miércoles, 28 de mayo de 2014

martes, 27 de mayo de 2014

Crítica al artículo: «Podemos» irrumpe con fuerza en el panorama político español; Equipo de Bitácora (M-L), 2014

Se suceden los argumentos optimistas al respecto de la irrupción de «Podemos» dentro del panorama político español, dentro del ejercicio electoral de la democracia burguesa diseñada por los herederos de la franquismo de la mano de los eurocomunistas, y todos los grupos políticos extra e intraparlamentarios que dieron por buena aquella etapa, que la historia burguesa doméstica llamó «transición»; y en efecto fue una transición, pero que se desarrolló desde la dictadura abierta fascista a la democracia burguesa-monárquica, ambas expresiones de la dictadura de la burguesía imperante. Expliquemos varias cosas que hoy acontecen con este artículo de José M. Torres:

1. Hoy como ayer los grupos de «izquierda» se declararon sin más vencedores de dicho proceso al verse tomando parte del nuevo régimen político que estaba construyendo la burguesía; se olvidaron de la lucha de clases y ya solo aspiraron a la reforma del sistema, tomando todos ellos, quiérase o no, los mismos patrones del revisionismo eurocomunista de Santiago Carrillo a la hora de posicionarse sobre «democracia»«libertad»«socialismo» y demás. En la actualidad muchos han renunciado oficialmente al marxismo, otros lo siguen bastardeando, el caso es que como decimos olvidan el axioma del marxismo-leninismo sobre la lucha de clases, y siguen dando por bueno el actual sistema capitalista y burgués en España, al cual solo aspiran ya a «mejorarlo», pero sin hablar ya –como ellos dicen– de «los viejos dogmatismos de la dictadura del proletariado, lucha de clases, hegemonía de la clase obrera», etc».

2. En consecuencia el autor del documento a continuación se equivoca –esperemos que sea eso y no deliberado–, la puerta no se ha abierto, sencillamente el sistema ha permitido que otro partido más se sume a la fiesta de los buitres, en este caso uno con una ideología ecléctica como buen partido revisionista de tintes reformistas-socialdemócratas que es, aunque cabe destacar que presenta claras tendencias trotskistas y anarquistas que también son evidentes para todos. ¿Alguien cree que en la actual democracia burguesa, un partido con planteamiento revolucionario, verdaderamente revolucionario, no sería bloqueado por todos los medios como se ha demostrado históricamente? ¿Alguien cree que el «cambiemos Europa» de Podemos es una posibilidad medianamente real bajo la democracia burguesa? ¿No se observa acaso el discurso reformista que ya elevó a dogma la socialdemocracia? ¿Cuál es el próximo paso, tratar de reformar la OTAN «desde dentro»? ¿Se les ha olvidado que por ejemplo los llamados «verdes» llevan décadas metidos en el Parlamento Europeo gritando esa misma consigna de cambio sin lograr ningún cambio cualitativo? Sino pregúntenle al anarco-trotskista Daniel Cohn-Bendit si se ha logrado tal hito.

3. Recapitulando. ¿Alguien cree que en la actual democracia burguesa, donde los medios de producción y por tanto también la mayoría de la prensa son de dominio burgués, un partido con planteamiento revolucionario, verdaderamente revolucionario, que supusiese una amenaza seria para el sistema, no sería directamente censurado y difamado en vez de impulsar su voz y ser criticado en los medios de (in)comunicación como lo es Podemos? ¿No estaría la oligarquía jugando con fuego si accediese a los revolucionarios a explicar su visión a las masas? Y es ahí que encontramos otro dato interesante. ¿Como es normal que un partido relativamente pequeño y nuevo como «Podemos» que se jacta de no necesitar a los poderosos tiene el poder económico de llegar a literalmente empapelar ciudades enteras? ¿Cómo se financia dicha organización o quién la financia? ¿Cuál es el motivo por el que «Podemos» y su líder han sido visibilizado enormemente por esos medios que de hecho no están interesados en una reforma del sistema y mucho menos en una revolución? ¿Cómo es que Intereconomía –entre otros órganos de la ultraderecha– le prestó sus tribunas al susodicho en variadas ocasiones? ¿Alguien cree que si Pablo Iglesias fuera en realidad un factor proletario en la lucha de clases, este tendría esos espacios a su disposición parcial o total? Obviamente son preguntas retoricas señores. Nosotros le respondemos al autor. Sencillamente «Podemos» se ha prestado al sistema para fracturar el piso electoral y el posible crecimiento exponencial de Izquierda Unida (IU) ante la debacle del bipartidismo dominante del Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Y no es que IU nos parezca mejor opción –y dudamos seriamente que pudiera asimilar el descontento de las masas por el periodo de crisis y estancamiento interno que arrastra, pero analizando el bipartidismo, el triunfo o el elevamiento de esa fuerza política hubiese significado para empezar el posible fin del mismo que lleva imperando desde los años 80, siendo una muestra de que las masas han avanzado políticamente, aunque sea mínimamente, en sus posiciones ideológicas, aunque como sabemos –y he aquí lo que olvidan los oportunistas– el problema no es tanto el bipartidismo como el sistema, que es capaz de fabricar o adaptarse a otras organizaciones no tradicionales si así lo necesitase la burguesía.

4. Como curiosidad de la crisis interna que está sufriendo el capitalismo español –como en otros países europeos–, ha hecho como decíamos, que las elecciones europeas hayan significado una victoria del Partido Popular –partido en el gobierno–, seguido del Partido Socialista Obrero Español, las dos cabezas gobernantes de hace veinte años; pero han mantenido su status a costa de perder 5 millones de votos, en beneficio de otros partidos como Unión Progreso y Democracia, Izquierda Unida, Podemos,  Esquerra Republicana de Catalunya. Como curiosidad al lector, que el desastre gubernamental llevado a cabo por las últimas legislatura –la del Partido Socialista Obrero Español con Zapatero y la actual del Partido Popular con Rajoy,  ha hecho, que se pase de las últimas elecciones al Parlamento Europeo de 2009, en el cual tenían entorno al 80% de los votos entre los dos partidos, a un 50% actual en las elecciones de 2014, lo que muestra la inutilidad de los últimos gobiernos para resolver los problemas y mantener la confianza de sus votantes. Y como más dato y curiosidad, partidos a la deriva, como Izquierda Unida o Esquerra Republicana de Catalunya –que se presentan como partidos de izquierda, los cuales gracias a su floja propuesta de aquellos años, insustancial de cara a las masas, habían cosechado: Izquierda Unida un 3.7% –en coalición en La Izquierda–, y Esquerra Republicana de Catalunya 2,5% –en coalición en Europa de los Pueblos - Verdes–. Si miramos en estas elecciones, han sacado: Izquierda Unida 10%, y Esquerra Republicana de Catalunya en coalición en L'Esquerra pel Dret a Decidir– un 4.5%. Estos datos indican, que la ruinosa política del bipartidismo ha hecho renacer a partidos desacreditados que estaban al borde de su autodisolución.

5. En cuanto al artículo, se nota que el autor sabe poco o nada del argumento postmoderno de Pablo Iglesia y «Podemos», cuyo discurso no solo recoge tesis de Foucault, Sartre, del estructuralismo y neoestructuralismo etc. sino que se atreve a hacer propios muchos argumentos del tristemente célebre Fukuyama, e incluso hace bandera del «fordimos» elevándolo a categoría filosófica por su postmodernismo, y de este modo poder reforzar su manido argumento encaminado a disipar, a arrancar, el papel histórico del proletariado en la construcción del socialismo.

6. Pese a lo que digan los ilusos, Podemos no puede servir para proponer o hacer nada que no se haya visto en otros partidos de corte reformista con sus sonados fracasos [véase lo que ocurrió con sus aliados internacionales de Syriza en el gobierno durante 2015-2019 y la justificación de Podemos a las traiciones hacia el pueblo griego], sus propuestas no se salen de los límites del sistema actual, pero es que ni siquiera cumplirán los aspectos más progresistas de su programa, y ni mucho menos harán otras cosas que sus seguidores fantasean [y que sus líderes no quieren ni oír hablar de ello]. Pongamos unos breves ejemplos de estas ilusiones. Hay quienes dicen que Podemos es un «frente de varias organizaciones y corrientes de izquierda», serviría para «poner freno a los grandes monopolios», que «podría sacarnos de la OTAN» [cuestión que Podemos ya no cuestiona], que «podría proponer sobre la mesa una lucha contra la monárquica corrupta» [algo que Podemos también ha olvidado], que «acercaría a los obreros al comunismo» [ahora se reconocen abiertamente como socialdemócratas]. Esta gente en efecto no conoce ni ha estudiado las obras del comunismo, ni la propia historia del movimiento obrero de su país. Uno de los requisitos básicos para que triunfe un frente anticapitalista, es la existencia de un partido comunista, que si bien puede que no sea vanguardia al inicio, intentará ganarse tal posición por su línea política ante las masas trabajadoras, precisamente apoyándose en los obreros cansados de las bonitas palabras de los reformistas, y de la incapacidad de su dirigencia reformista de romper la colaboración de clase con la burguesía y su sistema, que no los libra de la explotación. Delegar en manos de reformistas y organizaciones de este tipo cuestiones como poner freno a los grandes monopolios y salirse de la OTAN... es un verdadero acto de fe sin respaldo en la historia. Ahí tenemos la actuación del PSOE de González con la OTAN. Lo mismo cabe decir de las promesas del PCE de Carrillo-Ibárruri de luchar contra la monarquía. ¿Tanto tiempo han pasado de estas traiciones para que la gente se deje engañar de nuevo? Más bien habría que decir que se ha hablado muy poco de ellas. Por último, ¿quién va a «enseñar» marxismo al obrero, el partido de Pablo Iglesias que alaba el trotskismo y el «socialismo del siglo XXI» mientras ataca frontalmente el «dogmatismo de Lenin y Stalin»? ¿Una agrupación que rechaza el centralismo democrático en favor del fraccionalismo y el eclecticismo ideológico? Una organización así no solo no va al socialismo, no va con seguridad ni a la vuelta de la esquina. Sigan soñando. [Los corchetes son notas de 2019]


7. Pero como vemos, su necedad no llega ahí, hay quienes todavía incluso dicen que su programa 
–el de Podemos– es revolucionario, marxista-leninista. Estos que se excitan con el programa de este nuevo partido carecen de todo conocimiento de marxismo. ¿Todavía igualmente estos autodenominados marxistas, no conocen que el sistema político parlamentario multipartidista no es un órgano completo ni real para que las masas populares ejerzan su poder político como sí defiende Podemos? ¿No han aprendido que la burguesía nacionaliza cuando le viene bien –como en sectores objetivamente caros– sectores estratégicos de la economía y no por ello establece el socialismo, sino un simple capitalismo de Estado y que el programa de Podemos no sale de ese marco? ¿Aún no se han enterado que no puede existir neutralidad en el ámbito de la lucha ideológica como la educación como propaga, no saben que jamás podrá haber una lucha igualada en el capitalismo en cuanto a prensa y extensión de la ideología proletaria?

Es por tanto tarea urgente para el proletariado español labrarse un partido marxista-leninista que sepa entre otras cosas barrer todo este tipo de ilusiones que alimentan los herederos del trotskismo y el eurocomunismo.


8. Compréndase que el Parlamento Europeo no tiene funciones legislativas reales, quién determina los lineamientos económico-políticos de la Unión Europea es el Banco Central Europeo y éste está fuera del control del Parlamento Europeo, en cuanto es el Banco Central Europeo el auténtico centro del poder. Es decir, cualquier integración en el Parlamento Europeo no es más que cosmético, carece de valor de cara a la transformación del sistema.

9. Finalmente, en sus líneas finales, el autor habla del adversario de clase, pero el adversario de clase es precisamente el Partido Popular, el Partido Socialista Obrero Español, Izquierda Unida, Podemos y todas las organizaciones políticas –parlamentarias o no– que toman parte en la colaboración de clase con la burguesía.

El documento:



«Podemos» irrumpe con fuerza en el panorama político español

Las puertas se han abierto por fin y una tormenta de aire nuevo entra en la institucionalidad que los poderes fácticos, bastiones de la Dictadura del franquismo, lograron forjar en la transición política de finales de los 70 para dar a luz a una democracia vigilada y controlada, basada en el bipartidismo compartido, donde el PSOE se había convertido en su rehén privilegiado.

Que aquella transición política, propagada a los cuatro vientos como el modelo ejemplar a seguir urbi et orbe y convertida en el sursum corda de todo proceso de democratización de regímenes dictatoriales, estaba agotada, era un comentario restringido a algunos círculos de pensamiento social, pero que no era posible exteriorizar ni publicar, por dos razones simples: ningún diario serio de gran tirada lo publicaría y porque su valor de cambio en el mercado de la política iba a ser ridiculizado como reflexión idiota.

Los resultados de las Elecciones Europeas, han quebrado los viejos esquemas:

El bipartidismo como solución de democracia restringida ha saltado por los aires y no lo ha hecho como se esperaba con la manida teoría del sorpasso, donde la fuerza política, que había sido la más grande u organizada durante la Dictadura, se convirtió en comparsa por la izquierda de una socialdemocracia llena de ilusiones posmodernizantes, que no podía prosperar en un mundo donde el poder de Occidente ha entrado en declive global. Lección amarga para una Izquierda Unida acomodada en el electoralismo e impotente para los grandes cambios que se precisan para sacar a la sociedad mayoritaria del abismo de la Gran Recesión.

La sorpresa ha venido de mano de un nuevo movimiento de masas, básicamente juvenil, e innovador, que irrumpió en la calle como el 15-M, en 2012, el gran acontecimiento social que inauguraba un nuevo modo de hacer política que tanto amargaba a escépticos y esquemáticos. No cabe duda que los hechos golpearán con contundencia las conciencias de millones de votantes aferrados a la nostalgia de tantas e incontables izquierdas, que ven ahora posible un amplio Frente Social y Popular, que abre la puerta a la confianza en un mundo nuevo y mejor, ideales que están presentes en tantos compañeros de Izquierda Unida, de la socialdemocracia e incluso de cientos de miles de electores, que pertenecen a las clase trabajadora y que votan opciones conservadoras con gran desánimo.

No será fácil proseguir en el avance de la construcción de este Frente Social. Somos un pueblo complicado, desvalorizado por la cultura neoliberal que buscará la forma de minar por mil y una formas la construcción de esa fuerza política necesaria. Somos un pueblo castigado por el complejo de Sísifo, que perdió la II República y volvió a perder la Transición. Será necesario revolucionar aquellos valores perdidos, huir como la peste del particularismo y el individualismo y forjar una conciencia colectiva valiente y convencida, dispuesta a burlarse de los ataques del adversario del clase, una conciencia basada en el respeto al otro, confianza en la juventud y fomento de los valores internacionalistas de la fraternidad y solidaridad entre los pueblos de España, de la nueva Europa que bulle y de nuestra querida América Latina que ha marcado el rumbo al Socialismo de este siglo XXI.

José M. Torres
Libre Red

Como en cualquier campo, no se puede dejar en manos de revisionistas la lucha ideológica contra el idealismo religioso

Cardenal polaco Stefan Wyszyński  y su compatriota Edward Gierek en Roma, 1977

«En el campo polaco impera, pues, el sistema agrícola capitalista, alimentado y reforzado con sentimientos religiosos antisocialistas y antisoviéticos por la propaganda capitalista occidental y por el Vaticano a través de la iglesia polaca, que tienen luz verde para actuar. La misma situación se da en las ciudades polacas, y por tanto en las fábricas. La iglesia católica tras la liberación, a excepción de un período en la época de Bolesław Bierut, ha desempeñado y desempeña un importantísimo papel contrarrevolucionario. Ha conservado, afirmado y desarrollado sus posiciones ideológicas reaccionarias y continúa ejerciendo una profunda influencia política sobre el campesinado y la clase obrera, por no hablar ya de la intelectualidad polaca, que defiende y desarrolla el idealismo y otras ideologías reaccionarias. Władysław Gomułka y Edward Gierek han dado este importante papel a la iglesia católica y, queriendo o sin querer, lo han tolerado los revisionistas soviéticos. (...) La propia clase obrera polaca debe comprender esto. Comprender que el verdadero camino de salvación exige que la clase obrera polaca, bajo la dirección de un partido verdaderamente marxista-leninista e inspirada por el marxismo-leninismo, ponga al pueblo polaco en pie y le guíe en el campo de batalla para derrocar a las camarillas capitalista-revisionistas del interior, para liberarse del yugo de la Unión Soviética revisionista, para sacudirse el yugo del capitalismo mundial y para liquidar la corrosiva influencia de la iglesia católica. La clase obrera y el pueblo polaco deben comprender que su actual antisovietismo no se basa en la ideología marxista-leninista, sino que es un antisovietismo inspirado por las ideas chovinistas de la burguesía polaca». (Enver Hoxha; ¿Qué se oculta tras las huelgas de los obreros de los puertos polacos del Báltico?, 1980)

sábado, 24 de mayo de 2014

Al respecto de las tareas del proletariado allá donde los partidos de vanguardia se transformaron en partidos revisionistas-burgueses


«En las actuales condiciones, cuando las camarillas revisionistas están liquidando en sus países todas las victorias del socialismo, la clase obrera debe allí tener clara conciencia de que el partido revisionista en el poder no es ya un partido del proletariado, sino un instrumento en manos de estas direcciones traidoras para restaurar el capitalismo y engañar a las masas. Hoy no hay lugar para las ilusiones, las vacilaciones y las esperas. La clase obrera de los países revisionistas se encuentra actualmente ante la absoluta necesidad histórica de lanzarse nuevamente al campo de batalla, emprender una lucha implacable y consecuente hasta el fin para derrocar y aplastar a las camarillas traidoras, realizar una vez más la revolución proletaria, restaurar la dictadura del proletariado. Esto exige indudablemente decisión, audacia, sacrificios, la renovación del espíritu y de las tradiciones revolucionarias de los tiempos de Lenin y Stalin. Exige, en primer lugar y sobre todo, que los auténticos revolucionarios se organicen en nuevos partidos marxista-leninistas, que movilicen al proletariado y al resto de las masas trabajadoras, les organicen y conduzcan a la victoria su insurrección general». (Enver Hoxha; La clase obrera de los países revisionistas debe lanzarse al campo de batalla para restablecer la dictadura del proletariado, 1968)

miércoles, 21 de mayo de 2014

Un vez más sobre el carácter del crédito capitalista y la genuflexión de los revisionistas


«El capitalismo nunca puede invertir en otros países, conceder préstamos y exportar capitales, sin calcular de antemano los beneficios que se embolsará. Si a los grandes monopolios y bancos, que se han extendido como una telaraña por el mundo capitalista y revisionista, no se les presentan datos concretos sobre los posibles ingresos a obtener de la explotación de una mina, de las tierras, de la extracción del petróleo o del agua en un desierto, no dan créditos. También hay otras formas de conceder créditos, que se practican de cara a los Estados pseudosocialistas que buscan camuflar el camino capitalista que siguen. Estos créditos, que alcanzan grandes sumas, se conceden en forma de créditos comerciales y se liquidan, naturalmente, a corto plazo. Tales créditos son dados conjuntamente por muchos países capitalistas, los cuales han calculado de antemano los beneficios económicos, y también los políticos, que van a sacar del Estado que los recibe, teniendo en cuenta tanto el potencial económico, como la solvencia de los mismos. Los capitalistas en ningún caso dan créditos para construir el socialismo, sino para destruirlo. (...) Es sabido que el capitalista no concede ayudas a nadie sin antes considerar, en primer lugar, su propio interés económico, político e ideológico. No se trata únicamente del porcentaje que obtiene como ganancia. El país capitalista que concede el crédito, junto con él, introduce en el país que recibe la «ayuda», también su modo de vida, su modo de pensar capitalista, crea sus bases y se extiende insensiblemente como una mancha de aceite, amplía su telaraña y la araña está siempre en el centro y chupa la sangre a todas las moscas que caen en sus redes, como fue el caso de Yugoslavia, como lo es actualmente el caso de la Unión Soviética. Y China correrá la misma suerte. (...) El endeudamiento de cualquier país, grande o pequeño, con un imperialismo u otro, con sus entidades públicas o privadas, siempre conlleva peligros inevitables para la libertad, la independencia y la soberanía del país que toma este camino, tanto más para países económicamente pobres». (Enver Hoxha, El imperialismo y la revolución, 1978)

lunes, 19 de mayo de 2014

La misión histórica del partido marxista-leninista y del proletariado


Leonid Ilich Brézhnev; uno de los máximos exponente del revisionismo soviético

«Marx y Lenin han afirmado que entre todas las clases que hoy se enfrentan a la burguesía, sólo el proletariado, en tanto que clase más progresista y consecuentemente revolucionaria, puede y debe desempeñar sin titubeos su papel hegemónico en todos los actuales procesos revolucionarios que contribuyen a la destrucción del viejo régimen de opresión y explotación y a la transición de la sociedad al socialismo.

Los revisionistas soviéticos, en oposición al marxismo-leninismo y a la experiencia del desarrollo práctico de la revolución, por un lado tergiversan la realidad pretendiendo que en muchos países que acaban de proclamar la independencia nacional aún:

«No se ha creado la clase obrera nacional». (15) (Voprosi fillosofi; Nº.3, 1983)

Lo que no es en absoluto verdad, mientras por otro lado, especulando con el hecho de que en muchos otros países como estos existe un proletariado poco numeroso y no organizado, extraen la conclusión antileninista de que el proletariado no puede:

«Asumir la misión hegemónica en la revolución democrático nacional». (16) (Mezhdunarodnova zhizny; Nº.3, 1981)

Al mismo tiempo tratan de «probar» que la preparación de las premisas y la «transición gradual al socialismo» de los países, calificados de «orientación socialista» será obra no del proletariado y bajo su dirección, sino de aquellas fuerzas –frentes– que dirigieron la lucha por la liberación y la independencia nacionales, o de aquellas fuerzas que actualmente se encuentran en el poder, sin que sea necesario un nuevo alineamiento de las fuerzas de clase y sin dirigir el rigor del combate y los golpes revolucionarios contra la burguesía, porque, según los revisionistas soviéticos, una parte considerable de la burguesía de estos países habría asumido tendencias socialistas, habría abrazado la «vía del desarrollo socialista» y tendría la posibilidad de desempeñar también el papel dirigente en este importante proceso de desarrollo y progreso. A la par, los revisionistas soviéticos hacen hincapié en su propaganda de que la llamada «orientación socialista» no puede realizarse sin la «ayuda» ni la «experiencia» del socialimperialismo soviético. Afirman que la «orientación socialista» sólo es real en aquellos países:

«Que aceptan y aprovechan la ayuda y la experiencia de los países socialistas [léase: de los países revisionistas - Anotación de N.K.]». (17) (Voprosi fillozofií; Nº.10, 1981)

De donde resulta que si no reciben esta «ayuda» y esta «experiencia» los países no podrían marchar hacia el «socialismo». Así pues, la primera condición fundamental para que los países vayan al socialismo, según los revisionistas soviéticos, sería el factor externo.

También en estas prédicas relacionadas con una de las cuestiones más cardinales de la estrategia y de la táctica, de la teoría y de la práctica de la revolución, como es la de las fuerzas motrices de la revolución, de su situación, alineamiento y de su papel en ella, se descubren abiertamente las posiciones antimarxistas y neocolonialistas, enmascaradas con palabrería pseudomarxista una nueva campaña «civilizatoria» sobre los pueblos subdesarrollados como hacían los colonialistas de antaño y el imperialismo occidental hoy.

El marxismo-leninismo nos enseña y la práctica ha confirmado plenamente que la burguesía, al estar relacionada con la explotación capitalista y siendo la protagonista de esta explotación, no sólo no puede tener ni tiene tendencia socialista alguna, por lo que no puede ser tratada como fuerza motriz del proceso de transición al socialismo y mucho menos como fuerza dirigente de este proceso, sino que además, objetivamente se alinea al frente de los enemigos de la revolución y del socialismo, inclusive a lo largo del desarrollo de la revolución de liberación, democrática y antiimperialista, debido a sus propias posiciones económicas y de clase. Se caracteriza por sus vacilaciones y sus compromisos con el imperialismo y la reacción interna, y por lo tanto no está en condiciones de llevarla hasta el fin. Tampoco pueden jugar el papel dirigente de la revolución las capas de la pequeña burguesía, puesto que tienen exigencias limitadas, individualistas, están bajo la influencia de la ideología anticientífica y dan bandazos ora a la «derecha», ora a la «izquierda», deslizándose hacia el oportunismo y el aventurerismo. Tampoco las capas de la intelectualidad pueden ser una fuerza independiente, porque proceden de diversas clases, por naturaleza son vacilantes política e ideológicamente y tampoco pueden desempeñar un papel dirigente en la revolución». (Nesti Karaguni; La esencia reaccionaria de la teoría revisionista soviética de la «orientación socialista», 1984)

domingo, 18 de mayo de 2014

La clase obrera no puede dejar en manos de otras clases los problemas de la política exterior y la defensa del país


«Tiene extraordinaria importancia las directivas del gran Lenin, en el sentido de que la clase obrera debe, antes que nada, tener fe en sus propias fuerzas, acabar con el maldito prejuicio de que los pueblos no pueden rescindir de la dirección de la burguesía, no pueden subsistir si ésta no decide su destino. La clase obrera debe compenetrarse profundamente de la idea que tiene que encabezar con decisión el movimiento popular contra el fascismo.

La traición contra Checoslovaquia y la confabulación  de Munich demuestran una vez más, y de modo muy convincente, que la clase obrera no puede dejar los problemas de la política exterior y la defensa del país al arbitrio de las camarillas imperialistas y los magnates financieros, a la dirección no controlada de los gobiernos burgueses. La vida reclama imperiosamente que la propia clase obrera se ocupe de la solución de esos problemas». (Georgi Dimitrov; El frente único del proletario internacional y de los pueblos contra el fascismo, 1938)

sábado, 17 de mayo de 2014

Sobre el papel del partido marxista-leninista en la dirección del proletariado y el proceso al socialismo


«La dirección exclusiva e incompartible del partido marxista-leninista en la dura lucha de clases contra la burguesía y la reacción, en la lucha de liberación nacional, en la revolución y en la construcción del socialismo, es una necesidad objetiva, de la que no puede ser excluido ningún país, desarrollado o no desde el punto de vista económico y cultural. Esta exigencia adquiere una importancia particular en nuestros días, cuando en diversos países del mundo han aparecido y aparecen situaciones revolucionarias. El partido marxista-leninista debe necesariamente hacer consciente al proletariado de su misión histórica, aclararle los objetivos de la lucha, así como las vías para su consecución. La revolución y la construcción del socialismo son procesos conscientes, que se realizan sobre la base de la ideología científica marxista-leninista, y es el partido proletario el que porta, elabora y transmite esta ideología a la clase obrera y a las masas trabajadoras. En la dura lucha de clases y en la revolución, el proletariado se enfrenta a numerosos y poderosos enemigos, a la burguesía y a las clases explotadoras, a la reacción y a los oportunistas y revisionistas, que están organizados en Estado y en partidos y que tienen experiencia de dominación y de represión de los movimientos revolucionarios. El proletariado no puede oponérseles, vencerlos y salir victorioso sobre ellos sino actúa como una clase compacta, con su propio partido, en sólida unidad de pensamiento y acción. La lucha del proletariado contra sus enemigos es compleja y multilateral. En esta lucha contrae alianzas con otras fuerzas sociales y arrastra tras de sí a éstas. Pero para el éxito de la revolución es necesario que todos los hilos del movimiento revolucionario se concentren en un único e incompartible centro dirigente, orientador y coordinador. Este único centro y fuerza lo es únicamente el partido marxista-leninista de la clase obrera, porque como ha señalado Stalin, sólo él es el destacamento de vanguardia y organizado de la clase obrera, la más alta forma de organización de clase del proletariado y arma en manos de la clase obrera para la instauración de la dictadura del proletariado, para su continua consolidación y perfeccionamiento, es una unidad de voluntades incompatibles con la existencia de fracciones y que se fortalece depurándose de los elementos oportunistas, revisionistas y desviacionistas». (Nesti Karaguni; La esencia reaccionaria de la teoría revisionista soviética de la «orientación socialista», 1984)

La contradicción entre la revolución y la contrarrevolución prima antes que las contradicciones interimperialistas


«El absolutizar las contradicciones interimperialistas y subestimar la contradicción fundamental, la contradicción entre la revolución y la contrarrevolución, el centrar toda la estrategia únicamente en la explotación de las contradicciones existentes en el campo enemigo y olvidar lo principal: el aumento del espíritu revolucionario y el desarrollo del movimiento revolucionario de los trabajadores y de los pueblos, dejar de lado la preparación de la revolución, todo esto está en total oposición con las enseñanzas del marxismo-leninismo. Es antimarxista practicar, so pretexto de aprovechar las contradicciones, la unión con los imperialistas supuestamente más débiles para oponerse al más fuerte, colocarse al lado de la burguesía propia para oponerse a la de otro país. Lenin señalaba que la táctica consistente en aprovechar las contradicciones en las filas de los enemigos debe ser utilizada para elevar y no para bajar el nivel general de la conciencia proletaria, el espíritu revolucionario, la aptitud de las masas de luchar y conquistar la victoria». (Enver Hoxha; La teoría y la práctica de la revolución, 1977) 

jueves, 8 de mayo de 2014

Las desviaciones de derecha y nacionalistas en la dirección del partido; orígenes y medios de superarlas; Resolución del Comité Central del Partido Obrero Polaco; 1948

Tras la Segunda Guerra Mundial, en el Partido Obrero Polaco, se formo una tendencia de similar corte al del Partido Comunista de Yugoslavia y la tendencia titoista. En el trabajo de detección y eliminación de la desviación derechista-nacionalista en el Partido Obrero Polaco, trabajo que cubrió inicialmente los meses de julio y agosto de 1948, tuvo un papel central la figura del marxista-leninista Bolesław Bierut, quién denunció la tendencia de Władysław Gomułka y allegados.

En su informe de septiembre de 1948 al Pleno del Comité Central, que ya publicamos, describía así la fuente de las desviaciones acaecidas:

«En su razonamiento, el camarada Gomułka está influenciado por un particularismo nacional, por un espíritu nacional que le limita, que le estrecha el horizonte político y no le permite ver el estrecho lazo que existe en la época actual entre las aspiraciones nacionales y las aspiraciones internacionales; por ello ha acabado en conclusiones políticas falsas y muy perjudiciales en la práctica.

De ahí la tendencia, en su valoración del movimiento de la clase obrera polaca, a separar la lucha por la independencia de la lucha del proletariado; de ahí la interpretación errónea de la naturaleza de la democracia popular, y de las transformaciones que se producen y deben producirse en su seno, de ahí también el deslizamiento a posiciones que justifican un «equilibrio» entre la democracia liberal burguesa y la democracia socialista.

Por lo tanto, como se ha señalado, dicha tendencia a pasar por alto o a aminorar el camino polaco hacia el socialismo pretende traficar con la verdad, que es la siguiente; a pesar de ciertas características específicas, nuestro proceso no es algo cualitativamente diferente de la trayectoria general de desarrollo hacia el socialismo, el cual sólo difiere en la forma de la trayectoria general de desarrollo, una diferencia que de por sí surge precisamente por la victoria previa del socialismo en la Unión Soviética, una diferencia que se puede basar en la experiencia previa de la construcción socialista en la Unión Soviética, teniendo en cuenta las posibilidades que ofrece el nuevo período histórico y de las condiciones específicas de la evolución histórica de Polonia.

Observamos dentro de estos graves errores, que el camarada Gomułka falla en la comprensión de la esencia de las relaciones que unen a los países de democracia popular con la tierra del socialismo victorioso de la Unión Soviética, y que la profunda solidaridad permanente de intereses en sus relaciones que difieren sustancialmente de las existentes entre las democracias populares y los países capitalistas. Y también de camino, vemos la falta de comprensión de la esencia de la lucha por la soberanía polaca que se ve amenazada por la expansión por parte del imperialismo estadounidense y su agencia alemana. 

Los errores emanan de una posición absolutamente falsa y antileninista en la cuestión nacional, del resultado de una posición oportunista y absolutamente falsa en la cuestión campesina. Debemos prestar atención a que hay una analogía sorprendente en los fenómenos similares que no han sido frenados y que acabaron en un degeneración total para Yugoslavia. Los lazos de parentesco entre estos fenómenos no son fortuitos, porque son del mismo origen». (Bolesław Bierut; Para lograr la completa eliminación de las desviaciones derechistas y nacionalistas, 1948)

Este presente documento, que es la resolución del partido del Pleno del Comité Central de septiembre de 1948 es, un añadido para el estudio y comprensión del revisionismo polaco, que llegaría de la mano de Władysław Gomułka con su ascenso al poder en 1956. Y al mismo tiempo como decía Bierut: «debemos prestar atención a que hay una analogía sorprendente» entre el revisionismo yugoslavo y el revisionismo polaco, ya que este ejercicio marxista-leninista de exposición de sus características y males, nos hará ver la conexión entre sus teorías.

El documento:


Las desviaciones de derecha y nacionalistas en la dirección del partido; orígenes y medios de superarlas

Reunido del 31 de agosto al 3 de septiembre de 1948 el Comité Central del Partido Obrero Polaco, después de haber escuchado el informe del camarada Bolesław Bierut sobre: «Para lograr la completa eliminación de las desviaciones derechistas y nacionalistas», y después de una profunda discusión, adoptó, por unanimidad, la siguiente resolución:

«1º El Pleno del Comité Central del partido de junio de 1948 puso en evidencia la existencia de desviaciones ideológicas de derecha que alcanzan a una parte de la dirección del partido. Esta desviación encontró su expresión en el informe del camarada Władysław Gomułka que contenía una apreciación errónea, antileninista del pasado del movimiento obrero polaco. A pesar de la lucha anterior del Partido Obrero Polaco contra el oportunismo, el chovinismo y la tendencia socialdemócrata, del Partido Socialista Polaco, el informe del camarada Gomułka –que no había sido sometido previamente a la aprobación del Buró Político– constituía de hecho una capitulación ideológica ante las tradiciones nacionalistas del Partido Socialista Polaco.

Obstinándose en defender sus concepciones erróneas, a pesar de la posición unánime del resto de los miembros del Buró Político, el camarada Gomułka, y solidarizándose con él los camaradas Zenon Kliszko, Władysław Bieńkowski y otros, no se han declarado formalmente de acuerdo con la apreciación crítica sobre el informe hecho por el camarada Gomułka, sino después de la discusión del Comité Central; sin embargo ninguno de ellos procedió entonces a una autocrítica sincera y consecuente, limitándose a formulaciones incompletas y desprovistas de claridad. 

A pesar de las tentativas de presentar la intervención del camarada  Gomułka en el Pleno del Comité Central del partido de junio de 1948 como una desviación accidentada, el desarrollo ulterior de los acontecimientos ha demostrado que no fue aquél un hecho aislado. En el momento de la intensificación de la crisis yugoslava, es decir, en abril y mayo, el camarada Gomułka manifestó un actitud conciliadora con relación a la dirección del Partido Comunista de Yugoslavia.

Después de la publicación de la resolución de la Kominform el camarada Gomułka no disimuló su actitud negativa con relación a la parte de la resolución que trata de los problemas de la transformación socialista de la agricultura y de la cuestión de la lucha contra la explotación de las masas campesinas y laboriosas por los elementos capitalistas del campo.

sábado, 3 de mayo de 2014

El canal de Nicaragua y el nuevo mundo multipolar

Se trata de la reiterativa campaña de desinformación y justificación permanente de tal proyecto, y de hecho una análisis meramente «positivista» en lo fundamental que no ahonda en la realidad conjunta determinada por el desarrollo del canal, el cual sin ninguna duda ha de ser considerado como un proyecto del capitalismo global en complicidad con la burguesía nicaragüense en su conjunto. Entonces que significa este proyecto para Nicaragua, China y Latinoamérica:

1. El proyecto no es exclusivo del imperialismo chino, aunque este será el capital rector; de hecho por intermediación de Daniel Ortega se ha invitado a tomar parte en el mismo tanto al imperialismo estadounidense, al imperialismo ruso, como a algunas petromonarquías feudales absolutistas implicadas en las convulsiones que aquejan Oriente Medio y al norte de África.

2. La concesión territorial –el significado de la ley modificada a medida para dejar en manos de la empresa constructora la totalidad de la propiedad del canal y la mayoría de acciones durante más de medio siglo– supone para el pueblo nicaragüense no solo que se le cercene un margen importante de territorio nacional –en donde la soberanía nicaragüense que se ejerce mediante sus códigos legales estará completamente «suspendida»–, sino la desecación y contaminación de todas las cuencas acuíferas limítrofes al proyecto, incluido el gran lago. Léase los documentos: «De satélites y canales» y «Algunos apuntes más sobre el Proyecto Gran Canal Interoceánico de Nicaragua».

3. El crecimiento económico que pueda suponer tendrá la misma tendencia de concentración del «plus valor» por la clase dominante seguido hasta el momento, y de un profundo sentido capitalista acompañado de algunos programas de asistencia social para invisibilidad tal realidad ante las masas. Es decir, el proyecto significa crecimiento económico para la burguesía y pobreza más asistencialismo –en forma de bonos– para las masas tal como refleja:

«Según Wealth-X, el patrimonio del conjunto de la clase burguesa nicaragüense ha crecido en un 20%, al tiempo que el número de supermillonarios ha pasado de 180 a 190 –un 4% más desde el 2012– tomando en consideración que los que reciben este apelativo tienen de patrimonio activo 26 millones de dólares o más; no incluye el patrimonio pasivo –obras de arte, vivienda, etc.–. Pero agreguemos otros datos, según FIDEG el 42,7% de la población se encuentra inmerso en la pobreza y el 7,6 % bajo el flagelo de la extrema pobreza –que viven con menos de un dólar al día–; esto arroja una verdad incontrovertible, y es que el conjunto de la fuerza productiva del país y el resultado de ese trabajo, el plus valor, sigue siendo usurpado por la clase dominante en detrimento de las mayorías, o lo que es lo mismo, hay un marco político-económico que permite esa parasitaria usurpación. Es decir, el patrimonio en millones de dólares de los 190 supermillonarios nicaragüenses, siempre que tengan 26 millones por sujeto; haciende a nada más y nada menos que a: $ 4.940.000.000. Si repartiéramos esa cantidad a partes iguales entre todos los nicaragüenses –según el último censo– saldríamos a $ 960.70, son 32.933.333,34 salarios mínimos interprofesionales que estaría en unos 150 dólares mensuales –es un promedio, no hay un salario mínimo interprofesional sino que hay salarios mínimos por ramas–; se podrían comprar 14,5 satélites de comunicación valorados en $ 346 millones; se podrían construir 310 hospitales como el proyectado por el Ministerio de Defensa de alta especialización y tecnología punta, 474 camas y 41 mil metros cuadrados; y así sucesivamente. A la luz de esos números consideremos el nivel de desarrollo del sistema sanitario, en consecuencia de atención a ese pilar social. Aclarar que en estos números se incluyen tanto la medicina privada como pública, en esta última no se incluyen los programas de cooperación en el campo sanitario desarrollados en el marco del ALBA y ejecutados en terceros países; pero si las misiones desarrolladas por las brigadas en territorio nacional. Y es que según datos de la OMS-OPS en el 2006 Nicaragua tenía 0,3333 médicos por cada 1.000 habitantes, en el 2013 hay 0,4 médicos por cada 1.000 habitantes. Pero atendamos otro dato que no puede ser despreciado, el número de camas por habitantes en el 2008 era de 1 por cada 1.000 habitantes; en el 2012 es de tan solo 0,9 camas por cada 1.000 habitantes. Es decir, hay un crecimiento escueto respecto a la proporción de médicos por habitantes, y que esa proporción es marginal, diría incluso que despreciable; al tiempo que el número de camas disponibles por habitantes se han reducido. Indicar que esta lógica es una transversalización de la realidad, pues evidentemente hay una mayor concentración de médicos en determinadas zonas geográfica respecto a otras. Esto tiene tres lecturas inmediatas: primero que dado el infradesarrollo del sistema sanitario nicaragüense casi cualquier incidencia de una enfermedad adquiere dimensiones epidémicas; segundo que el crecimiento económico no se está reflejando en el sector sanitario y tercero ¿dónde estás socialismo que no te vemos?». (Equipo de Bitácora (M-L); «El revisionismo del socialismo del siglo XXI», 2013)

El documento:



El progresivo declive de EE.UU. en su papel de “hegemón” internacional ha provocado la emergencia de otros actores con gran relevancia a nivel global: Rusia, China, Brasil e India, por un lado, y el conjunto de países de América Latina por otro, quienes han conformado un nuevo escenario multipolar. La crisis económica en Europa también fue propicia para posibilitar este escenario internacional que describimos, mostrando los límites de modelos de integración como la Unión Europea, y de modelos económicos con fuertes componentes librecambistas. En ese contexto, en Nicaragua se plantea nuevamente la posibilidad de desarrollar un paso interocéanico, que conecte el Mar Caribe con el Océano Pacífico y Atlántico, sin la tutela de Washington. ¿Qué oportunidades y peligros presenta esta idea, donde participarían empresarios chinos y probablemente rusos, amparados por ambos gobiernos? ¿Cómo impactará en las economías latinoamericanas?

El proyecto del Canal de Nicaragua es, sin dudas, un proyecto muy ambicioso: con una construcción que se estima en unos 40.000 a 50.000 millones de dólares, conectaría al Mar Caribe con el Océano Atlántico y el Pacífico, comenzando sus obras a principios de 2015. Hay que decir que este no es un proyecto nuevo, ni mucho menos: hace siglos que se ha buscado una conexión en la zona, e incluso el Canal de Nicaragua ya se aparecía como idea antes de la construcción del propio Canal de Panamá, que data de 1914 y nace con una hegemonía absoluta de parte de EE.UU.

Una de las diferencias importantes con el Canal de Panamá, en las proyecciones conocidas hasta el momento, es que el nicaragüense podría ser además utilizado por barcos de gran calado. Sería, por consiguiente, un canal más ancho y más profundo que el de Panamá, que además se ha caracterizado en los últimos tiempos por cierta “lentitud” en las obras de remodelación, con la consiguiente falta de adecuación para el paso de nuevas embarcaciones.

Yugoslavia; las reformas y nueva orientación a partir de 1948 vistas por la historiografía burguesa; Equipo de Bitácora (M-L), 2014

Las siguientes citas pertenecen a dos curiosos libros. Uno: «Breve historia de Yugoslavia», escrito por varios historiadores burgueses occidentales en 1972. El otro escrito: «El titoismo en acción reformas tras 1948», escrito por Fred Warner Neal en 1958 del mismo cariz. En ambos encontramos abundantes pruebas de la idiosincrasia del revisionismo yugoslavo sobre todo en la cuestión de las reformas económicas tras 1948 y de sus teorizaciones sobre el frente y el partido, que confirman la justa condena del movimiento comunista a esta tendencia revisionista.

Podemos encontrar desviaciones específicas en la economía como la de permitir a cada empresa «autogestora» fijar su los salarios, que productos producir, donde y cuando venderlos, algo ajeno a un plan nacional conjunto:

«Estas últimas propuestas llenan al economista de alegría. Ellos «sólo pueden ser recibidos de buena por el Oeste» se declara encantado. El corresponsal del Daily Mail, Alexander Clifford, está más encantado ante la perspectiva de una nueva reforma económica de Tito. «Si se llevan a cabo», escribe el 3 de agosto de 51: «Yugoslavia parece que terminará mucho menos socializadas que Gran Bretaña». Pasando a los puntos de la revista concernientes a las medidas económicas, parece que le causa satisfacción las medidas de Tito: «el precio de los bienes serán determinados por el mercado, es decir, por la oferta y la demanda, los sueldos y salarios serán fijados en función de los ingresos de la empresa, y dichas empresas económicas deciden de modo independiente qué producir y en qué cantidades». (James Klugmann; De Trotski a Tito, 1951)

También la influencia del capital extranjero en Yugoslavia:

«Los capitalistas extranjeros, es decir las sociedades, los trusts y otros inversores tienen en Yugoslavia, el mismo poder de decisión que el poder yugoslavo mismo sobre la política y el desarrollo general del país. Las denominadas empresas autogestionadas, ya sean grandes o pequeñas, son de hecho obligadas a tener en cuenta al inversor extranjero. Este inversor tiene sus propios derechos, los cuales se han impuesto en el Estado yugoslavo, tiene sus propios representantes directos en estas empresas mixtas y tiene sus propios representantes o su influencia en la Federación». (Enver Hoxha; La autogestión yugoslava; teoría y práctica capitalista, 1978)

Otro de los aspectos que se han intentado disimular en Yugoslavia, como en otros países donde imperó el revisionismo –como Polonia o Rumanía–, es la extrema deuda contraída con los organismos –como el Fondo Monetario Internacional– y los Estados imperialistas –Estados Unidos, Alemania Occidental, Gran Bretaña, etc–. con lo que se tapaba la ineficacia de su economía, aunque finalmente como era normal, pasaría una cara factura que concluiría a aminorar el fin de estos regímenes. El curso de esa política no se detendría en vida de Tito como decimos, y a su muerte en 1980, acabaría Yugoslavia con una deuda de 20.000 millones, en 1978 ya se decía:

«Si la economía yugoslava ha dado algunos pasos hacia adelante en su desarrollo no es de ninguna manera por el sistema de «autogestión» como los revisionistas titoistas tratan de reclamar para sí mismos.  En Yugoslavia, el mundo capitalista se derramo en forma de inversiones, en forma de créditos y en forma de las «ayudas» de ingentes cantidades de capitales, que constituyen una parte considerable de la base material de este sistema capitalista-revisionista. El endeudamiento de Yugoslavia sobrepasa los 11 mil millones de dólares, entre los que están más de 7 mil millones de deuda hacia los Estados Unidos. No es sin intenciones determinadas que la burguesía internacional apoya el sistema de «autogestión socialista» yugoslavo sobre tal base material y financiera. Las muletas del capital occidental ayudaron a este sistema que se mantuviera de pie como un modelo de la preservación de la orden capitalista bajo etiquetas pseudosocialistas». (Enver Hoxha; La autogestión yugoslava; teoría y práctica capitalista, 1978)

Para 1980:

«Los últimos años de Tito fueron época de euforia y consumo desmedido para la reducida renta per cápita que este país tenía la pasada década 
entre 1.900 dólares, y 2.500 dólares, al final. Estaba claro que el dinar no podía seguir manteniendo un cambio artificial y, ya cuando en otoño de 1979 se reunió en Belgrado la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, los yugoslavos oyeron insistentes recomendaciones de desvalorización de su divisa.. (...) La deuda exterior yugoslava es de 18.000 millones de dólares, un fardo per cápita muy similar al polaco, pero con un pago más cuidadoso de intereses y una firme voluntad de frenar la afluencia de dinero fácil a la corta y asfixiante a la larga. Con el 21 % de sus ingresos totales en divisas destinados por Yugoslavia a la devolución y servicio de su deuda exterior, el país se acerca a la luz roja del 25%, que ya una vez se encendió en la década anterior. El turismo y las remesas de emigrantes son importantes al respecto. (El país; Yugoslavia padece un 80% de inflación en su más grave crisis económica, 1980)


Sobre el partido comunista –llamada Liga de los Comunistas de Yugoslavia–, se fue disolviendo dentro del frente –llamado Alianza Popular–, algo ajeno a lo que establece la teoría marxista-leninista. La cobardía de poner siempre a las masas como ejemplo de papel dirigente al frente por delante del partido para no crear polémicas en torno a que es un gobierno de un sólo partido, negando el papel rector del partido marxista-leninista en la sociedad socialista y temiendo explicar que es el partido el que debe regir el frente donde se reúnen las masas sin partido agrupadas en sindicatos, agrupaciones juveniles, etc., todo esto portaba una tendencia liquidacionista:

«Según la teoría marxista-leninista, el partido es la fuerza dirigente principal en el país, con programa propio y sin diluirse en la masa de los sin partido. El partido es la forma superior de organización y el arma más importante de la clase obrera. Pero en Yugoslavia es el frente popular y no el partido comunista el que está considerado como la fuerza principal dirigente en el país. Los yugoslavos rebajan el papel del partido comunista; lo diluyen, en efecto, en el frente popular de los sin partido que comprende elementos muy diferentes desde el punto de vista de clase –obreros, campesinos, trabajadores con una explotación individual, kulaks, comerciantes, pequeños industriales, intelectuales burgueses, etc–. (...) El hecho de que en Yugoslavia solo el frente popular actúa en la arena política, mientras que el partido y sus organizaciones no se presentan abiertamente, en nombre propio, ante el pueblo, no solo rebaja el papel del partido en la vida política del país, sino que socava al partido como fuerza política independiente llamada a conquistar la creciente confianza del pueblo y a atraer bajo su influencia a masas cada vez más amplias de trabajadores mediante una actividad política propagandística abierta de sus puntos de vista y de su programa. Los dirigentes del Partido Comunista de Yugoslavia repiten los errores de los mencheviques rusos respecto a la disolución del partido marxista en la organización de las masas de los sin partido. Todo esto demuestra la existencia de tendencias liquidadoras respecto al Partido Comunista en Yugoslavia». (Resolución de la Kominform de los partidos comunistas sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia, 28 de junio, 1948)

Y muchas otras desviaciones comunes tanto en el revisionismo yugoslavo como en otras muchas ramas del revisionismo; como la descolectivización –del revisionismo polaco–, la descentralización y el «tomar la agricultura como base de la agricultura» –del revisionismo chino– o abogar por la «completa liberalización de la cultura y las artes» –del revisionismo eurocomunista– se podrán ver durante las citas.

Pedimos que se tenga en cuenta como repetimos arriba, que se tratan de documentos escritos por ideólogos burgueses, por lo tanto las citas no están exentas de clichés anticomunistas sobre ciertos sucesos históricos, por ello en ciertas citas que pueden descolocar al lector, hemos hecho unas pequeñas anotaciones.

El documento:


Edvard Kardelj, Josip Broz Tito y Moša Pijade

(1) «Como resultado inmediato de la disputa con la Kominform, Yugoslavia dejó de ayudar a los comunistas griegos en 1949. El gobierno griego dominó la revuelta [se refiere a la guerra civil griega de 1946 a 1949 - Anotación de Bitácora (M-L)] y, al mejorar las relaciones con Yugoslavia, se hizo posible la firma del Pacto de los Balcanes en 1953, entre Yugoslavia, Grecia y Turquía. Aunque se estrecharon más sus contactos, esto sirvió para crear una atmósfera de mayor seguridad y demostró que Yugoslavia podía tener, por lo menos, una alianza de tipo general con dos países miembros de la OTAN». (H.C. Darby, R.W. Seton- Watson, P. Auty, R.G.D. Laffan y S. Clissold; Breve historia de Yugoslavia, 1972)

(2) «Al mejorar las relaciones con otros países occidentales se extendió también el comercio yugoslavo, especialmente con Alemania del Oeste y con los tres países que habían participado en los principales programas de ayuda; Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos –en 1961 las importaciones yugoslavas totalizaban 910 millones de dólares y las exportaciones 569. De estas exportaciones 261 millones de dólares eran para Europa Occidental, 43 para América del Norte, 175 para Europa Oriental y la Unión Soviética, y 90 para el resto del mundo–, después de solucionar la cuestión de las compensaciones». (H.C. Darby, R.W. Seton- Watson, P. Auty, R.G.D. Laffan y S. Clissold; Breve historia de Yugoslavia, 1972)