domingo, 8 de febrero de 2015

Enver Hoxha nos enseña que los marxista-leninistas no temen la polémica, no concilian, y no están a la defensiva sino a la ofensiva con los revisionistas


«Nuestro partido piensa que la polémica pública es in­dispensable, es una escuela para todos los comunistas, ya que les ayuda a distinguir la verdad de la mentira. Los revisionistas estarían encantados si se hablara de ellos de forma general, si no se les golpeara abiertamente y si no se llamara a las cosas por su verdadero nombre. Pero el revisionismo y la traición no son sombras, sino una realidad viva, están socavando el socialismo y la lucha de los pueblos. Por tanto, se debe combatir esta realidad y no su sombra, si es que los marxistas no desean caer en posiciones quijotescas. Nuestro partido sostiene que en ningún caso se debe permitir que los revisionistas jrus­chovistas aprovechen una situación de tranquilidad para consolidar sus posiciones y para continuar sin obstáculos su obra traidora. Debilitar, por poco que sea, la lucha contra el revisionismo moderno, con el pretexto que sea, significa alejarse de los principios. Y los principios no se pueden ni se deben sacrificar jamás a cambio de intereses y beneficios momentáneos, de carácter económico o de cualquier otro carácter. 

Nuestro partido opina que la situación es de tal naturaleza que ningún partido ni persona que se llame comunista o revolucionario, puede permanecer indife­rente, esperando el ataque revisionista y limitándose exclusivamente a saludar la lucha que los demás libran contra el revisionismo. El tiempo no espera. Los marxista-leninistas deben estar a la ofensiva y no a la defen­siva, al ataque y no en retirada. No han temido ni temen a los revisionistas, a sus amenazas ni a sus presiones. El temor es ajeno a los marxista-leninistas, tanto en la lu­cha contra el imperialismo como en la lucha contra el revisionismo. Sólo los revisionistas le tienen miedo al im­perialismo y al marxismo-leninismo. Tener miedo a los revi­sionistas significa temer aún más al imperialismo y no confiar en la fuerza ni en el triunfo del marxismo-leninismo. (...)

En la lucha contra el revisionismo moderno, al igual que frente a todos los demás problemas, la única posi­ción correcta es la posición de principios. Con los principios no se puede traficar, cuando se trata de la defensa de los principios no hay que detenerse a mitad del camino, no hay que mantener jamás una actitud vacilante y opor­tunista. La lucha entre el marxismo-leninismo y el revi­sionismo es una manifestación de la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, entre el socialismo y el capitalismo. En esta lucha no puede haber una línea in­termedia. La línea del «término medio», como ha demos­trado durante largos años la experiencia histórica, es la línea de la conciliación de los contrarios, que jamás pue­den conciliarse, es una posición inestable y momentánea. La línea intermedia no puede servir ni siquiera para enmascarar la desviación de los principios marxista-leni­nistas, puesto que la lucha contra el revisionismo, si no se inspira en motivos ideológicos, sino únicamente en ciertas contradicciones económicas o políticas, sobre bases nacionalistas y chovinistas, es un bluff y no llegará muy lejos. Quién se atiene a esta línea en su actitud hacia los renegados del marxismo-leninismo, tarde o temprano, corre el peligro de caer, él mismo, en las posiciones de éstos». (Enver Hoxha; Informe en el  Vº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1966)

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