miércoles, 11 de abril de 2018

Los fascistas, los trabajadores inmigrantes y los acuerdos de la burguesía; Albania Today, 1982


«En varios países de Europa Occidental hay un recrudecimiento de las actividades fascistas, de hecho una explosión de histeria contra los trabajadores inmigrantes y sus familias. Las pandillas con emblemas de la esvástica aterrorizan a los trabajadores extranjeros a los que la pobreza y el desempleo les han obligado a abandonar sus países en busca de un trabajo para asegurar el amargo pan de la emigración en Alemania Occidental, Inglaterra, Suiza, Francia y os Países Bajos. Con gritos a favor de Hitler, los fascistas han atacado a los trabajadores inmigrantes en Tuttlingen, Munich y Berlín Occidental, en Londres y Birminghan, los amenazaron y quemaron sus casas. La burguesía fomenta estos actos indignantes incluso en países tradicionalmente tranquilos, como los países escandinavos, donde las frecuentes cruces de las conocidas bandas del Ku-Klux-Klan se han convertido en cosas que son observadas con frecuencia.

La histeria fascista coincide con las medidas administrativas que los gobiernos de Alemania occidental y otros países han tomado contra los trabajadores inmigrantes y sus familias para expulsarlos, o «facilitar» su repatriación. Para desencadenar esta campaña ellos encuentran la excusa en el gran desempleo y la crisis que han afectado a estos países. Los desempleados en Alemania son 2 millones, en Gran Bretaña más de 3 millones, y en Francia, Bélgica y Dinamarca el desempleo ha batido todos los récords. La propaganda oficial anuncia que el gran número de trabajadores inmigrantes es responsable de esta situación. La burguesía muestra a estos trabajadores como si hubieran sido invitados a los países europeos sólo gracias a su generosidad. ¡Pero ahora que los europeos han tropezado con dificultades los extranjeros deben ser expulsados!

Se puede llamar a esto cualquier cosa, pero no generosidad. Siempre ha existido un frío cálculo para la utilización de la mano de obra barata inmigrante. La burguesía estadounidense, alemana, británica, francesa, belga o escandinava necesita trabajadores inmigrantes, empleados en los puestos más miserables, mal pagados, sin derechos, para ejercer presión sobre los trabajadores locales y forzarlos a pensar que deben ser «más moderados» en sus demandas y en su lucha de clases.

Si hoy en día hay tantos desempleados, los trabajadores inmigrantes no son responsables de ello. El responsable de esta situación es el orden burgués y el apetito de la burguesía por el máximo beneficio, por la mayor plusvalía posible del trabajo no pagado a los trabajadores.

Al incitar ataques a los trabajadores extranjeros, la burguesía impone peligrosas desviaciones. Trata de distraer la atención de la clase obrera de la verdadera causa de su miseria, de la pesada carga de la crisis, de los elevados impuestos y alquileres, del futuro inseguro y de los precios astronómicos a los que los trabajadores se enfrentan cada día. Al implementar el lema centenario de todos los explotadores -dividir y gobernar-, la burguesía y su estado tratan de dirigir la atención hacia el «daño causado por los trabajadores inmigrantes». Al mismo tiempo decenas de miles de trabajadores son saqueados y arrojados a las calles, y se reducen los fondos para seguros sociales, hospitales y escuelas. Detrás de las actividades de las bandas criminales se esconde la mano de la burguesía». (Albania Today; Los fascistas, los trabajadores inmigrantes y los acuerdos de la burguesía, Nº6, (67) 1982)

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