sábado, 9 de mayo de 2015

A dónde conduce el nacionalismo del grupo de Tito en Yugoslavia; Stalin, 1948

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El presente artículo esta extraído de la versión en castellano publicada en «Mundo Obrero», periódico del Partido Comunista de España. El artículo fue publicado en «Pravda» el 8 de septiembre de 1948 y la autoría de Stalin solo fue descubierta a su muerte, sabiéndose que dicho artículo iba a incluirse en su tomo 15 de obras escogidas pero finalmente fue puesto en el tomo 18, el cual no vería jamás la luz en castellano. 

El contenido del artículo se basa en recalcar la vía nacionalista y burguesa adoptada por el Partido Comunista de Yugoslavia bajo la dirección de Tito, Ranković,  Đilas, Kardelj, Popović, etc. En especial se hace mención a varios factores que sostienen a esta tendencia y la hacen posible:

1) La incapacidad para hacer autocrítica de sus errores señalados en las cartas entre el Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética y el Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia –entre marzo y mayo de 1948–, la resolución de la Kominform sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia –de junio de 1948– y las sucesivas críticas de todos los marxista-leninistas y partidos comunistas del mundo:

«En lugar de reconocer honradamente esta crítica y de utilizar la vía de la corrección bolchevique de los de los errores cometidos, los dirigentes del Partido Comunista de Yugoslavia, poseídos por una ambición sin límites de arrogancia y presunción, han acogido la crítica con animosidad, han manifestado hostilidad hacia ella y se han lanzado por una vía antipartido, negando completamente sus errores, infringiendo la teoría marxista-leninista relativa a la posición de un partido político respecto a sus errores; agravando así sus errores contra el partido». (Kominform; Resolución: Sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia, 22 de junio de 1948)

2) La actitud chovinista y provocativa sobre territorios de las circundantes democracias populares ante las cuestiones de reivindicaciones territoriales:

«En sus discursos Tito, Đilas, Tempo, Kulishevsky, y Vlahov escupieron su veneno chovinista contra Bulgaria apuntando siempre concretamente y para que no hubiera dudas contra nuestro partido, cuyo defecto, según les parece, es nuestro rechazo de dejarles que se apoderen del distrito Pirin y que condenemos su traición. (...) Para nosotros estaba claro que tales difamaciones pueden tener sólo un objetivo: enojar a los pueblos yugoslavos contra el pueblo búlgaro, crear un abismo entre los dos pueblos vecinos y proporcionar propaganda gratuita a los imperialistas que se usaría como arma para amontonar un nuevo cúmulo de mentiras y difamaciones sobre Bulgaria. (...) La política nacionalista y chovinista de Tito y Kulishevsky, que no es sino el otro lado de la moneda de su ya vista alineación antisoviética, no sólo es dirigida contra Bulgaria y los búlgaros, sino también contra los macedonios. Esta política ha tomado prestado los métodos de los nacionalistas búlgaros y serbios, la cual siembra el odio entre los macedonios, incitando a una parte contra la otra, recurriendo al terror y la persecución contra los que desaprueban del curso oficial de los presentes líderes yugoslavos. De este modo la realización del sueño histórico de los macedonios –su unificación nacional–, está siendo artificialmente retrasada. La gente del distrito Pirin, sin embargo, rechaza enamorarse de esta propaganda antibúlgara que pretende quebrantar la unidad entre macedonios. Ellos se oponen a la inclusión de su tierra en Yugoslavia antes de la realización de una federación entre Yugoslavia y Bulgaria, porque a partir de tiempos inmemoriales ellos se han considerado económicamente, políticamente y culturalmente atados a los búlgaros y no desean por el momento que esto cambie. Además, entre ellos están todavía vivas las tradiciones del movimiento macedonio revolucionario y, en particular, de su ala en Serres, encabezada por Yane Sandansky, que siempre abogaba por la federación como la única solución correcta a la famosa cuestión macedonia». (Georgi Dimitrov; Informe al Vº Congreso del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, 1948)

3) La falta de democracia interna de sus miembros, por la presencia en el Comité Central de miembros cooptados y no elegidos democráticamente, y sobre todo por la incapacidad interna para exponer a su rechazo o solidaridad en las polémicas, recompensando a quién se atreviera a juzgar la política interior y exterior titoista con la mordaza y la represión bajo la etiqueta de «kominformistas», como muestran los casos de Arso Jovanović, Sreten Žujović y Andrija Hebrang, etc., situación permitida y promovida por Tito por el hecho de dejar que el Ministro de Seguridad del Estado –Aleksandar Ranković– fuera a la vez el Secretario del Comité Central del partido:

«Es característico el hecho de que el secretario de organización del Comité Central del partido es el Ministro de Seguridad del Estado. En otros términos, los cuadros del partido se someten de hecho a la vigilancia del Ministro de Seguridad del Estado. Según la teoría marxista, el partido debe controlar todos los órganos del Estado, incluido también el Ministerio de Seguridad del Estado, mientras que en Yugoslavia ocurre lo contrario, siendo el partido controlado de hecho por el Ministerio de Seguridad del Estado. Como se ve, esto explica que la iniciativa de las masas del partido en Yugoslavia no esté al nivel requerido. Se comprende que no podemos considerar marxista-leninista y bolchevique tal forma de organización del partido comunista». (Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética; Carta del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia, 27 de marzo de 1948)

4) La continuación de la vieja teoría de la especificidad nacional, para justificar presuntamente que en Yugoslavia existen condiciones especiales para que las clases explotadoras se integren «pacíficamente» en el proyecto del socialismo:

«En el Partido Comunista de Yugoslavia el espíritu de la política de la lucha de clases está ausente. El aumento del número de los elementos capitalistas tanto en el campo como en la ciudad prosigue rápidamente, y la dirección del Partido no toma medidas para limitar a estos elementos. El Partido Comunista de Yugoslavia se adormece con la podrida teoría oportunista de la integración pacífica de los elementos capitalistas en el socialismo, tomada prestado de Bernstein, Folmar, Bujarin». (Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética; Carta del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia, 27 de marzo de 1948)

5) El rechazo de participar en sesiones conjuntas con el resto de los partidos comunistas para evaluar la situación creada en el Partido Comunista de Yugoslavia, derecho a ejercer la autocrítica que los yugoslavos sí ejercieron en el pasado con otros partidos hermanos:

«La famosa resolución [de la Kominform] dejó bien claro que el Partido Comunista de Yugoslavia no fue expulsado de la Kominform debido a sus errores y política incorrecta. Cualquier individuo comunista, Comité del Partido Comunista o Comité Central del mismo puede cometer errores. Ni siquiera fue expulsada porque no quiso aceptar las críticas. A menudo se debe tomar tiempo, un período prolongado de discusión profunda para que una organización del partido o miembro individual pueda llegar a comprender y corregir una política equivocada. Pero al negarse a discutir las críticas hechas por algunos de los comunistas más destacados y con experiencia en el mundo, sobre todo partiendo dichas críticas también del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, el hecho de rechazar discutir esas críticas de los miembros de dichos Partidos, negarse a venir y reunirse con los representantes de los otros ocho partidos comunistas, era una acción despectiva que no podía sino colocar el líder comunista yugoslavo fuera de la familia de los partidos comunistas. (…) La lógica de la historia era ineludible. Entre el campo de la paz y el campo de guerra no hay tercer camino. Y la política nacionalista de la banda de Tito llevó directamente al campo de la reacción a Yugoslavia.». (James Klugmann; De Tito a Trotski, 1951)

6) Esta lucha no solo tocaba de lleno al Partido Comunista de Yugoslavia, sino que al haber sido parte de la Komintern y después participe de la Kominform, se quisiera o no las desviaciones de un partido de tales características tocaba de lleno al resto de partidos comunistas, por lo que la desviación nacionalista-derechista del grupo de Tito redundó en una crítica y autocrítica generalizada de todos los partidos comunistas para liberarse de concepciones iguales o similares, o para evitar precisamente la aparición de dichas desviaciones en su casa, y para tal camino era necesario comprender que los errores de los yugoslavos no eran casualidades ni un par de errores, sino errores de gran calado que suponían un completo abandono de los principios más elementales del marxismo-leninismo:

«La cuestión sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia no puede ser reducida a un malentendido o a una información inexacta, como los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia reclaman: cuando lo cierto es que se trata de unas serias diferencias de principios. Los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia han tomado el camino del nacionalismo burgués. Su teoría de que el programa del Frente Popular y el programa del Partido Comunista son uno y el mismo conduce a la liquidación del partido. Su teoría del crecimiento pacífico de los elementos capitalistas en el socialismo, in el periodo de transición entre el capitalismo y el socialismo, no está acorde con la teoría marxista-leninista. E incompatible con el espíritu del marxismo-leninismo es la declaración de los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia de que los campesinos son la fuerza básica, decisiva y líder, por el cual radicalmente se niega la hegemonía del proletariado. Los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia ha renunciado a los principios marxista-leninistas de crítica y autocríticas y han burlado las reglas elementarles de la democracia interna». (Mátyás Rákosi; Discurso en la IIº Conferencia de la Kominform, 21 de junio de 1948)

Y a la vez, todos estos síntomas desviaciones, confirmados antes, durante, y después de la polémica, fueron el caldo de cultivo para la solidificación y constitución de esta rama del revisionismo moderno.


***

Por ello, todas estas actitudes nacionalistas, hacían que como justamente sentenció poco después Vulko Chervenkov, se dijera que:

«El nacionalismo es la ideología de la traición al campo de la paz, la democracia y el socialismo, la constatación de la salida de este campamento y transferencia al campo del imperialismo, de la restauración, de la contrarrevolución bonapartista». (Vulko Chervenkov; Georgi Dimitrov y la lucha contra el titoismo en Bulgaria, 1950)

Estamos de acuerdo por tanto, en que:

El documento:

A dónde conduce el nacionalismo del grupo de Tito en Yugoslavia

La resolución de la Kominform: «Sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia» adoptada en junio de 1948 señalaba que los elementos nacionalistas habían alcanzado situación predominante en la dirección del Partido Comunista de Yugoslavia. Estos elementos nacionalistas existían ya de una forma disfrazada. La dirección del Partido Comunista de Yugoslavia ha roto con las tradiciones internacionalistas del partido y ha emprendido el camino del nacionalismo.

Todos los partidos comunistas, todo el campo de la democracia popular y del socialismo, han aprobado unánimemente la resolución de la Kominform «Sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia». Los partidos comunistas del mundo entero han reconocido que, por su política nacionalista, la actual dirección de Yugoslavia, es decir, el grupo de Tito, hace el juego a los imperialistas, aisla a Yugoslavia y la debilita.

¿Ha deducido el grupo de Tito de ese hecho las enseñanzas que se imponen?

¿Ha comprendido el grupo de Tito que la política nacionalista lleva a la pérdida de los aliados más fieles de Yugoslavia, los partidos comunistas del mundo entero, que esta circunstancia ha provocado ya el aislamiento del Partido Comunista de Yugoslavia, su debilitamiento, tanto en el exterior como en el interior del país?

¿Ha comprendido el grupo de Tito que la única salida a la lamentable situación a que ha llevado al partido y al país sería el reconocimiento de sus errores, la ruptura con el nacionalismo y el retorno al seno de los partidos comunistas?

No. El grupo de Tito no ha sacado las enseñanzas que se imponen y no parece comprender estas cosas sencillas y claras.

Muy al contrario. A las críticas justas impregnadas de camaradería de los partidos comunistas hermanos, del campo de la democracia popular y del socialismo, este grupo responde, por medio de la prensa de Belgrado, con soeces injurias, atiza la hostigad nacional hacia los pueblos de los países democráticos vecinos, recurre en amplia escala a la represión, a las detenciones y al asesinato de los comunistas y no comunistas que se atreven a expresar sus dudas sobre la justeza de la política nacionalista del grupo de Tito. Recientemente los agentes del ajunto de Tito, el célebre Aleksandar Ranković, han asesinado al camarada Arso Jovanović, general del Ejército Yugoslavo, héroe de la guerra de liberación en Yugoslavia, ex jefe del Estado Mayor durante los años de la guerra de liberación, y Jefe de la Escuela Militar Superior de Yugoslavia. Ha sido asesinado porque dudaba de la justeza de la política nacionalista y terrorista del grupo de Tito. A propósito de esto, se dice abiertamente en Yugoslavia que el grupo de Tito degenera en banda de asesinos políticos.

Como se ve, el grupo de Tito no tiene la intención de reconocer y rectificar sus errores. Es más justo decir que tiene miedo y que no tiene el valor de reconocerlos, ya que es preciso tener valor para reconocer y enmendar los errores. Aun más, en su miedo, ejerce su represión sobre cuantos se atreven a mencionar sus errores. Lenin decía:

«La actitud de un partido político ante sus errores es una de las pruebas más importantes y más fieles de la seriedad de ese partido y del cumplimiento efectivo de sus deberes hacia su clase y hacia las masas trabajadoras. Reconocer abiertamente los errores, poner al descubierto sus causas, analizar la situación que los ha engendrado y examinar atentamente los medios de corregirlos; esto es lo que caracteriza a un partido serio, en esto es en lo que consiste el cumplimiento de sus deberes, esto es educar e instruir a la clase primero, y después a las masas». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La enfermedad infantil del «izquierdismo» en el comunismo, 1920)

Es evidente que no podemos colocar al grupo de Tito entre esos dirigentes valerosos y honrados amantes de su partido de los cuales habla Lenin.

En vísperas de la convocatoria del Buró de la Kominform, en la primavera de 1948, fue cuando se produjo la principal caída del grupo de Tito en el nacionalismo.

El comienzo de la política abiertamente nacionalista del grupo de Tito se señaló por su negativa a participar en la Conferencia de la Kominform y de examinar con los partidos hermanos la situación en el seno del Partido Comunista de Yugoslavia. A pesar de las reiteradas invitaciones a enviar a la conferencia una delegación del Partido Comunista de Yugoslavia y de presentar su punto de vista de modo análogo a como tuvo lugar en la conferencia precedente con respecto a otros partidos comunistas, el grupo de Tito se negó rotundamente a participar en las labores de la conferencia. Se hizo evidente que el grupo de Tito no daba ningún valor a la amistad de los partidos comunistas y entre ellos del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética. Era una ruptura abierta con el frente único de los partidos comunistas. Era una ruptura con el internacionalismo y el paso al camino del nacionalismo.

El periódico de Belgrado «Borba» afirma que Tito y sus partidarios están en favor de un frente único antiimperialista. Naturalmente, eso es una mentira destinada a engañar a las «gentes sencillas». En realidad, ¿de qué posición antiimperialista del grupo de Tito puede tratarse cuando ese grupo no puede ni siquiera vivir en el seno de la familia de los partidos comunistas de los países próximos a Yugoslavia?

El segundo hecho fundamental demostrativo de que el grupo de Tito se ha hundido en el nacionalismo es su actitud indigna, hipócrita, antileninista en el Vº Congreso del Partido Comunista Yugoslavo de julio de 1948. Los ingenuos esperaban que los trabajos del congreso iban a desarrollarse bajo la bandera de la amistad con los partidos comunistas, bajo la bandera de la consolidación del frente antiimperialista de los países de democracia popular y de la Unión Soviética. En realidad, ocurrió una cosa diametralmente opuesta. En realidad, el grupo de Tito transformó el congreso en arena de lucha contra los partidos comunistas de los países vecinos, en arena de lucha contra el frente único antiimperialista de los países de democracia popular, de sus partidos comunistas, contra la Unión Soviética y su partido comunista.

Naturalmente, no se puede hablar sin riesgo en Yugoslavia de una cruzada contra la Unión Soviética y los países de democracia popular, porque los pueblos de Yugoslavia son firmes partidarios de la alianza con la Unión Soviética y los países de democracia popular. Por eso el grupo de Tito ha recurrido a una astucia fácil y ha decidido enmascarar ese camino reaccionario tras frases pomposas sobre el amor y la amistad hacia la Unión Soviética y el papel preponderante jugado por la Unión Soviética en el movimiento de liberación, etc.

Los partidarios de Tito llegaron a proponer a Stalin que interviniera en esta cruzada vergonzosa y que tomara la defensa del grupo nacionalista de Tito contra las críticas de los partidos comunistas, de la Unión Soviética y de los demás países democráticos. Los colaboradores de la Prensa de Belgrado han recurrido a toda clase de tretas y maquinaciones, han realizado las acrobacias y los saltos mortales más inesperados y más ridículos para demostrar al pueblo yugoslavo que lo negro es blanco y que lo blanco es negro, que la cruzada del grupo de Tito contra el socialismo y la democracia tiene una importancia secundaria, pero que la «alianza» con la Unión Soviética y el «frente único» con ella constituye la preocupación predominante del grupo de Tito. Pero en realidad, el grupo de Tito se ha colocado durante esos días en el campo de los imperialistas cubriendo de injurias a los partidos comunistas de los países de democracia popular y a la Unión Soviética, para la mayor alegría de los imperialistas de todos los países. En lugar del frente único con los partidos comunistas se ha realizado el frente común con los imperialistas. El Vº Congreso del Partido Comunista de Yugoslavia ha aprobado y consolidado la política nacionalista del grupo de Tito.

Los acróbatas políticos del periódico «Borba» piden que los partidos comunistas cesen de denunciar los errores del grupo de Tito, que presten su confianza y su apoyo a este grupo diciendo que, en caso contrario esa «campaña» contra el grupo de Tito puede causar a Yugoslavia serios perjuicios. ¡No, señores! Los partidos comunistas no pueden prestar al grupo político nacionalista de Tito ni confianza ni apoyo. Es muy posible que esto origine un perjuicio a Yugoslavia, pero no hay que culpar de ello a los partidos comunistas, sino al grupo nacionalista de Tito que ha roto con los partidos comunistas y que les ha declarado la guerra.

Los acróbatas del periódico «Borba» deben percatarse de que el marxismo y el nacionalismo son incompatibles, que el nacionalismo en tanto que ideología de la burguesía es enemigo del marxismo. Deben percatarse de que el marxismo-leninismo no puede pactar con el nacionalismo, o con las desviaciones nacionalistas en los partidos comunistas, que su deber es destruir el nacionalismo, bajo cualquiera de sus formas, en nombre de los intereses de los trabajadores, en nombre de la libertad y de la amistad de los pueblos, en nombre de la edificación victoriosa del socialismo. Lenin decía:

«El nacionalismo burgués y el internacionalismo proletario son dos consignas irreconciliables y enemigas que corresponden a los dos grandes campos de clase del mundo capitalista y que expresan dos políticas –aun más: dos concepciones del mundo–». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Notas críticas sobre la cuestión nacional, 1913)

Cuando el poder de la burguesía es derrocado, las clases explotadoras y sus agentes intentan utilizar el arma emponzoñada del nacionalismo para restablecer el antiguo régimen. A este respecto dice Stalin:

«La desviación hacia el nacionalismo es una acomodación de la política internacionalista de la clase obrera a la política nacionalista de la burguesía. La desviación hacia el nacionalismo refleja las tentativas de la «propia» burguesía nacional para restablecer el capitalismo». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Informe al XVIIº Congreso del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, 1934)

El nacionalismo en el Partido Comunista de Yugoslavia asesta un golpe no solamente al frente general antiimperialista sino ante todo, a los propios intereses de Yugoslavia, a los intereses de los pueblos de Yugoslavia, a los intereses del Partido Comunista de Yugoslavia tanto en la esfera de la política exterior como en la esfera de la política interior.

En la esfera de la política exterior, el nacionalismo del grupo de Tito lleva a la ruptura con el frente único del movimiento revolucionario mundial de los trabajadores, a la pérdida por Yugoslavia de sus aliados más fieles, al aislamiento de Yugoslavia. El nacionalismo del grupo de Tito desarma a Yugoslavia ante sus enemigos del exterior. En la esfera de la política interior, el nacionalismo del grupo de Tito lleva al pacto entre los explotadores y los explotados, hacia una política de «unión» de los explotadores y de los explotados, en un frente «nacional», hacia una política de abandono de la lucha de clases, hacia la preconización embustera de la posibilidad de edificar el socialismo sin lucha de clases, de la posibilidad de una integración pacífica de los explotadores en el socialismo, hacia la desmovilización del espíritu de combate de los trabajadores yugoslavos.

El nacionalismo del grupo de Tito desarma a los trabajadores ante sus enemigos del interior.

Hace un año, cuando el grupo de Tito no daba todavía muestras de aspiración nacionalista y colaboraba con los partidos hermanos, Yugoslavia, segura de sí misma, marchaba resueltamente hacia adelante apoyándose en sus aliados más próximos, los partidos comunistas del extranjero. Tal era la situación en un pasado reciente. Pero ha cambiado completamente después del paso del grupo de Tito al camino del nacionalismo. Cuando el grupo de Tito renegó del frente único de los partidos comunistas y adoptó una actitud arrogante con relación a los países de democracia popular, Yugoslavia perdió poco a poco sus aliados más fieles para encontrarse aislada ante sus enemigos exteriores e interiores.

Tales son los desgraciados resultados de la política nacionalista del grupo de Tito.

El grupo de Tito no ha comprendido lo que es claro y evidente para cada comunista. No ha comprendido la sencilla verdad de que en las condiciones actuales de la situación internacional, la solidaridad fraternal de los partidos comunistas, la colaboración mutua y la amistad de los países de democracia popular, la colaboración y la amistad con la Unión Soviética, son las condiciones esenciales de la reconstrucción y desarrollo de los países de democracia popular en el frente de la edificación del socialismo, la garantía esencial de su independencia nacional y de su independencia con respecto a los ataques del imperialismo.

Los acróbatas políticos del periódico «Borba» pretenden más adelante que la crítica de los errores del grupo de Tito se ha transformado en una campaña contra el Partido Comunista de Yugoslavia, contra los pueblos de Yugoslavia. Esto evidentemente, es inexacto; ninguna campaña se ha realizado ni se realiza contra los pueblos de Yugoslavia. Hubiera sido criminal realizar ninguna campaña contra los pueblos de Yugoslavia cuyas heroicas hazañas son por todos conocidas. También se sabe que los pueblos yugoslavos son firmes partidarios del frente único con los países de democracia popular y con la Unión Soviética. Ellos no son responsables, en modo alguno, de la política nacionalista del grupo de Tito. Nosotros consideramos a los pueblos yugoslavos como nuestros aliados fieles. Tampoco se ha realizado ni se realiza ninguna campaña contra el Partido Comunista de Yugoslavia en su conjunto. Sabemos perfectamente que la mayoría del Partido Comunista de Yugoslavia quiere fuertemente la amistad con los partidos comunistas de otros países, la amistad con la Unión Soviética, y su partido comunista.

No puede caber ninguna duda sobre la existencia de tradiciones internacionalistas en las filas de la mayoría del Partido Comunista de Yugoslavia. Sabemos muy, bien, asimismo, que la mayoría del partido Comunista de Yugoslavia no aprueba la política nacionalista del grupo de Tito, sabemos que precisamente por esto se ejerce contra ella una represión feroz por el grupo de Tito y sus agentes.

La pretendida «campaña» es realizada no contra los pueblos yugoslavos y el Partido Comunista de Yugoslavia en su conjunto, sino contra el grupo nacionalista de Tito. Se realiza para ayudar al Partido Comunista de Yugoslavia a ver claro en los errores del grupo de Tito y liquidar la política nacionalista de los diligentes yugoslavas.

Los acróbatas políticos del periódico «Borba» afirman por último, que el grupo de Tito es inseparable del Partido Comunista de Yugoslavia, que representa a la mayoría del Partido Comunista de Yugoslavia.

Esto es también falso. Es posible que nace un año el grupo de Tito representara la mayoría del Partido Comunista de Yugoslavia, pero eso era hace un año. Ahora, después de la ruptura con todas las Repúblicas vecinas, después de haber pasado al campo del nacionalismo, el grupo de Tito no representa ya a la mayoría del partido. Ahora el grupo de Tito no es más que una fracción titoista, que no goza de más de más confianza que la de la minoría del partido y que utiliza el aparato del Estado para aplastar la voluntad de la mayoría internacionalista del partido. La fracción de Tito se ha colocado por sí misma fuera del partido, entregando éste a la vigilancia del verdugo Ranković e instituyendo en el partido un régimen de terror con sus represiones, sus detenciones en masa y sus asesinatos.

De hecho la fracción de Tito se encuentra ahora en estado de guerra contra su partido. Sólo los ciegos pueden no verlo. Si la fracción de Tito se ha mostrado incapaz de asegurar el orden en el partido por los métodos democráticos habituales y se ha visto obligada a recurrir a una represión en masa, esto significa que desde hace mucho tiempo ha perdido la confianza de la mayoría del Partido Comunista de Yugoslavia.

La fracción de Tito no representa más que una minoría del Partido Comunista de Yugoslavia, que se apoya no en la confianza del partido, sino en el aparato administrativo y policiaco yugoslavo.

Notas:

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