jueves, 27 de octubre de 2016

El maoísmo solapado de Reconstrucción Comunista; Equipo de Bitácora (M-L), 2016


«En nuestra publicación anterior, nos referíamos al método deshonesto, al «copia y pega» de documentos nuestros o de otras organizaciones para conformar «su núcleo teórico».  Explicamos que esta desviación –la apropiación de la «producción intelectual de terceros»– respondía a cuestiones muy entendibles. Al igual que la negativa a reconocer tal acto de plagio tampoco es casual, sino que responde a una cuestión moral. Véase el capítulo: «¿Por qué los de Reconstrucción Comunista (RC) nos copian las obras?» de 2016.

La cuestión a abordar en las líneas es otro tema, aunque íntimamente ligado a esos déficits teóricos que se proyectan en la práctica de Reconstrucción Comunista (RC), en concreto, su maoísmo. No nos demoraremos mucho en explicar una vez más qué es el maoísmo, puesto que ya hemos publicado toda una serie de documentos generales sobre el mismo. Aquí hablaremos como ha repercutido en RC, demostrando que es imposible declararse marxista-leninista y conciliar con una corriente revisionista como esta.

¿De dónde viene la laxitud con el maoísmo de Reconstrucción Comunista? 

Su laxitud claramente proviene de su liberalismo y centralismo burocrático. Mediante el primero se permite la creación de varias tendencias ideológicas, que mientras no pongan en tela de juicio al mandamás, Roberto Vaquero, podrán desarrollarse libremente, luego a través del segundo, se condena o acepta la regulación de esta flexibilidad hacia el maoísmo dependiendo de la época y el momento.

Si vemos en sus escritos, RC nació como un pretendido grupo «marxista-leninista» de militantes descontentos del Partido Comunista de España (PCE) y Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE). Su líder, Roberto Vaquero, conocido por su alias Juan Mesana, nos confiesa:

«El camarada más veterano de ese grupo de jóvenes que citan, empezó a militar en la UJCE en 2004, y no supo de la existencia de fracciones dentro de las juventudes o del PCE hasta 2006-2007. (...) Este grupo del que hablan se integró en la UJC-M [Juventudes de Madrid del PCE] y, posteriormente, en su proceso de ruptura con el revisionismo, acabaron recalando en el PCPE, abandonando la estructura revisionista del PCE. Fue salir de la sartén para caer en las brasas, y se sufrió un proceso similar, en la cual la fracción más derechista del PCPE impulsó, saltándose cualquier tipo de democracia interna, depurar a los camaradas que seguían con su proceso de denuncia del revisionismo dentro del PCPE, a lo cual estos abandonaron ese engendro revisionista antes de que se produjera la expulsión. Así, este grupo de camaradas fundó en 2009 Reconstrucción Comunista. (...) Rompimos con el revisionismo y nos formamos en el marxismo-leninismo de manera disciplinada». (Juan Mesana; Algunos apuntes sobre nuestra historia, 12 de octubre de 2014)

Hay varios indicios que dan a pensar que para los actuales integrantes de RC su salida del PCPE no corresponde a motivos ideológicos sino estrictamente personales una vez fracasado en el intento de tomar el PCPE. Lo que ha llevado a la dirección de RC a no superar esta herencia ya que se han formado en el seno de partidos caracterizados por rasgos que ellos mismos han reproducido para formar su propia plataforma. ¿Pero cuál es el modelo organizativo e ideológico que el PCPE les legó para conformar su propia plataforma hoy conocida como RC?

Primero. Reglas y métodos burocráticos y autoritarios que asfixian la democracia interna, que llevan a una supresión de la posibilidad de la expresión de críticas que pongan en duda las actitudes, formas de vida o línea del partido, donde en cambio se cultiva la figura del líder o de la dirección en una suerte de «mesianismo» que a la postre nuclea toda la acción de la organización, algo se que suele combinar con un culto a las siglas basado en una historia ficticia del partido y de sus «heroicos líderes veteranos» –la camarilla del líder supremo–, con lo que toda puesta en duda de la línea presente o pasada del partido es tipificado como acto de traición, que generalmente va acompañado de una campaña de calumnias y amenazas contra el osado rebelde. 

En las células prevelece el espíritu aislacionista y cantonalista, algo que sumado con una actitud formalista de los actos de la organización, todo va encaminado a aparentar que se hacen cosas de relevancia, pero todo está decidido de antemano por la cúpula y se enuncian buenos propósitos que luego no se cumplen, mientras lo fundamental, el ingreso de las cuotas, y de la venta de merchandising del partido, se ha logrado, que es realmente el objetivo principal de los cabecillas.

Sobra decir, que siempre se procede, bajo diversas excusas, a cooptaciones de miembros que aseguren el control de la dirección máxima del partido. 

Segundo. A esto súmese el bajo nivel ideológico general de estas organizaciones, que se despreocupan totalmente de proporcionar una verdadera formación ideológica marxista a su militancia, y donde la poca que hay está preñada de un eclecticismo de ideologías que confunden por completo, lo que siempre da lugar a situaciones curiosas como que dos militantes defiendan públicamente opiniones opuestas sobre el posicionamiento del partido. 

El análisis histórico es considero un arte escolástico, y solo recurren a él para justificar posiciones actuales oportunistas, o para tratar de adueñarse de un legado que no les pertenece. 

Para estas organizaciones lo importante es rellenar las filas de la organización, a fin de poder pavonearse delante de otras organizaciones revisionistas vociferando que tienen mayor músculo de militancia, aunque a veces ese músculo sufre de flacidez. Para tomar la delantera en esta competición interrevisionista, cada organización se fija en un tipo de personas de un perfil personal determinado, en especial eligen su blanco entre los jóvenes inexpertos políticamente y con la personalidad por formar aún. Según cada rama revisionista, se fijan en un público más concreto, del cual creen que pueden crear más afinidad para lograr embaucar a dichos elementos e incorporarlos. Sobra decir que reclutan sin tener en cuenta el nivel de formación ideológica, el extracto social, ni la moral personal del sujeto, y que una vez incorporados y habiendo conseguido el líder regional, sumar un número de cara a los mandamases, se olvidan de que esos sujetos evolucionen ideológicamente, de hecho, prefieren una militancia ignorante y manipulable, pues minimiza los peligros de poner en duda la línea política.

Tercero. Los defectos de tipo personal que pueden tener la militancia no son corregidos en este tipo de organizaciones por la dirección –que se debe de suponer están más curtidos y deben servir de ejemplo–, sino que los miembros de la propia dirección precisamente son los primeros en llevar a cabo un modo de vida degenerado, son los primeros con una falta de espíritu autocrítico a la hora de analizar las cosas, poniendo por delante siempre las siglas del partido y primando el orgullo personal. 

Aquí, el individualismo, el subjetivismo, y las actitudes arribistas de la dirección producen continuas facciones, riñas y luchas de poder en estas organizaciones. En consecuencia, la militancia adquiere los mismos rasgos de la dirección. Siendo sinceros, los defectos de cualquier miembro del partido solo son señalados cuando sirven a una u otra facción que se enfrenta a la suya, jamás hay una preocupación permanente ni real por corregirlos.

Esta «escuela de revisionismo» es en la que se han formado los actuales líderes de RC. De ahí que hoy en día observemos que sus líderes no pudieron desligarse del constante coqueteo ecléctico constante con varias de las figuras, corrientes y movimientos revisionistas como el guevarismo, el maoísmo, el nacionalismo kurdo, el feminismo, así como que arrastren esos métodos organizativos burócratas y caudillistas de manejar una organización.

Esto trasciende, en que RC en sí, no se diferencie nada de la clásica organización maoísta basada en la creencia idealista de que: 

1) Crear una organización fuera de un clásico partido revisionista ya convierte a sus miembros y su organización en una aglomeración de marxista-leninistas, se cree que rompen en lo orgánico es romper en lo ideológico –cuando se arrastran infinidad de vicios de dichas experiencias–.

2) Que es más importante crear una organización, salga como salga, sea con quien sea, y luego definir el ámbito organizativo, la línea política y el programa –negando las bases del partido marxista-leninista–.

 3) Creer que lo más importante es lanzarse a la práctica ciega, aunque las tareas no redunden entre las masas ni capten a los elementos más conscientes, considerando el necesario estudio concienzudo de las cuestiones teóricas y la realidad circundante una pérdida de tiempo a la hora de orientar sobre que se debe hacer –cayendo en un practicismo voluntarista y espontáneo, ausente de realismo de las tareas que necesita el movimiento–.

4) El pensamiento de que por las obligadas condiciones del trabajo «clandestino» –creadas en su cabeza– es normal que una o varias personas reúnan en su mano varios cargos y responsabilidades, incluso que interfieran en otras competencias «por el bien del partido».

5) La idea de que por la presunta persecución que sufren –pese a ser un grupo sin influencia–, la dirección no puede rendir cuentas regularmente –dando rienda suelta a experimentos que jamás se analizarán si fracasan–.

Todo esto solo se da cuando se permiten dos cuestiones: la permisión del liberalismo, la promoción de un centralismo de tipo burocrático. La combinación de ambas da como resultado extra en este caso el caudillismo, el nepotismo, el culto mesiánico al líder y el compadrazgo en los errores. ¿Es acaso esto una consecuencia inevitable al haber militado anteriormente en partidos revisionistas? Contestemos explayándonos en el tema paso por paso.

El liberalismo podríamos definirlo como que:

«Es, en esencia, expresión del oportunismo ideológico y político, renuncia a la lucha consecuente de clase contra el enemigo interior y exterior contra las manchas de la vieja sociedad y las influencias actuales de la ideología extraña al socialismo, es una aceptación de la coexistencia pacífica con la ideología enemiga. Al alentar el liberalismo, los enemigos pretenden que nosotros renunciemos a nuestras posiciones y a nuestra lucha de principios contra el revisionismo moderno». (Enver Hoxha; Profundicemos la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra las actitudes liberales ante ellas, 1973)

Y eso, combinado con un centralismo burocrático se definiría tal que así:

«Niegan la necesidad de la participación de todos los miembros del partido, sin excepción, en una de las organizaciones de base, y describen el requisito obligatorio de rendir cuentas de las funciones que desempeñan como ultra-democracia, es decir, una distorsión de la democracia. La base ideológica y de clase de estos puntos de vista y teorías revisionistas que niegan el principio del centralismo democrático y sus requisitos, hay que buscarla en la ideología burguesa y pequeño burguesa; en el intelectualismo burgués, el liberalismo y el anarquismo. (...) Hablan mucho acerca de la democracia dentro del partido y se jactan de que aplican los principios leninistas sobre el partido. Pero esto está lejos de la verdad. (...) La línea de los partidos revisionistas no es el fruto de la participación de la masa de los miembros del partido y las clases trabajadoras, sino el trabajo de las camarillas. (...) La disciplina del partido se ha convertido en una disciplina mecánica y la masa de los miembros del partido se someten a las decisiones de la dirección desde el miedo». (Petro Ciruna y Pandi Tase; La degeneración organizativa de los partidos revisionistas y sus consecuencias, 1978)

E igualmente, sólo bajo la permisión de un régimen partidista donde impera lo anterior –el liberalismo y el centralismo burocrático, en especial esto último–, es que se ve nacer expresiones como el caudillismo –que imposibilita criticar al líder y su camarilla, llegando en caso de persistir a la expulsión de dichos elementos críticos–, el nepotismo –cooptando a gente en favor de la dirección revisionista–, el compadrazgo en los errores –favoritismos y disimulo de los errores de sus allegados–, el culto mesiánico al líder –para reforzar su imagen y sus decisiones irracionales–, etc. Rasgos que como sabemos de sobra por militantes y exmilitantes, dominan las estructuras de RC:

«Como ya habíamos comentado: el reconocimiento de los errores dentro del partido es algo de lo que carecen este tipo de nuevas organizaciones debido a su «mesianismo guerrillero», y de la sobreexplotación emocional de los militantes vinculados a ellas, se trata de organizaciones bajo el dominio burgués; esto se observa por el reiterado uso del cierre de todos los vehículos de expresión de la militancia para que no haya posibilidad de que el resto de militantes se aproximen a estas críticas. Este tipo de sabotajes, clásico de los partidos socialdemócratas, lo hacen acorde a sus intereses de clase, es normal que paralelo al empleo de la «técnica de desproletarización del partido», se usen otras técnicas para sabotear cualquier intento de influencia comunista, en consecuencia no es raro ver como se cierran no sólo los vehículos de expresión para denuncia de los órganos superiores, sino también como se valen de cerrar los círculos formativos ideológicos para mantener a la base en la inopia ideológica sobre la esencia real del marxismo. Esto resulta un truco recurrente en los entornos de organizaciones burguesas de toda índole para que los militantes no tengan el mínimo conocimiento para juzgar sus acciones. Además de la ya comentada evasión de toda autocrítica de estos elementos y de la negación a la militancia de un vehículo para poder expresar sus críticas, suelen existir unos rasgos claros de permisiones conscientes de los errores entre los miembros de la camarilla. (...) La creación, por tanto, de un régimen de compadrazgo, nepotismo, favoritismo, la blandenguería, y acomodo, es la nota común aquí». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», 2013)

No queremos que se nos malinterprete en esta cuestión. No estamos diciendo que los elementos que hayan militado parte o gran parte de su vida en organizaciones revisionistas están condenados de por vida. No, el haber mantenido posturas ajenas al marxismo o el haber militado en organizaciones no marxistas es un proceso lógico que puede ocurrir en el desarrollo dialéctico de la vida de un individuo, de hecho, es lo normal. La formación y maduración de un revolucionario desde sus inicios hasta que toma consciencia real y total de las cosas, es algo de lo que dependen varios factores como el origen social, el contexto cultural del individuo, el ambiente en que se desarrolla y los rasgos de personalidad que porta, algo que puede hacer que ese viraje sea más corto o más largo, tenga más ziz zags o menos. Pero tampoco nos equivoquemos, el mero hecho de separarse de un partido revisionista no significa que seas un verdadero marxista-leninista. Tal elemento debe realizar una autocrítica y examinar las razones de su salida; y si es motivada por razones de incompatibilidad ideológica debe preguntarse por qué ha militado entonces en esa organización; en caso de darse cuenta de esa incompatibilidad ideológica tiempo después de entrar a militar en dicho partido revisionista, entonces debe exponer qué es lo que ha llevado a dicho elemento a discrepar de la línea política revisionista de su partido; si finalmente se ha comprendido y expuesto correctamente el carácter revisionista de su vieja organización, debe demostrar en la práctica que no tolerará caer en el mismo lodazal de nuevo; del mismo modo que no debe obsesionarse ni dejarse deslumbrar con las desviaciones revisionistas de su vieja organización, sino que tiene que ser consciente de que debe estudiar y comprender el resto de desviaciones y corrientes revisionistas, así como ser consecuentes y exponerlas en igual medida.

Pero por supuesto sobra decir, que los miembros de RC, han estado lejos de aplicar esta máxima, no se han desligado de los métodos organizativos ni ideológicos de los que provienen, es más se valen de ellos conscientemente para formar su propia organización y dirección revisionista.

La evolución del maoísmo solapado de Reconstrucción Comunista 

El tema que nos incumbe hoy es ver como esa insostenible pose de pseudorevolucionarios y pseudocomunistas se traslada de modo general a la línea ideológica oficial de su propia organización, Reconstrucción Comunista (RC), y causa estragos en su propia credibilidad.

Explicaremos el desarrollo de RC respecto a la postura frente al revisionismo chino –o maoísmo– para entender el origen de sus actuales desviaciones. Aquí veremos el maoísmo disfrazado de esta organización, un maoísmo disimulado que lleva a esta organización a ejercerlo de modo solapado, camaleónico, y que más allá de declaraciones teóricas siempre ha establecido en la praxis su apoyo al maoísmo –en especial a nivel de relaciones internacionales–.

La posición de RC sobre los presos del PCE (r)/GRAPO

Se puede ver cómo sus «teóricos» pueden charlar a veces en contra «de los peligros de algunos maoístas», pero a la vez han apoyado sus falsos relatos sobre que los presos encarcelados son «presos políticos», porque siguiendo su guion de fantasia, los GRAPO no eran dirigidos por el PCE (r), y sus presos no lo están por dirigir acciones aventureras y terroristas, sino por simplemente ser «comunistas»:

«Queremos expresar nuestra máxima solidaridad, como hemos apuntado anteriormente, con todos los presos y las presas políticos en el Estado español, en general, y en particular con el secretario general del PCE (r) Manuel Pérez Martínez, el camarada Arenas. El camarada Arenas permanece secuestrado por el Estado por el único motivo de su militancia política, cosa que no se había visto desde que los nazis encerraron a Georgi Dimitrov en 1933». (RSA Madrid; RC: Sobre los presos políticos en el Estado español, 2012)

En esto, coinciden con otros oportunistas del panorama. El viejo partido brezhnevista del PCOE, que ahora comparte las tesis del PCE (r) sobre que «España es un Estado fascista», declara:

«Hemos recibido informaciones sobre la situación del preso político Manuel Pérez Martínez, «Camarada Arenas», Secretario General del Partido Comunista de España reconstituido, la cual de por sí injusta – puesto que es un preso político cuyo único delito es ser un cuadro comunista–». (Partido Comunista Obrero Español; Libertad presos políticos, 10 de agosto de 2019)

Una pantomima ya refutada por su propia documentación interna. Véase la obra: «Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO» de 2017. 

Hace años los maoístas nos bombardeaban con las grandísimas «experiencias guerrilleras» de Perú, Nepal e India, de las cuales teníamos mucho que aprender. ¿Y bien? ¿Qué ha quedado hoy de tanto entusiasmo? Lo cierto es que las dos primeras guerrillas ya han claudicado y se integraron en el régimen reaccionario democrático-burgués de sus respectivos países, justo como hicieron las guerrillas liberales-tercermundistas tipo FARC-EP o como hizo hace no mucho las bandas nacionalistas como ETA o IRA; estos grupos pasan en tiempo récord del aventurerismo y el terrorismo al cretinismo parlamentario y el legalismo burgués. ¡Milagros del oportunismo! Pero no desesperen, los naxalitas en la India continúan su «Guerra Popular Prolongada» (GPP) la cual empezaron hace más de cinco décadas. Para haber sido santificada la GPP como la estrategia militar, parece que hemos de esperar un poco más en recibir sus frutos. Cual agricultor primerizo y manipulable, nuestro reconstitucionalista medio no se da cuenta de que si su semilla no crece puede que igual deba revisar la regularidad del riego, el tipo de arado, la exposición al sol o quizás, hasta debe mirar si la planta que quiere cultivar es apta para el tipo de tierra y clima. Pero para nuestro empecinado agricultor neomaoísta esto no es una opción, él con su fe inusitada en la GPP intentará hacer crecer su olivo en el Ártico, porque así se lo dijo el mercachifle maoísta que un día vendió tal producto. Y ya sabemos cómo es el ego y el orgullo del ser humano, más vale inventar todo tipo de excusas que reconocer un error: ¡el hecho de que has sido estafado!

La alianza de RC con los «maoístas críticos» y participación en el Colectivo Proletario Internacionalista (CPI)

Pero no han sido los únicos engañados. La prueba de que este grupo, RC, estuviese tan curtido ideológicamente –tal y como ellos mismos pregonaban–, y que la organización ya «hubiera roto con el revisionismo», no impidió que haya sido –y haya seguido siendo– «blanda» con la corriente del revisionismo chino, venerándola junto a otras agrupaciones maoístas:

«Los Naxalitas son un ejemplo a seguir, un faro de luz en tiempos de absoluta destrucción del movimiento comunista, una luz de esperanza para todos los pueblos oprimidos, un ejemplo de lucha contra el imperialismo». (Reconstrucción Comunista; Con los Naxalitas hacia el socialismo en la India, 2011)

La tragicomedia de nuestros amigos «antirevisionistas» llegó hasta el punto de hacer piña con otros «maoístas críticos»: aquellos que proclaman que pese a «las críticas injustas a Stalin y contar con la burguesía nacional para construir el socialismo, Mao es un gran marxista-leninista» y que «hay que superar la nefasta polémica de Mao y Hoxha». Algunas de estas organizaciones son Odio de Clase, el PC (AP) de Chile, entre otros grupos. RC mostraba orgulloso como compartía espacio y causas con estos colectivos (*).

«La Importancia de la Guerra Popular en la India, por OdC, palabras que desde la RSA apoyamos plenamente. Desde la perspectiva histórica del Movimiento Comunista Internacional, el proceso revolucionario que vive La India tiene una importancia que, desde el Colectivo Odio de Clase (ODC), no dudamos en calificar de muy importante. (...) De este modo, el PCI (Maoísta) se ha convertido en un auténtico faro para todos los revolucionarios y comunistas del mundo». (RSA Madrid; Acto Guerra Popular India, 2011)

En esta época RC participó en el folclore maoísta mundial de apoyo a la guerrilla naxalita de la India (*)::

«El próximo día 1 de julio de 2013 coincidiendo con el aniversario del asesinato del camarada Azad, dirigente del Partido Comunista de la India (Maoísta), una serie de organizaciones comunistas han convocado una Jornada Internacional de Apoyo a la Guerra Popular en la India. Desde Odio de Clase y Reconstrucción Comunista mostramos nuestro apoyo a dicha Jornada Internacional, independientemente de las diferencias políticas que podamos mantener con los organizadores, pues pensamos que sumar fuerzas y aunar esfuerzos en el apoyo a la Guerra Popular en la India va en beneficio en primer lugar del proceso revolucionario que se desarrolla en la India y en segundo lugar del avance de la revolución proletaria en todo el mundo. (...) El avance de la Revolución en la India es una demostración práctica de que la revolución es posible y así mismo es una refutación en los hechos de las prácticas reformistas y revisionistas que no buscan transformar la sociedad sino hacer más tolerable la opresión y legitimar el estado reaccionario». (Comunicado y cartel conjuntos del Colectivo Odio de Clase y Reconstrucción Comunista en apoyo de la Guerra Popular en la India, 2013)

Este apoyo a los maoístas indios también llevó a RC a integrarse dentro del llamado Colectivo Proletario Internacionalista (CPI), una plataforma maoísta nacida con:

«La finalidad de impulsar una actividad continuada de apoyo, solidaridad e información del proceso revolucionario que se desarrolla en la India. (...) Siguiendo a Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao trabajan por extender la Revolución Proletaria Mundial». (Colectivo Proletario Internacionalista; Declaración del Comité Proletario Internacionalista, 2011)

¡Vaya! La actividad inicial de nuestros «antirevisionistas» los llevó a realizar un gran esfuerzo activo de propaganda en favor del maoísmo y sus mitos, desde luego.

Las luchas internas en RC entre fracciones e individuos maoístas

Esa blandenguería hacia el revisionismo chino y sus diferentes expresiones a lo largo del globo llevaron a la organización a ser vulnerable a la «infiltración» de otros grupos maoístas de España, como el Partido Comunista de España (reconstituido). Esta última cuestión jamás fue explicada con detenimiento. Lo que no puede descartarse es que se tratara de un chivo expiatorio para que la dirección pudiera lavarse las manos por su apoyo abierto al maoísmo y decidiese expulsar a una fracción maoísta que no comulgaba con la dirección. 

Poco después RC lanzó su famosa autocrítica sobre su apoyo abierto al maoísmo en tiempos recientes. Fue una autocrítica falsa y pseudohistórica, hecha para salir del paso:

«No queremos decir que en algún momento hayamos reconocido a Mao o parte de su obra. Bien es cierto que en el periodo en que trabajamos con el CPI nos relacionábamos con grupúsculos maoístas existentes. En paralelo sufrimos el entrismo trotskista del PCE (r), partido putrefacto, que intentó montar una fracción para adueñarse de nuestra entonces organización. El CPI realizaba principalmente tareas de solidaridad internacional, especialmente con los naxalitas de la India, sobre los que debemos admitir que nos dejamos llevar por el aventurerismo maoísta, apoyándolos como si de comunistas se tratasen». (Revista de Acero; Algunos aspectos sobre nuestra posición histórica frente al maoísmo, 2015)

¿Qué decían en 2013 de Mao? ¡Recomendaban sus textos y lavar su imagen! Véase RSA Madrid-RC: «Documento del PCCh de Mao acerca del falso comunismo» de 2012 o «Los llamados excesos de Mao Tse Tung» de 2012.

De esta «autocrítica» ya vemos el cariz hipócrita de sus integrantes.

Primero: ahora dicen que «en ningún momento» han reconocido a «Mao o parte de su obra», pero sus escritos y declaraciones previos a 2015, como hemos podido ver, decían lo contrario. ¡Hasta hemos visto en sus propias publicaciones como decoraban sus actos con retratos de Mao Zedong!

Segundo: este grupo reconoció que había estado haciendo el juego al maoísmo y, por tanto, al revisionismo dentro de la CPI. Esto es correcto, aunque no explica «qué epifanía» les revelo lo que debía ser clarividente para cualquier marxista-leninista desde los años 80. Esto deja entrever que quizá las querellas personales con otros grupos maoístas primaran por encima de las diferencias ideológicas en sí. Todo esto, claro está, sin olvidar la documentación inédita sobre el maoísmo que solo han podido obtener de Bitácora (M-L).

La teoría oportunista según la cual el «maoísmo en ocasiones puede ser revolucionario» 

Más tarde, RC pasó a reconocer que fue un error calificar a los revisionistas naxalitas de comunistas, pero subrayando que RC apoyaba a la guerrilla maoísta naxalita, ya que, atendiendo a su rocambolesca lógica, conforman un grupo revolucionario. Así, RC ignora deliberadamente a los verdaderos comunistas del país, que siempre han sido perseguidos por estos últimos:

«Los naxalitas son revolucionarios, como ciertos maoístas en casos determinados. Pero, al igual que la burguesía, su potencial revolucionario se acaba llegando un momento, en que pasan a engrosar las filas de la reacción». (Revista de Acero; Algunos aspectos sobre nuestra posición histórica frente al maoísmo, 2015)

Nos preguntamos como puede ser revolucionario, en el sentido marxista, un movimiento ecléctico y reaccionario como el maoísmo, que lastró la construcción del socialismo en China. Estamos hablando de la misma corriente antistalinista que hizo piña con Jruschov y Tito, destruyendo la unidad del movimiento comunista. La misma que rogaba a los estadounidenses la entrada de España en la OTAN y la CEE en conversaciones privadas. La misma que ignoró los asesinatos de militantes antifacistas por parte de los franquistas. La misma que apoyaba a Pinochet, Mobutu, Marcos y compañía.

RC desconoce la historia de los naxalitas, así como la de sus acciones. El movimiento naxalita surge, como otros tantos levantamientos campesinos, como respuesta a la propiedad de la tierra; así como también a otras contradicciones propias de la Índia, como el sistema de castas. Pero la causa naxalita no tiene diferencias –no en lo esencial– con los grupos liberales y su vinculación con la cuestión de la tierra en los países Latinoamericanos; grupos que también han empleado las armas para defenderse y alcanzar sus objetivos, aunque siempre desde posiciones tercermundistas, es decir, nacionalistas y socialdemócratas, y buscando la integración en el régimen burgués. Véase la obra: «Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia» de 2016.

El máximo referente ideológico del movimiento naxalita en sus inicios, Charu Majumdar, llegó a declarar que:

«Quienes sueñan con la revolución en la India por el camino de la Revolución de Octubre, aunque son revolucionarios, no pueden dirigirla eficazmente debido a su actitud doctrinaria. No entienden el significado de las luchas del campesinado y como resultado, sin darse cuenta, se convierten en propagandistas del economicismo entre los obreros. (...) La experiencia de la lucha de clases debe ser verificada a través de la luz del Marxismo-Leninismo Pensamiento Mao Zedong». (Charu Majumdar; Es luchando contra el revisionismo que la lucha campesina tendrá que llevarse adelante, 1967)

Según él, su movimiento se acomoda a la visión de la lucha de clases de los bolcheviques y adopta la del revisionismo chino, conocida por su óptica conciliadora con la burguesía nacional, conocida por renegar del proletariado como clase social que lidera la lucha contra la burguesía, etc.

Debido a que el movimiento naxalita está dirigido y es sostenido por una infinidad de grupúsculos revisionistas, en su mayoría de corte maoísta, sería un caos explicar la línea política de cada uno de ellos, pero para mostrar una prueba del tipo de partido y programa que tienen, veamos lo que dice el Partido Comunista de la India (Marxista-Leninista) formado en 2005 de la unión de varias organizaciones maoístas:

«Los desarrollos históricos de las condiciones concretas de nuestro país en el presente estado de la revolución es la nueva democracia. El PCI (M-L) sostiene el Marxismo-Leninismo Pensamiento Mao Zedong como su ideología guía». (Partido Comunista de la India (Marxista-Leninista); Informe del Comité Central, 2007)

En la declaración del Partido Comunista de la India (Maoísta), se dice:

«El objetivo inmediato y el programa del partido maoísta será continuar y completar la revolución de nueva democracia en la India, que ya se está desarrollando y avanzando, como parte de la revolución proletaria mundial, mediante el derrocamiento del sistema semicolonial y semifeudal bajo la forma neocolonial de gobierno indirecto, explotación y control». (Partido Comunista de la India (Maoísta); Comunicado de prensa, 21 de septiembre de 2004)

Es decir, todos los maoístas de la India, de una corriente u otra, apuestan por lo mismo. Para quien no lo haya entendido aún, el concepto y programa de «nueva democracia» supone:

La negación de la clase obrera en la revolución:

«¿Qué es el régimen constitucional de nueva democracia? Es la dictadura conjunta de las diversas clases revolucionarias sobre los colaboracionistas y reaccionarios. Alguien dijo una vez: «Si hay comida, que la compartan todos». Me parece que esto puede servir de metáfora ilustrativa de la nueva democracia. Puesto que la comida debe ser compartida por todos, es inadmisible que un solo partido, grupo o clase ejerza la dictadura». (Mao Zedong; Sobre el régimen constitucional de nueva democracia; Obras Escogidas; Tomo II, enero de 1940)

La promoción del capitalismo nacional:

«Reconocer que el modo capitalista de producción es el método más progresista en la China actual, y que la burguesía, sobre todo la pequeña burguesía, representa los elementos sociales y la fuerza política comparativamente más progresistas en la China actual. (...) Así, la política del partido no es el debilitamiento del capitalismo y la burguesía, o el debilitamiento del campesino rico y sus fuerzas productivas, sino el fortalecimiento de la producción capitalista». (Partido Comunista de China; Decisión del Comité Central sobre las políticas de las tierras en las bases de apoyo antijaponesas, 28 de enero de 1942)

La estrategia de toma de poder que siguen los naxalitas indios –misma estrategia que ha incapacitado la toma de poder– es la conocida dentro del maoísmo como «Guerra Popular Prolongada» («GPP»), la cual hemos analizado en otros documentos. Véase el capítulo: «Adopción de la Guerra Popular Prolongada (GPP) como método de toma de poder» de 2017. 

La GPP maoísta a la luz del marxismo-leninismo

Su líder Majumdar decía sobre ello:

«El Presidente Mao Zedong ha enriquecido más este camino señalado por Lenin. Ha enseñado las tácticas de la guerra popular. (...) De este modo, es su responsabilidad organizar el movimiento campesino y elevar esa lucha a la etapa de la lucha armada. El sector avanzado de la clase obrera tendrá que ir al campo a participar en la lucha armada. Esta es la principal tarea de la clase obrera. (...) No entienden el significado de las luchas del campesinado y como resultado, sin darse cuenta, se convierten en propagandistas del economicismo entre los obreros. Es luchando contra el revisionismo que la lucha campesina tendrá que llevarse adelante». (Charu Majumdar; Es luchando contra el revisionismo que la lucha campesina tendrá que llevarse adelante, 1967)

Si bien atacaba a los marxista-leninistas indios tildándolos de «doctrinarios» y de «esquemáticos» de la Revolución Bolchevique de 1917 por querer organizar a la clase obrera en las ciudades y lanzarse a la insurrección en ellas, en otros escritos, curiosamente, elevaba la estrategia militar del maoísmo de la GPP a axioma general. ¡¡¡Proponiéndola como único camino para todos los países!!!:

«Después de la segunda revolución —la Gran Revolución China— la revolución en todos los países sólo puede triunfar tomando el camino de la guerra popular». (Charu Majumdar; Avanzar evaluando las experiencias de la lucha revolucionaria del campesinado en la India, 1969)

El Partido Comunista de la India (Maoísta) también suscribe esta soberana estupidez:

«Se librará y se completará la revolución mediante una guerra revolucionaria agraria armada, es decir, una guerra popular prolongada, en que la toma del poder por la fuerza de las armas es la tarea principal y central, cercando las ciudades desde el campo y al final capturándolas. El campo y la guerra popular prolongada seguirán siendo el «centro de gravedad» del trabajo del partido, y el trabajo en las ciudades será complementario». (Partido Comunista de la India (Maoísta); Comunicado de prensa, 21 de septiembre de 2004)

En los años 80, los maoístas españoles también proponían seguir esta misma estrategia:

«La estrategia de guerra popular prolongada fue una de las grandes aportaciones de Mao Zedong al marxismo-leninismo, que tiene un carácter universal al ser aplicable tanto a los países tercermundistas como a las grandes metrópolis imperialistas». (Partido Comunista de España (reconstituido); Diccionario ideológico)

La llamada «GGP» es una estrategia militar que hemos analizado en diversas ocasiones. Pero, a modo de resumen para aquellos lectores que no están familiarizados con el término, ¿qué fenómenos se pueden observar en la famosa «GPP» cuando se ha tratado de aplicar como regla universal prescindiendo del contexto chino? 

1) Querer seguir la estrategia de la Guerra Popular Prolongada supone ignorar las condiciones objetivas y subjetivas de cada revolución, siguiendo la imposición del dogma según el cual esta siempre será larga y prolongada. De este modo se niega el desarrollo particular de la revolución en cada país. Huelga decir que una revolución puede ser una acción súbita y rápida o una pugna prolongada. 

2) La ciudad queda relegada a ser una mera expectadora de los acontecimientos o, en el mejor de los casos, a ser el furgón de cola de la contienda por el poder, que se desarrollaría, según el maoísmo, en zonas más favorables para la guerrilla, como la montaña, la selva o el campo. Así se abandonan la zona económica de mayor relevancia para la revolución socialista, la urbe, y la clase más revolucionaria, el proletariado, a su suerte. 

3) Hay un carácter putschista y voluntarista en el concepto de la toma de poder. La GPP tiene en consideración que, pese a mantener movimientos militares defensivos en la primera etapa de la misma, este primer destacamento de «héroes» guerrilleros encenderá la chispa que «prenderá toda la pradera», ocasionando la participación del total de la población. En realidad, y por norma general, nunca se desarrolla una conexión real con la mayoría de los trabajadores al no existir una agitación y propaganda política que recoja sus intereses inmediatos y finales. 

4) A esto se suma la visión de que se ha de realizar el «cerco de las ciudades desde el campo» ya no solo a nivel nacional, sino a escala universal; que la revolución transitará de los países agro-industriales a los países desarrollados industrializados. Toda organización que sigue los lineamientos del tercermundismo, pues, se baña en este esquema geopolítico.

5) La guerrilla acaba controlando toda la actividad política, económica y cultural de las «regiones liberadas», inclusive por encima del partido. Los actos de represión, e incluso terrorismo contra las masas se vuelven comunes a causa del aislamiento y el rechazo. El enemigo acaba cercando a las partidas guerrillas y estas, al no poder ser asistidas por zonas seguras, acaban siendo liquidadas por la superioridad en número y calidad del enemigo. 

La estrategia político-militar de los revisionistas chinos fue ampliamente criticada por los marxista-leninistas de todas las épocas. Especial mérito tuvo en su momento Stalin, cuando advirtió de los peligros de dicha teoría a los múltiples dirigentes asiáticos que intentaron replicar el modelo maoísta. En una carta al Partido Comunista de Indonesia (PCI), Stalin haría una serie de recomendaciones:

«Continuando con las cuestiones tácticas, el documento aconseja que el camino de la «revolución armada, esto es, la guerra de guerrillas en el campo, es el único camino que puede conducir a la victoria. Ciertamente la experiencia china muestra que el método de guerra de guerrillas, con la creación de áreas liberadas controladas por la guerrilla y la organización en esas áreas de un ejército de liberación nacional, debe ser reconocido como un método oportuno para un país tan atrasado como Indonesia. Pero el problema es que, en las condiciones indonesias, los métodos aplicados en China, solo pueden ser aplicados con sustanciales modificaciones.

Primero, el éxito del uso de los métodos de la guerra de guerrilla es predicado sobre la existencia de un gran país con un gran número de bosques y zonas montañosas localizadas fuera de los ferrocarriles y las ciudades. Indonesia posee estas condiciones en una manera limitada.

Segundo, incluso si los comunistas capturasen un área liberada por la guerrilla y establecen allí un ejército de liberación nacional, sin embargo, el área solo representaría una isla en todo el estado, esta isla podría ser rodeada fácilmente por el enemigo porque no tendría un apoyo sólido alrededor suyo. Los comunistas chinos encontraron un sólido apoyo en Manchuria apoyados por el hermano Estado Soviético, con lo que el enemigo perdió la oportunidad de cercarlos. Indonesia representa un grupo de islas rodeadas por mares, y los camaradas indonesios no podrían ser apoyados en cualquier parte.

Así las condiciones específicas de Indonesia limitan para los indonesios el uso del método de la guerra de guerrillas, el método de la «revolución armada».

¿Cuál es la solución? El camino está en complementar el método de la guerra de guerrillas con el método de la actividad revolucionaria por la clase obrera en las ciudades y centros industriales, con el método de todas las luchas económicas y huelgas políticas, las cuales paralizaran la actividad del gobierno reaccionario, y son un certero apoyo para la guerra de guerrillas en el campo. El camino consiste en la combinación de estos dos métodos.

Por ello, es absolutamente imposible desestimar la importancia del trabajo político y de organización entre la clase obrera, más que eso, es absolutamente necesario en todos los posibles caminos ganar la mayoría de la clase obrera, recordando que la actividad del partido entre los obreros no es menos importante que la actividad entre el campesinado y las guerrillas». (Proyecto de respuesta del Secretario General soviético (Iósif Stalin) a la carta de Partido Comunista de Indonesia, enero de 1951)

Uno: señalando la diferencia primero entre una guerra de guerrillas –también llamada guerra partisana–, y una lucha armada en su sentido más amplio, que incluye tanto una guerra de guerrillas de campesinos en el campo, montaña o monte, como huelgas y levantamientos de obreros, es decir, una combinación de lucha en la ciudad y el campo. Habiendo una consiguiente limitación para quienes utilizasen solo una de las posibilidades:

«Stalin: En cuanto a la lucha armada, se debe decir que los chinos no hablaron de la lucha armada, sino que hablaron de revolución armada. Lo consideraban una guerra partisana con las regiones liberadas y con un ejército de liberación. Esto significa que es necesario hablar de la revolución armada y guerra partisana y no de la lucha armada. La expresión «lucha armada» fue mencionada por primera vez en los periódicos de la Kominform. La lucha armada significa más que una guerra partisana, significa la combinación de guerra partisana del campesinado y huelgas generales y levantamientos de los obreros. En su escala, una guerra partisana es más estrecha que una lucha armada». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Grabación de las Discusiones de Iósif Stalin con los Representantes del Comité Central del Partido Comunista de la India, Camaradas Rao, Dange, Ghosh y Punniaiah, 9 de febrero de 1951)

Dos: señalando las desventajas e inconsistencia de una guerra de guerrillas campesina si no es asistida por un Estado vecino amigo:

«Stalin: ¿Qué es una región partisana liberada? Es completamente una isla en el Estado, no hay ninguna parte trasera en esta región, puede estar rodeada, bloqueada; no tiene parte trasera sobre la que pueda apoyarse. Eso es lo que sucedió en Yan'an, fue rodeado y los chinos salieron de ese lugar con grandes bajas. Esto hubiera continuado durante mucho tiempo si los comunistas chinos no hubieran decidido cruzar a Manchuria. Al mudarse a Manchuria, mejoraron rápidamente su propia posición, encontraron una retaguardia en forma de Estado amistoso. No era ahora una isla, era algo así como una península que descansaba en la URSS en un extremo. Después de esto, Chiang Kai-shek perdió la posibilidad de rodear a los partisanos chinos. Y solo después de esto, mientras los chinos descansaban, tenían la posibilidad de pasar a la ofensiva de Norte a Sur. Tal es la historia. ¿Qué extraemos de esto? La guerra partisana de los campesinos es un asunto serio y una gran adquisición para la revolución. En esta área, los chinos hicieron nuevas contribuciones en la práctica revolucionaria, particularmente para los países atrasados. Por supuesto, cada comunista en un país donde los campesinos constituyen entre un 80 a un 90% de la población; está obligado a aplicar este método en su arsenal en sus luchas. Esto es indudable, pero también a partir de esta experiencia de los camaradas chinos, se deduce que la guerra partisana de las regiones liberadas presenta grandes desventajas. Estas desventajas son que las regiones partisanas son islas que siempre están expuestas a un bloqueo. Solamente es posible romper este anillo victoriosamente creando una base estable, ligada y apoyada a un Estado vecino amigo y estableciendo en este Estado una parte trasera estable. Los chinos tomaron este paso sensible al asentarse en Manchuria. Si no hubiesen hecho esto no sé cómo habrían terminado las cosas. En la guerra partisana, uno no tiene la fortaleza suficiente para alcanzar la victoria. La guerra partisana conlleva a una victoria sin falta solamente si se basa en lazos con estado vecinos amigables. Es altamente característico que hasta que los camaradas chinos alcanzaron Manchuria, no deseaban atacar, temiendo que fueran cercados; fue sólo hasta después de esta situación que comenzaron a planificar su avance y comenzaron a obtener victorias en contra de las tropas de Chiang Kai-shek. Debemos tener en cuenta estas desventajas de la guerra partisana». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Grabación de las Discusiones de Iósif Stalin con los Representantes del Comité Central del Partido Comunista de la India, Camaradas Rao, Dange, Ghosh y Punniaiah, 9 de febrero de 1951)

Tres: señalando que con la más que obvia desconexión con la ciudad de la teoría maoísta de toma de la poder, Iósif Stalin recomendaba a los comunistas indios que, a diferencia de la guerra de guerrillas campesinas del revisionista Mao Zedong, desarrollaran lazos entre los campesinos y los obreros, entre la ciudad y el campo, forjando no una guerra de guerrillas llevada a cabo unilateralmente por los campesinos, sino una lucha armada completa, una insurrección armada en todo su esplendor desarrollada en el campo y la ciudad:

«Stalin: ¿Necesitáis una guerra partisana? Indudablemente sí.

¿Habrá regiones liberadas y un ejército de liberación nacional?

Vosotros tendréis tales regiones y posiblemente también tal ejército, pero esto es insuficiente para obtener la victoria. Necesitáis combinar la guerra partisana con las acciones revolucionarias de los obreros. Sin ello, la guerra partisana por sí sola no tendrá éxito. Si los camaradas indios pueden organizar seriamente huelgas generales de los obreros ferroviarios, eso paralizará la vida del país y el gobierno, podría probarse como una ayuda enorme para la guerra partisana. Tomen al campesino, por ejemplo; y díganle esta es tu guerra partisana y tienes que lucharla. Entonces, el campesino preguntará: ¿por qué debe esta lucha agotadora recaer solo en mí? ¿Qué harán los obreros? Ellos no estarán de acuerdo en que debe tomar solos todo el peso de la revolución. Son lo suficientemente inteligentes. Ellos son conscientes y saben que todo lo malo proviene de las ciudades, de los impuestos, etc. Querrán un aliado en las ciudades.

 Si le dices que soportaría el peso de la lucha junto con los obreros, ellos entenderán y lo aceptaran. Tal fue el caso con nosotros en Rusia. Es necesario llevar a cabo el trabajo no solo entre los campesinos, no solo para crear destacamentos partisanos, sino también para llevar a cabo un trabajo intenso entre la clase obrera, luchar por su confianza y ganar la mayoría entre ella, es necesario contar con destacamentos armados entre los obreros, preparar las huelgas de los obreros, de los ferroviarios y tener destacamentos de obreros en las ciudades.

Cuando estas dos corrientes se conectan, la victoria puede considerarse segura. Sabéis que en Rusia durante 1905 el zar se rindió a la gente, le dio la Duma y una gama de otras libertades. El zar se vio obligado a retirarse.

¿Qué provocó tal terror en el zar? ¡Las huelgas de los obreros ferroviarios! La capital fue cortada del resto del país, los ferroviarios solo dejaron ingresar en Petrogrado las delegaciones de los obreros y no permitieron la entrada a bienes ni a ninguna otra cosa.

La importancia de las huelgas de los obreros ferroviarios fue muy grande en la revolución y esto ayudó a los destacamentos partisanos.

Luego, el trabajo entre las guarniciones, entre los soldados. En 1917, habíamos llevado a cabo propaganda entre los soldados en la medida de extender que toda la guarnición estuviese de nuestro lado.

¿Qué trajo a los soldados? La cuestión de la tierra. Era un arma tal que ni siquiera los cosacos, que eran los guardias pretorianos del zar, pudieron resistirse. Para llevar a cabo la política correcta, uno puede sembrar un estado de ánimo revolucionario y evocar diferencias dentro de los círculos reaccionarios.

El camino chino fue bueno para China, pero no es suficiente para la India donde es necesario combinar la lucha proletaria en las ciudades con la lucha de los campesinos. Algunos piensan que los camaradas chinos están en contra de tal combinación. Esto es incorrecto. ¿Habría estado descontento Mao Zedong si los trabajadores de Shanghai se hubieran declarado en huelga cuando su ejército se fue a Nanking, o si los obreros hubieran saboteado las fábricas de armamentos? Por supuesto que no. Mao Zedong hubiese estado feliz si los obreros ferroviarios hubiesen realizado una huelga laboral y Chiang Kai-shek hubiese sido privado de la posibilidad de recibir proyectiles, pero hubo una ausencia en las relaciones con los obreros: fue una necesidad dolorosa más no ideal. 

Dange: Casi convertimos la teoría de la guerra partisana en una teoría que no requiere de la participación de la clase obrera. 

Stalin: Si Mao Zedong se enterase de esto, los maldeciría. (Risas)». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Grabación de las Discusiones de Iósif Stalin con los Representantes del Comité Central del Partido Comunista de la India, Camaradas Rao, Dange, Ghosh y Punniaiah, 9 de febrero de 1951)

Cuatro: la guerra partisana, la guerra de guerrillas como tal, tiene una importancia menor en los países desarrollados, mayor en los subdesarrollados: 

«Stalin: También me preguntas, bajo qué condiciones se podría emprender una guerra partidista. En los países capitalistas avanzados, la guerra partidista puede no tener gran importancia, aquí los partidarios son rápidamente secuestrados. Un significado especialmente importante se atribuye a la guerra partisana en los países de desarrollo medio y atrasado. Por ejemplo, es muy difícil iniciar una guerra partidista en los Estados Unidos o en Alemania. Aquí esencialmente hay muchas ciudades grandes, una red ferroviaria desarrollada, regiones industriales y los partisanos en estas condiciones son inmediatamente capturados». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Grabación de las Discusiones de Iósif Stalin con los Representantes del Comité Central del Partido Comunista de la India, Camaradas Rao, Dange, Ghosh y Punniaiah, 9 de febrero de 1951)

Quinto: se señala la maduración tanto de condiciones objetivas como subjetivas para el levantamiento armado:

«Stalin: Es necesario que el partido se fortalezca y oriente la lucha de masas en la dirección necesaria y, a veces, incluso detenga a las masas. ¿Cómo empezamos en 1917?

Teníamos muchos simpatizantes en el ejército, en la flota, teníamos los soviets de Moscú y Leningrado. Sin embargo, restringimos el movimiento insurreccional de los obreros. Presentaron la demanda de expulsar al Gobierno Provisional. Pero esto no entró en nuestros planes, pues la guarnición de Leningrado no estaba en nuestras manos. En julio de 1917, los obreros de la principal fábrica de Putilov, donde trabajaban entre 40 y 50.000 personas, comenzaron manifestaciones en las que se unieron los marineros y soldados. Exigieron el derrocamiento del Gobierno Provisional y acudieron con estas demandas al edificio de la Comité Central. Los contuvimos porque sabíamos que no se habían hecho todos los preparativos para el serio levantamiento que habíamos planeado. El factor objetivo para el levantamiento existió, cuando las masas avanzaron, pero el factor subjetivo del levantamiento no existió, el partido aún no estaba listo.

La cuestión del levantamiento se puso en marcha en un mes, en septiembre de 1917. Decidimos organizar el levantamiento, pero fue ultrasecreto. No publicamos nada sobre esto. Cuando Kamenev y Zinoviev, miembros del Politburó, se expresaron en forma impresa contra el levantamiento, considerándolo aventurero, Lenin los declaró traidores y dijo que habían entregado nuestros planes al enemigo. Por lo tanto, nunca ha de gritarse el levantamiento, de lo contrario el elemento inesperado en el levantamiento se pierde.

Aquí el camarada Rao dice: id ante la gente y pregúntales sobre el levantamiento armado. Esto nunca se hace, nunca clamas por tus planes, os arrestarán a todos. Supongamos que el campesino dice: sí, necesitamos un levantamiento. Pero esto todavía no significa que debamos seguir a la gente y ponernos a la zaga de la gente. Liderazgo significa que uno tiene que llevar a su propia gente. La gente a veces dirá que está lista para un levantamiento, tomando como punto de partida los hechos y eventos de su propia región, pero no desde el punto de vista de todo el país en conformidad con la posibilidad general del levantamiento. Esta cuestión debe ser decidida por el Comité Central». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Grabación de las Discusiones de Iósif Stalin con los Representantes del Comité Central del Partido Comunista de la India, Camaradas Rao, Dange, Ghosh y Punniaiah, 9 de febrero de 1951)

En cosecuencia, todos aquellos maoístas y filomaoístas que exclaman que la «GPP» es la prueba de la superioridad del maoísmo frente al marxismo-leninismo, o que se trata de un aporte estratégico-militar al marxismo-leninismo sin parangón, viven en una realidad diametralmente opuesta a la real. La «GPP» ni es una estrategia militar proletaria exitosa, ni es un aporte universal al marxismo-leninismo, ni mucho menos fue bendecida por Stalin como método recomendable para el resto de países. Más bien al contrario: la tipificó como una estrategia limitada para países atrasados que pudo resultar exitosa por el factor de ayuda externa. Por no decir que esta «innovadora aportación», la guerra de guerrillas, es en realidad una estrategia antiquísima. ¿O es que acaso la resistencia en el entorno rural, la estrategia de desgaste, de aguijoneamiento, sabotaje, etc. fueron puestas en práctica por primera vez por los maoístas? ¿Cuál fue exactamente su aportación? ¿Hemos de recordar las Guerras Lusitanas del Siglo II aC, la Resistencia galesa en el siglo XII, la Guerra de Arauco del siglo XVI o la Guerra de la Independencia Española del siglo XIX?

La crítica de Enver Hoxha y los albaneses a la GPP toma como cuerpo la misma crítica que Stalin, tuviesen o no conocimiento los albaneses de dicha crítica:

«De acuerdo con las condiciones concretas de un país y con la situación en general, la insurrección armada puede ser un estallido repentino o un proceso revolucionario más largo, pero no sin fin y sin perspectiva, como preconiza la «teoría de la guerra popular prolongada» de Mao Zedong. Si se hace una confrontación entre las enseñanzas de Marx, Engels, Lenin y Stalin sobre la insurrección armada revolucionaria y la teoría de Mao Zedong sobre la «guerra popular», aparece claramente el carácter antimarxista, antileninista, anticientífico de esta teoría. Las enseñanzas marxista-leninistas sobre la insurrección armada se basan en la estrecha concatenación de la lucha en la ciudad y en el campo bajo la dirección de la clase obrera y de su partido revolucionario.

Oponiéndose al papel dirigente del proletariado en la revolución, la teoría maoísta considera el campo como la única base de la insurrección armada y descuida la lucha armada de las masas trabajadoras en las ciudades. Preconiza que el campo debe mantener asediada a la ciudad, que es considerada como el reducto de la burguesía contrarrevolucionaria. Esto es una expresión de desconfianza en la clase obrera, es una negación de su papel hegemónico». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)

Advirtiendo sobre los rasgos de las nuevas organizaciones maoístas, Hoxha diría:

«La insurrección armada revolucionaria no tiene nada en común con los putschs militares. La primera tiene por objetivo lograr cambios políticos radicales; destruir el viejo régimen desde sus cimientos. Los segundos no conducen ni pueden conducir al derrocamiento del régimen de opresión y explotación o a la liquidación de la dominación imperialista. La insurrección armada se basa en el apoyo de las amplias masas populares, mientras que el putsch es expresión de la desconfianza en las masas, de la separación de ellas. Las tendencias putschistas en la política y en la actividad de un partido que se hace llamar partido de la clase obrera constituyen una desviación del marxismo-leninismo. (…) Ateniéndose sin vacilar a las enseñanzas del marxismo-leninismo sobre la revolución violenta como ley general, el partido revolucionario de la clase obrera es resuelto adversario del aventurerismo y jamás juega con la insurrección armada. Desarrolla sin cesar, en todas las condiciones y circunstancias, diversas formas de lucha y actividad revolucionarias a fin de prepararse a sí mismo y preparar a las masas para las batallas decisivas en la revolución, para poner fin a la dominación de la burguesía mediante la violencia revolucionaria. Pero, sólo cuando la situación revolucionaria está por completo madura, pone directamente la insurrección armada al orden del día y adopta todas las medidas políticas, ideológicas, organizativas y militares para llevarla a la victoria». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)

Cualquier revolucionario no intoxicado por la propaganda maoísta conoce de sobras el carácter de la guerrilla maoísta de los naxalitas como para poder afirmar que el grupo no solo no se trata de uno marxista-leninista, sino que ni siquiera puede ser considerado revolucionario. Tras décadas practicando métodos terroristas que, como en otros movimientos históricos, se han cobrado más vidas de trabajadores ajenos al conflicto que de miembros de los cuerpos represivos, siendo que las masas populares a las que intentan captar llegan, como mucho, a declarar que «toleran» su presencia –en gran parte debido al miedo que infunden–. En una encuesta realizada en 2010, durante el auge de la insurgencia naxalita, un 58% de los 521 encuestados declaró que prefería a los naxalitas por encima del gobierno. Ahora bien, más de dos tercios de los encuestados llegó a declarar que: 

«Claramente la población de las zonas afectadas no está totalmente cómoda con los métodos Naxalitas. La pregunta sobre cuál era la razón que explicaba su fuerza en estas regiones es muestra de que poca gente la atribuye únicamente a su popularidad, siendo que una mayoría consideraba que se debía al miedo o a una combinación entra aprobación y miedo. El que a pesar de esta ambivalencia haya una visión comprensiva de los naxalitas no es más que otra muestra de la búsqueda desesperada del pueblo para encontrar cualquier medio capaz de sacudir el estado». (The Times of India; 58% in AP say Naxalism is good, finds TOI poll, 2010)

Según las cifras oficiales del gobierno indio en 2006, 11.575 personas perecieron desde el inicio del conflicto: 6.377 civiles, 2.285 miembros de las fuerzas de seguridad y 2.913 guerrilleros. Si vemos la actividad del año siguiente:

«Las actividades terroristas han costado la vida a 949 civiles y 346 miembros de las fuerzas de seguridad en la India entre enero y octubre de 2007, según datos gubernamentales». (Listin Diario; Terrorismo causa 949 muertes civiles y 346 de fuerzas de seguridad en 2007, 28 de noviembre de 2007)

Según datos más recientes:

«Según un informe presentado en el Senado indio, al menos 1.922 personas han muerto en los últimos tres años por la violencia maoísta, entre ellas 1.179 civiles, 432 miembros de las fuerzas de seguridad y 311 guerrilleros». (EFE; Cuatro muertos en el cuarto ataque maoísta en dos días en la India, 15 de abril de 2015)

Tres años después, el Ministro de Interior, Lok Sabha, declaraba 576 incidentes militares relacionados con grupos de «extrema izquierda», 90 civiles muertos, 47 miembros de las fuerzas del gobierno y 1.034 detenciones de los grupos de «extrema izquierda». Véase el reporte del Gobierno de la India: «Cuestión N.1.113 a responder el 24 de julio» de 2018.

Los clásicos del marxismo-leninismo ya debatieron con variadas corrientes las inconsistencias del terrorismo y sus consecuencias:

«Los socialistas-revolucionarios se afanan por defender el terrorismo, cuya inutilidad ha demostrado de modo tan patente la experiencia del movimiento revolucionario ruso, declarando que lo admiten solo junto a la labor entre las masas y que, por ello, no les atañen los argumentos que los socialdemócratas rusos han esgrimido para refutar la conveniencia –y la han refutado para largo– de este método de lucha. Se repite algo muy parecido a su actitud ante la «critica». No somos oportunistas, gritan los socialistas- revolucionarios; pero, al mismo tiempo, relegan al olvido el dogma del socialismo proletario, tomando por base únicamente la crítica oportunista, y ninguna otra. No repetimos los errores de los terroristas, no distraemos a nadie de la labor entre las masas, aseguran los socialistas-revolucionarios; pero, al mismo tiempo, recomiendan celosamente al partido actos como el asesinato de Sipiaguin por Balmashev, aunque todo el mundo sabe y ve muy bien que este acto no ha tenido –ni podía tener, por la forma en que ha sido realizado– ninguna relación con las masas, que quienes lo han cometido no confiaban ni contaban con ningún apoyo o acción concreta de la multitud. Los socialistas-revolucionarios no advierten ingenuamente que su inclinación al terrorismo está unida con el más estrecho vínculo causal al hecho de haberse encontrado desde el primer momento, y de seguir encontrándose, al margen del movimiento obrero, sin tratar siquiera de convertirse en el partido de una clase revolucionaria que sostiene su lucha de clase. Los votos fervorosos obligan con mucha frecuencia a ponerse en guardia y desconfiar de la veracidad de lo que necesita un condimento picante. Y cuando leo las aseveraciones de los socialistas-revolucionarios de que con el terrorismo no relegan la labor entre las masas, recuerdo con frecuencia estas palabras: ¿cómo no se cansan de jurar? Porque quienes hacen esas afirmaciones se han apartado ya, y siguen apartándose, del movimiento obrero socialdemócrata –que de veras pone en pie a las masas–, asiéndose a fragmentos de teorías, cualesquiera que sean». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Aventurerismo revolucionario, 1902)

En países como la India, esta inclinación fue refutada personalmente por Stalin, sobre todo en torno a asesinatos selectivos:

«Camarada Stalin: Ustedes preguntan si la organización del partido puede hacerse responsable de la sentencia de muerte de un miembro del partido sobre el cual han surgido dudas sobre su devoción. No puede. Lenin siempre pensó que la más alta forma de castigo el cual el Comité Central del partido puede aplicar es la expulsión del mismo. Pero, cuando el partido llega al poder y algunos de sus miembros rompen las leyes de la revolución, entonces el gobierno ejerce la fiscalización como su responsabilidad. Uno puede deducir a partir de algunos de sus documentos que los camaradas frecuentemente se inclinan al lado del terror individual en relación con el enemigo. Si nos preguntan sobre esto a nosotros, los camaradas rusos, entonces nosotros debemos decirles que entre nosotros el partido siempre está entrenado en aras de negar el terror individual. Si nuestra propia gente lucha en contra de los dueños de las tierras y este es asesinado en una escaramuza, nosotros no consideraríamos eso como terror individual ya que las masas participaron en el hecho. Si el partido mismo organiza grupos terroristas para que estos asesinasen al propietario de la tierra y esto se hace sin la participación de las masas, entonces nosotros siempre estaremos en contra de esto ya que no apoyamos el terror individual. Tales operaciones activas de terror individual cuando las masas están en condición pasiva, mata el espíritu de la actividad misma de las masas y aún más, juzgaran los asuntos de la siguiente manera: no nos podemos adentrar en esta actividad cuando son los héroes quienes trabajarán en nuestro nombre. Por lo tanto, hay unos héroes por un lado y por el otro lado la muchedumbre quien no participa en la lucha. Desde el punto de vista del entrenamiento y la organización de la actividad de las masas, tal punto de vista es peligroso. En Rusia existió tal partido, el Partido Social-Revolucionario, que tuvo grupos especial para aterrorizar a los principales ministros. Siempre nos mantuvimos en contra de este partido. Este partido perdió todo crédito entre las masas. Nosotros estamos en contra de la teoría de los héroes y la muchedumbre». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Grabación de las Discusiones de Stalin con los Representantes del Comité Central del Partido Comunista de la India, Camaradas Rao, Dange, Ghosh y Punniaiah, 8 de febrero de 1951)

Entonces, si observamos tanto el programa político-económico como las tácticas y métodos para llegar al poder de los naxalitas, es fácil ver que no sólo están en las antípodas del marxismo, sino que no son revolucionarios. Como los viejos anarquistas, populistas, y eseristas de Rusia se basan, además, en el campesinado como fuerza motriz y en el terrorismo como metodología.

En India esta estrategia tampoco ha dado sus frutos:

«Las bajas reportadas por las fuerzas de seguridad involucradas en operaciones antinaxalitas también han experimentado una disminución del 10,7%, de 75 en 2013 a 67 en 2018. Sin embargo, el número de cuadros naxalistas activos eliminados ha aumentado en un 65,4%, de 136 en 2013 a 225 en 2018». (Express news; 26,7% de disminución de la violencia naxalita: informe del Ministerio del Interior, 2919)

Hasta los analistas que en parte simpatizan algunos aspectos del movimiento, están obligados a reconocer que su época de mayor influencia ya ha pasado, y que pese a sus acciones armadas esporádicas, no son un problema serio para el gobierno indio:

«Como señalábamos en el punto anterior y se refleja en esta tabla [muertes en la guerra de los naxalitas contra el Estado Indio], vemos cómo los grupos naxalitas han perdido influencia. Su éxito anterior se debe en gran medida a la estructura paralela al estado que han organizado, supliendo con efectividad necesidades básicas de carácter sanitario, alimentario, educativo e incluso de infraestructura, en cuanto a potabilización de agua o canalización. Esto ha sido posible, como decíamos, por la influencia ejercida en algunas zonas de difícil acceso para el gobierno; pero las operaciones militares han despojado a los guerrilleros maoístas de su capacidad de acción política. Como podemos ver, es mucho más reducida de lo que podía parecer, y la mayoría de analistas coinciden en que, pese a lo que dijera el presidente Singh en 2009 calificándolos como «la mayor amenaza interna para la seguridad del país», después de estas acciones y éxitos coordinados de las fuerzas del estado, no se pueden seguir considerando un verdadero problema para el gobierno indio». (Alberto Llopis; Introducción a la cuestión naxalita, 2018)

Diversas organizaciones maoístas son conocidas en todo el mundo por el reformismo y las ilusiones basadas en el parlamentarismo y el legalismo burgués. Suelen participar o apoyar a facciones de la burguesía nacional en lo que llaman gobiernos «antiimperialistas y progresistas». También suelen unirse en las coaliciones electorales de la «izquierda constitucionalista» –es decir la «izquierda domesticada»–. Pero suelen tener más notoriedad, a causa de la propaganda de sus seguidores, o la publicidad de los medios de comunicación, las organizaciones maoístas que practican el revisionismo armado, aunque lo más sonado sean sus actos terroristas y sus claudicaciones finales, con su posterior aceptación e introducción de la democracia burguesa. Perú es el perfecto ejemplo con los senderistas. Perú es el ejemplo perfecto con los senderistas. Véase el capítulo: «El desenlace del Presidente Gonzalo y Sendero Luminoso; otro mito maoísta que toca fondo» de 2017.

Nepal es el ejemplo más reciente de esta última expresión. Es por ello que el maoísmo de cualquier parte del mundo –dependiendo de la corriente maoísta y su idiosincrasia propia– no aspira ni siquiera a cumplir un rol revolucionario:

«Recordamos cuando hace unos pocos años algunos maoístas y filomaoístas sacaban pecho por la guerrilla del PCUN (M) en Nepal cuando todos los marxista-leninistas habían dicho entonces –y como siempre– que una guerrilla de tipo maoísta a lo máximo que puede aspirar es a desarrollar o colaborar en una guerra de liberación nacional de tipo anticolonial; y que si llega a tomar el poder o entrar en coalición realizar algunas reformas antifeudales y antiimperialistas –aunque para acabar ligándose a otro imperialismo–, pero nunca una revolución antiimperialista completa y la revolución socialista.

Tiempo después, cuando se empezaron a ver las típicas vacilaciones maoístas que se concretizaban en este proceso –con su idiosincrasia propia– achacaban que la no resolución ni siquiera de las cuestiones anticoloniales y antifeudales, y la no transición al socialismo era debido a una traición de Prachanda –el líder del partido–.

Hay que ser o muy iluso o un gran sofista para afirmar eso en serio. ¿Qué era lo que propagaba Prachanda para su país y su «revolución» desde el principio? Promoción de la propiedad privada, ligazón a otros imperialismos –como la China socialimperialista– para desarrollar las fuerzas productivas, renuncia al papel de vanguardia del partido comunista –en una coalición con multitud de organizaciones burguesas y pequeño burguesas– sumado a un multipartidismo y coexistencia con las clases explotadoras; ¡¿y acaso en qué se diferencia esto con el programa de Mao Zedong de la «nueva democracia»?! En nada, y cualquiera que haya estudiado las obras de Mao Zedong y el desarrollo en la práctica de China, se puede dar cuenta de esto.

Esto demuestra de nuevo, que el hecho de que un grupo tome las armas no significa que este grupo sea marxista-leninista, ni siquiera revolucionario. La burguesía o la pequeña burguesía –al igual que otras clases en el pasado– ha tomado las armas en varias ocasiones, a veces con fines revolucionarios y otras contrarrevolucionarios, quien no comprenda esto no comprende el materialismo histórico. Igualmente, la clase obrera puede cometer actos como huelgas e incluso actos insurreccionales, pero si no está pertrechada de su ideología: el marxismo-leninismo, bajo el espontaneísmo o directamente bajo la influencia de ideologías burguesas jamás llegará a buen puerto en sus propósitos. Sobra decir, que si como en el caso de Nepal, el movimiento tiene un origen social pequeño burguesa y está fundado en una ideología pequeño burguesa como el maoísmo –que tiene muchas variantes y expresiones–, este movimiento ni siquiera es garantía de cumplir la resolución de tareas de carácter colonial, antifascista, antiimperialista, antifeudal, etc. La única garantía absoluta de que esto se cumpla es un movimiento marxista-leninista que reúna al núcleo de la clase obrera del país y que en alianza con otras capas sociales trabajadoras conduzcan el proceso, el resto es ser irresponsable». (Equipo de Bitácora (M-L); Unas reflexiones sobre la «revolución» en Nepal y la hipocresía de los maoístas y filomaoístas, 2015)

Pero Roberto Vaquero se empecina, a través de RC, en vendernos la idea del carácter revolucionario del maoísmo para justificar sus alianzas sin principios con los maoístas nacionales e internacionales, pese a que la historia lejana y reciente demuestren lo contrario. Cuestión de fe no le falta, desde luego. Pues bien, volvamos a traer nuestro análisis sobre la influencia del revisionismo chino en el continente asiático para dar a conocer su nociva influencia y, así mismo, para refrescar la memoria de aquellos que conocen estos hechos, pero prefieren ignorarlos.

En Asia, el revisionismo chino influyó tempranamente en la mayoría de partidos comunistas durante los años 40. Pero fue con la libre «vía al socialismo» propagada por el jruschovismo tras la contrarrevolución en la Unión Soviética y el movimiento comunista internacional de los años 50 –sumado a la desenfrenada propaganda china– lo que supuso el aumento real de la influencia y consiguiente contagio del revisionismo chino en la mayoría de los partidos asiáticos.

El pensamiento arraigado en estos líderes asiáticos maoístas o filomaoístas se manifestaban en conceptos como: 1) La idea de mantener una alianza inmutable con la burguesía nacional tanto en la etapa de liberación nacional como en la construcción del socialismo, o la posibilidad del «tránsito pacífico» de las clases explotadoras al socialismo; 2) La confusión de conceptos entre lo que es frente y lo que es partido, y los roles y funciones de cada uno; 3) La lucha coyuntural contra el revisionismo yugoslavo y soviético mediante proclamas y principios nacionalistas-oportunistas y no bajo principios ideológicos con la consiguiente conciliación e incluso contagio de las tesis de estos revisionismos; 4) La aceptación de la teoría de la «lucha de dos o más líneas» en el partido, con el consiguiente surgimiento de fraccionalismos y líneas internas; 5) La aceptación de la teoría de que el «campo debe cercar a las ciudades» descuidando o abandonando el trabajo en estas últimas, colocando la «agricultura como base de la economía» usando la ley del valor en la economía y tomando al campesinado como la «clase revolucionaria y dirigente del proceso»; 6) Fusionar –o intentarlo– el pensamiento de las religiones nacionales con el marxismo-leninismo y poner al ejército por delante del partido; 7) Propagar los mitos sobre los «errores de Stalin» creados por la propaganda maoísta para colocar a Mao Zedong por delante del primero; 8) Apoyar las teorías internacionales revisionistas yugoslavas, chinas y soviéticas de los «no alineados» y los «tres mundos» o la «división internacional del trabajo». Todas estas desviaciones burguesas y pequeño burguesas maoístas que pueden ser vistas en líderes asiáticos como (1) Lê Duẩn, (2) Hồ Chí Minh, (3) Võ Nguyên Giáp, (4) Aidit, (5) Pol Pot; (6) Kim Il Sung y (7) Armando Liwanag, (8) Kim Jong Il, en realidad han sido el denominador común entre estos jefes de partidos comunistas asiáticos. Tesis que, como era inevitable, causaron la degeneración de dichos partidos, consiguiendo que, o bien no se lograra derrotar a las fuerzas reaccionarias locales y extranjeras, o que una vez derrotadas no se empezara la construcción del socialismo.

Algunas de estas sonadas derrotas en los movimientos de liberación nacional y antiimperialistas fueron la de la India, Filipinas o Malasia. E incluso en los casos de un triunfo de movimientos influenciados –aunque fuera mínimamente– por el revisionismo chino, como ocurrió en la propia China, Corea, Camboya, y Vietnam, hay que tener en cuenta los factores externos favorables: 1) la ayuda permanente territorial y material de Estados vecinos y la amplia alianza a base de concesiones con las clases explotadoras locales; 2) la debilidad de los gobiernos proimperialistas locales y el contexto desfavorable para el imperialismo en dichos países. Pese a todo, la revolución anticolonial, antiimperialista y antifeudal que pretendían estos movimientos no se llevó hasta las últimas consecuencias, estancándose sin lograr ningún avance hacia una revolución socialista. En su lugar se perpetuó la burguesía nacional y floreció el capitalismo nacional, e incluso condujo a dichos países a un estatus neocolonial dependiente de diferentes imperialismos. El maoísmo ha sido, pues, un caballo de Troya en los movimientos de liberación nacional, una agencia de la burguesía nacional en los partidos comunistas en los países coloniales y neocoloniales.

Dependiendo del grado con el que se disfracen de «críticos del maoísmo» sus seguidores o simpatizantes tienen diferentes posiciones sobre el maoísmo:

Algunos afirman que «el maoísmo no es marxista-leninista, pero que es revolucionario». Otros dicen que «el maoísmo promueve la unidad del proletariado». Otros, que «el maoísmo es sinónimo del marxismo-leninismo aplicado a las condiciones chinas». Y así enuncian frases cada vez más conciliadoras con el maoísmo, dependiendo del grado de afinidad y osadía que tengan. Pero la realidad es que el maoísmo ni es marxista-leninista, ni es revolucionario, ni busca la unidad de la clase obrera.

Pero pese a esta montaña de pruebas que evidencian lo nocivo del maoísmo, muchos, siendo conscientes de ello, prefieren ignorarlo e ir de la mano de estos pérfidos movimientos revisionistas y contrarrevolucionarios.

La participación en una internacional maoísta como la ICOR y su defensa a ultranza

Si hasta este punto el lector pudiera pensar que nuestros amigos «antirevisionistas» de Reconstrucción Comunista (RC) aprendieron finalmente la lección y se alejaron del maoísmo, es que desconocen su tozudez por su ídolo Mao Zedong.

Si bien RC se integró en la plataforma Colectivo Proletario Internacionalista (CPI) para apoyar a la guerrilla maoísta de los naxalitas en la India, también se integró a su vez en la Coordinación Internacional de Partidos y Organizaciones Revolucionarias (ICOR), una suerte de internacional de partidos como el Partido Comunista de India (Marxista-Leninista), el Partido Comunista de Colombia - Maoísta, el Partido Comunista Marxista-Leninista –conocido por sus siglas en turco como (MLKP)–, la Organización Comunista de Grecia –conocido por sus siglas en griego como (KOE)–, el Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria) conocido como PC (AP) o el Partido Comunista (Marxista-Leninista-Maoísta) de Bolivia, todos ellos partidos conocidos por sus conceptos, desfiles, simbología, y metodología maoísta, y por sus sonadas polémicas con los partidos marxista-leninistas de décadas anteriores.

¿A qué se dedican todos estos partidos? ¿A propagar el marxismo-leninismo o a propagar las ideas añejas del revisionismo chino? Cojamos como ejemplo la historia reciente del Partido Comunista Marxista-Leninista de Alemania conocido por sus siglas en alemán como (MLPD), uno de sus partidos más famosos, nos deja claro cuáles son sus referentes y su modelo de partido, y en cambio cuales sus detractores y el modelo de partido que rechaza:

«La idea de que las contradicciones en el interior no debían permitirse –una opinión contraria a la de Marx y Lenin– se extendió en varios antiguos partidos comunistas antes de 1956 y en particular en el Partido del Trabajo de Albania (PTA) bajo Enver Hoxha. Esto llevó a la noción de que las opiniones y puntos de vista incorrectos no podían provenir de dentro del partido sino de afuera. (...) La teoría de Mao Zedong de la lucha de dos líneas y la importancia de la lucha ideológica tiene un significado elemental para la construcción de cualquier partido revolucionario proletario». (Stefan Engel, Secretario General del MLPD; Las enseñanzas de Mao Zedong en el modo de pensar, 6 de noviembre de 1993)

Los maoístas como Stefan Engel distorsionan la esencia de la crítica de los marxista-leninistas albaneses sobre el modelo de partido maoísta. Las fracciones aparte de ser en sí una plataforma organizativa paralela al partido, suelen ir acompañadas también de una línea programática, ideológica, y política propia, también paralela a la oficial del partido. Los marxista-leninistas albaneses nunca permitieron ni fraccionalismos ni líneas paralelas al partido. Y una de las tareas de los albaneses en años sucesivos fue derribar las tesis trotskistas de partido que el revisionismo chino propagaba: bien cuando decían que era «beneficioso para la unidad la formación de varias líneas» –perorata liberal de los 40 y 50– o bien cuando decían que «era inevitable la formación de dos o más líneas en el partido» –perorata pesimista de los 60 y 70–. Lo que está claro, es que los marxista-leninistas albaneses en ningún momento negaban la posibilidad del influjo interno o externo en la conformación de ideas equivocadas, al revés lo veían como una consecuencia normal de la sociedad y la lucha de clases, pero que se podía combatir y evitar. Ha de saberse que ni Marx ni Lenin concibieron un modelo trotskista-maoísta de partido con varias líneas y/o plataformas como intenta vendernos Stefan Engel:

«El tratamiento deformado de este problema en la vida social también está conectado con su tratamiento deformado dentro del partido. De acuerdo con el «pensamiento Mao Zedong», el partido de la clase obrera está dividido en clases antagónicas, con su jefatura burguesa y proletaria, y como resultado de ello, existen en forma objetiva e inevitablemente dos líneas en el seno del partido, que expresan los intereses de estas dos clases. En esta cuestión también tenemos que lidiar con una flagrante desviación del marxismo-leninismo. (...) La línea del partido es un complejo de directrices y orientaciones para todo un período histórico; define los objetivos del partido, así como los métodos para llegar a ellos. El partido de la clase obrera puede tener una sola línea, la línea de la revolución, de la dictadura del proletariado, de la construcción del socialismo y el comunismo. (...) Esta lucha de clases en el partido es objetiva e inevitable, es el reflejo de la lucha de clases que ocurre en la sociedad. Sin embargo, la lucha de clases en el partido no se expresa en todos los casos y de manera inevitable, como una lucha entre dos líneas. La lucha de clases en el partido es objetiva e inevitable, pero no lo es la existencia de dos líneas. (...) Aceptar que la línea burguesa en el partido existe objetivamente, independientemente de los deseos del pueblo, significa aceptar el concepto fatalista y antidialéctico que confunde la posibilidad con la realidad. Puesto que la aparición de la línea burguesa es sólo una posibilidad, presentarla como algo que existe fatalmente significa abrir el camino, de manera consciente, a la línea burguesa en el partido y minar al partido, la dictadura del proletariado y el socialismo. Los acontecimientos que tienen lugar en China actualmente son consecuencia directa de la autorización hecha por Mao Zedong para que en el partido coexistan dos líneas opuestas». (Foto Çami; Contradicciones, clases y lucha de clases en el socialismo, 1980)

No vale la pena extendernos mucho más en nuestras críticas a los conceptos maoístas de estos porque ya han sido refutadas por la historia. Pero que sirva de prueba de qué tipo de elementos hay en esta internacional y qué teorías propagaban los amigos de RC.

RC defiende o pasa en silencio sobre este tipo de teorías que propagan los partidos de la ICOR. En particular RC siempre ha tomado un fetiche particular por partidos como el turco MLKP, al cual ha puesto en conversaciones públicas y privadas como modelo a seguir:

«Desde Reconstrucción Comunista, desde España, queremos felicitar por este vigésimo aniversario al MLKP, darle las gracias por lo que han hecho por nosotros. (...) ¡Viva el marxismo-leninismo! ¡Viva el MLKP!». (Discurso de Roberto Vaquero en el 20 aniversario del MLKP, 2014)

La ideología de este partido está a años luz de ser marxista. Aunque básicamente son maoístas, en sus plenos y congresos no solo podemos ver bustos de Mao (*), sino también una amalgama de retratos de figuras anarco-tercermundistas del revisionismo como Rosa Luxemburgo, Guevara, Hồ Chí Minh o Thälmann, al igual que en sus juventudes satélites como el SGDF, no es difícil ver imágenes que toman de referente a Fidel Castro. Todo esto ilustra bien y nos hace entender rápido que tipo de partido es el MLKP y qué tipo de referentes tiene RC en la ICOR, que entiende Roberto por «camaradas».

Las desviaciones evidentes del MLKP y del resto de partidos de la ICOR no han importado demasiado para RC, ya que Roberto Vaquero, su máximo dirigente ha dicho orgulloso que:

«En lo que a materia de relaciones internacionales se refiere, Reconstrucción Comunista es miembro de la ICOR, Coordinadora Internacional de Organizaciones y Partidos Revolucionarios, de la cual forman parte decenas de organizaciones y Partidos de todo el mundo. Algo público y visible. ¿Dónde están ellos?, Donde tienen que estar, con los suyos, apoyando a movimientos anticomunistas desde su ordenador». (Juan Mesana; Algunos apuntes sobre nuestra historia, 12 de octubre de 2014)

Sinceramente si alzamos la cuestión sobre qué es más contrarrevolucionario: ¿si apoyar a movimientos anticomunistas «desde el ordenador» como dice este charlatán, o estar «in situ» hombro a hombro junto a las organizaciones revisionistas como hace RC con su incorporación a la ICOR? Bastante claro está que esta práctica de RC hace mucho más daño al movimiento revolucionario y marxista-leninista.

Le recordamos a este señor, que como decían los antiguos marxista-leninistas de estas tierras:

«Es preciso hoy tener la máxima claridad sobre la cuestión del revisionismo y combatir todas sus manifestaciones. Revisionismo no es solamente renegar de los principios del marxismo, renunciar a la dictadura del proletariado y a la revolución violenta, revisionismo es también predicar la unidad con los revisionistas descarados, revisionismo es también no tener una práctica consecuentemente revolucionaria, por muchas frases marxista-leninistas que se pronuncien y por muchas poses revolucionarias que se quieran tomar». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIº Congreso del PCE (m-l), 1977)

Los cabecillas de RC se llenan la boca de hablar de «internacionalismo proletario», de que según dicen ellos, realizan «una gran labor internacionalista por todo el mundo». Esto no puede más que provocar la risa a diestro y siniestro, su «internacionalismo» no es más que un apoyo al revisionismo, a los mitos de la historiografía burguesa-revisionista, un apoyo indirecto, en definitiva, a la burguesía nacional, que siempre es la beneficiaria del maoísmo se presente donde se presente:

«El internacionalismo proletario es un componente del marxismo-leninismo y está indisolublemente ligado a él. Por lo tanto, no puede haber internacionalismo proletario fuera del combate para la defensa de la precisa aplicación del marxismo-leninismo. El marxismo-leninismo enseña a evaluar correctamente desde las posiciones marxista-leninistas las enseñanzas sobre las clases y la lucha de clases de nuestra época, a determinar correctamente cuales son las fuerzas y contradicciones principales del presente, cual es el enemigo principal, los aliados a los cuales debe unirse, a mantener la doctrina sobre el rol dirigente del partido revolucionario del proletariado, a preparar el proletariado y las demás masas trabajadoras para la revolución proletaria y el establecimiento de la dictadura del proletariado, a movilizar y conducirla a luchar por la construcción del socialismo y el comunismo, a apoyar a los verdaderos partidos marxistas-leninistas y la lucha revolucionaria del proletariado de las naciones oprimidas contra el imperialismo, el socialimperialismo y la reacción nacional e internacional. Cualquiera que se abstenga de todo esto, niega el internacionalismo proletario». (Radio Tirana; El internacionalismo proletario es la ideología y el arma del proletariado mundial para la victoria del socialismo y el comunismo, 1977)

Y no puede ser de otra forma, pues solo se puede ayudar a la causa revolucionarios de los pueblos, solo se puede ser internacionalista llamando a las cosas por su nombre, denunciando a todos los revisionistas, no uniéndose a ellos, denunciando sus prácticas equivocadas y peligrosas para el destino de los pueblos, no apoyando sus actos de forma seguidista:

«La polémica contra los renegados sobre los principios del marxismo-leninismo de uno u otro país no es una injerencia en los asuntos internos, ni supone provocar la escisión en la unidad, sino que supone el camino abierto de la lucha de clases para la exposición del revisionismo, para la defensa del marxismo-leninismo y el fortalecimiento del internacionalismo proletario. Esto ayuda a los comunistas y revolucionarios a distinguir la verdad de la falsedad, ya que se actúa de manera abierta y llama a las cosas por su nombre. La polémica abierta no deja a los revisionistas un solo momento en paz e impide la realización de su trabajo traicionero. (...) Los partidos marxistas-leninistas llevan en la teoría y la práctica de una lucha aguda e implacable para el fortalecimiento del internacionalismo proletario, contra cualquier distorsión revisionista. Sólo de esta manera, basada en el marxismo-leninismo, la causa de la clase obrera, la revolución y el socialismo puede ser llevada a la victoria». (Leonora Simo; El internacionalismo proletario se fortalecerá en la lucha contra las concepciones y prácticas revisionistas, 1978)

¿Quién puede entonces, tomarse en serio las demagógicas declaraciones sobre el «internacionalismo proletario» de RC cuando identifica abiertamente como aliados a parte de los maoístas? ¿Como un verdadero marxista-leninista iba a tomarse en serio estas arengas al internacionalismo proletario cuando RC se junta hasta con los revisionistas más eclécticos y ultraoportunistas para atacar a los verdaderos marxista-leninistas que intentan derribar los mitos y la labor traicionera del revisionismo?

El interés que ha tenido RC desde sus inicios no ha sido la búsqueda de la unidad con los marxista-leninistas, sino con los revisionistas y a ser posible engordar sus filas y estrechar sus alianzas para posar como «partido fuerte» del panorama revisionista español.

Aunque suene sorprendente y ridículo a partes iguales, RC desde sus inicios se ha hinchado el pecho declarando que militaban en la ICOR debido a que ¡era una plataforma de comunistas de «lucha contra el revisionismo»!:

«Estamos comprometidos con el internacionalismo proletario, somos miembros de la Coordinadora internacional de organizaciones y partidos revolucionarios (ICOR), porque entendemos que todos los partidos revolucionarios tenemos que coordinarnos, que en esta época de agudización del imperialismo es más importante que nunca la coordinación de todos los Partidos revolucionarios. La lucha contra el revisionismo es uno de nuestros pilares, el MCE fue destruido por los revisionistas, es nuestra obligación combatir tanto a los izquierdistas como a los revisionistas derechistas en todas sus formas y siglas, apostamos por la unidad de los comunistas, pero la de los comunistas, no la de los revisionistas que pudren todo lo que tocan. RC surgió en liza contra el revisionismo y lucha por reconstruir el MCE y reconstituir al Partido Comunista, ya que en el estado no existe el Partido Comunista, solo destacamentos desperdigados, nuestra misión es estrechar las relaciones entre los marxistas-leninistas y conducir hacia un proceso de unidad de acción, lucha ideológica y reconstitución del Partido del proletariado». (Reconstrucción Comunista; ¿Qué es Reconstrucción Comunista?, 10 de junio de 2013)

¡He aquí la fórmula mágica de RC: promover la «lucha contra el revisionismo» y «reconstitución del movimiento marxista-leninista» a través de la unión con los revisionistas maoístas a nivel internacional en la ICOR! Una lección de eclecticismo y lógica revisionista aplastante, ¡sí señor!

Esta internacional, la ICOR, pone en sus estatutos sobre la ideología y organización de sus partidos:

«Una clara línea demarcatoria frente al revisionismo, trotskismo y anarquismo, así como a cualquier forma de anticomunismo como los ataques hostiles y la instigación burguesa contra el llamado «estalinismo» o «maoísmo». (...) Abogar activamente, sobre la base de la plataforma política común, por la unificación ideológica política paso a paso de la ICOR en todas las cuestiones esenciales, y promover la iniciativa para ello; de la solidaridad inquebrantable y la ayuda práctica mutua». (Coordinación Internacional de Partidos y Organizaciones Revolucionarias, Estatutos, 2010)

Hace poco, en el anteúltimo número de la revista hasta la fecha de RC, al explicar sus nexos históricos con el maoísmo han intentado defenderse de su militancia en la ICOR:

«La ICOR no es una internacional comunista, es una coordinadora de partidos revolucionarios que se organizan para realizar trabajo práctico, como puede ser el ecologismo o la solidaridad con Rojava. Volvemos a incidir en que los maoístas, al igual que la burguesía, pueden en ciertos momentos ser revolucionarios». (Revista de Acero; Nº6; Algunos aspectos sobre nuestra posición histórica frente al maoísmo, agosto de 2015)

Viendo esto, uno podría decir que RC no ha escarmentado sobre sus errores pasados frente al maoísmo, algo de lo que ya se hicieron eco otras plataformas ideológicas, como los camaradas de la extinta Organización Comunista del Trabajo de España (OCTE) que han polemizado abiertamente –y con razón–, en torno a la postura oportunista y pusilánime de RC respecto a su participación en la ICOR –que encima bañan con excusas ridículas–:

«Algunos militantes de este partido «argumentan» que la ICOR no es una Internacional. No, en efecto, sólo es una coordinadora mundial de partidos y organizaciones que tiene unos estatutos a cumplir por las secciones de la misma –¡sí, sí! ¡Secciones!–, celebra congresos, etc. En efecto, sus estatutos nos sorprenden con una serie de delegaciones internacionales que coordinan el trabajo entre unas secciones/partidos afiliados que sólo tienen que reconocer la autoridad de los Congresos de la ICOR, sus estatutos, etc... ¡Qué va a ser una internacional! Además, aunque digan que cada partido es de ideología diferente –lo que nos parece a su vez una desfachatez–, bien que arguyen en sus estatutos que «no vale atacar al maoísmo», equiparándolo falazmente al «estalinismo» cuando tantas mentiras y ataques burgueses, deformaciones teórico-prácticas, etc... se ha marcado el primero contra el segundo». (Organización del Trabajo de España; Resoluciones del I Pleno Ordinario, 17 de abril de 2016)

No haría falta añadir nada a este tremendo vapuleo teórico al que fue sometida RC con esta vigorosa respuesta que pone los puntos sobre las íes en cuanto a sus mentiras y carencia de principios. Pero estamos obligados a dar nuestra visión sobre el tema para no ser meros espectadores: RC argumenta que está dentro de la ICOR porque considera al maoísmo revolucionario, cosa que es totalmente falsa pues el revisionismo no es garantía de serlo ni siquiera en tareas de la revolución burguesa, segundo, ¿qué intereses puede tener un verdadero partido marxista-leninista al estar en una coordinadora –internacional– revisionista? Hay varias posibilidades que hemos visto usar historicamente.

La primera. Los líderes de RC podrían decir que tratan de influir y atraerse a los militantes de esos partidos maoístas en la ICOR. Bien, por todos es sabido que para influir y atraer a los militantes influenciados por los partidos revisionistas es necesario desenmascarar a los cabecillas y su línea política sin miramientos. Para esto no hace falta firmar documentos o programas de corte oportunista, sino que es contraproducente a lo que se prente, pues se ayuda a alimentar la confusión y no ayuda a diferenciarse de los revisionistas. RC no realiza esta labor de persuasión porque colabora con partidos maoístas y milita en una internacional maoísta que niega el derecho a criticar al maoísmo, es decir al no criticar al revisionismo se imposibilita llevar a cabo esa labor de persuasión. Esta opción está descartada. 

La segunda. Los líderes de RC abogan en varias ocasiones que militan en la ICOR con el objetivo de «intercambiar y aprender experiencias». ¿Qué pretenden aprender de los conceptos, metodología y teorías de estos partidos? ¿Reforzar su idealismo y su metafísica en lo filosófico, reforzar el modelo partidista basado en el fraccionalismo y la lucha de líneas interna tan característica del maoísmo que ya ha sufrido RC en sus carnes? ¿«Comprender» y aplicar en España las teorías de la «nueva democracia», el «multipartidismo» y la «integración pacífica de la burguesía nacional»? ¿El coqueteo con el «no alineamiento», el «tercermundismo» o la alianza con el imperialismo que se preste? ¿Adoptar las teorías de Rosa Luxemburgo en cuestión nacional, el foquismo de Guevara del MLKP? ¿Ahondar más en el ya bochornoso practicismo a ciegas separado de toda teoría y base científica? ¿Dígannos, que se pretende aprender del maoísmo y del intercambio con sus organizaciones? Esta opción es otra necedad.

¿Tan faltos están en RC de influencia y fondos que no critican a la ICOR, sus partidos y su ideología maoísta por miedo a que les cierren el grifo o a perder los apoyos de unos revisionistas? Esto es vergonzante, y sabemos de sobra que parte de la escasa militancia de RC no comulga con sus excusas y no comprende su participación en la ICOR maoísta, así que estas polémicas no podrán hacer forzar su salida de ella, o el replanteamiento y posible deserción de los ya de por sí pocos militantes de esta organización.

Ahora hablemos en serio. ¿Sería lícito que un partido marxista-leninista en los 70 se metiera en una internacional titoista, eurocomunista, bajo excusas variopintas? ¿Alguien respetaría a un partido que se dijera marxista-leninista y militara en cualquiera de las otras internacionales revisionistas actuales? ¿No verdad? ¡Qué despropósito! ¿No pretenderá RC crear entonces una teoría revisionista de que hay «revisionismos revolucionarios» y «revisionismos no revolucionarios» y hacerla pasar por marxismo-leninismo? ¿Acaso no es de una similitud pasmosa que RC diga que el «maoísmo es revolucionario» al igual que cuando Kim Il Sung decía lo mismo de corrientes como el eurocomunismo? ¿Cuándo se van a dar cuenta que no se ayuda al avance de la revolución apoyando bajo la excusa del «mal menor» a los revisionistas de otro país, sino que el deber es impulsar a los marxista-leninistas que precisamente sufren la hegemonía de los revisionistas en el movimiento obrero en sus tierras? ¿No ha demostrado ya demasiadas veces la historia que el revisionismo no es garantía de cumplir ni quiera con las tareas de la revolución burguesa, que trafica con ellas y las deja a medio camino, que incluso adopta un carácter socialfascista cuando llega al poder cuando el pueblo demanda una profundización del proceso? ¿No está claro que en nuestra época un partido revisionista sólo puede aportar a la solución de las funciones antiimperialistas, antifeudales o antifascistas de la revolución cuando es guiado por el partido comunista local que evita sus titubeos? ¿No es claro que aún así puede abandonar y traicionar al partido marxista-leninista antes incluso de que empiece la construcción socialista? No vendamos que el revisionismo es revolucionario y que por ello nuestra unión y colaboración en sus crímenes es permisible.

Los marxista-leninistas a diferencia de los oportunistas, tenemos que tener siempre claro que solo podemos hablar de unidad en base a principios ideológicos, si los marxistas olvidamos tal axioma a la hora de reclutar militantes o de entablar relaciones con otras organizaciones, si nos limitamos a hablar sin más de «unidad» ignorando o nos plegamos a conceptos, teorías y prácticas revisionistas, se naufragará de inmediato, como ocurre con RC, en un mar de compadrazgo, sentimentalismo y seguidismo sobre diversos movimientos revisionistas, que destruirán nuestra credibilidad, y más importante aún; se estará contribuyendo a seguir dando cancha y alimentar el revisionismo, que hoy es ya de por sí hegemónico. 

He ahí la diferencia real entre quienes son conscientes de que supone hoy el revisionismo y quienes usan la lucha contra el revisionismo como un mero eslogan.

La siguiente cita de Enver Hoxha confirma nuestras palabras y entierra las diversas excusas que utiliza RC para sus trapicheos con los revisionistas:

«¿Qué piensa nuestro Partido de la polémica y de la unidad? Sobre estas cuestiones nuestro Partido, igualmente, ha definido su posición en sus documentos oficiales y públicos.

En ningún caso puede haber unidad, de pensamiento y de acción con los traidores revisionistas. Aquí precisamente tiene su origen la polémica, que jamás podrá cesar.

No puede esperarse alcanzar la unidad basándose en la demagogia, en suposiciones, en esperanzas, en sentimentalismos. La unidad de los marxista-leninistas es algo enteramente diferente de la unidad preconizada por los revisionistas y está basada en sólidos principios. Si estos principios no se aplican enteramente, no podrá haber unidad.

Para los revisionistas modernos la unidad consiste en cesar la polémica, en no reconocer su traición, en proseguir en este camino de traición, consiste en la unidad sobre las cosas «que nos unen» –cuando en realidad nada, absolutamente nada nos une, sino que todo nos separa–, etc., etc.

Para nosotros tal unidad es absolutamente inaceptable. Aceptarla significaría deslizarse hacia las posiciones revisionistas, admitir toda su línea traidora. Nuestro Partido nunca caerá en esta trampa. Un acuerdo con los revisionistas modernos puede preverse sólo cuando ellos hayan condenado abiertamente, públicamente toda su traición, y no solamente de palabra, sino demostrando también con hechos, concretamente, en la vida, que ellos han dado un viraje completo que cree en esta posibilidad, ha perdido el juicio. Si los revisionistas lo hacen –cosa que no harán jamás–, habrán firmado ellos mismos su sentencia a muerte. Otros hombres surgirán y nosotros discutiremos con ellos, estos serán revolucionarios, marxista-leninistas, pero los revisionistas no les servirán a éstos sus cabezas en bandeja de plata; las cabezas de los revisionistas deben ser cortadas con la lucha, con la revolución.

Los revisionistas han cometido una traición total, y querían que todo el movimiento comunista internacional se adhiriera a su línea. Esto no sucedió ni podía suceder. Los revisionistas modernos fueron desenmascarados y están sufriendo sucesivos fracasos. Siguen clamando por la unidad y de mil maneras buscan corromper a los otros para llegar por lo menos a un compromiso, a una falsa unidad, a una supuesta unidad. Debemos combatir con todas nuestras fuerzas esta maniobra y estas tentativas, y, a través de nuestra lucha contra el revisionismo moderno». (Enver Hoxha; El revisionismo moderno: peligro y enemigo principal del movimiento comunista y obrero internacional; Extractos de la conversación sostenida con una delegación del PC de Nueva Zelanda, 6 de octubre de 1965)

Los doctrinarios hablando de doctrinarismo

«Piensa el ladrón que todos son de su condición».

Reconstrucción Comunista (RC), como casi todos los que cometen desviaciones a izquierda y derecha respecto al marxismo-leninismo y no saben contraargumentar, se defiende diciendo que el hecho de anunciarles los principios básicos de la doctrina marxista-leninista y mecionar que en su praxis albergan una desviación evidentemente revisionista es mero «doctrinarismo». De Bitácora (M-L), como de tantos de sus críticos, dijeron:

«Siempre han sido unos doctrinaristas y unos dogmáticos. (…) Solo doctrinarismo, copia y pega de citas». (Universidad Obrera; Bitácora («M-L»), revisionismo y sectarismo, 2016)

Y creen que con decir eso, como vulgares zopencos aprendices de los jruschovistas que evitan el debate teórico, logran ya refutar el contenido de nuestras críticas y han burlado el peligro de quedar en evidencia. Risible cuanto menos. ¿Qué contestamos a este tipo de acusaciones que ya hemos visto en varios colectivos maoístas? A sus amigos les dijimos en una ocasión:

«Esto es lo que los ignorantes del marxismo-leninismo, llaman «el aburrido arte de citar», pero dicen eso porque ellos adolecen tanto de una formación ideológica marxista-leninista correcta como de una inexistente puesta en práctica de tal teoría. Es por este tipo de citas siempre escuecen tanto a los pseudomarxistas, porque ponen al desnudo que sus actos teórico-prácticos van en contra de la doctrina que dicen profesar. Además, es sabido que nuestras citas no son enunciadas sin ton ni son, sino que corresponden a una situación concreta de la realidad y a una corroboración versada en la praxis». (Equipo de Bitácora (M-L); Sobre el «maoísmo crítico» del blog Odio de Clase, 2013)

Así que no, queridos oportunistas, el usar citas no es sinónimo per se de doctrinarismo. En cambio, muestra clara doctrinarismo es, por ejemplo, aplicar una estrategia o táctica de forma mecánica sin tener en cuenta los principios o la realidad del momento. Y en este caso los principios marxista-leninistas son claros y la realidad también, pues las experiencias históricas lo demuestran, un partido revolucionario que se haga respetar no puede ir a trazar como táctica permanente el ir de la mano y colaborar con partidos revisionistas en una internacional, ni tampoco firmar declaraciones conjuntas en material internacional bajo la cosmovisión revisionista, como justamente hace RC. 

Decir que «somos probados luchadores antirevisionistas», que «los principios vencen» mientras por otro lado proclamas teorías como que «los movimientos maoístas son revolucionarios» pese a sus aberraciones conocidas mundialmente que tú no combates, eso también es doctrinarismo señores. 

Doctrinarismo en también decir oficialmente «repudiamos al maoísmo», pero luego en la práctica resguardarse en una internacional maoísta como la ICOR, confraternizar con sus partidos tratándolos de «camaradas marxista-leninistas», eso es declarar una doctrina sobre el papel y pisarla en la praxis. 

Doctrinarismo es decir que «repudiamos al maoísmo» y creer que el antimaoísmo se reduce a criticar algunas organizaciones nacionales con las que te llevas mal, mientras luego se establece una amistad y se participa con otras organizaciones maoístas para difundir sus causas y mitos, solo por intentar ganar algo de simpatía entre las capas más atrasadas de la intelectualidad.

Al igual que esa tendencia a enzarzarse con los marxista-leninistas que os señalan vuestros defectos, mientras que por otro lado se cierra la boca ante el oportunismo y se busca la «unidad», «coordinación» y «colaboración» con los revisionistas, a los que se jura y perjura respetar los estatutos de la ICOR que dicen que no es permisible atacar al maoísmo, eso no solo es doctrinarismo como tal, sino que denota de qué lado de la trinchera estáis, es el oportunismo más consciente que puede haber.

Nosotros cumplimos nuestro papel como marxista-leninistas al denunciar estas muestras de sentimentalismo hacia figuras revisionistas, y esa búsqueda de «unidad», «coordinarse» y «colaborar» con sus organizaciones. 

He aquí una cita de las que tanto aterran a Roberto Vaquero, que viene a decir que solo los deberes del estudio histórico del movimiento marxista-leninista pueden hacer que se cumpla con los deberes del internacionalismo proletario y superar los mitos, y eso incluye desechar las ilusiones sobre el maoísmo y otras corrientes revisionistas que se presentan a sí mismas como marxistas:

«En el terreno internacional, la ruptura y descomposición del antiguo movimiento comunista, desde la traición y degeneración revisionista de los antiguos partidos comunistas y, en primer lugar, el de la Unión Soviética, todavía no ha sido realmente superado, e incluso se manifiestan fuertes resistencias en algunos partidos marxista-leninistas para avanzar hacia la unidad, la coordinación y la colaboración de los marxista-leninistas. (...) La necesidad de superar estas actitudes de indiferentismo, de insensibilidad y despreocupación en la práctica, para dar pasos adelante, de hecho y no de palabra, plantea la necesidad de estudiar la historia del Movimiento Comunista Internacional y sacar de ella las experiencias necesarias para la política y la práctica actuales internacionalistas de los comunistas». (Elena Ódena; El internacionalismo proletario y el trotskismo, 8 de noviembre de 1984)

Pero claro, suponemos que hasta que difundimos sus obras en 2016, los dirigentes de RC no sabrán ni quien es Elena Ódena, ya que estaban ocupados leyendo los panfletos del señor Arenas, actual publicista del imperialismo ruso de Putin.

Precisamente ese desprecio tan común actualmente por el conocimiento teórico y más por los hechos históricos es una reminiscencia de corrientes como son el maoísmo y filomaoísmo, que revisan el axioma marxista sobre la importancia de la teoría. El maoísmo siempre aboga por un pragmatismo debido a su espontaneísmo pequeño burgués: 

«La concepción maoísta de las relaciones entre la teoría y la práctica consiste en un pragmatismo plano. Detrás del culto a la «práctica» se esconde de hecho, la incomprensión de la posición materialista del marxismo-leninismo sobre esta cuestión. El maoísmo es incapaz de concebir la teoría como la generalización científica de la multitud de los hechos económicos, sociales y políticos, etc., que libra la vida en todos los dominios, donde ella confirma o invalida a cambio las tesis y las concepciones, para su desarrollo ulterior y la acción que se puede tomar para la transformación. Si los hechos son la base de toda teoría, ésta es científica sólo en la medida que se eleva a la generalización y la abstracción, donde se separa del aspecto singular, particular y contingente, inherente de los hechos, para comprender la universalidad. La teoría es entonces, y sólo entonces, guía verdaderamente la acción revolucionaria, por su rectitud y su alcance, porque ésta se vuelve entonces capaz de guiar la puesta en ejecución de los medios que permiten influir en los factores determinantes –en Francia actualmente y estratégicamente los factores subjetivos de la revolución–, para hacer posible la maduración de las condiciones de la revolución y la victoria de esta última. Sin base teórica, sin concepciones teóricas, sin visión estratégica y táctica, no sólo la práctica es ciega sino que, a pesar de que tenga algún contenido positivo, ya que las contribuciones que se entregan ineluctablemente a la teoría –por la acumulación de experiencias directas a gran escala– no pueden ser a su vez generalizadas ni ser utilizadas para rectificar o enriquecer la teoría o la práctica. Por lo tanto, fuera del movimiento obrero, el movimiento maoísta se confina a un menú practicista y mantiene la ignorancia en cuanto a los métodos y el papel esencial del trabajo teórico comunista». (L’emancipation; La demarcación entre marxismo-leninismo y oportunismo, 1979)

¿Y dónde podemos ver el pragmatismo de RC tan característico del maoísmo? En la unión de RC con los partidos revisionistas de todo el mundo en la ICOR y la hostilidad hacia los individuos o colectivos marxista-leninistas que le recriminan alimentar a la bestia revisionista. Esta es una muestra palpable de que siguen el pragmatismo en política exterior como siempre caracterizó a la propia dirigencia revisionista de China:

«Por un lado, se acercan, mantienen contactos y mantienen conversaciones con los revisionistas. (...) Mantienen contactos con todo tipo de grupos que se oponen los partidos marxistas-leninistas, siempre y cuando estos grupos impulsen a Mao Zedong y la Revolución Cultural, independientemente de sus tendencias». (Zëri I Popullit; Prueba de la lucha del Partido del Trabajo de Albania contra el revisionismo moderno, 1979)

¿Es acaso realmente un fenómeno extraño estas contradicciones de que un partido se contradiga en la práctica lo que anuncia en la teoría? ¿Es raro que apoye a otro partido o partidos revisionistas a nivel internacional cuando dice combatir esa desviación? No, eso está dentro de la idiosincrasia de los oportunistas, es un método desesperado cuando en especial no cuentan con apoyos a nivel nacional, tratan por tanto de obtener renombre, apoyos y financiación del exterior ganándose la simpatía de movimientos y países revisionistas:

«El revisionismo históricamente, y sus partidos en particular, no erraban sólo en cuanto a las relaciones y problemas de su política interior, sino que en la política exterior, y esto incluía las relaciones con otros partidos, los partidos revisionista han incluido y se han caracterizado siempre en sus acciones por el apoyo o reconciliación con partidos revisionistas de otras ramas, aunque a veces estas no tuvieran mucho en común o tuvieras serias contradicciones por intereses contrapuestos [de lo enunciado en la teoría], de aquí que digamos que son oportunistas y que digamos que los revisionistas casi siempre van en paralelo para destruir y remplazar el marxismo-leninismo. (...) Por lo tanto, es normal que muchos de los máximos dirigentes de estos partidos burocráticos y revisionistas no cambien nunca su posición, y que pese a las replicas de la militancia más instruida políticamente –que se toma en serio el trabajo bolchevique de aprendizaje y progresión en la formación ideológica– jamás logren mudar hacia posiciones revolucionarias, pero eso no nos preocupa realmente, nos preocupa más bien que su militancia engañada por la línea de amistad de estos dirigentes revisionistas con los dirigentes revisionistas. (...) Sepan ver las debilidades. (...) Exponerlas, y por extensión que vean por su propia experiencia la política traicionera de sus dirigentes al apoyar a otras ramas del revisionismo moderno. Esto servirá de estímulo a estos militantes revolucionarios para tomar confianza y desenmascarar otras políticas de sus revisionistas locales en otras cuestiones». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)

RC sigue la táctica del revisionismo chino:

«Esa es precisamente una de las características del revisionismo de Mao y sus acólitos: la de encubrirse con una fraseología marxista, con consignas «superrevolucionarias» que les permitía colocar su podrida mercancía, con una hipocresía y doblez inimaginables, inconcebibles en leninistas auténticos». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l), 1979)

Pero a nosotros no nos engañan, ya ha quedado demostrado la escoria que es su dirección.

La actitud a tomar frente a los que siguen los mitos revisionistas

En aras de la brevedad del documento, no nos detendremos más en explicar el maoísmo desde sus orígenes hasta sus desarrollos en los partidos que siguieron su estela, pero el lector tiene a su disposición varios estudios sobre ello. Véase la obra: «Las luchas de los marxista-leninistas contra el maoísmo: el caballo de Troya del revisionismo durante los 60 y 70 en el movimiento marxista-leninista» de 2016.

Apoyar en el siglo XXI a esta corriente nacionalista y proimperialista significa no tener la más mínima comprensión de marxismo, hacerlo cuando se te expone todo el material histórico, ya no es ignorancia, sino franco oportunismo.

La actitud de un individuo ante sus errores lo expone como marxista-leninista o como enemigo del mismo:

«En lugar de reconocer honradamente esta crítica y de utilizar la vía de la corrección bolchevique de los de los errores cometidos, los dirigentes del Partido Comunista de Yugoslavia, poseídos por una ambición sin límites de arrogancia y presunción, han acogido la crítica con animosidad, han manifestado hostilidad hacia ella y se han lanzado por una vía antipartido, negando completamente sus errores, infringiendo la teoría marxista-leninista relativa a la posición de un partido político respecto a sus errores; agravando así sus errores». (Kominform; Resolución: Sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia, 22 de junio de 1948)

Aunque resulte pesado y perezoso, es necesario desmontar y denunciar tanto a los grandes como a los pequeños revisionistas, aunque sean grupúsculos sin influencia condenados a desparecer, por eso nosotros mismos no hemos decidido dejar de lado la crítica a RC y a su líder Roberto Vaquero:

«Grandes renegados como Tito, Jruschov y Mao Zedong, y después también pequeños como Kazimierz Mijal, Edward Hill y Jacques Jurquet, surgirán inevitablemente en cada viraje del movimiento revolucionario marxista-leninista, pero todos estos renegados, cualquiera que sea su catadura, serán desenmascarados, desacreditados, y terminarán, como han terminado sus antecesores, en el basurero de la historia». (Enver Hoxha; El «abogado» charlatán de la podrida línea china; Reflexiones sobre China, Tomo II, 14 de febrero de 1977)

Cada organización eso si es verdad, deberá administrar bien el tiempo y las energías a la hora de exponer el blanco de su crítica, teniendo en cuenta el tema de interés para el movimiento.

Siempre debe ser imprescindible tener paciencia con los revolucionarios honestos que hayan podido estar influenciados por estas ideas que propagan estos individuos, hay que tener calma con los elementos que demuestren un espíritu crítico y científico a la hora de evaluar los mitos de la historiografía burguesa-revisionista que ellos mismos han aceptado en algún momento, si tienen un espíritu analítico propio, saldrán airosos del estudio y comprobación de los fenómenos y sucesos, y siempre caerán del lado revolucionario. La paciencia, la persuasión o la invitación a la reflexión siempre ha sido nuestra máxima con estos elementos:

«No debemos escatimar en paciencia para desmitificar muchas cosas tomadas por normales dentro del comunismo por las masas, debemos abrazar a cada simpatizante que se quiera informar por nuestra doctrina y explicarle en palabras comprensibles para él todo lo necesario, lo mismo decimos para los militantes de otros partidos antimarxistas que quieran indagar y se cuestionen verdaderamente su pensamiento en pro de la objetividad científica. Tenemos como ejemplo la explicación del búlgaro Georgi Dimitrov sobre el apoyo que los marxista-leninistas y su partido deben otorgar a los elementos apolíticos o incluso a los elementos de partidos revisionistas, anarquistas o reformistas que se replantean la validez de sus posiciones y las de sus partidos. Él comenta que este sostén debe nacer de la experiencia de las propias masas de los baches de la dirigencia, y de la persuasión que los marxista-leninistas ejercen demostrando que dichos tropiezos no son casualidad, sino que nacen de una política irradiada por su política burguesa, que su línea limita a las masas trabajadoras de toda posibilidad de triunfar hasta en cualquier tema de segundo orden. De igual forma comentaba que ha de entenderse el grado de velocidad en miembros de tal calibre a la hora de mudarse a posiciones revolucionarias, lo que no implica ser condescendientes o consentir los vicios y manías que los militantes o simpatizantes arrastran por razones varias. De hecho, cuando más se rebaje el nivel, más proclive será la organización a sufrir los defectos de los partidos revisionistas, por lo que debe de haber un equilibrio para exigir acorde a la situación concreta del individuo». (Equipo de Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes de dicha doctrina, 2013)

En cambio con los revisionistas recalcitrantes del tipo Roberto Vaquero, y otros líderes de RC que han participado en todas su fechorías el trato no puede ser igual, con ellos no se puede mostrar piedad, ya que pese a las mil pruebas documentadas de sus errores y política oportunista se niegan a reconocer nada, rechazan contra argumentar, prefiriendo el insulto, la calumnia o la desviación del debate por derroteros que nada tiene que ver con la cuestión inicial para así no contestar, una táctica calcada a la de sus primo-hermanos del PCE (r) entrando en acusaciones de «confidente» o «provocadores» policiales, el as en la manga de los que van perdiendo un debate. 

Con estos elementos de este tipo que demuestran que no les interesa la verdad de la cuestión política, no hay que perder el tiempo en intentar persuadirlos de sus errores, ni debemos tener miramientos a la hora de exponerlos y atacarlos como lo que son, revisionistas sin remedio debido a sus desviaciones personales morales que les hacen faltos de un espíritu crítico para afrontar los problemas:

«El Partido del Trabajo de Albania debe dar y dará pruebas de una gran paciencia para esclarecer a los que no ven claramente las cosas, porque no debemos subestimar la importancia del mito y del culto de Mao Zedong como «gran marxista-leninista» en el mundo. Pero abogados como Kazimierz Mijal no forman parte de los que no tienen las cosas claras, se trata de renegados lúcidos y peligrosos, así pues, ¡fuego sobre ellos para exterminarlos como ratas!». (Enver Hoxha; El «abogado» charlatán de la podrida línea china; Reflexiones sobre China, Tomo II, 14 de febrero de 1977)

La dialéctica de los acontecimientos pone a cada uno en su sitio

Desde sus inicios, todas las organizaciones revisionistas se describen como las más revolucionarias. Pero uno no puede fiarse de lo que una persona o grupo diga de sí mismo, sino que hay que mirar lo que dicen sus acciones:

«¿Quién, excepto los burócratas incurables, puede fiarse sólo de documentos escritos? ¿Quién, excepto los ratones de biblioteca, no comprende que a los partidos y a los líderes hay que comprobarlos, ante todo, por sus hechos, y no sólo por sus palabras? La historia conoce a no pocos socialistas que suscribían complacidos cualquier resolución revolucionaria, con tal de zafarse de los críticos importunos. Pero esto no significa, ni mucho menos, que llevaran a la práctica estas resoluciones. La historia conoce, además, no pocos socialistas que exigían a voz en grito a los partidos obreros de otros países las acciones más revolucionarias que pueda haber. Pero esto no significa, ni mucho menos, que no cediesen en su partido o en su país ante sus oportunistas, ante su burguesía. ¿No nos enseñó por esto Lenin a comprobar los partidos revolucionarios, las tendencias, a los líderes, no por sus declaraciones y resoluciones, sino por sus hechos?». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre algunas cuestiones de la historia del bolchevismo, 1931)

Como explicamos en su momento, esta prueba de verificación es lo que el tiempo y el desarrollo dialéctico impone a los oportunistas, y lo quieran o no es inevitable:

«Para fortuna nuestra, el transcurrir histórico destapa las carencias de los revisionistas poco a poco viendo como exige el método marxista-leninista del conocimiento de la verdad, que la teoría llevada a la práctica es donde se comprueba si realmente las teorías de los supuestos «marxista-leninistas» son ciertas, por ello el tiempo y la actividad práctica de los revisionistas van dando muestras y pruebas evidentes a las masas de su propia falsedad e inconsistencia». (Equipo de Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes de dicha doctrina, 2013)

Los líderes de RC han demostrado ser no ya desviacionistas o revisionistas consumados en lo política, sino ya directamente como gente moralmente deshonesta como para que puedan rectificar en lo político. Sin sinceridad, humildad y honestidad no puede autocrítica posible de los errores.

¿Y qué nos enseñan los clásicos del marxismo-leninismo sobre la unidad? Primero crear un partido que asegure la unidad ideológica marxista-leninista en oposición a las corrientes antimarxistas:

«¡La unidad es una gran cosa y una gran consigna! Pero la clase obrera necesita la unidad de los marxistas y no la unidad de los marxistas con los enemigos y los falseadores del marxismo». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Unidad, 1914)

Resulta de esto, que la unidad entre los miembros de un partido comunista sólo será factible pues, en base a una unión ideológica basada en el marxismo-leninismo y en la lucha para defender su ideales contra distorsionadores de todo pelaje, lucha que debe aplicarse sin piedad rechazando las ofertas de unidad del revisionismo y el cese de la polémica, ¿leen bien?:

«La experiencia muestra que solo sobre la base de una lucha sin piedad contra el oportunismo y revisionismo de toda huella es posible preservar, fortalecer y continuar temblando la unidad marxista-leninista. Desde esta concepción, los «argumentos» de aquellos que quieren sofocar y extinguir la lucha contra el oportunismo y el revisionismo bajo el pretexto de «evitar polémicas» y preservar la «unidad» carecen de fundamento; de hecho, son centristas, antimarxistas y estafadores. El Partido del Trabajo de Albania y los demás partidos marxista-leninistas hermanos rechazan firmemente tales intentos. Ellos han librado y están librando una lucha de principios sin compromisos contra todos aquellos que han traicionado el marxismo-leninismo y dividen así la unidad revolucionaria, sean soviéticos, yugoslavos, italianos, franceses, españoles, chinos u otros». (Agim Popa; Los partidos marxista-leninistas; la fuerza motriz del movimiento revolucionario actual, 1978)

¿Cómo reaccionan los revisionistas ante tal principio marxista-leninista de mantener la unidad dentro y fuera del partido sin piedad hacia el revisionismo?

«Pero, ¿cuál es la actitud que mantienen con respecto a esta cuestión los revisionistas modernos? Ellos no solamente han renunciado a la lucha contra los escisionistas del movimiento obrero, los cabecillas derechistas socialdemócratas, sino que además están por la unidad «a toda costa» y «a cualquier precio» con estos escisionistas y traidores. Los revisionistas se lanzan asimismo contra todos los que combaten a los cabecillas derechistas socialdemócratas y desenmascaran su traición considerando esta lucha como actitud «sectaria» y «dogmática», como «insultos», «ofensas» y «ataques dañinos», etc. (...) Independientemente de las consignas demagógicas que emplean para engañar a las masas, los revisionistas modernos están, en efecto, no sólo por la «unidad a toda costa» con los socialdemócratas, incluyendo también a sus cabecillas traidores, sino que han ido más lejos al expresarse por la unidad y la colaboración con aquellos «sobre cualquier base». (Enver Hoxha; Los revisionistas modernos en el camino de la degeneración socialdemócrata y su fusión con la socialdemocracia, 1964)

¿Cuál es la actitud de los revisionistas en cuanto a la cuestión de establecer las bases ideológicas para constatar la adhesión al marxismo-leninismo que garantice la unidad a nivel de partido primero, y a nivel de relaciones internacionales, segundo? Evitar la polémica sobre los principios ideológicos, justo como hace RC cuando se le comenta sus trapicheos con los maoístas del interior y exterior:

«Los maoístas y sus abogados revisionistas desean evitar la polémica y luchan por conseguirlo. La polémica marxista-leninista siempre ha atemorizado a los revisionistas, tanto a los jruschovistas como a los maoístas. Precisamente en su última carta, en la que nos atacan, los revisionistas maoístas dicen que «no les responderemos, porque no queremos polemizar». No hemos polemizado, lo único que hemos hecho ha sido decir abiertamente lo que pensábamos. Los chinos y sus abogados hubieran querido que no expresásemos nuestros puntos de vista, esto es, que los maoístas expresaran, los suyos y nosotros los aprobáramos si chistar como verdades universales. ¡¡Muy sutiles!!». (Enver Hoxha; El «abogado» charlatán de la podrida línea china; Reflexiones sobre China, Tomo II, 14 de febrero de 1977)

Esta es su reacción, ya que:

«Es sabido que el objetivo del revisionismo moderno es asegurar su unidad en la diversidad, para liquidar la unidad de los marxista-leninistas». (Enver Hoxha; Las manifestaciones de los partidos marxista-leninistas y la actitud de China; Reflexiones sobre China, Tomo II, 28 de abril de 1977)

¿Hay cabida para las vacilaciones, la colaboración, las sonrisas y buenas palabras con el revisionismo? No, de hecho, hay que hostigar a quienes tituben contra la lucha del revisionismo, sepan de paso, que no combatir al revisionismo presupone el facilitar que un individuo –a título individual– y un partido –a nivel colectivo– caiga conscientemente o inconscientemente en las desviaciones de dicha corriente:

«La lucha heroica y consecuente de los marxistas-leninistas arrancará muchas máscaras. Si no es hoy, en un futuro próximo serán indudablemente desenmascaradas las maquinaciones de quienes quieren jugar el papel de centristas –alusión al Partido Comunista de Rumanía, al Partido Comunista del Japón y al Partido del Trabajo de Corea–, de quienes de palabra defienden los principios, pero de hecho los deforman al socaire de la «independencia», de las «condiciones específicas», y todo para disimular su alejamiento progresivo del marxismo-leninismo y de la unidad internacionalista de los marxista-leninistas en el mundo. Es necesario que los marxistas-leninistas refuercen su unidad sin prestar atención a las calumnias y las consideraciones de los revisionistas. Respecto a las formas de organización que debe tomar esta unidad, es preciso meditarlas y concretarlas. (...) Es necesario que todos los comunistas revolucionarios, todos los partidos marxistas-leninistas auténticos superen con coraje y sin vacilación y eliminen definitivamente todos los obstáculos que los revisionistas modernos han puesto en nuestro camino hacia la unidad marxista-leninista». (Enver Hoxha; El golpe fascista en Indonesia y las enseñanzas que extraen de él los comunistas, 1966)

Por tanto, para los marxista-leninistas queda claro que:

«Nuestro partido piensa que la polémica pública es indispensable, es una escuela para todos los comunistas, ya que les ayuda a distinguir la verdad de la mentira. Los revisionistas estarían encantados si se hablara de ellos de forma general, si no se les golpeara abiertamente y si no se llamara a las cosas por su verdadero nombre. Pero el revisionismo y la traición no son sombras, sino una realidad viva, están socavando el socialismo y la lucha de los pueblos. Por tanto, se debe combatir esta realidad y no su sombra, si es que los marxistas no desean caer en posiciones quijotescas. Nuestro partido sostiene que en ningún caso se debe permitir que los revisionistas jruschovistas aprovechen una situación de tranquilidad para consolidar sus posiciones y para continuar sin obstáculos su obra traidora. Debilitar, por poco que sea, la lucha contra el revisionismo moderno, con el pretexto que sea, significa alejarse de los principios. Y los principios no se pueden ni se deben sacrificar jamás a cambio de intereses y beneficios momentáneos, de carácter económico o de cualquier otro carácter. Nuestro partido opina que la situación es de tal naturaleza que ningún partido ni persona que se llame comunista o revolucionario, puede permanecer indiferente, esperando el ataque revisionista y limitándose exclusivamente a saludar la lucha que los demás libran contra el revisionismo. El tiempo no espera. Los marxista-leninistas deben estar a la ofensiva y no a la defensiva, al ataque y no en retirada. No han temido ni temen a los revisionistas, a sus amenazas ni a sus presiones. El temor es ajeno a los marxista-leninistas, tanto en la lucha contra el imperialismo como en la lucha contra el revisionismo. Sólo los revisionistas le tienen miedo al imperialismo y al marxismo-leninismo. Tener miedo a los revisionistas significa temer aún más al imperialismo y no confiar en la fuerza ni en el triunfo del marxismo-leninismo. (...) En la lucha contra el revisionismo moderno, al igual que frente a todos los demás problemas, la única posición correcta es la posición de principios. Con los principios no se puede traficar, cuando se trata de la defensa de los principios no hay que detenerse a mitad del camino, no hay que mantener jamás una actitud vacilante y oportunista». (Enver Hoxha; Informe en el Vº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1966)

Estamos utilizando citas del Partido del Trabajo de Albania ya que RC reivindica su legado, pero parece no haber aprendido nada de él, puesto que no es capaz de respetar y aplicar su lucha contra el revisionismo, ni tampoco es capaz de hacer un análisis crítico de las causas de la caída del socialismo albanés. ¿Qué significa esto? Que su reivindicación es tan folcórica y vacía como la que puede hacer el PCE de Lenin o el PCPE de Stalin.

La marca de delimitación y exposición de los verdaderos marxista-leninistas frente al revisionismo chino

Como a estas alturas conocerá cualquiera que haya estudiado algo la obra teórica y sobre todo práctica de Mao Zedong, una de las características del revisionismo chino fue su eclecticismo teórico-práctico:

«El «pensamiento Mao Zedong» es una amalgama de concepciones que mezcla ideas y tesis tomadas de prestado del marxismo con otros principias filosóficos, idealistas, pragmáticos y revisionistas. (…) Cuando se habla del «pensamiento Mao Zedong», es difícil definir una línea única y clara del mismo, porque, como decíamos al principio, es una amalgama de ideologías, comenzando por el anarquismo, el trotskismo, el revisionismo moderno titoista, jruschovista, «eurocomunista», y acabando por el empleo de algunas frases marxistas. En toda esta amalgama, un lugar de honor ocupan las viejas ideas de Confucio, de Mencio y de los otros filósofos chinos, los cuales han influido directamente en la formación de las ideas de Mao Zedong, en su desarrollo cultural y teórico. Incluso algunos aspectos de las concepciones de Mao Zedong, que aparecen bajo la forma de un marxismo-leninismo desnaturalizado, llevan el sello y presentan las particularidades de un cierto «asio-comunismo» con fuertes dosis nacionalistas, xenófobas y hasta religiosas, budistas, que cualquier día se opondrán abiertamente al marxismo-leninismo». (Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)

Son conocidos los variados intentos de los revisionistas de hacer pasar el maoísmo como marxismo-leninismo a fin de neutralizar este último:

«Las citas de Mao estarán al orden del día, porque son pensamientos de un dirigente oportunista, pseudocomunista, pragmático, soñador e idealista. Los puntos de vista de Mao han sido bautizados «pensamiento Mao Zedong», y la propaganda china, de forma intencionada, creó la fórmula «marxismo-leninismo igual a pensamiento Mao Zedong». Estamos ante una fórmula antimarxista, tanto en lo teórico como en lo práctico, porque el «pensamiento Mao Zedong» no sólo no es el marxismo- leninismo, sino que además está en oposición a él en muchas cuestiones teóricas fundamentales y en su aplicación práctica. ¿Por qué se hacía esto? Se hacía para combatir el marxismo-leninismo como teoría y práctica revolucionaria, para conservarlo como una fórmula muerta, a imagen y semejanza de lo que hacen los revisionistas modernos. En su lugar, los chinos sacaron el «pensamiento Mao Zedong», que es una teoría y una práctica no revolucionaria. Esta forma de actuar es antimarxista, contrarrevolucionaria y revisionista. (...) La derecha conservará el «pensamiento Mao Zedong» para propagar el anticomunismo por el mundo». (Enver Hoxha; Una dirección inestable; Reflexiones sobre China, Tomo II, 6 de diciembre de 1976)

¿En especial, que supuso la corriente del revisionismo chino, una corriente tan camaleónica y ecléctica para la unidad de los marxista-leninistas? Un duro trabajo, por ser una doctrina que lo mismo utilizaba unas frases disfrazadas de marxismo que unas frases que sonaban a anarquismo, lo que le viniera bien:

«Mao Zedong y el «maoísmo» se han convertido en uno de los obstáculos más serios para la unidad del proletariado mundial y de los nuevos partidos comunistas y obreros marxista-leninistas. Por eso, a este nuevo mal camuflado es preciso oponerle en toda la línea nuestra infalible teoría, el marxismo-leninismo». (Enver Hoxha; El «Pensamiento Mao Zedong»; Reflexiones sobre China, Tomo II, 28 de mayo de 1976)

Otro ejemplo:

«El «Pensamiento Mao Zedong» es contrarrevolucionario, esquirol, ha asumido la tarea de escindir el movimiento revolucionario marxista-leninista que apareció y se consolidó en la lucha contra el moderno revisionismo jruschovista y los otros partidos revisionistas, y trabaja activamente por conseguirlo. Las divergencias entre los jruschovistas y los maoístas no son de principios; ambas corrientes son antimarxistas, revisionistas. Las divergencias que tienen su raíz en estos puntos de vista, se basan en las rivalidades entre dos grandes potencias imperialistas, una formada y la otra en ascenso. De la misma forma que desenmascaramos a los revisionistas jruschovistas, debemos desenmascarar a los maoístas». (Enver Hoxha; La teoría del «tercer mundo» ignora la lucha de clases; Reflexiones sobre China: Tomo II, 26 de enero de 1976)

De hecho, los marxista-leninistas registraron que se enfrentaron con varios casos de personas que en base al subjetivismo o el sentimentalismo les costaba enormemente deshacerse de los mitos creados por el revisionismo chino y su propaganda:

«Llegamos a la conclusión de que entre algunos partidos comunistas, marxista-leninistas, de los países latinoamericanos, existen algunos problemas actuales sobre el comunismo internacional, en particular respecto a la desviación de los revisionistas chinos. (...) Condenan toda la actividad política, económica y militar de la China actual y sobre todo la teoría de los «tres mundos». Respecto a esta teoría, así como otros problemas, pero especialmente en esto, estos partidos están de acuerdo totalmente con nuestro partido. (...) Así que podemos decir que la lucha en contra de esta teoría hasta cierto punto ha sido bien comprendida y se está luchando contra esta teoría. Sin embargo, estos partidos no profundizan, o no tienen suficientes datos para profundizar más y para encontrar el verdadero origen de esta desviación antimarxista del Partido Comunista de China, por lo tanto, creen que la traición del periodo actual ha caído como un rayo, que nació de repente un día y no deriva de ninguna fuente anterior». (Enver Hoxha; Sobre cómo sopesan los partidos comunistas de América Latina los errores y culpabilidad de Mao Zedong, 29 de septiembre de 1978)

a) Por ejemplo los que condenan los encuentros con Nixon y Kissinger, pero no entienden las razones que llevaron a ellos, ni las declaraciones, comunicados y consecuencias prácticas de ellos:

«Los líderes de varios partidos de América Latina reconocen algunos errores de Mao Zedong, pero de forma superficial y no profundizan en el origen de ellos. Por ejemplo, dicen que Mao Zedong cometió un error al recibir a Nixon de un modo cortés, pero no encuentran en este encuentro el hecho de que se profundizó el cambio de estrategia de Nixon o que impulsó con mayor fuerza la estrategia de Mao y el Partido Comunista de China de acercamiento al imperialismo estadounidense». (Enver Hoxha; Sobre cómo sopesan los partidos comunistas de América Latina los errores y culpabilidad de Mao Zedong, 29 de septiembre de 1978)

b) Los que condenan el tercermundismo y el apoyo a organismos del «segundo mundo» como la Comunidad Económica Europea (CEE) o la OTAN, pero no entienden que esa fue la teoría y política practicada en vida por Mao:

«Con respecto al tercer mundo» y la alianza con este mundo con el «segundo mundo», los líderes de varios partidos de América Latina no tienen la suficiente perspicacia para ver que ha sido Mao quien ha predicado esta teoría, y dicen que fue Deng Xiaoping. Si admitimos que Mao cometió un error al acoger a Nixon pero no reflexionamos sobre las razones por las que le recibió, ni de los eventos y resultados que trajeron esos encuentros, entonces podemos decir que la teoría de los «tres mundos» corresponde a otros y no a Mao. Pero, de hecho, esta teoría es de Mao, no sólo porque ha predicado esta teoría y esta alianza, sino porque la expectativa de Nixon y el acuerdo alcanzado con los Estados Unidos son la evidencia de que esta era la teoría de Mao Zedong». (Enver Hoxha; Sobre cómo sopesan los partidos comunistas de América Latina los errores y culpabilidad de Mao Zedong, 29 de septiembre de 1978)

c) Los que condenan la constante lucha fraccional en el partido revisionista chino, pero no entiende las teorías de Mao que permitieron y dieron pie no solamente a ese liberalismo y pluralismo dentro del partido, sino también la cuestión cultural o la cuestión de la negación del rol del partido comunista en la sociedad: 

«Otra cuestión: los dirigentes de estos partidos condenan la existencia de las «dos líneas» en el Partido Comunista de China. Pero antes de que se condene la existencia de estas dos líneas en el partido entonces deberían, analizar a fondo esta cuestión y rastrear las raíces de lo que significa dejar dos líneas en el partido. Pero la cuestión aquí no es sólo las llamadas «dos líneas». Aquí hay muchos interrogantes, las «muchas flores», y «muchas escuelas» que Mao Zedong predicó que tenían que florecer. Es el tema del pluralismo de partidos y la igualdad de derechos de los partidos burgueses respecto al partido comunista en el poder, después de la liberación China, etc». (Enver Hoxha; Sobre cómo sopesan los partidos comunistas de América Latina los errores y culpabilidad de Mao Zedong, 29 de septiembre de 1978)

d) Los que reconocen los errores de Mao en cuanto a la construcción del partido, en cuanto a nombrar a los sucesores, pero eso no les hace reflexionar:

«Algunos camaradas de partidos de América Latina dicen que Mao Zedong hizo mal al nombrar a Lin Piao como su sucesor y tipificarlo en los estatutos del partido. Es decir, saben que esto fue un error teórico y organizativo, que no cumple la democracia proletaria de un partido comunista. (...) Precisamente esto debe hacer profundizar a algunos partidos marxista-leninistas de América Latina y no sólo contentarse con decir que fue un error». (Enver Hoxha; Sobre cómo sopesan los partidos comunistas de América Latina los errores y culpabilidad de Mao Zedong, 29 de septiembre de 1978)

Entonces visto lo visto. ¿Qué decían los marxista-leninistas entonces sobre el maoísmo? ¿Era una cuestión baladí?:

«Este revisionismo viene de muy lejos como adelante veremos y tiene profundas raíces en el PCCh. Además es preciso insistir sobre esta cuestión y condenar pública y claramente a Mao, en nuestro congreso –máximo órgano de dirección de nuestro partido–, porque todavía sigue siendo un problema a nivel internacional; porque todavía hay partidos hermanos que aún no se han pronunciado públicamente contra él –aunque sí a nivel interno, de dirección– y porque hay otros que se pretenden marxista-leninistas y están utilizando el «pensamiento Mao Zedong» como arma para combatir, dividir y confundir a los marxista-leninistas. (…) Para nosotros hoy, la importancia de Mao estriba principalmente en que permite encubrirse a personas grupos y partidos que rompieron con el revisionismo jruschovista en lo organizativo, pero no en lo ideológico, y siguen siendo revisionistas infiltrados en el Movimiento Comunista Internacional. Esa gente, con su actividad, han impedido una más rápida definición de algunos partidos. Por eso y porque debemos combatir sin tregua ni cuartel el revisionismo y el oportunismo de todo tipo, porque somos internacionalistas consecuentes, nuestro congreso deberá pronunciarse claramente contra Mao Zedong». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l), 1979) 

¿En qué lugar les deja a RC estas palabras? ¡Ni más ni menos que como infiltrados en el movimiento comunista!

Es más, concretemos un poco. Por aquel entonces existía el Partido Comunista de España (marxista-leninista) de la memorable Elena Ódena. ¿Que recomendaba Enver Hoxha a los marxista-leninistas españoles respecto a los partidos revisionistas chinos? ¡Que con aquellos partidos revisionistas chinos –que por aquel entonces hacían una gran apología del tercermundismo–, lejos de formar un frente con ellos, debían oponerse a ellos!:

«Otra cuestión es la creación del frente en contra de la burguesía capitalista, contra el imperialismo estadounidense, contra el socialimperialismo soviético, contra el partido revisionista de Carrillo-Ibárruri, contra cualquier partido revisionista pro-chino, y contra cualquier otro de los partidos del capital». (Enver Hoxha; Sobre la situación en España, 2 de diciembre de 1977)

Pero Roberto Vaquero que tanto se le llena la boca de hablar sobre Enver Hoxha y Elena Ódena y respetar su legado revolucionario, hace oídos sordos sus lecciones. ¡Por supuesto los revisionistas solo utilizan las figuras revolucionarias para el folclore de simbología, citas y desfiles, nunca para aplicar sus conclusiones y lecciones revolucionarias!

Debemos persistir en tener paciencia con los que aún tienen reminiscencias con el maoísmo, sin que ello suponga relajar la lucha contra el mismo, fustigando cualquier defensa infantil y sentimental del maoísmo:

«Sabemos que todavía hoy muchos camaradas, por ejemplo, Kabd –que condenó la teoría de los tres mundos como revisionista, y la actual política de China como socialchovinista– que les es difícil quitarse de encima las ideas de Mao Zedong. Y debemos reconocer que hemos ayudado más o menos a bastante gente que todavía hoy día sigue a Mao Zedong como los adoradores del nuevo Buda. (...) Estamos seguros que, las personas que tienen dudas hoy considerando a Mao Zedong como «marxista-leninista», llegará bajo un análisis minucioso de los hechos –no sólo sus escritos, sino también de la realidad China– a los mismos resultados que nosotros. El único argumento de los defensores de Mao Zedong sigue siendo prácticamente: él no conocía nada, él estaba prácticamente prisionero, él siempre estaba con sus puntos de vista en minoría, el desarrollo de China se ha llevado a cabo en contra de su voluntad etc., y así sucesivamente. Esta argumentación es infantil y frívola». (Ernst Aust; Informe en el IVº Congreso del Partido Comunista Alemán/Marxista-Leninista, diciembre de 1978)

¿Que enseña la historia del movimiento marxista-leninista internacional sobre la vacilación, el sentimentalismo y demás lacras hacia las reminiscencias o corrientes revisionistas? ¿Qué significa en especial la condescendencia con el maoísmo? Que efectivamente esos individuos y partidos degeneraron tarde o temprano:

«Así, desde la década de los 60, cuando comenzaron a surgir los nuevos partidos marxista-leninistas, se han producido dentro de muchos de esos partidos intentos de fracción y división, basados en general en desviaciones y posiciones oportunistas y revisionistas, encubiertas con posiciones izquierdistas o derechistas, incluso socialdemócratas; pero por lo general, el trotskismo no ha desempeñado, por lo menos en Europa, un papel importante. Sí lo ha desempeñado el maoísmo en todas sus variantes, el eurocomunismo, y el revisionismo prosoviético –baste recordar como casos extremos los desaparecidos Partido Comunista de Italia (marxista-leninista), que dirigía Dinucci, y el Partido Comunista Francés Marxista-Leninista de Jurquet, en tanto que partidos marxista-leninistas–». (Elena Ódena; El internacionalismo proletario y el trotskismo, 8 de noviembre de 1984)

¿Que decía Enver Hoxha entonces sobre la actitud a tomar sobre el revisionismo chino, era permisible permitirse el lujo de vacilar, aunque sea un poco hacia sus representantes?

«No debemos alimentar ninguna ilusión acerca de que los revisionistas chinos puedan corregirse, ni debemos tener la menor vacilación en lo que se refiere a nuestra actitud hacia ellos». (Enver Hoxha; El «padre» y sus «hijos» bastardos; Reflexiones sobre China, Tomo II, 1 de agosto de 1977)

Finalizando, recordemos que significa la lucha contra el revisionismo:

«La lucha entre el marxismo-leninismo y el revisionismo es una manifestación de la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, entre el socialismo y el capitalismo. En esta lucha no puede haber una línea intermedia. La línea del «término medio», como ha demostrado durante largos años la experiencia histórica, es la línea de la conciliación de los contrarios, que jamás pueden conciliarse, es una posición inestable y momentánea. La línea intermedia no puede servir ni siquiera para enmascarar la desviación de los principios marxista-leninistas, puesto que la lucha contra el revisionismo, si no se inspira en motivos ideológicos, sino únicamente en ciertas contradicciones económicas o políticas, sobre bases nacionalistas y chovinistas, es un bluf y no llegará muy lejos. Quien se atiene a esta línea en su actitud hacia los renegados del marxismo-leninismo, tarde o temprano, corre el peligro de caer, él mismo, en las posiciones de éstos». (Enver Hoxha; Informe en el Vº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1966)

Por tanto, por mucho que grupos como RC o el actual PCE (m-l) lleven en su simbología a figuras como Marx, Engels, Lenin, Stalin, Hoxha en realidad están pisoteando su obra y legado, ya que al aceptar juntarse con diferentes corrientes del revisionismo chino, ayudan a difundir la distorsión, violación y denigración de los principios del marxismo-leninismo que estas figuras inauguraron. Tampoco uno se puede autodenominar defensor de una figura marxista-leninista como Stalin, cuando se concilia con el maoísmo, que ha sido y sigue siendo una de las corrientes del revisionismo moderno que más le ha atacado, cuando el propio Mao Zedong tuvo abiertamente encontronazos y dedicó gran parte de su vida a alimentar el mito antistalinista. Tampoco nadie se puede autodenominar defensor del legado de Enver Hoxha, el principal desenmascarador del maoísmo en su época, quien observó y denunció la evolución de Mao Zedong, cuando contraes alianzas con partidos y corrientes maoístas a nivel nacional e internacional. ¡¡¡No se puede defender el marxismo-leninismo ni a sus figuras sin estar en contra de Mao, el maoísmo y todas sus expresiones!!!

Para no extendernos más, los lectores que deseen saber más sobre las raíces y evolución del maoísmo, sobre cómo consiguió infiltrarse en el movimiento marxista-leninista durante un tiempo, las críticas tempranas de los marxista-leninistas hasta su desenmascaramiento final.  Véase la obra: «Las luchas de los marxista-leninistas contra el maoísmo: el caballo de Troya del revisionismo durante los 60 y 70 en el movimiento marxista-leninista» de 2016.

Finalizamos este documento, con la siguiente proclama:

«Si alguien considera nuestra lucha contra el revisionismo como dogmatismo o sectarismo, le decimos que se quite los anteojos revisionistas, porque así verá mejor». (Enver Hoxha; Discurso pronunciado en nombre del Comité Central del Partido del Trabajo de Albania en la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú, 16 de noviembre de 1961)

Esperemos que con este análisis general partiendo de un caso particular como el maoísmo solapado de RC, se haya podido comprender la necesidad de la lucha sin cuartel contra el revisionismo chino, fuera de toda excusa y justificación barata». (Equipo de Bitácora (M-L); El maoísmo solapado de Reconstrucción Comunista (RC) es una negación de las luchas y lecciones de los marxista-leninistas, 2016)

Anotación de Bitácora (M-L):

Todos los análisis y documentación pertinente desmontando a RC incluyendo el actual texto quedó recopilado en nuestra obra: «Antología sobre Reconstrucción Comunista y su podredumbre oportunista»de 2017.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

«¡Pedimos que se evite el insulto y el subjetivismo!»