jueves, 16 de febrero de 2017

Una breve glosa sobre la influencia del revisionismo chino en la conformación del revisionismo eurocomunista; Equipo de Bitácora (M-L), 2015


«Como sabemos. El liderazgo chino del Partido Comunista de China (PCCh) no solo fue un ardiente defensor de la desestalinización como se jactaban los jruschovistas:

«El XXº Congreso del PCUS fue de de excepcional gran importancia para la mejora de las relaciones sino-soviéticas. Se creó un ambiente propicio para un intercambio más frecuente y más amigable de los dos puntos de vistas. Los amigos chinos comenzaron a hablar más abiertamente sobre sus planes y dificultades y, al mismo tiempo, para expresar comentarios críticos (desde una posición amigable) sobre las organizaciones soviéticas, el trabajo de los especialistas soviéticos, y otros temas de las relaciones sino-soviéticas. El Comité del Partido Comunista de China Comunista apoyó plenamente las medidas para eliminar del Partido Comunista de la Unión Soviética el culto a la personalidad y sus consecuencias. Cabe señalar, sin embargo, que el Comité Central del PCCh si bien no hablaba de esto directamente, tomó una posición diferente a la nuestra en la evaluación de la actividad de Stalin. Un poco más tarde, los camaradas chinos volvieron a examinar su evaluación de la obra de Stalin, como se refleja en los pronunciamientos de Mao Zedong cuando visitó Moscú [en noviembre de 1957]. Por ejemplo, dijo: «En general, en la evaluación de Stalin, ahora tenemos los mismos puntos de vista que el PCUS». En un número de discusiones Mao Zedong dio un análisis crítico de los errores Stalin. Poco después del XXº Congreso del PCUS, en China fue lanzada una campaña para combatir el dogmatismo, y dicho curso fue proclamado bajo el lema «dejar florecer las cien flores». (Informe de Mikhail Zimyanin para Nikita Jruschov sobre China, 15 de septiembre de 1959)

Sino que además, con sus teorías revisionistas propias influenciaron al resto de partidos comunistas.

Curiosamente el periódico del Partido Comunista de España (PCE) «Nuestra Bandera», dirigido por Santiago Carrillo, en su edición Nº 17 de septiembre de 1957, publicaba como artículo la obra de Mao Zedong: «Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo» del 27 de febrero de 1957, un clásico sin duda del revisionismo chino donde los haya, y no sólo en su versión original, sino también en su versión «retocada» y liberada para las Obras Escogidas del Tomo V de Mao Zedong en 1977. Algunos maoístas consideran las Obras Escogidas como sus obras oficiales, pero en la propia introducción se indica que el texto ha sido alterado libremente, por lo que dicha argumentación carece de sentido, y tiene más sentido bucear en las versiones anteriores, de las cuales, varios medios se hicieron eco por entonces, entre ellos los revisionistas o la propia CIA.


1) Apreciación y aceptación de la unión y alianza entre explotados y explotadores en la «construcción del socialismo»

La CIA relevaba que Mao guardaba contradiciones con el concepto de lucha de clases de Stalin, que estaba más cercano a antistalinistas como Gomulka en sus ideas sobre Stalin:

«Mao incluyó a la burguesía nacional en el concepto «pueblo», la afirmación de que había hecho una contribución a la doctrina comunista en este punto parece ser, a primera vista, válida. En su artículo «Sobre el problema del manejo correcto de las contradicciones entre el pueblo», Mao dice que: «En nuestro país, la contradicción entre la clase obrera y la burguesía nacional es una contradicción entre el pueblo» (…). Los marxistas-leninistas han mantenido que los compromisos tácticos y temporales con la burguesía a menudo son necesarios en el curso de la revolución democrática, pero han insistido en que tales compromisos deben ser temporales porque la «contradicción» entre el proletariado y la burguesía es básicamente antagonista a largo plazo, especialmente durante la revolución «socialista». Sin embargo, Mao dice no solo que los compromisos temporales son necesarios durante la revolución democrática, sino también que incluso durante la revolución socialista se puede sostener una alianza con un sector de la burguesía». (CIA; Mao Zedong y el materialismo histórico, 1961)

Es muy gracioso, que los analistas de la CIA comprendiesen mejor las divergencias de Mao con el marxismo-leninismo y Stalin que los autodenominados revolucionarios de entonces o de hoy. Esto seguramente era porque la CIA, a diferencia de los maoístas y eclécticos, sí habían leído los textos clásicos de Marx, Engels, Lenin, Stalin o la Internacional Comunsita sobre China y los países subdesarrollados.

Mao aprovechó esta teoría heterodoxa y tan ortodoxa entre la socialdemocracia, para decir que Stalin se había equivocado y por eso fue un «paranoico genocida», repitiendo así las calumnias de Jruschov para poder erigir su podrida teoría:

«Las contradicciones, incluidas las que existen entre los líderes y el pueblo, existen bajo el comunismo. La comprensión errónea de Stalin de este punto llevó a una regla de terror en la Unión Soviética y la liquidación de miles de comunistas». (Mao Zedong; Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo (Notas del discurso), 27 de febrero, 1957)

La CIA comentaría que estas palabras de Mao era similar a la de otros nuevos líderes antistalinistas que había aupado el jruschovismo en todo el mundo, como Gomulka, que había sido un viejo desviacionista ahora rehabilitado:

«Mao crítico a Stalin por su «reinado de terror y liquidaciones de cientos de comunistas». (...) Parece que no hay diferencia entre estos puntos de vista y las opiniones de los estamentos antistalinistas que hizo Gomulka sobre los «errores soviéticos». (CIA; Mao Zedong y el materialismo histórico, 1961)

Sobre este tipo de difamaciones existen varios documentos:

-Mentiras y calumnias de la historiografía burguesa-revisionista de Mao Zedong y el revisionismo chino sobre Stalin; Equipo de Bitácora (M-L), 2014

-Las purgas del Partido Comunista (b) de la URSS en la década de 1930; Mario Sousa, 2001

-Las purgas en el Partido Comunista de Checoslovaquia de los años 50; Equipo de Bitácora (M-L), 2015

Al hablar sobre las contradicciones entre la burguesía nacional y el proletariado chino, Mao siguió proclamando que estas teorías eran un avance frente a Stalin:

«¿Dónde colocamos a la burguesía nacional? ¿En el primer tipo de contradicciones o en el segundo tipo de contradicciones? En el artículo «Una vez más sobre la experiencia histórica de la dictadura del proletariado» de 1956, no discutimos esta cuestión refiriéndonos a China. Pero todos sabemos que la burguesía nacional no puede ser puesta en el primer tipo de contradicción, en el de contradicciones entre el enemigo y el pueblo. (...) Los problemas en el seno del pueblo, no pueden ser resueltos por métodos crudos. (...) Después de la revolución de octubre de 1917, durante el período en que Stalin estaba a cargo, durante mucho tiempo se confundieron estos dos tipos de contradicciones [entre el enemigo o entre el seno del pueblo]. Problemas como la mala gestión del gobierno, hablar del gobierno, estar insatisfecho con el gobierno, no estar satisfecho con el partido comunista, criticar al gobierno, criticar al partido comunista, estos eran problemas de origen en el pueblo. Pero hay dos tipos de crítica: existe la crítica donde el enemigo nos critica, está insatisfecho con el partido comunista; y está la crítica que nos hace el pueblo, y las dos deben ser distinguidas. Stalin durante tantos años no hacía distinción entre estas, o rara vez lo hacía. Algunos camaradas que han trabajado en la Unión Soviética durante muchos años me han dicho que no se hacían distinciones; sólo se podía hablar de cosas buenas, no de las malas; sólo cantar alabanzas, no hacer ni una crítica: que quién hiciera una crítica era sospechoso de ser un enemigo y corría el riesgo de ser encarcelado o ejecutado. (...) «Izquierdistas», oportunistas de «izquierda». Los «izquierdistas» son de «izquierda» entre comillas, no de la verdadera izquierda. Esa gente exagera las contradicciones antagónicas entre nosotros y el enemigo. Stalin, por ejemplo, era ese tipo de persona; nosotros también tenemos a ese tipo de personas que acentúan en exceso, confundiendo el segundo tipo de contradicciones, contradicciones entre el seno del pueblo, con el primer tipo de contradicciones, contradicciones entre el enemigo y nosotros». (Mao Zedong; Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo (Notas del discurso), 27 de febrero, 1957)

En la versión no reeditada se puede ver como según Mao, ¡la clase obrera no puede reprimir a la burguesía nacional, incluso el debe dar fórmulas de expresión porque son parte del pueblo!:

«Que se abran cien flores y que compitan cien escuelas» es la orientación para promover el desarrollo del arte y el progreso de la ciencia e impulsar el florecimiento de la cultura socialista de nuestro país. En el arte, pueden desarrollarse libremente distintas formas y estilos y, en la ciencia, competir libremente diferentes escuelas. Consideramos perjudicial al desarrollo del arte y de la ciencia recurrir a medidas administrativas imponiendo un particular estilo de arte o una determinada escuela y prohibiendo otros. (...) Tratamos la contradicción entre la clase obrera y la burguesía nacional como una contradicción en el seno del pueblo. (...) La burguesía y la pequeña burguesía exteriorizarán indefectiblemente su ideología. Se expresarán, obstinadamente y por todos los medios posibles, sobre las cuestiones políticas e ideológicas. No se puede esperar que actúen de otra manera. No debemos, recurrir a la coacción, impedirles que se manifiesten; por el contrario, debemos permitirles que lo hagan y, al mismo tiempo, debatir con ellos y someterlos a una crítica adecuada (...) Abogamos por una libertad bajo dirección y una democracia guiada por el centralismo, pero con esto no queremos decir en ningún sentido que, en el seno del pueblo, deban emplearse métodos coercitivos para resolver los problemas ideológicos y los problemas relativos a la distinción entre lo correcto y lo erróneo. Pretender solucionar estos problemas utilizando órdenes administrativas y métodos coercitivos no sólo sería inútil, sino perjudicial». (Mao Zedong; Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo; Obras Escogidas Tomo V, 27 de febrero, 1957)

Como se reconocía ese método de trato liberal con la burguesía no era nuevo, sino que era anterior a 1957:

«En el período de Yen'an, en 1942, se lanzó la consigna de llamada a la «unidad-crítica-unidad» como principio para resolver las contradicciones entre el pueblo. Trabajamos en esta fórmula. Más precisamente, esto significa empezar desde el deseo de unidad, pasar a través de la crítica o lucha, para llegar a una nueva unidad sobre una nueva base. Más tarde, nosotros usábamos dicho principio para resolver las contradicciones dentro del partido, las contradicciones dentro del partido comunista, es decir, la contradicción entre el dogmatismo y la gran masa de los miembros del partido, y la contradicción entre el dogmatismo y el marxismo. La política empleada anteriormente era el tipo de trabajo traído desde el paraíso Occidental. Ese «paraíso Occidental» era el de Stalin, y la política conocida como «lucha despiadada y golpes implacables». Al ver que esto no era adecuado, y cuando más tarde criticado dogmatismo, se dejó de utilizar el método de «tratar al hombre como él trate contigo» es decir, «ojo por ojo». (...) Después de unos años, en el VIIº Congreso del Partido Comunista de China de 1945, se alcanzó la meta de la unidad, habiendo sido el periodo de intervenciones de crítica. ¿Por qué queremos primero la unidad, por qué deseamos primeramente el deseo de unidad? Si tú no deseas primero la unidad, si no tienes deseo de unidad, una vez comiences la lucha, te verás obligado a luchar bajo un caos, en el cual no podrás detenerte. (...) Al pasar por este proceso hemos obtenido esta fórmula: unidad-crítica-unidad. Más tarde la hemos ampliado fuera del partido, entonces se extendió a Beijing. Asesoramos a los partidos democráticos también a adoptar este método de crítica. Con los capitalistas, es decir, con los explotadores, podemos usar este método. Llegar a usarlo con Taiwán será, en mi opinión más difícil. Debido a que son explotadores, pero son un tipo de explotadores diferentes. No se podría usar este método con Chiang Kai-shek. Con Chiang Kai-shek y Hu Shi y de otro tipo. (...) Pero es posible hacerlo con la burguesía nacional; esto se ha comprobado totalmente». (Mao Zedong; Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo (Notas del discurso), 27 de febrero, 1957)

Dolores Ibárruri, alias «La Pasionaria», testigo en el VIIIº Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) de septiembre de 1956, diría emocionada en un discurso que reprodujo el Nº9 de «Mundo Obrero»:

«
Vuestro VIIIº Congreso, en donde de manera convincente y firme se muestra la eficacia y la necesidad de las alianzas del proletariado con el campesinado y con la burguesía nacional en la lucha por la democracia y el socialismo, va a ayudarnos extraordinariamente en nuestros esfuerzos por el desarrollo de la revolución democrático-burguesa en nuestro país, en la lucha contra el régimen de Franco. Porque vosotros no sólo exponéis a la manera leninista ésta necesidad de alianzas, sino que nos enseñáis en la práctica cómo estas alianzas pueden ser realizadas. Cómo a la burguesía que es fiel a la patria no soló no sé le cierran les caminos de la vida con las malformaciones sociales progresiva sino que demostráis qué la propia burguesía puede jugar un gran papel junto a todo el pueblo en estas grandes transformaciones sociales». (Dolores Ibárruri; Saludos al VIIIº Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) de 1956)

Por supuesto esto se decía con el pretexto de aplicar dichas enseñanzas revisionistas en España.

Carrillo repetía exactamente el mismo guión un año más tarde:

«Quizás el rasgo más original de la Revolución Socialista China lo constituye el hecho de que como aliado del proletariado, al lado de las masas campesinas y la pequeña burguesía urbana, se encuentra también la burguesía nacional. Esta constituye una de las aportaciones de los camaradas chinos a la experiencia revolucionaria mundial, digna de ser estudiada». (Santiago Carrillo; Sobre una singularidad de la revolución china: la alianza de los capitalistas nacionales con el proletariado, 1957)

Estos documentos muestran el gran interés de los revisionistas españoles en rescatar los «aportes» revisionistas de esta obra de Mao Zedong. Esto lo veremos en el artículo de Santiago Carrillo: «Sobre la burguesía nacional en China» de 1957, o su otro artículo: «Sobre una singularidad de la revolución china: la alianza de los capitalistas nacionales con el proletariado» de 1957 también. Viendo ciertos comentarios de otros cuadros del PCE, podemos entender muchas cosas.
Keng Piao y Carrillo (1971)

2) Alabanzas a la repetición de las ideas bujarinista-titoista de «integración pacífica de los explotadores en el socialismo»

Un discurso de Mao que por supuesto los guardias rojos nunca llegaron a promocionar en la época de la Revolución Cultural ni que tampoco fue incluido entre el Tomo V (1949-1957) de sus Obras Escogidas publicadas postumamente en 1977, decía con toda calma:

«Nuestro método para llevar a cabo la revolución socialista es el método pacífico. En el pasado, mucha gente, tanto dentro como fuera del partido comunista, expresaban dudas acerca de este método. (...) Dadas las condiciones que prevalecen en nuestro país, es posible usar métodos pacíficos –estos son, el método de persuasión y educación– no sólo en lograr la transformación del sistema de propiedad individual en propiedad colectiva socialista, sino también en lograr la transformación del sistema capitalista al sistema socialista». (Mao Zedong; Discurso en la Conferencia Suprema de Estado (Extractos), 25 de enero, 1956)

La prensa china proclamaba orgullosa las «aportaciones de Mao»:

«En un Estado que tomó el poder político bajo las condiciones históricas y sociales concretas, el establecimiento del principio por el cual los capitalistas podían ser transformados para aceptar y seguir el socialismo, es otra brillante contribución del camarada Mao Zedong para el baúl del tesoro del marxismo-leninismo. Esta teoría nunca apareció en ningún otro clásico del marxismo-leninismo, y ningún otro país del mundo ha atravesado este tipo de experiencia. En la Unión Soviética y en el resto de las democracias populares fueron usados métodos forzados y violentos para hacer desaparecer a la burguesía como clase. Pero, bajo las condiciones de China, el mismo camino de eliminación de la burguesía puede ser conseguido a través de la transformación pacífica». (Shu Wei-kuang; El paso gradual en el periodo de transición chino, 1955. Citado en la obra de Arthur A. Cohen; El comunismo de Mao Zedong; 1964)

Por ello estaban de acuerdo con las tesis de Jruschov:

«El XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1956 resumió la nueva experiencia adquirida tanto en las relaciones internacionales como en la construcción nacional. Tomó una serie de decisiones transcendentales sobre la firme aplicación de la política de Lenin en cuanto a la posibilidad de la coexistencia pacífica entre diferentes sistemas sociales, en el desarrollo de la democracia soviética, sobre la minuciosa observancia de la dirección colectiva del partido, en la crítica de las deficiencias dentro del propio partido, y en el sexto plan quinquenal de la economía nacional». (Renmin Ribao; Sobre la experiencia histórica de la dictadura del proletariado, 5 de abril, 1956)

Esto mismo lo pudo comprobar Ibárruri en el congreso de los chinos en aquel fatídico 1956:

«Cuando en el XXº Congreso del PCUS se mostraba la posibilidad del paso pacífico hacia el socialismo, se abría un amplísimo camino para la unidad de la clase y la alianza de ésta con los campesinos y con las fuerzas burguesas democráticas. En vuestro congreso, vosotros, camarada, del PCCh, mostráis con experiencia como eso se puede realizar». (Dolores Ibárruri; Saludos al VIIIº Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) de 1956)

Carrillo decía alegremente sobre la vía china:

«La vida nos enseña, por el contrario que incluso en China donde la transformación de la Revolución democrática en socialismo se lleva a cabo pacíficamente y no hablemos de la burguesía monopolista ha aceptado marchar gradualmente hacia el socialismo. (...) La experiencia china contribuye a fundamentar los planteamientos hechos por el XXº Congreso del PCUS de 1956 sobre las diversas formas que puede revestir el paso del capitalismo hacia el socialismo». (Santiago Carrillo; Sobre una singularidad de la revolución china: la alianza de los capitalistas nacionales con el proletariado, 1957)

Mao declaraba ante la delegación yugoslava, que la condena del movimiento comunista de Ttito era un error al cual se sumó por miedo –los corchetes son nuestros:

«Mis camaradas, cuando la Unión Soviética nos pidió seguirlos en ese momento [se refiere a la condena del revisionismo yugoslavo], fue difícil para nosotros oponernos. Se hizo eso porque en ese entonces había algunas personas que decían que había dos Titos en el mundo: uno en Yugoslavia y el otro en China. (...) Jruschov ya corrigió en relación con Yugoslavia». (Mao Zedong; Conversación con la delegación de la Liga Comunista de Yugoslavia, entre los días 15 y 28 de septiembre, 1956)

Poco antes, se había reconocido este pensar ante el mundo:

«Como resultado, él cometió algunos errores graves, tales como los siguientes: amplió el alcance de la supresión de la contrarrevolución, careció de la necesaria vigilancia en la víspera de la guerra antifascista, no prestó la debida atención a un mayor desarrollo de la agricultura y el bienestar material de los campesinos, dio ciertos consejos equivocados en el movimiento comunista, y, en particular, tomó una decisión equivocada en la cuestión de Yugoslavia. En estos temas, Stalin fue víctima del subjetivismo y la unilateralidad, y se divorció a sí mismo de la realidad objetiva y de las masas». (Renmin Ribao; Sobre la experiencia histórica de la dictadura del proletariado, 5 de abril, 1956)

Por supuesto, ningún fanático maoísta condenara a su ídolo de barro por esta confesión, afirmación que supone aceptar nada más y nada menos que el revisionismo de Tito.

Razón por la que declaró en esa misma época:

«Al triunfo de la guerra [Stalin], tuvo la sospecha de que la nuestra era una victoria al estilo Tito y ejerció, en los años 1949 y 1950, una presión muy grande sobre nosotros. No obstante, consideramos que él tuvo un 30 por ciento de errores y un 70 por ciento de méritos. Esta apreciación es justa». (Mao Zedong; Sobre diez grandes relaciones; Obras Escogidas, Tomo V, 25 de abril, 1956)


3) La «reeducación socialista» de los explotadores

«Muchos no comprendían nuestra política respecto a la burguesía nacional ni tenían una clara idea acerca de nuestra campaña de rectificación. Ahora, a mi modo de ver, ha crecido el número de camaradas que nos comprenden, pudiéndose decir que, en general, se nos comprende. Naturalmente, todavía puede haber quienes no nos comprendan. (...) Aquí en China damos un tratamiento más o menos suave a la burguesía nacional, y ésta se siente un poco a gusto al ver que todavía puede obtener algún provecho. (...) Ha sido correcta la línea seguida por el Comité Central desde el VIIº Congreso del Partido Comunista de China de 1945 hasta hoy. (...) Nada o muy poco se ha hablado de este problema en los numerosos artículos de crítica a los errores de Stalin que hemos leído. ¿Por qué Stalin incurrió en errores? Porque, frente a algunos problemas, lo subjetivo en él no concordaba con la realidad objetiva. Ahora, en nuestro trabajo se dan a menudo casos semejantes. El subjetivismo supone partir, no de la realidad objetiva ni de las posibilidades reales, sino del deseo subjetivo. Lo que se estipule, lo que se consigne en los documentos de nuestro congreso debe, dentro de lo posible, corresponder o aproximarse a la realidad de China». (Mao Zedong; Fortalecer la unidad del partido, continuar sus tradiciones; Obras Escogidas, Tomo V, 30 de agosto, 1956)

Y se aludía firmemente que se había superado los «errores izquierdistas» de la URSS sobre el trato a los enemigos:

«El problema de la eliminación de contrarrevolucionarios es un problema del primer tipo de contradicción –es decir, entre el enemigo y nosotros mismos–. Hablando comparativamente, en último análisis, ¿cómo ha sido en nuestro país el trabajo de de eliminación de los contrarrevolucionarios? ¿Mal o bien? En mi punto de vista ha habido deficiencias, pero en comparación con otros países se ha hecho relativamente bien. Mejor que la Unión Soviética, mejor que Hungría. La Unión Soviética era demasiado izquierdista, Hungría era demasiado derechista. Hemos elaborado una lección de esto; no es que fueran especialmente inteligentes. Debido a que la Unión Soviética ha sido demasiado izquierdista, hemos aprendido algo de esa experiencia». (Mao Zedong; Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo (Notas del discurso), 27 de febrero, 1957)

Por supuesto esto se pregonaba, se haría de modo pacífico a través de concesiones donde se permitía a la extracción de plusvalía y el crecimiento del poder económico de los explotadores:

«Como consecuencia de su alianza con la clase obrera los capitalistas nacionales son considerados con respeto en la nueva sociedad china. En las empresas mixtas ocupan puestos directivos, de acuerdo con su preparación y su experiencia, al lado de los representantes del Estado Popular. Algunos de ellos son hombres de Estado. En Shanghái hemos conocido un gran fabricante textil, dueño de una fortuna de 80 millones de yens –varias veces multimillonario en pesetas–, diputado a la Asamblea Nacional Popular y concejal de su ciudad. El Partido Comunista Chino y los otros Partidos y grupos democráticos han emprendido una labor de reeducación con los capitalistas nacionales, muy interesante. El objetiva de esa labor es hacer pasar del estado de explotador al de trabajador a los individuos que hoy forman esa clase. Se trata de mostrarles que el sistema de ideas originado en su condición de capitalistas, y esta misma condición, son injustos; que un hombre no tiene derecho a explotar a otros. Esta labor de reeducación, ligada a la experiencia práctica, diaria, ha dado sus frutos». (Santiago Carrillo; Sobre una singularidad de la revolución china: la alianza de los capitalistas nacionales con el proletariado, 1957)


4) La posibilidad del llamado «multipartidismo en el socialismo»

«¿Qué es mejor: que haya un solo partido o varios partidos? Por lo que hoy parece, es preferible que haya varios. Esto no sólo es válido para el pasado, sino que puede serlo también para el futuro; significa coexistencia duradera y supervisión mutua». (Mao Zedong; Sobre diez grandes relaciones; Obras Escogidas, Tomo V, 25 de abril, 1956)

Extrayendo las lecciones chinas, los oportunistas españoles clamaban felices:

«Junto al Partido Comunista coexisten diversos partido y grupos democráticos cuyo fundamento social es la burguesía nacional, la capa superior de la pequeña burguesía y sus intelectuales. (...) El régimen político socialista chino es pues un régimen de un solo partido, sino de varios. (...) Los hombres de los partidos y grupos democráticos ocupan importantes puestos en el gobierno y en el aparato del Estado; ejercen una real influencia en los asuntos públicos». (Santiago Carrillo; Sobre una singularidad de la revolución china: la alianza de los capitalistas nacionales con el proletariado, 1957)

Y la posible extrapolación a España:

«Lo que ha ocurrido en China, es decir, que una parte de la burguesía participe en determinadas condiciones en la edificación del socialismo, puede repetirse en otros países. (...) La posibilidad del paso pacífico incluso por la vía parlamentaria, del capitalismo al socialismo, sin necesidad de la destrucción violenta del apartado del Estado de las clases opresoras es en el porvenir una perspectiva real». (Santiago Carrillo; Sobre una singularidad de la revolución china: la alianza de los capitalistas nacionales con el proletariado, 1957)


5) Una cooperación y coexistencia pacífica entre capitalismo y socialismo al estilo revisionista


Earl Browder no dudó en ningún momento de que los pseudocomunistas chinos liderados por Mao Zedong eran:

«Los amigos de Estados Unidos más confiables dentro de China». (Earl Browder; Teherán: nuestro camino en la guerra y la paz, 1944)

Ya que por entonces:

«Es un hecho demostrado que las políticas económicas propias del Kuomintang en la China de hoy en día están operando para derrotar a los intereses de Estados Unidos en un mercado chino en expansión, mientras que las políticas económicas de los comunistas en China son las más favorables y propicias para un mercado en expansión. (...) El que se denomina campo «comunista» en China, porque está dirigido por miembros destacados del Partido Comunista de China está más próximo a la noción estadounidense de la democracia, que el denominado campo del Kuomintang. Está más próximo desde cualquier punto de vista, incluso en el de dar mayor campo de acción a la «libre iniciativa» en la vida económica». (Earl Browder; Teherán: nuestro camino en la guerra y la paz, 1944)

Esto se demostraría una vez más con el viraje en la línea político-económica china en 1970. Véase nuestra obra: «El fallecimiento de Rockefeller y la «desmemoria» de los jruschovistas y maoístas» de 2017. China en aquel entonces estaría traicionando al pueblo de Vietnam firmando el conocido Comunicado de Shangái sino-estadounidense de 1972 donde se blanqueaba y apoyaba la política exterior del imperialismo estadounidense. Por no olvidar como hemos visto que la China de Mao había restaurado relaciones con la España de Franco en 1973.  

¿Que decía por entonces Mao durante 1945? En su informe original al VIIº Congreso del PCCh, por supuesto omitido en sus Obras Escogidas, diría:

«¿Cuál es la actual situación internacional? Contrariamente a las expectativas de los reaccionarios chinos y extranjeros, las tres grandes democracias de Gran Bretaña, Estados Unidos, y la Unión Soviética se mantienen unidos. Las disputas entre estas democracias han existido y pueden existir en el futuro, pero la unidad a largo plazo va a reinar. Esta condición decisiva, ha sido finalmente demostrada en la Conferencia de Crimea. (...) Estamos en una situación totalmente nueva. Los problemas internacionales deben ser resueltos por conferencias a cargo de los tres o cinco naciones principales: los problemas internos de las distintas naciones tendrán que resolverse sin excepción, de conformidad con los principios democráticos». (Mao Zedong; La lucha por la nueva china; informe al VIIº Congreso del Partido Comunista de China, 1945)

Como punto inicial, vemos que Mao Zedong, como buen liberal, iguala la democracia burguesa de Gran Bretaña o Estados Unidos a la democracia proletaria de la Unión Soviética. Sólo un antimarxista escribiría así sin especificar. Y sólo un iluso pensaría que la alianza temporal, y ocasional, como de hecho fue, la alianza entre esos dos países capitalistas e imperialistas y un país socialista de la Segunda Guerra Mundial, podría prolongarse durante mucho tiempo sin conflictos tras el fin de ésta. Tampoco hay que dejar pasar por alto, el tono chovinista de gran Estado con que dice aquello de que los problemas internacionales deben resolverse por conferencias «a cargo de los tres o cinco naciones principales», ya que él pone entre esas naciones por supuesto a la China de Mao Zedong:

«Tal es el nuevo aspecto del mundo. Pero el que no puede ver las posibilidades de ciertas vicisitudes transitorias o incluso graves en la historia, o no entiende la aún considerable fuerza de los reaccionarios aislacionistas, quienes odian ver la unidad, el progreso y la liberación en su propio pueblo y otros pueblos y que no les gusta el nuevo orden mundial dirigido conjuntamente por Gran Bretaña, Estados Unidos, la Unión Soviética Unión, Francia y China, incurrirá en un error político. Sin embargo, la tendencia general de la historia está fijada y no puede ser cambiada. El mundo tiene un nuevo aspecto». (Mao Zedong; La lucha por la nueva china; informe al VIIº Congreso del Partido Comunista de China, 1945)

«Rechazando los dogmatismos de la época de Stalin» señalados en «Problemas económicos del socialismo» y otros escritos que sí hablaban de claras divergencias entre los sistemas, y de la honda diferencia entre ambos sistemas económicos, los oportunistas españoles leyendo las informes y tesis que los oportunistas chinos escribían en 1956 concluyeron que:

«Naturalmente que esta posibilidad de desarrollo pacífico está ligada a la conservación de la paz mundial, al mantenimiento de la coexistencia pacífica, y a la comprobación por los pueblos de la superioridad del Socialismo sobre el capitalismo, como sistema social, en el transcurso de un prolongado período de emulación pacífica. La justa aplicación de las enseñanzas del XXº Congreso del PCUS de 1956 exige aliar el mantenimiento más firme de las posiciones de principio del marxismo-leninismo sobre la revolución, con el espíritu crítico y de investigación más despierto y la repugnancia más resuelta hacia los clichés y rigideces dogmáticas». (Santiago Carrillo; Sobre una singularidad de la revolución china: la alianza de los capitalistas nacionales con el proletariado, 1957)


***

Repasando las publicaciones de «Nuestra Bandera» y «Mundo Obrero», las obras de Mao Zedong fueron constantes en especial durante el periodo en que Carrillo estuvo al frente del Secretariado General del Partido Comunista de España 1960-1982, e incluso se relataba con euforia los viajes de las delegaciones del Partido Comunista de España a la China de Mao Zedong. El Partido Comunista de España saludó todos los variados bandazos izquierdistas y derechistas de las políticas de los revisionistas chinos a lo largo de su existencia como demuestran los documentos de los revisionistas españoles, esto incluía el apoyo: tanto en el Gran Salto Adelante, la teoría de que «la agricultura debe ser la base de la economía», la Revolución Cultural o la teoría de los «tres mundos».

Con la demostración y prueba objetiva del estudio, aprobación y promoción de las obras de Mao Zedong entre los revisionistas españoles:

¿Ahora le empieza a cuadrar a la gente de dónde le vienen a Carrillo y otros revisionistas españoles las teorizaciones al estilo de que «en nuestro país, la contradicción entre la clase obrera y la burguesía nacional hace parte de las contradicciones en el seno del pueblo» o que «hay que admitir una larga coexistencia de los partidos democráticos de la burguesía y de la pequeña burguesía con el partido político de la clase obrera»? ¿Es decir entienden de dónde vienen la alianza con las clases explotadoras y el multipartidismo en el «socialismo» del señor Carrillo?

¡¡¡¿Existe alguien tan ciego o hipócrita como para no ver que sólo pajarracos sin principios y claramente oportunistas como Mao Zedong y Carrillo eran capaces de pedir en conversaciones con los estadounidenses la mediación para que España formara parte de la Comunidad Económica Europea (CEE) actual Unión Europea (UE)– y siguieran las bases estadounidenses en España e incluso fuera parte de la OTAN?!!! Los pueblos hace tiempo que pasaron examen a estas dos figuras y tienen cientos de pruebas para tipificar que son unos confabuladores, agentes del imperialismo y traidores no solo de la causa del pueblo español, sino a la causa antiimperialista mundial. 

Esto lo demuestran las declaraciones de Carrillo en sus viajes a Estados Unidos, he aquí Carrillo en sus declaraciones para New Times para holgorio de la CIA:

«Los americanos pueden estar en España mientras los rusos mantengan tropas en Checoslovaquia». (El Diario; La CIA desvela que Santiago Carrillo defendió la permanencia de las bases de EEUU en España en 1975, 2017)

O lo que decía en las tesis programáticas de su partido:


«Consideramos que quienes se oponen al ingreso de España en la Comunidad Económica Europea dan la espalda a las conveniencias de un proceso democrático, progresista, en el seno de dicha Comunidad; a una construcción europea equilibrada, en la que Europa del Sur tenga el peso que le corresponda. El Partido Comunista de España, al preconizar el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea, afirma su voluntad de transformar, al lado de las demás fuerzas de izquierda de Europa, el actual carácter de la comunidad, dominada por los grandes monopolios. Aspiramos a la Europa de los trabajadores, a la Europa de los pueblos: una Europa unida en los planos económico y político, que tenga una política propia, independiente; que no esté subordinada ni a los Estados Unidos ni a la Unión Soviética, pero que mantenga relaciones positivas con ambas potencias». (Partido Comunista de España; Resolución del IXº Congreso del Partido Comunista de España, 1978)


Exactamente lo mismo que demuestran las propias reuniones de Mao Zedong con los estadounidenses:

«Presidente Ford: «Estamos muy preocupados por la situación en España también, señor presidente. Al rey lo apoyamos. Esperamos que sea capaz de manejar los elementos que pudieran socavar su régimen. Y vamos a trabajar con él para tratar de tener el control necesario de la situación durante este período de transición». Presidente Mao: «Sería bueno que el Mercado Común Europeo los aceptara. ¿Por qué no acepta la Comunidad Económica Europea a España y Portugal?». Presidente Ford: «Señor presidente, nosotros hemos exhortado a la alianza de la OTAN para que fuera más amigable incluso durante la dictadura de Franco. Y esperamos que con el nuevo rey España sea más aceptable para la alianza de la OTAN. Además creemos que la CEE debe ser sensible a los movimientos del gobierno español hacia la unidad con la Europa occidental en su conjunto. Vamos a trabajar en ambos sentidos tanto como nos sea posible». (Conversación entre Mao Zedong y Henry Kissinger; 2 de diciembre de 1975)


¿No es claro que las tesis de la 
«alianza con la burguesía nacional en la construcción del socialismo», el «tomar la agricultura como base de la economía» o el «multipartidismo en el socialismo», tesis adoptadas tanto por Santiago Carrillo-Enrico Berlinguer como por Hua Kuo-Feng-Deng Xiaoping y criticadas por mucha gente honesta, eran herencia directa de la teoría y praxis revisionista de Mao Zedong y el llamado Pensamiento Mao Zedong? Véase nuestra obra: «Hua Kuo-feng y Deng Xiaoping; adalides del legado del revisionismo chino» de  2014

¿Quién tiene más delito los que viven en la inopia y no sabían de estos datos y pruebas, o los que denuncian los viajes, encuentros, comunicados y acuerdos entre Berlinguer-Deng y los imperialistas estadounidenses y Deng, pero no denuncian los mismos sucesos entre los eurocomunistas y los revisionistas chinos en la época de Mao Zedong?:

«Ahora con esta línea, avanza la detente y las relaciones con el imperialismo estadounidense y los otros países capitalistas. (...) También en lo que respecta a los partidos revisionistas, el Partido Comunista de China está cambiando de estrategia y de tácticas para agrupar a los partidos revisionistas que tienen contradicciones con los soviéticos, al igual que hará esfuerzos por ganarse al «tercer mundo». La línea china, montada y establecida de común acuerdo con Ceaușescu y Carrillo, confirma una vez más, nuestros puntos de vista y previsiones. China avanza rápida y gradualmente hacia su conversión en una gran potencia revisionista». (Enver Hoxha; Los chinos luchan por arrebatar a los soviéticos la hegemonía en el campo revisionista; Reflexiones sobre China: Volumen II, 25 de febrero de 1972) 


Es más, cuando los partidos revisionistas occidentales profundizaron las divergencias con el partido del revisionismo soviético –contradicciones pese a ello, coyunturales, oportunistas y entre mismos revisionistas–, serían asistidos –siempre según la «lógica de la teoría de los «tres mundos» de Mao Zedong– por el Partido Comunista de China, como demuestran además los varios y sonados viajes de Santiago Carrillo a China durante los años 70 y su entendimiento con los revisionistas chinos. Esto fue ignorado por los oportunistas, pero fue registrado en las denuncias de los partidos marxista-leninistas de entonces que habían caído en la trampa del maoísmo pero poco a poco empezaban a denunciar sus cada vez más sonoras traiciones. Véase nuestro capítulo: «El PCE (m-l) y su tardía desmaoización» de 2019.

Mao Zedong ha sido pues, quiérase reconocer o no, inspirador –en lo ideológico–, y promotor –por su apoyo a inicios de los 70– del llamado eurocomunismo, le duela a quien le duela. Estamos de acuerdo por tanto por todo esto, con la siguiente afirmación:

«Sabemos que todavía hoy muchos camaradas, por ejemplo Kabd –que condenó la teoría de los tres mundos  como revisionista, y la actual política de China como socialchovinista– que les es difícil quitarse de encima la etiqueta de Mao Zedong. Y debemos reconocer que hemos ayudado más o menos a bastante gente que todavía hoy día sigue a Mao Zedong como los adoradores del nuevo Buda. (...) Estamos seguros, las personas que tienen dudas hoy considerando a Mao Zedong como «marxista-leninista», llegará bajo un análisis minucioso de los hechos –no sólo sus escritos, sino también la realidad China– a los mismos resultados que nosotros. El único argumento de sus defensores de Mao Zedong sigue siendo prácticamente: él no conocía nada, él estaba prácticamente prisionero, él siempre estaba con sus puntos de vista en minoría, el desarrollo de China se ha llevado a cabo en contra de su voluntad etc., y así sucesivamente. Esta argumentación es infantil y frívola». (Ernst Aust; Informe en el IVº Congreso del Partido Comunista Alemán/Marxista-Leninista, diciembre de 1978)

Paradójicamente durante los 60, 70 y 80 muchos «maoístas» españoles del Partido del Trabajo de España, el Partido Comunista de España (reconstituido) e incluso el Partido Comunista de España (marxista-leninista) hasta su rectificación del maoísmo en 1979, se echarían las manos a la cabeza con estas mismas tesis maoístas de Carrillo del Partido Comunista de España. Muchos criticaron los recibimientos y el apoyo de Mao Zedong a Carrillo en sus visitas a China, a la muerte de Mao Zedong, denunciaron de nuevo las palmadas en la espalda entre Hua Kuo-feng y Deng Xiaoping con Carrillo y Berlinguer, denunciaban la similitud de sus tesis, pero no comprendían o no querían comprender por sentimentalismo, que en España combatir al eurocomunismo significaba combatir al propio maoísmo.

A estos señores «maoístas» y seguidores del «Pensamiento Mao Zedong» les hubiera tocado entonces y les toca ahora a sus sucesores cuando se indignan con las tesis del eurocomunismo, limpiar primero su establo, pues Mao Zedong tendría un papel central en su desarrollo. Muchos revisionistas «maoístas» –por su sentimentalismo hacia su figura idealizada– y muchos ex maoístas –por el difícil acceso a información de aquella época– estuvieron lejos de caer en esta deducción, pero a día de hoy, esto no puede permanecer por más tiempo oculto. 

Mao Zedong y sus tesis que revisaban el marxismo-leninismo fueron fuente de inspiración tanto para las  figuras (A); en que se fijaron los eurocomunistas, como para las propias figuras (B); padres del eurocomunismo:  muestra de ello como ya demostramos en variadas ocasiones, es que no sólo figuras (A), revisionistas contemporáneos de la época del líder chino como Earl Browder, recomendaba sus tesis por todo el mundo en los 40 –inclusive tras la condena de Browder por todo el movimiento comunista internacional–, sino que también figuras (B), revisionistas como Palmiro Togliatti y Maurice Thorez saludaron de buen grado en los 50 tras la muerte de Iósif Stalin, daban su visto buena a las teorías de vía al «socialismo chino», según las «peculiaridades específicas», como ejemplo de «socialismo no dogmático». 

¿No es obvio también que la bienvenida de la inversión de capital extranjero en los 70 con las llamadas cuatro modernizaciones anunciaba por Chou En Lai, seguía el plan no cumplido por hacia Mao Zedong en 1945 tan saludado por Earl Browder? Véase nuestra obra: «Desmontando mitos: Mao Zedong ese liberal pro estadounidense e ídolo de Earl Browder» de 2014.

¿No es obvio que las felicitaciones por las tesis del «socialismo específico» y por la «integración pacífica del capitalismo y los explotadores en el socialismo» de Mao Zedong aplaudido por Togliatti y Thorez serían fuente de inspiración para Berlinguer, Marchais y por extensión también para Carrillo para su propia vía? Véase el extracto de Vincent Gouysse:  «Los revisionistas franceses, italianos y soviéticos adorando la «vía específica» de Mao Zedong de los 50» de 2007

¿Acaso hace falta demasiado para condenar al maoísmo como una corriente ajena al marxismo cuando se sabe de su rehabilitación y halagos hacia eel titoismo? Véase el capítulo de Vincent Gouysse: «El Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de Albania frente al titoismo; Vincent Gouysse» de 2004.

¿No fue dicha rehabilitación del revisionismo yugoslavo una bendición para líderes como Thorez y Togliatti, que fueron criticados por cometer desviaciones del mismo tipo en los años 40, y que estaban deseosos de volver a la menor oportunidad a dichos lineamientos «heterodoxos»? Véase nuestra obra: «La crítica al revisionismo en la Iº Conferencia de la Kominform de 1947» de 2015.

El maoísmo, ha sido y es, tronco fundamental del revisionismo pasado y presente.

Concluyendo: con las personas influenciadas por el revisionismo chino, al igual que con cualquier otra persona influenciada por otras corrientes antimarxistas, debemos ver si de verdad intentan tener una visión científica del mundo, debemos proceder siempre con gran paciencia auxiliándoles para obtener una visión completa de la historia y del presente perfeccionando ese método científico a través del materialismo dialéctico. Para ello debemos ayudarles dándoles información y documentación de los propios revisionistas chinos implicados en el tema a tratar, explicándole la falsedad de los mitos tomados por ciertos, ayudándoles a potenciar que por sí mismos sepan realizar una labor de investigación y análisis científicos bajo el materialismo-dialéctico y puedan descubrir las grietas del revisionismo. Solo así lograremos que más temprano que tarde que ellos mismos comprendan que es el revisionismo chino y lo repudien conscientemente, pero con los revisionistas recalcitrantes que niegan investigar y analizar objetivamente, o que saben de sobra estas informaciones y las ocultan e ignoran, que simplemente pese a reconocerlas llegan a análisis de defensa del revisionismo chino, que desprecian o aminoran la lucha contra el revisionismo chino por la razón que sea, ellos, deben ser señalados como adalides del capitalismo mundial y enemigos del proletariado y del proletariado chino en concreto». (Equipo de Bitácora (M-L)Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)

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