lunes, 27 de abril de 2015

Sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania; Jorgji Sota, 1983

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«Defendiendo estoicamente el punto de vista de que en el socialismo la lucha de clases se desarrollo de una manera integral, entrelazada con sus tres principales frentes –el político, económico e ideológico–, el partido se opone a la tesis de que, con la liquidación de las clases explotadoras, la lucha de clases se desarrollo solo o principalmente en el frente ideológico. La experiencia nos muestra, que en esta etapa, también, la lucha de clases sobre el frente político se mantiene siempre en el centro de la lucha de clases. Esta lucha toma decisiva importancia porque ella es una lucha por el poder estatal, una lucha sobre la cuestión de si la dictadura del proletariado debe ser mantenida y fortalecida, o si ella degenera y es liquidada. Independientemente del hecho de que en las diferentes etapas particulares formas de la lucha de clases se agudizan, la lucha de clases debe ser librada de manera simultánea en los tres frentes: político, económico e ideológico. La decaída en alguno de estos tres frentes encarna una desviación de la teoría marxista-leninista, porque trae consigo el debilitamiento de toda la lucha de clases». (Jorgji Sota; Sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania; Informe presentado en la Conferencia científica sobre el pensamiento teórico del Partido del Trabajo de Albania y el Camarada Enver Hoxha, 1983)


Introducción de «Bitácora (M-L)»

Esta obra de Jorgji Sota corresponde a una serie de informes presentados en la Conferencia científica sobre el pensamiento teórico del Partido del Trabajo de Albania y el Camarada Enver Hoxha. Por ende, el presente texto corresponde a una conferencia donde se analizaban las contribuciones del Partido del Trabajo de Albania y de su principal líder Enver Hoxha al marxismo-leninismo con la experiencia del proceso albanés. En el informe de se aborda en especial la cuestión de la dictadura del proletariado y la lucha de clases de 1944 a 1983.

En el primer capítulo se repasa la creación de poder estatal revolucionario bajo los consejos –soviets albaneses– y que pese a las características que afrontaba la Albania de los años 40, y el carácter antiimperialista y antifascista inicial de la revolución, estos órganos y ciertos factores objetivos y subjetivos –como el no compartir el poder con otras fuerzas que no habían luchado contra el invasor o la no permisión del desembarco de tropas anglo-estadounidenses para la liberación del país– hicieron posible que estos órganos fueran el embrión de la dictadura del proletariado que posibilitó eliminar a las clases explotadoras del poder político y después, con las transformaciones socio-económicas, sustentadas bajo estos órganos, del poder económico.

Se comenta que las alianzas iniciales del proletariado en aquella revolución: en primer lugar con el campesinado y después con todas las fuerzas patrióticas que aceptaran luchar contra el invasor; eran una serie de alianzas que conforme se avanzaban en la resolución de las tareas de la primera etapa antifascista, antifeudal, anticolonial, iban cambiando: esto incluía la profundización de la alianza con algunas clases –como con la capa del campesinado que se proletarizaba en las cooperativas o granjas estatales– y el fin de otras de carácter temporal –como era el caso de la sostenidas con ciertos elementos de las capas de la burguesía rural o urbana que habían participado en la lucha contra el invasor–. Se resalta del mismo modo que los albaneses estaban en contra de teorizaciones como la de los revisionistas chinos que incluían en la dictadura del proletariado la alianza con la burguesía nacional –una clase explotadora–, que no eran sino repetición de la tesis de los revisionistas yugoslavos con los kulaks –burguesía nacional en el ámbito rural–.

En torno a la cuestión del partido se subraya el rol del partido en el sistema de dictadura del proletariado, relacionando el hecho de que si solo el liderazgo de la clase más revolucionaria es la que garantiza hilar las diferentes etapas con éxito –desde una revolución antifascista, antifeudal, anticolonial a una revolución socialista– para no estancarse en ninguna de ellas, es evidente por tanto que solo puede ser el partido de la clase obrera el único que puede conducir la construcción del socialismo, una etapa y tarea de mayores dimensiones que las otras citadas. En especial se critica las concepciones de los revisionistas yugoslavos que consideraban al partido en la construcción del socialismo o una vez construido, como un mero orientador ideológico, rebajando el rol que debe cumplir en todas las esferas de la sociedad –como el liderazgo político o económico–, tampoco se aceptaba la falsedad de la teoría de los revisionistas soviéticos que una vez construido el socialismo y con la proletarización de las capas explotadas no proletarias se daba la necesidad de un partido de todo el pueblo –negando el carácter proletario del partido comunista–, igualando al proletariado con las clases y capas sociales que estaban en camino de serlo e igualando la mentalidad de unas capas de la población que habían adquirido la cultura proletaria de otras que estaban lejos de resolver los remanentes ideológicos del pasado. Se critica la teoría del revisionismo chino y eurocomunista del «pluralismo político» y su clara apuesta por el «multipartidismo en el socialismo», no entendiendo que los partidos representan a las clases, por ende, si en una sociedad es realmente socialista, no hay cabida ni para partidos agraristas –porque el nuevo campesinado cooperativista o de las granjas estatales se ha proletarizado, o está en camino de serlo– ni partidos de los intelectuales –porque la nueva intelectualidad, la socialista, nace del proletariado y otras capas del pueblo–, ya que las clases y capas que quedan con la construcción del socialismo son clases y capas que tienen los mismos intereses que la clase dirigente del Estado socialista que es el proletariado, y se van igualando al carácter social y mentalidad de este. Por tanto el desarrollo progresista de la sociedad no amplia sino que reduce el número de partidos hasta lograr el partido único proletario, donde se seguirán los mismos métodos de admisión entre la nueva clase obrera socialista, el campesinado socialista, más capas como la intelectualidad –es decir un examen del origen social pero también de sus habilidades individuales para ver si tal miembro pendiente de admisión es compatible con el partido único del proletariado, si reúne los méritos para integrarse en el mismo–.

Se presenta la tesis marxista-leninista de la unión entre dictadura y democracia, expresando que el fortalecimiento de la dictadura del proletariado no puede darse sin la existencia de la verdadera democracia proletaria. Por tanto, sin el fortalecimiento de la democracia proletaria no puede fortalecerse la dictadura del proletariado, sin esta unidad dialéctica se cae en la degeneración del partido y del Estado proletario. Por supuesto esta idea esta obligatoriamente en contra de la concepción burguesa de los revisionistas yugoslavos que parte de que para existir una verdadera democracia proletaria hay que desmontar la dictadura del proletariado –en realidad es una teoría metafísica que olvida el carácter marxista del Estado–, ya que, sin el funcionamiento de la dictadura del proletariado no puede suprimirse la resistencia de las clases explotadoras, ni defender la democracia proletaria de la aparición de nuevas clases explotadoras.

Se ha hecho énfasis en que a la hora de tratar el centralismo democrático y basarse en la unilateralidad del centralismo al tiempo que se hace una infravaloración de la democracia proletaria, conduce a los métodos del centralismo burocrático de los revisionistas soviéticos, dándose desde autoritarismos, métodos militares, hasta aventurerismo político –ya que solo hay orden pero no control ni democracia en la producción de tales órdenes–. Por eso se subraya la compenetración del control desde arriba y desde abajo, y la introducción y adecuación de las masas en las actividades políticas como método para salvaguardar la pureza del partido y el Estado.

El autor también se pronuncia sobre la teoría del revisionismo soviético sobre el Estado de todo el pueblo –que tienen los mismos argumentos que el del partido de todo el pueblo–, de la teoría del revisionismo yugoslavo y sus ideas anarquistas que separan el socialismo y la noción de la dictadura del proletariado y de la noción de Estado –siendo solo una justificación bajo lenguaje radical pequeño burgués para ocultar la negación de la dictadura del proletariado y la promoción de la propiedad privada– o de la teoría del revisionismo chino que dice que la lucha de clases solo prosigue dentro de la dictadura del proletariado porque en el socialismo existen aún las clases explotadoras –que en realidad solo es una excusa teórica para justifican la no eliminación de las clases explotadoras y la creación de nuevas clases explotadoras–.

En el capítulo dos, se indica que los albaneses proclamaban que seguían el axioma marxista-leninista ya descubierto por otros marxista-leninistas de que con la construcción económica del socialismo y la eliminación de las clases explotadoras como clases no concluye la lucha de clases, pues la lucha de clases continúa hasta la construcción del comunismo. Para saber hilar esta lucha de clases en el socialismo se presenta que hay que tener en cuenta tanto los factores objetivos como pueden ser los remanentes de la ideología burguesa en los viejos elementos explotadores, en las clases socialistas e incluso entre ciertas capas del proletariado, o la evidente proyección del cerco imperialista-revisionista en la Albania socialista con todas sus consecuencias; pero también teniendo en cuenta los factores subjetivos que pueden surgir debido a una permisión de la ampliación de las diferencias salariales entre rangos, ampliación en la diferenciación entre el campo y la ciudad, o por apatía en la lucha contra las corrientes ideológicas extrañas, fenómenos precisamente subjetivos que los revolucionarios deben buscar evitar que ocurran.

Los albaneses rechazan las teorizaciones de los revisionistas soviéticos sobre que en la sociedad socialista no existen contradicciones antagónicas y que por tanto todo discurre en armonía y tranquilidad, no existiendo según ellos más la lucha de clases, cuando ya los marxista-leninistas soviéticos demostraron que la lucha de clases no desaparece hasta lograr la sociedad comunista sin clases no solo en uno o varios países sino en todo el planeta, de otro modo sería negar que en mayor o menor grado existen las reminiscencias de la antigua sociedad durante el desarrollo de la sociedad de transición socialista hacia el comunismo, y sería negar la influencia externa que ejercen los países capitalistas en esa sociedad de transición. 

A la hora de tratar la lucha de clases se proclama que se debe de hacer una diferenciación entre el trato de tales a la hora de resolver las cuestiones entre el pueblo, del modo que han de ser abordados en el caso de la lucha de clases librada con el enemigo; es decir, mientras con el pueblo se usan métodos no violentos, con el enemigo sí se utilizan métodos violentos –el grado de dicha violencia estará en dependencia del grado de resistencia–. En el caso de ejercer la resolución de los problemas no antagónicos entre el pueblo, la persuasión y la educación no son las únicas herramientas, las medidas organizativas, administrativas, técnicas y económicas acompañan la resolución de estos problemas.

Se denuncia la unilateralidad en la conducción de la lucha de clases, mirando solo al peligro del exterior  –la presión multifacética del cerco imperialista-revisionista en todos los campos– o solo al peligro del interior –los remanentes de las viejas clases, la degeneración de la mentalidad proletaria o la aparición de nuevos enemigos–.

Los marxista-leninistas han dejado claro el axioma existente en la interconexión del frente interno con el frente externo en la lucha del enemigo de clase, siendo la ideología anticomunista la fuente que los une; esto queda demostrado por el hecho de que en varias de las conspiraciones contra el orden socialista acaecidas desde 1944, el enemigo interno se ha valido del enemigo externo y viceversa –Koçi Xoxe y los revisionistas yugoslavos,  Liri Belishova y los revisionistas soviéticos, Beqir Balluku y los revisionistas chinos, y un largo etcétera–.

A esto se une el hecho irrefutable de que los campos –el político, económico e ideológico– están interconectados entre sí. En tanto, se rechaza acertadamente la tesis de que con la conquista del poder político y la construcción económica del socialismo solo se deba prestar atención al frente ideológico. La lucha por defender el poder político y económico no cesa en este periodo, de hecho si la dictadura del proletariado es destruida –campo político– el resto de campos no tienen sentido, del mismo modo que si la economía degenera y se vuelve a regir por leyes de producción capitalistas y se restaura el capitalismo –campo económico– el resto de campos caen arrastrados por esta. De igual modo que si se olvida la lucha ideológica en el partido o las concepciones sobre la cultura –campo ideológico– esta supondrá un puente para degenerar los otros campos. Es decir, la relajación en uno u otro campo significa que el resto de campos se resientan de igual forma, y la entrada y dominación del enemigo en uno supone la brecha de entrada para degenerar el resto.

En particular se señala la debida comprensión que ha de hacerse respecto a la lucha en el campo ideológico y la presión que existe en este campo como medio de que el enemigo logre una contrarrevolución pacífica, desde el interior del mismo partido comunista. De hecho se concluye que sin el triunfo en el campo ideológico las victorias en el campo político y económico no pueden ser mantenidas y desarrolladas. Las experiencias revolucionarias han demostrado que generalmente la degeneración de un país socialista empieza por el campo ideológico, se extiende a la dictadura del proletariado –campo político– y finalmente se da el reemplazo de la economía socialista –campo económico–.

En cuanto a la lucha de clases en el partido, se deja claro que como organismo con vida, las contradicciones surgen en su seno, por lo que para resolverlas sus cuadros deben estar pertrechados previamente con una educación correcta en el marxismo-leninismo si quieren salir victoriosos de estas contradicciones. Aquí hay que distinguir la lucha interna partidista contra los elementos antipartido, fraccionalistas y desviacionistas, de los elementos que tienen simples reminiscencias de la ideología del pasado, del mismo modo que ha de hacerse entre los divulgadores conscientes de la ideología antiproletaria con ciertos conceptos errados del marxismo-leninismo por debilidad en la formación o por ignorancia de tales conceptos. Por supuesto el partido marxista-leninista se distingue de la concepción del revisionismo chino que considera al partido como una arena de clases donde la línea burguesa y la línea proletaria luchan y se expresan en plataformas de líneas y fracciones. El partido marxista-leninista se caracteriza por una sola línea monolítica de pensamiento y de acción, y es precisamente en lucha contra las ideas burguesas y pequeño burguesas, y con la eliminación de las fracciones y de las líneas antes de su formación, que se fortalece y avanza. Por tanto la formación de líneas y fracciones, e incluso la entera degeneración del partido, no es un fenómeno inevitable sino precisamente un fenómeno a evitar si se trata correctamente.

Se habla también de comprender que la lucha de clases no es una línea recta, tiene sus flujos y reflujos en el ámbito nacional e internacional, por lo que el partido comunista y sus miembros deben protegerse tanto del apaciguamiento como de la exacerbación artificial de la lucha de clases. Esto significa protegerse tanto del liberalismo como del sectarismo.

Jorgji Sota
Sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania

En aplicación de los principios fundamentales del marxismo-leninismo en una manera creativa y resumiendo la rica experiencia de nuestra propia práctica y el movimiento revolucionario internacional, el Partido del Trabajo de Albania y el Camarada Enver Hoxha han elaborado, como para otros problemas del socialismo científico, también un número de problemas de importancia capital que mienten sobre los fundamentos de la doctrina marxista-leninista sobre la dictadura del proletariado y la lucha de clases. El valor generalizador de estos problemas consiste no sólo en la defensa, argumentación y profundo fortalecimiento de las tesis e ideas que los clásicos del marxismo-leninismo han asentado en los fundamentos de sus obras, sino también en su concreta implementación en la vida de nuestro país. La práctica de la Albania socialista es una completa confirmación del pensamiento teórico del Partido del Trabajo de Albania y un brillante ejemplo de la lógica marxista-leninista con que se analizan los problemas, las situaciones, los factores objetivos y subjetivos, y la dialéctica de nuestro desarrollo social. Así mismo es mérito del Partido del Trabajo de Albania y del Camarada Enver Hoxha que, con madurez marxista-leninista, con coraje revolucionario y capacidad creativa, han planteado el problema de la cognición y resumido el proceso de regresión que tuvo lugar en la Unión Soviética y en algunos otros países, del cual el partido ha llegado a perfilar la conclusión de que la dictadura del proletariado puede ser establecida como resultado de la revolución socialista, pero que también puede con posterioridad degenerar y ser liquidada a través del revisionismo, el principal arma de la contrarrevolución pacífica. Sin embargo, la experiencia de la Albania socialista demuestra que la degeneración de la dictadura del proletariado y el retorno del capitalismo no están determinadas por el destino. Si las enseñanzas del marxismo-leninismo son defendidas y consecuentemente implementadas, la causa del socialismo se convierte en inconquistable y la dictadura del proletariado puede resistir a todas las tormentas.

El PTA sobre la indispensabilidad y formas del fortalecer la dictadura del proletariado a través de todo el periodo histórico hasta el comunismo

Considerando el problema del poder estatal como el problema fundamental de la revolución, nuestro partido desde su creación ha prestado especial atención y realizó una nueva contribución teórica y práctica para la solución de este problema en el camino revolucionario y en conformidad con las condiciones concretas de nuestro país. En su contenido y organización, el poder estatal revolucionario en nuestro país siguió el ejemplo de la Comuna de París y de los Soviets, pero también dio a luz un sello original que provenía del carácter antiimperialista y democrático de la revolución y la función particular de los consejos de liberación nacional como órganos de la unión y lucha del pueblo y órganos del poder del Estado democrático-popular. Esta peculiaridad de este poder estatal era que, en su carácter y esencia, no representaba simplemente una dictadura democrática de las fuerzas revolucionarias, sino también un poder del Estado que tenía la dictadura del proletariado en su embrión.

La profundización revolucionaria de los procesos socio-políticos que tuvieron lugar en nuestro país durante la Guerra de Liberación Nacional condujo a una profunda diferenciación política y de clase entre el pueblo y las clases explotadoras, a la destrucción completa y definitiva del poder político y las organizaciones reaccionarias de estas clases, también crearon las premisas objetivas para que el nuevo poder del Estado democrático pudiera llevar a cabo las funciones de la dictadura del proletariado inmediatamente después de la liberación del país. La correcta línea política del Partido Comunista de Albania fue el factor subjetivo decisivo en este campo. El partido no sólo sabia como explotar estas premisas en favor de la revolución, sino también, como la única fuerza de liderazgo que conducía la directa organización de la Guerra de Liberación Nacional, nunca aceptó compartir su liderazgo con cualquier otra organización o elementos de la burguesía, y siempre luchó resueltamente contra la presión y los intentos de la reacción interna  e internacional, y especialmente la anglo-estadounidense, que trataban de llevar a los representantes de los terratenientes reaccionarios y burgueses de vuelta al poder.

La originalidad de la creación y desarrollo del poder estatal revolucionario en nuestro país, en comparación con algunos países del Este y Suroeste de Europa, es que nuestro Estado, que surgió de la revolución popular, ha estado en lo correcto que desde el principio haya sido una dictadura del proletariado, pero realizada en una nueva forma política: la de la democracia popular. Este descubrimiento marcó una nueva contribución a la teoría y la práctica de la dictadura del proletariado.

El hecho de que el poder estatal de la democracia popular ya durante la Guerra de Liberación Nacional se basara en una amplia base social, que incluía en su estructura la alianza de la clase obrera con el campesinado y las otras fuerzas patrióticas y democráticas de nuestro país, una estructura condicionada por la amplia plataforma política de esta lucha, de carácter antiimperialista, y democrática de la revolución, representa otra particularidad importante de la dictadura del proletariado en nuestro país. La experiencia de nuestro país muestra que el grado de fortaleza y solidez de la dictadura del proletariado  en los países en los que el campesinado constituye una masa considerable de personas depende de la solidez y el fortalecimiento constante de la alianza de la clase obrera con el campesinado. La profundización de las transformaciones revolucionarias de carácter socialista que se han llevado en nuestro país gracias a la correcta línea y política del partido, han dado a la alianza de la clase obrera con el campesinado, que se ha convertido en una clase socialista, un nuevo contenido que ha llevado a un nuevo fortalecimiento cualitativo de la base social de la dictadura del proletariado.

Sin embargo, además de esta alianza, que se encuentra en la base de nuestro Estado socialista, la dictadura del proletariado con nosotros, se realiza sobre una base más amplia, la unidad del pueblo como poderosa fuerza motriz, que ha ido en constante ampliación y fortalecimiento paralelo con los cambios esenciales de carácter socio-económico e ideológico que han tenido lugar en la base y la superestructura de nuestra sociedad, especialmente con la transición hacia la completa construcción socialista de la sociedad. Desde este punto, la polémica de nuestro partido contra las teorizaciones y prácticas de los revisionistas chinos, que, deformando el carácter de clase de la dictadura del proletariado, atribuyen a ella una base extraña, antisocialista que incluye a la burguesía nacional, tiene una particular importancia de principio.

El Partido del Trabajo de Albania ha defendido y desarrollado adicionalmente el concepto marxista-leninista del sistema político de la dictadura del proletariado. De gran valor generalizador es especialmente su experiencia en la creación de un concepto más amplio y completo del partido en el sistema de la dictadura del proletariado como la única fuerza política del Estado y la sociedad. El hecho que en este sistema de partido de la clase obrera está en lo alto de la pirámide, como una afirmación particular del principio de que sin su liderazgo directo, solo e indivisible no hay ni puede haber ninguna dictadura del proletariado, representa no sólo una fundamental ley y demanda del marxismo-leninismo, sino también una garantía fundamental del contenido de clase de todo el sistema de dictadura del proletariado, de la existencia de la democracia en el Estado socialista.

Las teorizaciones de los revisionistas yugoslavos que conciben el partido como un «factor meramente ideológico» y no como un «factor de Estado» bajo el pretexto de que de lo contrario el papel decisivo de las masas de los productores sería negado, o la de los revisionistas soviéticos que declaran que en las condiciones del «socialismo desarrollado» el partido pierde su carácter de clase y se transforma en un «partido de todo el pueblo», no son otra cosa que ataques desde posiciones anarco-sindicalistas y antimarxistas al rol de liderazgo del partido proletariado en la sociedad clasista, los intentos de justificar la liquidación de la dictadura del proletariado.

Nuestro partido ha refutado el concepto burgués-revisionista del llamado «pluralismo político» en las condiciones del socialismo, que es predicado por los partidos revisionistas de occidentales opuestos a la tesis «stalinista» de partido único, bajo el pretexto de que pretendidamente está en contradicción con la democracia socialista, etc. En exposición de la falsedad de esta teoría, el camarada Enver Hoxha considera la existencia por mucho tiempo de partidos políticos en el sistema de la dictadura del proletariado como sin sentido, como absurda y oportunista, sobre todo después de la construcción de la base económica del socialismo por el hecho de que tal cosa solo serviría al enemigo, a los representantes de las clases explotadoras o sus restos, para compartir el poder del Estado entre sí y lograr la degeneración y liquidación de la dictadura del proletariado.

En el pensamiento teórico de nuestro partido destaca la profunda argumentación científica de la conexión orgánica existente entre dictadura y democracia, y la defensa de esta relación en la presente lucha ideológica. En afirmación de esta unidad dialéctica, nuestro partido señala que el fortalecimiento de la dictadura del proletariado no puede ser concebido sin la verdadera democracia para las masas, al igual que la ampliación de la democracia no puede ser concebida sin el fortalecimiento de la dictadura del proletariado. El partido considera la profundización de la democracia socialista como una condición política fundamental para la realización de las tareas de la dictadura del proletariado, como el camino general para su defensa e incesante fortalecimiento, y la amplia de la participación de las masas en la gobernación del país como en la dirección fundamental de la democracia, como uno de los más importantes factores para la defensa de nuestro Estado y sociedad contra el peligro de la degeneración burgués-revisionista.

Adhiriéndose a estos principios, nuestro partido ha rechazado los puntos de vista de los revisionistas quienes crean una brecha entre dictadura y democracia bajo el pretexto de que no puede haber democracia sin derribar la dictadura del proletariado. Por su parte, los revisionistas yugoslavos consideran el desvanecimiento del Estado socialista como el principal camino para el desarrollo de la denominada «democracia directa», mientras los revisionistas soviéticos consideran la liquidación de la dictadura del proletariado como una condición sine qua non para el desarrollo de la democracia socialista. Sin embargo, el debilitamiento y, después, la liquidación de la dictadura del proletariado en la Unión Soviética y en otros ex países socialistas no les llevaron al fortalecimiento, sino a la liquidación de la democracia socialista.

El desarrollo y la ampliación de la democracia socialista, la participación cada vez más activa de las masas en la gobernación del país, no excluye el uso de la fuerza en una parte del Estado de dictadura del proletariado contra los enemigos del socialismo. El partido y el camarada Enver Hoxha han señalado la absoluta necesidad de esta función, así como de otras funciones, de la dictadura del proletariado también después de la liquidación de las clases explotadoras. A pesar de las limitaciones a las que esta función está sujeta, y esta son obvias, no desaparece sino que pervive sobre todo el periodo de transición hacia el comunismo, no sólo para acabar con la resistencia de los restos de las clases explotadoras y cualquier otra actividad hostil de los enemigos externos e internos, sino también para combatir a la nueva burguesía y a los elementos antisocialistas que surgen en el proceso de la lucha de clases en el país. Esta función se vuelve incluso más importante en las condiciones de la gran, salvaje y multifacética presión del cerco mundial revisionista y capitalista que nos rodea. Los vínculos y mutuos condicionamientos entre dictadura y democracia encuentran su concreta expresión en la implementación del principio del centralismo democrático. Nuestro partido ha prestado particular atención al correcto entendimiento e implementación de este principio, no sólo porque es el fundamental principio de la construcción y funcionamiento del mecanicismo social del Estado socialista, sino también para prevenir cualquier malentendido y distorsión que pueda emerger en la relación entre centralismo y democracia. La vida ha probado que cualquier absolutización del centralismo e infravalorización de la democracia conduce al centralismo burocrático, al sectarismo y el aventurerismo político,  como ha pasado en la Unión Soviética donde los revisionistas establecieron su dictadura burocrática como un arma para la ley de la nueva burguesía sobre las masas. Cualquier absolutización de la democracia e infravalorización del centralismo conduce al oportunismo y al liberalismo anarco-sindicalista, a la disgregación y a la degeneración de la dictadura del proletariado. El ejemplo de la llamada «autogestión» de la clase obrera y la «directa democracia de las masas», que los revisionistas yugoslavos predican muestra a dónde conduce el abandono del centralismo proletario.

La implementación de la línea de masas y sus muchas iniciativas y movimientos en los diversos campos de la actividad social han servido y continúan sirviendo, no sólo como un activo método revolucionario para la implementación y verificación práctica de la línea política del partido, sino también como una condición indispensable para que el proceso de construcción socialista no sea transformado en un proceso burocrático-administrativo, sino para salvaguardar siempre la vida y acción consciente de la creatividad de las masas lideradas por el partido.

Un gran mérito del Partido del Trabajo de Albania y del Camarada Enver Hoxha, es que, mientras definen la lucha contra el liberalismo y burocratismo como «una de las más importantes direcciones de la lucha de clases», han hecho una importante contribución para entender su esencia y las causas objetivas y subjetivas de su aparición, de sus raíces gnoseológicas y de clase como concepciones y métodos en el mundo, como formas idealistas y reaccionarias de pensar y actuar que están en flagrante contradicción con los intereses del pueblo, y con la misión natural e histórica de la dictadura del proletariado.

El Partido del Trabajo de Albania no ha permitido la creación de una brecha entre la aceptación en teoría del peligro del burocratismo y liberalismo y la práctica contra ellos. El principal objetivo de esta lucha ha sido y sigue siendo el establecimiento de las correctas relaciones entre cuadros y las masas, la colocación de las personas, y especialmente los cuadros, en tales condiciones en cuanto a prevenir su degeneración, la toma de tales medidas prácticas en cuanto la fosilización del partido, los cuadros, y la administración estatal a fin de que el poder estatal no sólo obtenga las mejores habilidades de liderazgo y ejecutivas, sino que se sacuda del polvo del liberalismo y burocratismo, acercándose cada vez más a las masas, colocándose bajo su control completo, mientras no permite la apatía e indiferencia, los viejos conceptos y prejuicios sobre el Estado, en la administración estatal, y en sus competencias donde golpean estas raíces entre las masas. La definición de la posición de los cuadros no solo desde arriba, sino también desde abajo, la obligación de rendir cuentas como una norma general y el asentamiento de su entera actividad bajo el riguroso control de la clase obrera y las masas, el estrechamiento de la brecha entre los bajos y altos salarios, el sistema de participación de cuadros en el trabajo de producción junto a las masas, su circulación desde el centro a la base, y de la base al centro, la abolición de los rangos militares, etc. todo esto habla de una nueva experiencia histórica que ya ha se afirmado así mismo y que enriquece la teoría y la práctica del socialismo científico.

Las enseñanzas del camarada Enver Hoxha sobre el control por las masas desde abajo, y en primer lugar, sobre el directo control de la clase obrera y el campesinado constituye una contribución a la teoría y práctica del socialismo científico para el desarrollo de la democracia socialista y la defensa de la dictadura del proletariado. El partido ha demandado y demanda que este control debe ser entendido ideológica y políticamente, no solo como una ley y principio objetivo de nuestra vida estatal, como una viva expresión de la democracia socialista en acción y como un activo método revolucionario para continuar la implementación de las decisiones y directivas del partido hasta el fin, pero también como un medio efectivo para oponerse a la burocracia y el liberalismo, y como uno de los principales garantes para alejar el peligro del revisionismo y el retorno al capitalismo.

El Partido del Trabajo de Albania defiende y desarrolla la promoción de la tesis marxista-leninista de que la dictadura del proletariado es el mayor estadio y tipo de Estado final en la historia de la humanidad. Por medio del resumen de la experiencia positiva de la dictadura del proletariado, pero también de la negativa experiencia de la degeneración revisionista en la Unión Soviética y en otros ex países socialistas, en el pensamiento teórico del Partido del Trabajo de Albania y el Camarada Enver Hoxha la conclusión científica marxista-leninista es reafirmada, que la cuestión del poder estatal sigue siendo la cuestión fundamental de la revolución, no sólo cuando se debate la lucha  por la toma de poder e inmediatamente después de su toma, sino también cuando la lucha se libra para su defensa y consolidación sobre todo el periodo de construcción del socialismo hasta el triunfo completo y final del comunismo a escala mundial.

La existencia y fortalecimiento de la dictadura del proletariado durante todo este periodo histórico está vinculado con la existencia de las clases y la lucha de clases dentro del país y a escala internacional, con la existencia de la contradicción entre el camino socialista y la posibilidad de la restauración capitalista y la necesidad de esta solución. Los revisionistas soviéticos intentan justificar su teoría acorde a que la «dictadura del proletariado deja de ser necesaria antes de que el Estado se desvanezca» y la transición hacia el comunismo es alcanzada, no a través de la dictadura del proletariado, sino a través de la «dictadura de todo el pueblo», un Estado que, de acuerdo a ellos, pierde su carácter de clase. Sin embargo, la tesis que ellos presentan para defender su teoría, es decir: que con la desaparición de las clases explotadoras el Estado socialista cesa de ser un arma de dominación política de una clase sobre la otra, no significa en lo más mínimo que la dominación de la clase obrera sobre los diversos enemigos del socialismo deje de existir, que su liderazgo sobre las otras clases de la sociedad socialista deje de existir, porque no existe un Estado por encima y fuera de las clases, no hay ningún Estado sin clases. El «Estado de todo el pueblo» proclamado por los revisionistas soviéticos sirve para justificar la liquidación de la dictadura del proletariado y su sustitución por el nuevo Estado burgués, porque, como subraya el camarada Enver Hoxha, el Estado en la Unión Soviética:

«Para ocultar el hecho de que ya no es del pueblo, sino una dictadura de la nueva burguesía soviética». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1981)

El Camarada Enver Hoxha ha destapado y expuesto la esencia antimarxista y anarco-sindicalista de los conceptos de los revisionistas yugoslavos sobre la «autogestión» del Estado socialista como una teoría y práctica socialista. Ellos han refutado las vistas que separan el socialismo y la noción de la dictadura del proletariado y de la noción de Estado, la absurda consideración de que la «ley» de la clase obrera como una ley que no debe tomar la forma estatal, es solo una fase de la llamada fases del socialismo y la dictadura del proletariado que debe pasar: inicialmente como «socialismo estatal» y «Estado burocrático», o «estatismo burocrático» y luego como «genuino socialismo humano» y «democracia directa», etc. Independientemente de la demagogia sin escrúpulos que sueltan los revisionistas yugoslavos, su  «autogestión» y los órganos que ellos han preparado para su realización no son otra cosa que un intento de dividir a la clase obrera y enfrentar a sus diversos destacamentos los unos contra los otros, un gran engaño, como el camarada Enver Hoxha lo ha caracterizado se dice que la clase obrera está al mando, mientras de facto ella solo se esfuerza para la nueva burguesía de oficiales, burócratas, y otros quién lideran y mandan.

Del mismo modo, la teoría de los revisionistas sobre «la continuación de la revolución en las condiciones de la dictadura del proletariado» predicado por Mao Zedong y sus seguidores, una teoría que está basada en la existencia de las clases antagónicas hasta la construcción del comunismo, no es más que una justificación de la línea oportunista y errada seguida en China y que ha conducido a la no liquidación de las viejas clases explotadoras, y que además ha creado la emergencia de una nueva clase burguesa.

En cuanto a los eurocomunistas, ellos han abandonado el término «dictadura del proletariado» incluso oficialmente han advertido la teoría de una democracia «socialista» pluralista, una «transformación» y «reeducación» del Estado burgués que es basado  sobre el ejército, la policía y otros órganos burgueses de opresión, los cuales alegan que se han democratizado, etc. Sin embargo, Como el camarada Enver Hoxha ha señalado en su obra: «Eurocomunismo es anticomunismo» de 1980, para afirmar que con tal «Estado híbrido» uno puede oponerse a los monopolios y abrir el camino para las transformaciones democráticas y socialistas no sólo es absurdo, sino también una distorsión política e ideológica completa que pretende condenar al proletariado y las demás masas trabajadoras a la esclavitud perpetua.

El PTA sobre la lucha de clases como una ley objetiva y la principal fuerza motriz en la sociedad socialista

La transición en nuestro país hasta la nueva fase de la completa construcción del socialismo, que después de la liquidación de las clases explotadoras como tales está caracterizada por una nueva estructura de clase compuesta por dos clases socialistas –la clase obrera y el campesinado cooperativista, sumado a la nueva intelectualidad socialista– pose un número de nuevos problemas conectados con la lucha de clases en esta etapa en la cual el Partido del Trabajo de Albania y el camarada Enver Hoxha ha encontrado soluciones que representan un desarrollo creativo de la teoría y la práctica del socialismo científico.

Entre las conclusiones más importantes extraídas por nuestro partido de la suma de la experiencia de la lucha de clases a escala nacional e internacional, y en especial del proceso regresivo que tuvo lugar en la Unión Soviética y en otros antiguos países socialistas, es que la lucha de clases sigue siendo una ley objetiva también después de la liquidación de las clases explotadoras como tales, hasta el comunismo, que es la principal fuerza motriz que impulsa hacia adelante la revolución y la construcción del socialismo, que es la que defiende el partido, el Estado y el país entero de la degeneración burguesa-revisionista y el restablecimiento del capitalismo, y es la que purifica la conciencia del pueblo trabajador y fortalece su espíritu proletario. La afirmación de esta tesis marxista-leninista refuta los puntos de vista de los revisionistas modernos quienes han proclamado la lucha de clases en el socialismo obsoleta y superada bajo el pretexto de que, como las clases explotadoras han sido liquidadas como tales, no habría según ellos ningún objeto para la lucha de clases y, como una consecuencia para la dictadura del proletariado, tampoco.

El descubrimiento por el partido y el camarada Enver Hoxha de las fuentes y causas de la lucha de clases en el socialismo, del entrelazamiento de los factores objetivos y subjetivos, tiene especial importancia. La existencia de los restos de las clases explotadoras, la hostilidad del cerco imperialista-revisionista, los remanentes del pasado en la conciencia del pueblo y la emergencia de nuevos elementos antisocialistas presentan algunas de las premisas objetivas de la lucha de clases en el socialismo que también determinan sus principales direcciones:

«Mientras la lucha de clases prosigue, mientras la presión burguesa hostil se hace sentir del interior y del exterior, el peligro de la aparición de nuevos enemigos y de su acción contra el socialismo subsiste». (Enver Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania; Obras escogidas, Tomo V, 1 de noviembre de 1976)

Las posiciones liberales hacia las influencias extrañas burguesas y pequeño burguesas hasta que crecen a peor y se tornan en tendencias ideológicas regresivas, la creación de cada vez mayores diferencias en los ingresos y la cada vez mayor profundización socio-económica entre clases y tipos de trabajo, representan algunos de los factores [subjetivos - Anotación de Bitácora (M-L)] políticos, económicos e ideológicos que estaban presentes y activos en la vida de la Unión Soviética y otros antiguos países socialistas y que dieron lugar a la aparición de un proceso regresivo, de la creación de unos estratos privilegiados y finalmente de una nueva clase burguesa en esos países. Sin embargo, este peligro no está decretado por el destino, y es evitable. Y esto está totalmente demostrado por la experiencia del socialismo en Albania, donde no sólo se han liquidado las clases explotadoras hace mucho tiempo, sino que se han tomado y se están constantemente tomando medidas revolucionarias, una gran lucha se ha librado y está siendo librada para crear tales condiciones para bloquear todas las rutas de acceso a la actividad hostil del enemigo y prevenir la aparición de nuevas clases explotadoras. Es el mérito del Partido del Trabajo de Albania y del camarada Enver Hoxha el haber señalado la necesidad y la importancia de la formación de un concepto más completo y más amplio de la lucha de clases en el socialismo como una lucha que se libra no sólo contra el enemigo externo e interno, sino también entre el pueblo y entre el partido, como una lucha que hay que librar constantemente, en todas partes y todo el mundo.

Una posición marxista-leninista o revisionista, una posición revolucionaria u oportunista hacia la lucha de clases en el socialismo está conectada con la interpretación de los dos tipos de contradicciones: las antagónicas y las no antagónicas, en la sociedad socialista. Una correcta concepción de esta cuestión es de gran importancia para ejercer la lucha de clases correctamente, sin acabar cayendo en el sectarismo o el oportunismo. Nuestro partido acepta que en el socialismo existen los dos tipos de contradicciones –antagónicas y las no antagónicas–. Sin embargo, solo las contradicciones no antagónicas son típicas. Su carácter no antagónica nace de la naturaleza del orden socialista como un orden social basado en la propiedad común de los medios de producción, sobre la comunidad de los principales intereses económicos y políticos de la clase obrera, el campesinado cooperativista y la intelectualidad del pueblo, sobre las relaciones de mutua ayuda y colaboración existente entre ellos, sobre la unidad del pueblo en torno al partido marxista-leninista. Al mismo tiempo, nuestro partido apoya la tesis que las contradicciones antagónicas no desaparecen con la liquidación de las clases antagónicas, sino que ellas continúan existiendo junto a las contradicciones no antagónicas. Ello no nace de las relaciones de producción socialistas, sino que son producto de los vestigios de la vieja sociedad burguesa dentro del país y de la presión del cerco imperialista-revisionista fuera del país.

Al negar las contradicciones antagónicas después de la liquidación de las clases explotadoras, como los jruschovistas y otros revisionistas hacen, están en contradicción con la realidad objetiva y no representan sino una variante de la bien conocida teoría oportunista del «apaciguamiento» de la lucha de clases y la «integración pacífica» de los elementos capitalistas en el socialismo, que adaptan los revisionistas con el fin de encubrir su línea oportunista de colaboración con la burguesía y justificar la contrarrevolución revisionista.

Por lo tanto, la lucha de clases debe librarse tanto contra el enemigo como en medio del pueblo. No hay que olvidar que las contradicciones no antagónicas en la sociedad socialista, si no se tratan y resuelven correctamente, pueden derivar en contradicciones antagónicas. Esto depende también de los métodos empleados para su solución. Las contradicciones con el enemigo son resueltas sólo mediante el método de la violencia. Al tratar de resolverlas por otros medios se desliza en el idealismo, la flojedad religiosa y el oportunismo, renunciándose a la lucha de clases. El grado, las formas, y la severidad de la violencia y la represión dependen de la resistencia y la actividad del enemigo.

En los documentos del Partido de Trabajo de Albania y en las obras del camarada Enver Hoxha, los principales caminos y formas para la solución de las contradicciones no antagónicas se definen, con el método de la convicción enfatizando, acordemente al grado de la «enfermedad», la extraña ideología debe ser combatida mientras se hace todo lo posible para «curar al paciente». Sin embargo, el uso del método de la persuasión no es la «llave maestra» automática que abre la puerta del fin de los problemas. La persuasión y la educación, dice el camarada Enver Hoxha, no son suficientes en sí mismas, y, acorde al caso, debe de ser acompañada también de medidas organizativas, administrativas, técnicas y económicas.

La correcta solución de las contradicciones sociales está estrechamente vinculada también con la cuestión de la unidad del pueblo. Esta unidad no está en contradicción con la lucha de clases, por el contrario, ella es templada y fortalecida a través de la lucha de clases contra el enemigo y entre el pueblo. Fuera de la lucha de clases y sin la lucha de clases, ni la superación de contradicciones ni el fortalecimiento de la unidad pueden ser concebidas. Tomar la cuestión de la unidad fuera de la lucha de clases, el negar la lucha de clases y las contradicciones no antagónicas en la sociedad socialista en aras de la unidad como los oportunistas de todos los matices hacen, significa dar un respiro a la vigilancia política e ideológica del partido y el trabajo del pueblo y adormecerse, socavar la unidad y la causa del socialismo.

Al oponerse a la unilateralidad en la conducción de la lucha de clases en el socialismo, el Partido del Trabajo de Albania afirma la tesis de que después de la liquidación de las clases explotadoras la lucha de clases está dirigida no sólo contra el enemigo externo, como los revisionistas hacen, sino también contra el enemigo interno, que no debe ser olvidado, tanto cuando la cuestión se refiere a los restos de las clases explotadoras derrocadas como sobre los nuevos enemigos. Sin embargo, el enemigo externo y la influencia del mundo imperialista-revisionista que nos rodea no debe infravalorarse tampoco. Este es el gran mérito del partido y del camarada Enver Hoxha los cuales han realizado un gran y persistente trabajo para lograr la correcta compresión del cerco imperialista-revisionista, considerándolo como real, hostil y creativo, el cual amenaza con ejercer una constante y multifacética presión contra nuestro país. En particular, el partido ha señalado la amenaza de la presión ideológica como un medio directo para la contrarrevolución pacífica. La esencia de esta agresión, como la define el camarada Enver Hoxha, es la incitación del liberalismo a lo largo de la línea del partido, que sería la máxima expresión de oportunismo político e ideológico que, a través de la renuncia de la lucha de clases y su reemplazamiento por la coexistencia pacífica y la ideología hostil, tiene como objetivo principal lograr la degeneración del partido, el Estado y de todo el orden socialista. Esta conclusión del Partido del Trabajo de Albania y del Camarada Enver Hoxha está entre las más importantes tesis del pensamiento teórico de nuestro partido y su valiosa contribución enriquece la teoría marxista-leninista de la lucha de clases.

Del mismo modo, el Partido del Trabajo de Albania apoya con argumento científico la tesis de que existe una estrecha conexión, coordinación y colaboración entre el frente interno y externo de la lucha del enemigo de clase, basada en la común ideología anticomunista y la necesidad de una mutua asistencia en la lucha contra el partido y el orden socialista. Así fue demostrado una vez más por el descubrimiento de los vínculos y colaboración entre los Estados capitalistas y revisionistas y los grupos hostiles de golpistas y complotadores condenados por el partido, especialmente el reciente destapamiento y destrucción del agente múltiple Mehmet Shehu y sus secuaces. Al mismo tiempo, para enfrentar a este frente unido de enemigos, el partido ha dado instrucciones y tomado todas las medidas necesarias para fortalecer nuestro frente interno en todas las direcciones –defensa y economía, política e ideología–, mientras se lleva a cabo consistentemente la lucha de clases.

Defendiendo estoicamente el punto de vista de que en el socialismo la lucha de clases se desarrollo de una manera integral, entrelazada con sus tres principales frentes –el político, económico e ideológico–, el partido se opone a la tesis de que, con la liquidación de las clases explotadoras, la lucha de clases se desarrollo solo o principalmente en el frente ideológico. La experiencia nos muestra, que en esta etapa, también, la lucha de clases sobre el frente político se mantiene siempre en el centro de la lucha de clases. Esta lucha toma decisiva importancia porque ella es una lucha por el poder estatal, una lucha sobre la cuestión de si la dictadura del proletariado debe ser mantenida y fortalecida, o si ella degenera y es liquidada. Independientemente del hecho de que en las diferentes etapas particulares formas de la lucha de clases se agudizan, la lucha de clases debe ser librada de manera simultánea en los tres frentes: político, económico e ideológico. La decaída en alguno de estos tres frentes encarna una desviación de la teoría marxista-leninista, porque trae consigo el debilitamiento de toda la lucha de clases.

En el pensamiento teórico del Partido del Trabajo de Albania y del camarada Enver Hoxha el argumento sobre el posicionamiento marxista-leninista de la lucha sobre el frente ideológico ocupa un lugar principal. La gran conclusión que extraen de la experiencia histórica es que las victorias de la revolución en los campos de la política y la economía no pueden ser consideradas garantizadas sin el triunfo también de la revolución en el campo ideológico.

El librar con éxito esta lucha tiene una importancia decisiva, ya que, en última instancia, tiene que ver con la cuestión de si el socialismo y el comunismo se construirán y la restauración del capitalismo es evitada, o si las puertas se abren de golpe a la propagación de la ideología burguesa y revisionista y el retorno al capitalismo será permitido.

Los teóricos revisionistas, incluso cuando están obligados a hablar de la necesidad de la lucha ideológica en la sociedad socialista, lo tratan de una manera académica y de forma unilateral, como una lucha que se libra solo en medio del pueblo en contra de algunas sobras sin importancia de ideologías extrañas que no constituyen una amenaza para el orden socialista. Sin embargo, la infravaloración de la lucha contra los restos extraños y su incrustación en la conciencia del pueblo trabajador ha tenido catastróficas consecuencia en la Unión Soviética y en otros países. Nuestro partido y el camarada Enver Hoxha han señalado que este es el frente más amplio y complejo de la lucha de clases, porque se desarrolla en los ámbitos económicos, sociales y políticos, tanto contra los enemigos y como entre el pueblo, tanto en medio de la clase obrera como dentro su partido. La contrarrevolución pacífica revisionista comienza, por regla general, en el campo ideológico y conduce luego al derrocamiento de la dictadura del proletariado y a la degeneración capitalista de todo el orden socialista [incluido por tanto también el económico - Anotación de Bitácora (M-L)].

Para evitar este proceso regresivo y su desarrollo, nuestro partido no sólo ha dejado claro las fuentes ideológicas, las raíces sociales y el peligro social de las manifestaciones y posicionamientos extraños, sino que también ha organizado el trabajo y la lucha en tal camino como, el camarada Enver Hoxha instruye a:

«Crear entre el pueblo y en la sociedad tal perspectiva mundial, costumbres, sentimientos, gustos, ética y filosofía revolucionaria como para no permitir el renacimiento ni la propagación de los conceptos burgueses y pequeño burgueses». (Enver Hoxha; Informes y discursos, 1974-1975)

Al mismo tiempo, siempre hemos mantenido vivo el espíritu de la acción de las masas y los grandes movimientos ideológicos que han conseguido grandes triunfos en la lucha contra las más horribles manifestaciones de ideologías extrañas.

La lucha de clases es llevada e implementada también en las filas del partido y la clase obrera. Como un organismo político con vida, el partido está caracterizado por una unidad que es la fuente de su fuerza e invencibilidad. Sin embargo, sin la lucha sobre las contradicciones que emergen en su seno, no puede haber verdadera unidad y desarrollo revolucionario del partido, ni una educación de comunistas genuinamente revolucionaria. En este aspecto, la lucha de clases en el partido para preservar y fortalecer su unidad no es solo un fenómeno objetivo inevitable, sino también una absoluta necesidad para la misma existencia del partido, para la continuación de su rol de liderazgo y su continua revolucionarización.

La lucha de clases en el partido es llevada a cabo en dos campos; por un lado, contra los elementos antipartido desviacionistas, los  fraccionalistas y los enemigos emboscados quienes son la principal causa del debilitamiento del partido y, por el otro lado contra la influencia de las reminiscencias de la ideología extraña entre los comunistas, que están en contradicciones con la línea, principios y normas proletarias del partido y su harmoniosa unidad.

El camarada Enver Hoxha ha refutado la tesis maoísta que considera al partido como una arena de clases y la lucha de clases entre dos caminos, como una organización en la cual ambos, el proletariado y la burguesía, el «personal del proletariado» y el «personal de la burguesía» participan y las dos líneas existen. Caracterizado por una unidad monolítica de pensamiento y acción, el partido tiene y no puede tener otra línea que la línea marxista-leninista.

El Partido del Trabajo de Albania apoya la tesis de que la lucha de clases en el socialismo no se desarrollo como una simple línea recta, sino que atraviesa por zigzags, por flujos y reflujos. Los flujos y reflujos se llevan a cabo en la lucha de clases dentro del desarrollo objetivo de la lucha de clases y su grado de intensidad está relacionado con las cuestiones que esta lucha libra en concreto, con los momentos particulares, con la situación nacional e internacional, con las condiciones objetivas y subjetivas. Nosotros estamos en contra tanto de la intensificación artificial como del apaciguamiento artificial de la lucha de clases. Tampoco nos olvidamos de que el enemigo, aun cuando se mantiene un perfil bajo y hace un retiro temporal bajo los golpes aplastantes y derrotas que sufre, nunca renuncia a su objetivo de acabar con nosotros. Por un lado, esto demanda para la lucha de clases, como el camarada Enver Hoxha nos enseña y nuestro partido ha hecho durante toda su vida revolucionaria, la lucha de clases debe de ser desarrollada no bajo sentimentales eslóganes vacíos, sino bajo puño y corazón de hierro, con madurez y partidismo proletario, no con moralidad vacía y en silencio, sino con pensamientos y juicios revolucionarios acompañados de vigorosas acciones. Por otro lado, ello demanda que debemos fortalecer sin cesar nuestra vigilancia revolucionaria y que, en el desarrollo de la lucha de clases, mantener la iniciativa siempre en nuestras manos para que así siempre estemos en posiciones ofensivas y constantemente profundicemos la revolución, mientras cada vez se socava más y más las posiciones del enemigo, esto por tanto incurre no estar a la defensiva, bajo pasividad, esperando al ataque enemigo.

Las conclusiones de nuestro partido están directamente tanto contra las posiciones oportunistas como contra las posiciones sectarias en el desarrollo de la lucha de clases. Estas posiciones son igualmente peligrosas para los destinos de la revolución y el socialismo, especialmente cuando el peligro es infravalorado y la lucha contra uno u otro es relajada. En su conjunto, estas enseñanzas del partido y el camarada Enver Hoxha son una reflexión dialéctica de la lucha de clases, la cual ayuda a desarrollar siempre de modo correcto y consistentemente.

La experiencia revolucionaria del Partido del Trabajo de Albania y la negativa experiencia de algunos otros partidos indica que es de vital importancia librar la lucha de clases, no solo desde arriba, por medio del partido y el Estado de dictadura del proletariado, sino también desde abajo, por hacer entrar de modo general y amplio a las masas en esta lucha, por medio de implementar la línea de masas. Este es el camino más seguro para bloquear todas las rutas de acceso a la amenaza de la degeneración burguesa-revisionista, así como para garantizar la educación  y templanza revolucionaria de las propias masas. Librar la lucha de clases sólo desde arriba, incluso si la clase obrera ejerce el poder del Estado, está cargado de peligrosas consecuencias, porque se postra a las masas en la indiferencia y la apatía política, como lo demuestra la experiencia de la Unión Soviética y otros países socialistas.

La lucha de clases en la sociedad socialista represente una ley objetiva. Pero esta no debe dejarse a la espontaneidad, por el contrario, nosotros, el partido, el poder estatal, la clase obrera y las masas, la debemos llevar adelante de una manera consciente. El hecho de que nuestro partido haya cumplido fielmente los principios del marxismo-leninismo y las leyes del desarrollo de la lucha de clases se ha traducido en que nuestra lucha no conoce de ninguna derrota, sino a de un desarrollo siempre con exitoso llevando a nuestra sociedad socialista siempre hacia adelante.
Notas

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2 comentarios:

  1. En el enlace a mega para descargar no sale la continuación del encriptado y por tanto no deja descargar.

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