, la unicidad del proceso del conocimiento es formal, ya que para él de hecho en su primera fase inferior, el conocimiento solo es sensible, y se vuelve racional solo en su segunda fase superior:

«En la etapa inferior, el conocimiento se manifiesta como conocimiento sensorial y, en la etapa superior, como conocimiento lógico, pero ambas son etapas de un proceso cognoscitivo único. (...) La sensación sólo resuelve el problema de las apariencias; únicamente la teoría puede resolver el problema de la esencia». (Mao Zedong; Sobre la práctica, 1937)

Lamentablemente para Mao Zedong, la sensación es separada de la razón y las dos trabajan de manera diferente e independiente la una de la otra.

Sabemos que el conocimiento se hace más profundo sobre el camino que lo conduce desde los fenómenos hasta la esencia de las cosas y de los hechos. El fenómeno y la esencia precisamente constituyen momentos determinados del conocimiento. Pero esto no significa de ningún modo que el conocimiento del fenómeno por las sensaciones no apele a la razón, o que la razón sola permita conocer la esencia sin los datos de los órganos de los sentidos. Este corte en dos del proceso de conocimiento es una forma de metafísica:

«La esencia aquí es que tanto el mundo de los fenómenos como el mundo en sí son momentos del conocimiento de la naturaleza por el hombre, etapas, alteraciones o profundizaciones –del conocimiento–». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Cuadernos filosóficos, 1915)

Este concepto leninista del proceso del conocimiento es dialéctico. Lenin no considera de ningún modo la aprehensión del fenómeno como que es la obra de las solas sensaciones o percepciones sin intervención de la razón, ni considera la aprehensión de la esencia de las cosas o hechos como algo separado de la razón. Lenin contempla la adquisición de datos sobre los fenómenos así como la aprehensión de la esencia de las cosas o de los hechos como la obra del conocimiento como unidad del elemento sensible y del elemento racional, los cuales toman su origen en la práctica social material. Así es como el conocimiento se hace más profundo continuamente.

Mao Zedong separa de manera metafísica el fenómeno de la esencia, se esfuerza por enlazar lo sensible y lo racional intercalando entre ellos un salto. En efecto, llama «salto» al paso de lo sensible a lo racional. Luego según él, cuando se pasa a la práctica, otro «salto» se efectúa. Así el proceso del conocimiento se resume según Mao Zedong en el esquema siguiente: sensible - salto - racional - salto - practica - salto, etc. y así sucesivamente, sin fin:

«Al acumularse cuantitativamente este conocimiento sensitivo se producirá un salto y se convertirá en conocimiento racional, en ideas. (...) Después de las pruebas de la práctica, el conocimiento de la gente realizará otro salto, que es más importante aún que el anterior». (Mao Zedong; ¿De dónde provienen las ideas correctas?, 1963)

La escisión metafísica y mecanicista del proceso único del conocimiento conduce a Mao Zedong a que lo considere como un proceso por saltos. De hecho, él mismo confunde la cuestión de la fuente del saber y el problema del proceso del conocimiento. Es verdad que la sensación y la percepción, las formas del reflejo sensible, difieren de formas del reflejo racional, tales como los conceptos, los juicios y el raciocinio. Pero el conocimiento es un proceso que no puede realizarse separando las formas del reflejo sensible en sí de las formas del reflejo racional. Cuando el proceso del conocimiento se hace más profundo, el conocimiento sufre cambios cualitativos, se enriquece del contenido del saber y de las verdades objetivas, las viejas teorías desaparecen y se crea una teoría nueva. En el proceso del conocimiento, los saberes se vuelven siempre más profundos y más completos. Pero este saber no puede granjearse bajo formas del reflejo sensible separadas de las formas del reflejo racional y no directamente atadas a la práctica. El concepto maoísta elimina la base, el fundamento, la fuente del conocimiento, la fuerza que lo provoca y la empuja a seguir sin más adelante: la práctica. En la concepción maoísta, el yo sensible, el pensamiento abstracto y la práctica se separan. El hecho es por lo tanto, negar los elementos que realizan el conocimiento sensible y racional con la práctica como base. Pese a que es así como se realiza el conocimiento, que se verifica el saber, que se alcanza la verdad objetiva.

La verdad, dice Lenin, es un proceso. De la idea subjetiva el hombre alcanza la verdad objetiva por medio de la práctica. Pero precisamente, la separación de manera metafísica y mecanicista lo sensible de lo racional, las formas del reflejo sensible de las formas del reflejo racional, el fenómeno de la esencia, conduce a que Mao Zedong separe el conocimiento de la práctica. Cuando Mao Zedong llama primer grado del conocimiento al grado de las sensaciones deja en el olvido la práctica. La separación del proceso del conocimiento efectuado por Mao Zedong se posiciona irreversiblemente en contradicción con la tesis de la filosofía marxista-leninista sobre la práctica como la base del conocimiento. De hecho esta escisión maoísta es la negación de esta tesis esencial del materialismo-dialéctico.

Mao Zedong trata el proceso del conocimiento de modo completamente vulgar. En su obra ya citada: «¿De dónde provienen las ideas correctas?» de 1963, formula la idea que el primer grado del conocimiento es el del paso:

«Que conduce de la materia objetiva a la conciencia subjetiva, de la existencia a las ideas». (Mao Zedong; ¿De dónde provienen las ideas correctas?, 1963)

Y considera luego el segundo grado como el del paso:

«Que conduce de la conciencia a la materia, de las ideas a la existencia». (Mao Zedong; ¿De dónde provienen las ideas correctas?, 1963)

Se resumiría su concepto propio de este modo:

«Al comienzo, el conocimiento es puramente sensitivo. Al acumularse cuantitativamente este conocimiento sensitivo se producirá un salto y se convertirá en conocimiento racional, en ideas. Este es el proceso del conocimiento. Es la primera etapa del proceso del conocimiento en su conjunto, la etapa que conduce de la materia objetiva a la conciencia subjetiva, de la existencia a las ideas. (...) Luego se presenta la segunda etapa del proceso del conocimiento, la etapa que conduce de la conciencia a la materia, de las ideas a la existencia». (Mao Zedong; ¿De dónde provienen las ideas correctas?, 1963)

Mao Zedong opera pues con los conceptos hegelianos de «materia objetiva» y «espíritu subjetivo», apuesta como Hegel a: «la transformación de la materia en espíritu» y del «espíritu a materia». Este concepto maoísta es una deformación del problema del objeto y del sujeto del conocimiento. Todo esto traduce la ignorancia filosófica de Mao Zedong, la mezcla ecléctica que efectúa con las principales corrientes filosóficas.

Para el materialismo-dialéctico el objeto del conocimiento no es la materia en general, la realidad objetiva en general, sino solo la parte de la realidad objetiva de las cuales se aplica la práctica social. Por el contrario, el sujeto del conocimiento no es la conciencia, el espíritu subjetivo, sino el hombre, la sociedad humana. Por otra parte el conocimiento es el reflejo por el lado subjetivo del conocimiento, teniendo como base la práctica, los lados o las relaciones de la realidad objetiva. En este reflejo son producidos bajo la forma de figuras ideales las cosas, su carácter y sus relaciones objetivas. El concepto maoísta de: «transformar la materia en espíritu» es de hecho una deformación vulgar del concepto materialista-dialéctico del reflejo.

La conciencia y el conocimiento están indisolublemente atados pero no son la misma cosa. En la conciencia del hombre, el saber constituye el núcleo. Pero en la estructura de la conciencia humana existen también otros elementos. De ese modo, la identificación por Mao Zedong del «espíritu» con conocimiento niega esta diferencia y al mismo tiempo deforma el mismo concepto propio del conocimiento y su contenido.

Para dejarlo claro, según la gnoseología marxista-leninista, el conocimiento es el resultado de la acción recíproca del sujeto y del objeto del conocimiento teniendo como base la práctica. En esta cooperación, el sujeto del conocimiento adquiere saber sobre el objeto del conocimiento, reflejándolo. Pues no existe la menor: «transformación de la materia en espíritu» ni «del espíritu en materia», pero se produce el reflejo de las propiedades, los aspectos, las características, los lazos de las cosas y de los objetos. Por otra parte, realmente se produce un cambio en el curso del proceso del conocimiento, pero se trata del paso del conocimiento de los fenómenos al de la esencia de las cosas o de los hechos dados. Este cambio no es súbito y el conocimiento de la esencia de las cosas o de los hechos es un proceso que se hace más profundo constantemente de un grado al otro. Es así, en la dialéctica del conocimiento según Lenin:

«El pensamiento humano se hace indefinidamente más profundo, del fenómeno a la esencia de la esencia de primer orden por así decirlo, a la esencia de segundo orden, y así hasta el infinito». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Cuadernos filosóficos, 1915)

b) Mao Zedong deforma el concepto marxista-leninista de la práctica y de la unidad teoría-práctica


En los escritos y el discurso de Mao Zedong, la noción de práctica es utilizada abundantemente y la exigencia del lazo entre la teoría y la práctica es mencionada. En la práctica, ha tomado prestado de la filosofía marxista-leninista la tesis según la cual: la práctica debe ocupar el primer sitio, que es la base del conocimiento, la fuente del conocimiento y el criterio de la verdad. Pero la cuestión no debe ser vista de manera formal, como un eslogan. Es especialmente importante aclarar lo que Mao Zedong entendía por la práctica. El análisis de este problema indica claramente que el concepto maoísta de práctica proviene del materialismo espontáneo y vulgar entrelazado por el idealismo subjetivo y el pragmatismo.

Para Mao Zedong, la práctica es una acción operada por la voluntad humana. Reduce la práctica a la experiencia personal del hombre, a la actividad individual, denegándole así todo carácter objetivo y social en sí. Este concepto concibe primero la práctica como una actividad subjetiva del hombre, es decir, como para Hegel, la realización de la idea. Identificando práctica y experiencia personal e individual, Mao Zedong contempla la práctica como una actividad individual, como una actividad subjetiva, como la realización de las ideas humanas y de la voluntad. Esta opinión constituye una negación abierta del carácter objetivo, material y social de la práctica. Para Mao Zedong, en el curso del proceso del conocimiento, todo está bajo la dependencia de la experiencia personal y es la experiencia personal e individual la que sirve de base para conocer, para alcanzar la verdad, «para volverse revolucionaria». Aun cuando a partir de los contenidos de la práctica menciona la actividad productiva, la actividad política y la experimentación científica social, Mao Zedong reduce la práctica a una acción particular, a una experiencia personal de un individuo o a una acción definida de un grupo particular. El hombre o el grupo determinado son concebidos en este caso de manera abstracta, el hombre no es visto como un ser social, como miembro de una sociedad y de una clase determinada. El hombre social que actúa sobre la realidad objetiva adquiere una experiencia individual. Esto no puede ser negado, pero el hombre es ante todo un ser social, un portador de relaciones sociales determinadas. En la sociedad dividida en clases no hay hombre que se sitúe por encima de las clases o aparte de las clases. De ese modo, la práctica es la actividad material y social de hombres y de las clases determinados para transformar la naturaleza y la sociedad.

La práctica y el conocimiento son atados orgánicamente de manera dialéctica. Pero la práctica está en la base de esta relación dialéctica, es la base del conocimiento, la fuente del saber, la fuerza que empuja adelante el conocimiento. Es por eso que Lenin subraya que:

«La práctica es superior al conocimiento –teórico–, porque posee, no sólo la dignidad de la universalidad, sino también la de la realidad inmediata». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Cuadernos filosóficos, 1915)

El conocimiento no puede obtenerse aparte de la práctica, mientras que Mao Zedong opone el uno al otro y niega el lazo dialéctico entre ellos:

«Practicar, conocer, practicar otra vez y conocer de nuevo. Esta forma se repite en infinitos ciclos». (Mao Zedong; Sobre la práctica, 1937)

Esta, es una división mecanicista de la práctica y del conocimiento. Primero, la práctica como actividad material objetiva para nada es instintiva. La práctica es una actividad social y consciente de los hombres. De ese modo, la actividad material, la práctica social no está libre del conocimiento. Es un aspecto de la cuestión.

Por otra parte, la práctica y el conocimiento no constituyen dos dominios absolutamente separados que se sucederían en el espacio y el tiempo repitiéndose constantemente. Mao Zedong separa de hecho la práctica y el conocimiento en el espacio y el tiempo. Para él, al principio hay una práctica que libera al conocimiento, luego la práctica se termina y empieza el conocimiento, luego el conocimiento se termina y la práctica empieza de nuevo y el ciclo prosigue así sin fin. Esta es una forma mecanicista, un prima metafísico del concepto de la relación práctica-conocimiento.

Es verdad que la práctica social material es la base del conocimiento, la fuente del saber, el objeto del conocimiento, el dominio de aplicación del conocimiento y que, según este concepto se sitúa más alto que el conocimiento, que la teoría, que es el reflejo sintetizado por la práctica. Pero la teoría no sigue con ceguera a la práctica. Tiene una independencia relativa. Va y debe ir a la delante de la práctica. La oposición maoísta entre práctica y conocimiento no tiene en cuenta este aspecto importante de la relación. En el concepto maoísta la teoría no va a la delantera de la práctica. El diseño maoísta tampoco no tiene en cuenta otro aspecto esencial de la relación entre práctica y conocimiento. Pues la práctica y el conocimiento, en el concepto materialista-dialéctico no van unidos de modo externo y temporal, cíclico. La práctica encuentra constantemente al conocimiento, a cada uno de sus grados, a cada una de las etapas de su desarrollo. Teniendo como base la práctica nace el saber, se hace más profundo el conocimiento, se constituyen las teorías; teniendo como base la práctica se verifican y son corregidos el saber, las teorías; en la práctica se aplican éstas y a través de la práctica se efectúa el perfeccionamiento continuo del saber, del conocimiento, de la teoría. El conocimiento profundo de la realidad objetiva, el saber teórico, el paso del fenómeno a la esencia, el conocimiento de la necesidad y de las leyes tienen como fundamento la práctica. Mao Zedong ve en cuanto a el el paso del conocimiento a la práctica y de la práctica al conocimiento como que es el paso del espíritu a la materia y de la materia al espíritu, como el ensayo cíclico e infinito de esta transformación:

«A menudo sólo se puede lograr un conocimiento correcto después de muchas reiteraciones del proceso que conduce de la materia a la conciencia y de la conciencia a la materia, es decir, de la práctica al conocimiento y del conocimiento a la práctica». (Mao Zedong; ¿De dónde provienen las ideas correctas»? 1963)

De este modo, la materia se identifica con la práctica y el conocimiento con el espíritu –la conciencia–. La noción filosófica de materia tiene en verdad un contenido diferente de la noción de práctica. La noción de materia designa la realidad objetiva, que existe independientemente de la conciencia humana, mientras que la noción de práctica designa la actividad material de los hombres para conocer y transformar la naturaleza y la sociedad. La práctica es efectivamente objetiva, pero es la actividad social de los hombres como seres de razón. Mientras que la materia objetivamente existe, por fuera e independientemente de la conciencia del hombre.

Mao Zedong entonces deforma el contenido de la teoría marxista-leninista del conocimiento. Completamente en oposición de sus «teorizaciones» está entonces la teoría marxista-leninista del conocimiento, que como parte indisociable de la filosofía marxista-leninista posee un contenido muy vasto. Se debe incluir dentro de esta teoría el problema de la fuente y de la base del conocimiento que es la práctica, el problema del proceso dialéctico del conocimiento, el de la verdad objetiva, absoluta y relativa, el de la práctica como criterio de la verdad, etc.

c) Mao Zedong deforma el concepto marxista-leninista de la verdad objetiva, la relación entre la verdad absoluta y relativa, y el problema del criterio de la verdad

El concepto de Mao Zedong de la verdad, de su fuente y de su contenido es una forma de negación de la verdad objetiva. Según la dialéctica-materialista, la verdad objetiva es el saber, que coincide con la realidad objetiva, que no depende ni del hombre ni de la humanidad y se verifica en la práctica. Para Mao Zedong al contrario, el contenido del saber es subjetivo. Para él, la verdad depende de fines que se fijan los hombres, el interés y el provecho que obtienen. Para Mao Zedong, son verdad la teoría, el plan, la directiva que «conduce al fin fijado», que «provocan el éxito», que «producen los resultados esperados». La verdad según él no tiene un contenido objetivo independiente del hombre. Depende del sujeto, los fines y los intereses de los hombres o de los grupos sociales determinados. Este es un concepto pragmático de la verdad, una negación de su carácter objetivo.

Tratando de manera metafísica la relación entre la verdad y el error, Mao Zedong concibe la verdad como producto y resultado de los errores sobrevenidos en el proceso del conocimiento:

«Siempre existirán contrarios como lo correcto y lo erróneo. (...) La verdad se desarrolla en lucha con la falsedad». (Mao Zedong; Discurso ante la conferencia nacional del partido comunista de china sobre el trabajo de propaganda, 1957)

Intentando justificar esta idea, Mao Zedong utiliza su concepto filosófico de: «transformación en su contrario» de cada cosa. El conocimiento, el saber y la verdad son así, según él, el resultado de la acumulación cuantitativa ininterrumpida de errores que, en un momento determinado cuando se acumulan muchos se transforman en su contrario; es entonces como nace la verdad para él:

«Cuando se ha cometido demasiados errores, necesariamente las cosas pasan a su lado opuesto. Esto es marxismo. Una cosa se convierte en su contrario cuando llega al extremo; cuando los errores se han amontonado, no se hará esperar la llegada de la luz». (Mao Zedong; Algunas experiencias en la historia de nuestro partido, 1956)

Así según su concepto la verdad nace del error. Es verdad que los errores son una lección para el hombre, pero eso es otra cuestión. La fuente del saber del hombre es la práctica, la realidad objetiva. En el proceso del conocimiento, el hombre adquiere saber, que tiene el valor de la verdad relativa. El ahondamiento del proceso del conocimiento tiene como consecuencia el enriquecimiento del contenido de la verdad. Hay pues una relación dialéctica entre como diría Lenin:

«La relatividad de todo saber y el contenido absoluto de cada paso adelante del conocimiento». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Cuadernos filosóficos, 1915)

En su obra: «Materialismo y empiriocriticismo» de 1908, Lenin planteó el problema de la relación entre la verdad absoluta y la verdad relativa:

«1) ¿Existe una verdad objetiva, es decir, puede haber en las representaciones mentales del hombre un contenido que no dependa del sujeto, que no dependa ni del hombre ni de la humanidad? 2) Si es así, las representaciones humanas que expresan la verdad objetiva ¿pueden expresarla de una vez, por entero, incondicionalmente, absolutamente o sólo de un modo aproximado, relativo? Esta segunda cuestión es la cuestión de la correlación entre la verdad absoluta y la verdad relativa». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, 1908)

Lenin subraya el carácter objetivo de la verdad absoluta y de la verdad relativa. Concibe la relación entre los dos de manera dialéctica. Así como criterio de la diferencia y, al mismo tiempo, del lazo que existe entre ellas, Lenin toma el ahondamiento, el grado del resultado del saber, es decir si el saber refleja la verdad objetiva de golpe, de manera absoluta, o aproximadamente, de manera relativa.

Mao Zedong por otro lado se coloca sobre las posiciones del relativismo subjetivo. Él se acaba entregando a una interpretación metafísica del proceso del conocimiento, veamos un apunte:

«En realidad, el único planteamiento teóricamente justo de la cuestión del relativismo es el hecho por la dialéctica materialista de Marx y de Engels, y el desconocer ésta conducirá indefectiblemente del relativismo al idealismo filosófico». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Materialismo y empiriocriticismo, 1908)

Por ello es, que Mao Zedong cae en el idealismo, y deforma el concepto leninista de la relación entre la verdad relativa y la verdad absoluta:

«La suma total de las incontables verdades relativas constituye la verdad absoluta». (Mao Zedong; Sobre la práctica, 1937)

Mao Zedong reemplaza pues, la relación dialéctica por un lazo externo, no orgánico, o más exactamente divide esta relación de manera metafísica: para Mao Zedong, la verdad absoluta es una suma aritmética de las verdades relativas. ¿Cómo Lenin pone y concibe esta cuestión?:

«De la suma de verdades relativas en el curso de su desarrollo se forma la verdad absoluta». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, 1908)

Subrayando Lenin lo de: «en el curso de su desarrollo», Lenin exprime el concepto dialéctico del proceso del conocimiento, de la relación entre la verdad absoluta y la verdad relativa. El objetivo del conocimiento y su desarrollo sin fin apuntan pues al ahondamiento y al cumplimiento siempre empujado por la verdad relativa. Este concepto dialéctico del proceso del conocimiento, de la relación entre la verdad absoluta y la verdad relativa, está ausente por el contrario en el concepto maoísta. Al mismo tiempo, Lenin subraya otro aspecto de la unidad de la verdad absoluta y de la verdad relativa:

«Las verdades relativas son imágenes relativamente exactas de un objeto independiente de la humanidad; tales imágenes llegan a ser cada vez más exactas: cada verdad científica contiene, a despecho de su relatividad, elementos de verdad absoluta». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, 1908)

Distinguiéndose del concepto maoísta; subjetivista, pragmático y metafísico, el concepto leninista concibe pues, el saber relativo como la verdad objetiva admitiendo la unidad orgánica y dialéctica de la verdad absoluta y de la verdad relativa.

Lenin subrayaba que no había la verdad abstracta y que la verdad siempre es concreta. Mao Zedong especula también sobre ello. La deformación maoísta de esta tesis del materialismo-dialéctico vuelve a salir claramente de la interpretación metafísica de lo concreto, del absolutismo del individuo en relación general. Proclama que el individuo es fundamental, lo transforma en general a todo, donde arrastra a otros individuos, colocando así a la gente en general bajo la dependencia completa de lo concreto, del individuo. Mao Zedong considera lo general como algo abstracto, sin contenido. Por lo tanto de este concepto viene a afirmar que: «toda cosa extranjera debe ser rechazada», que la experiencia de otros, generalizada y sintetizada en los libros y en las teorías determinadas «no es válida». De ese modo, Mao Zedong utiliza sus propios principios filosóficos erróneos para justificar el curso revisionista seguido tanto en su política interior como en su política exterior para disimular su alejamiento total del marxismo-leninismo.

Mao Zedong deforma también la tesis de la filosofía marxista-leninista sobre la práctica como el criterio objetivo de la verdad. En su obra: «Sobre la práctica» de 1937, recuerda que la práctica es el criterio de la verdad, pero solamente hay que subrayar que Mao Zedong aprecia esta cuestión a partir de posiciones pragmáticas. Para él, la realidad concreta es siempre tal como el hombre la produce, para él, la realidad está sometida a la voluntad, a la fuerza humana. Por otra parte, como criterio destinado a probar si el saber es la verdad o no, si coincide con la realidad objetiva o no, Mao Zedong utiliza para este fin: el provecho, la utilidad, el éxito. Este punto de vista maoísta es idéntico al del pragmático estadounidense William James que decía que: «la verdad es lo que es útil». Así, según Mao Zedong, para distinguir la verdad de la no verdad, hace falta:

«Aplicar la teoría a la práctica y ver si conduce a los objetivos planteados». (Mao Zedong; Sobre la práctica, 1937)

Por tanto, es claro que Mao Zedong niega totalmente la objetividad de la verdad.

La práctica, como criterio objetivo de la verdad, demuestra si los conocimientos adquiridos coinciden o no con los propósitos y la realidad objetiva. Como decía Marx: «es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento». Pero según Mao Zedong, que el conocimiento sea verdadero o no, esto no es determinado por el hecho de que coincida con la realidad objetiva o no, sino por el hecho de que conduzca: «a los éxitos deseados». La comprobación de los conocimientos por Mao Zedong consiste en el hecho de saber si:

«Estas ideas, teorías, planes o proyectos a la práctica del mismo proceso objetivo alcanzan los objetivos planteados». (Mao Zedong; Sobre la práctica, 1937)

Afirma que si logramos el éxito que esperábamos –independientemente del hecho de que los conocimientos fueran verdaderos o no–, las ideas, teorías, planes o proyectos etc. entonces eran ciertos, verdad. Pero, una ideas, teorías, planes o proyectos determinados pueden ser deseables y útiles para un hombre determinado o un extracto social determinado y no ser verdad ni tener un carácter objetivo. De igual modo que una teoría verdadera puede no dar a lugar en un punto a resultado útil para un hombre o una clase determinada, y aun así esto no probaría que los conocimientos, teorías, y demás seguidos no hubieran coincidido con la realidad objetiva. Esto puede ser probado por la práctica. Por todo esto la lógica pragmática de Mao Zedong es una forma de justificación para sus «teorizaciones», así como también por otro lado, de sus prácticas contrarrevolucionarias frente a las clases explotadoras. Esto se encuentran en su política oportunista y pragmática seguida por él y que hoy en día es seguida aún por la dirección revisionista china.

Cuando los conocimientos, la teoría, un punto de vista determinado refleja correctamente la realidad objetiva, cuando la práctica prueba la veracidad de su contenido, entonces el éxito en la actividad humana sobreviene de este modo:

«Para el materialista, el «éxito» de la práctica humana demuestra la concordancia de nuestras representaciones con la naturaleza objetiva de las cosas que percibimos». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Materialismo y empiriocriticismo, 1908)

Mientras que para Mao Zedong el «éxito» es el criterio que distingue lo verdadero de lo falso:

«En general, los que resultan bien son adecuados, y los que resultan mal son erróneos». (Mao Zedong; ¿De dónde provienen las ideas correctas?, 1963)

Para Mao Zedong, los hechos cobran una gran importancia como portadores de la verdad. Lo que produce un resultado, como dice, que contiene la verdad. Si se juzga de esa manera, hay que entonces suponer que para el mismo objeto, el mismo fenómeno o la misma acción existen varias verdades. Es pues una barbaridad y una conclusión errónea contraria a lo que prueba la vida y la ciencia, contrario al análisis de la filosofía marxista-leninista sobre la verdad y la práctica, y su criterio único.

El concepto maoísta de esta cuestión se refleja en todo su esplendor en la línea política de los revisionistas chinos que toman por criterio de la verdad las ideas de Mao Zedong. Según ellos, cada tesis, cada acción que no coincide con las ideas de Mao Zedong no es justa, no es marxista, es contrarrevolucionaria. Así, la cuestión se pone de esa manera: conocimientos, tesis, puntos de vista son verdad si corresponden a las ideas de Mao Zedong; son erróneos cuando son contrarios. Para los revisionistas chinos:

«La actitud a adoptar hacia las ideas de Mao Zedong, su aceptación o negativa, ese hecho a favor o en contra, constituyen una piedra de toque que distingue a los verdaderos revolucionarios de los contrarrevolucionarios, el marxismo-leninismo del revisionismo». (Jifanjibao; el 7 de junio de 1966)

Tomemos otro ejemplo:

«Aprobamos y sostenemos, todo lo que concuerde con las ideas de Mao Zedong». (Hongqi, n° 8; 1967)

¡Según ellos, aquel que sostiene las ideas de Mao Zedong, aquel que sostiene la política y la actitud china: «está sobre la vía justa» y tiene la verdad de su lado!

Las ideas de Mao Zedong no tienen nada en común con marxismo-leninismo, con la verdad. Es más, como llevamos comprobando desde hace ya rato, son opuestas. Esto es un aspecto de la cuestión. El concepto de los revisionistas chinos que presentan las ideas de Mao Zedong como el criterio de la verdad es subjetivista, es una negación abierta de la tesis materialista-dialéctica sobre el criterio objetivo de la verdad, sobre la práctica como el criterio de ésta, así lo expresaba magníficamente Marx:

«Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, lo terrenal de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico». (Karl Marx; Tesis sobre Feuerbach, 1845)

Las ideas, las teorías no pueden servir como criterio de la verdad. Provienen de la práctica y se verifican en la práctica. Es cierto que este último no puede probar la veracidad de la representación humana en un momento dado, pero al final sigue siendo el criterio absoluto de la verdad. Mejor dicho el criterio objetivo de la práctica como diría Lenin es un medio poderoso para:

«Sostener una lucha implacable contra todas las variedades del idealismo y del agnosticismo». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Materialismo y empirio-criticismo, 1908)

El criterio de la verdad sufre una clara distorsión entre manos de los revisionistas chinos, a la hora de la evaluación de las ideas y posiciones particulares no sólo en la actitud hacia el pensamiento de Mao Zedong, sino también con respecto a China, al Partido Comunista de China, así como con respecto a aquellos a los que China llama sus enemigos, incluso si son solo temporales. Para Mao Zedong y los revisionistas chinos pensamiento actual o acción correcta es la que expresa su pleno apoyo al grupo maoísta, en resumen al Partido Comunista de China. Tal criterio demuestra el pragmatismo insistente de Mao Zedong y los dirigentes chinos actuales que siempre aspiraron a la hegemonía y a la expansión, a las alianzas y a los compromisos oportunistas contrarrevolucionarios, con el fin de la transformación de China en una gran superpotencia.

Subrayemos para concluir que no hay nada de nuevo nada original en la teoría maoísta del conocimiento, que está en desacuerdo completo con la teoría marxista-leninista del conocimiento. La «teoría» maoísta del conocimiento ha sido amontonada uniendo de manera ecléctica conceptos extractos prestados: de la teoría marxista-leninista del conocimiento, del materialismo premarxista, de la filosofía idealista y del pragmatismo. No hay que asustarse pues, que estas ideas anti-marxistas sirvieran en su día y continúen sirviendo hoy también a los revisionistas chinos para su política contrarrevolucionaria interior y exterior». (Vasillaq Kureta; La esencia antimarxista de las concepciones filosóficas del pensamiento Mao Zedong, 1984) 

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