viernes, 21 de agosto de 2015

Las discrepancias y la creación de las tres tendencias; Equipo de Bitácora (M-L), 2015

Nueve Comandantes del FSLN, tres de cada tendencia, integrantes Dirección Nacional Conjunta que comandaría el país de 1979 a 1984, durante la visita del Papa Juan Pablo II en 1983

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Se estima que en 1974 surgen objetivamente a raíz del «asalto a la residencia de Chema Castillo», o más bien: debido al éxito del operativo se agudizan las discrepancias a causa de «celos» entre los miembros de la dirigencia. Estas existían ya desde antes de 1974, solo que no habían llegado al punto de ruptura como sí ocurre en 1975 que desemboca en la fractura que origina a tres tendencias; es decir tres organizaciones bien diferenciadas e independientes entre sí tanto en lo político como en lo militar: el FSLN Guerra Popular Prolongada (GPP), el FSLN Proletario, y el FSLN Insurreccional o Tercerista. Y aunque se ha escrito que esa fractura se debió a cuestiones de orden táctico y organizativo –una explicación pusilánime donde las haya–, lo cierto es que todo ello respondió esencialmente a diferencias de orden ideológico. Estas tres organizaciones es lo que se ha dado en llamar como las tres tendencias. Esto es uno de los rasgos que cualquier marxista-leninista puede utilizar para demostrar que el FSLN jamás ha sido una organización de tipo marxista-leninista, y en cambio perfectamente podríamos tipificar al FSLN como una organización trotskista, aunque su línea ideológica apenas tuvo influencia, su línea organizativa basada en la libre permisión de fracciones nos daría la razón, de igual modo la expresión práctica organizativa es un reflejo de la expresión teórica ideológica.

¿Cómo podríamos explicar al lector que es una fracción en un partido? Pues con las palabras del magnífico marxista-leninista español Pedro Checa:

«¿Qué es una fracción? Una fracción es un grupo que se organiza o funciona al margen de las normas establecidas en los estatutos del partido –célula, radio, asamblea, conferencia, etc.– a base de una plataforma propia y de una disciplina interior. Claro, que las fracciones no nacen como tales ya hechas. Se crean a través de los grupos, los núcleos militantes amigos, las tertulias, etc., que a través de coincidencias en la crítica o en la lucha contra determinados camaradas u organismos del partido van tomando forma y desarrollo». (Pedro Checa; Qué es y cómo funciona el partido comunista, 1937)

Una de las diferencias entre el trotskismo y el leninismo en el concepto organizativo de partido, es la cuestión de la permisión o no de fracciones en el partido, es de decir de plataformas paralelas al liderazgo legítimo y elegido por los órganos del propio partido como hemos visto en la definición anterior. Lenin explica su posición frente a este fenómeno:

«Es necesario que todo obrero consciente comprenda con claridad el carácter pernicioso e inadmisible de todo fraccionalismo, el cual, pese a todo el deseo de los representantes de algunos grupos de mantener la unidad del partido, conduce sin falta en la práctica al debilitamiento de la labor aunada y a los intentos acentuados y repetidos de los enemigos del partido gubernamental, que se infiltran en sus filas, de ahondar las disensiones en su seno y utilizarlas para los fines de la contrarrevolución. (...) Por las razones expuestas, el congreso declara disueltos y prescribe disolver inmediatamente todos los grupos, sin excepción, que se hayan formado con tal o cual plataforma –a saber: «oposición obrera», «centralismo democrático», etc.–. El incumplimiento de este acuerdo del congreso acarreara la inmediata e incondicional expulsión del partido». (Vladimir Ilich Uliánov; Lenin; Informes en el Xº Congreso del Partido Comunista (bolchevique) de Rusia, 8 al 16 de marzo de 1921)

El trotskismo por medio de su líder declaraba sin embargo:

«La Cuarta Internacional nunca ha prohibido las fracciones y no tienen intención de hacerlo. Las fracciones han existido y seguirán existiendo entre nosotros». (Lev Trotski; Trotskismo y el PSOP, julio de 1939)

¿Cómo explicaríamos resumidamente al lector con prisa la cuestión de las tres tendencias del FSLN?

«Durante la década de 1960, la dirigencia del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) estaba discutiendo sobre la táctica y estrategia de la guerra revolucionaria en Nicaragua. Esto condujo a numerosas diferencias internas que se convirtieron en tres tendencias políticas y, posteriormente, en tres fracciones públicas en los años de 1970. Ellas son: la Tendencia Proletaria (TP), que adscribía a los postulados clásicos del marxismo, planteaba la necesidad de politizar prioritariamente a la clase trabajadora urbana y rural, constituyendo la vanguardia del proceso revolucionario. La TP, que fue la primera escisión que se produjo al interior del FSLN en 1975, buscó diferenciarse de lo que se conoció como Tendencia Guerra Popular Prolongada (GPP). La GPP estaba influenciada por las teorizaciones de Mao Zedong y la guerra de resistencia anti-japonesa, creía en la movilización de las masas rurales y no priorizaba la insurrección en las ciudades. La última fracción surgió en 1976 y fue conocida como Tendencia Insurreccional o Tercerista (TI). La TI sostuvo la idea de la vía armada con centro en las ciudades para tomar el poder y pensaban que los trabajadores urbanos y rurales y el campesinado presentaban profundas debilidades para constituirse como sujetos revolucionarios, condición que les llevó a potenciar una mayor incorporación de la pequeña burguesía». (Paula Fernández Hellmund; La fractura del movimiento revolucionario: tendencias dentro del Frente Sandinista de Liberación Nacional (1972-1979)

Esto nos sabe a poco de cara a este ejercicio analítico así que ahondemos un poco en cada una de las tendencias del FSLN.

El FSLN (Guerra Popular Prolongada) o (GPP)

De inspiración guevarista-maoísta, practicaron el foquismo, en consecuencia  hicieron énfasis en la guerrilla campesina y confiaban en dicha clase como vanguardia. Es la primera tendencia en arraigar dentro de la organización, se cree que desde 1969, al menos de modo «oficial»:

«El FSLN ha analizado con seriedad y gran responsabilidad la realidad nacional y ha decidido enfrentarse a la dictadura con las armas en la mano, ya que hemos llegado a la conclusión de que el triunfo de la Revolución Popular Sandinista y el derrocamiento del régimen enemigo del pueblo, surgirá como consecuencia del desarrollo de una dura y prolongada guerra popular». (Frente Sandinista de Liberación Nacional; Programa Histórico del FSLN, 1969)

No obstante, en gran medida esa postura fue una evolución natural derivada tanto de la forma de organización, de la influencia teórico-práctica, como de la evolución práctica del conflicto al cosechar serías derrotas en las primeras experiencias armadas contra el somocismo en que se aplicaba el «foco» y que terminaron en desastres. Esos fracasos hicieron que paulatinamente se fuera adoptando la estrategia de Guerra Popular Prolongada, o dicho de otro modo, una estrategia más defensiva en contraste con la estrategia ofensiva del foquismo. Pero como sabrá el lector, ni el foquismo guevarista ni la GPP maoísta tienen puntos en común con las estrategias y tácticas marxista-leninista de la toma de poder.

La tendencia GPP asumía que el campesinado y la pequeña burguesía rural eran la clase revolucionaria que requería el proceso para el triunfo abandonando las ciudades, el trabajo político-ideológico en las ciudades era anecdótico. Esto fue justificado en la pequeña proporción de proletarios nicaragüense. En el mismo sentido, la vanguardia de esta facción tampoco tenía un componente de clase definido como efectivamente propone la teoría del foco y el maoísmo; es decir no consideraban al proletariado como la clase social revolucionaria. Las figuras más reconocidas una vez constituida la tendencia eran: Tomás Borge, Bayardo Arce, Henry Ruiz.

El FSLN (Proletaria)

De inspiración castro-guevarista, se distanciaron de las otras tendencias debido a que por un lado defendían que la clase obrera era la vanguardia proletaria del proceso que conduciría al socialismo en alianza con el campesinado, y por el otro consideraban que el movimiento era inmaduro al carecer de esa vanguardia proletaria. Desarrollaron su actividad sobre todo en la ciudad: esta iba desde infiltración en organizaciones civiles, pasando por atentados y sabotajes contra la dictadura. La actividad de esta tendencia sería la base de las organizaciones y movimientos sociales en las esferas del FSLN tras el triunfo. Pero también tenía vínculos con las zonas rurales como en Chontales, Chinandega o en Nueva Segovia.

Su formación está precedida de los reveses en la lucha armada y el fracaso del «foco» como estrategia, que originaron sucesivos enfrentamientos de orden teórico-práctico, que en un primer momento fueron comprendidos como parte del ejercicio de crítica y autocrítica del proceso, pero que con los desarrollos se demostró que se trataba de un conflicto por la hegemonía política del movimiento como expresión de las facciones, luego tendencias, que se estaban gestando. Para 1975, debido al enfrentamiento en lo sucesivo y al cuestionamiento de la Guerra Popular Prolongada. La Dirección del FSLN, a instancias de Tomás Borge, expulsan a los principales dirigentes de esta tendencia: Jaime Wheelock, Luis Carrión y Roberto Huembes. Esas expulsiones serían el origen concreto de la aparición objetiva de la tendencia conocida como FSLN (Proletaria), en tanto de su separación de la tendencia del FSLN (Guerra Popular Prolongada) como organización unitaria.

Sus líderes más reconocidos eran: Jaime Wheelock, Carlos Núñez, Luis Carrión, que pese a que mantenían un lenguaje más cercano al marxismo, no tenían nada ni de marxistas ni de proletarios.

El FSLN (Insurreccional o Tercerista)

Aparece como facción dentro del FSLN hacia 1974, y como tendencia en 1976.

Es un grupo abiertamente multiclasista, sin una ideológica definida. Se comportó como un «frente dentro del frente» que incluía a toda la masas antisomocistas de cualquier identidad político-religiosa. Por esta característica sería la tendencia con mayores recursos económicos y logísticos, y mayor apoyo internacional. Sus células operaron tanto en la ciudad como en el campo –en un intento de unificar la táctica de la tendencia FSLN (GPP) y de la tendencia FSLN (Proletaria)– y su objetivo era poner fin a la dictadura somocista y en su lugar establecer un gobierno democrático-burgués, esta tendencia se impuso tras el triunfo debido a que en ella se encontraban concentrado los elementos más preparados educativamente hablando que pasarían a ocupar los puestos claves del Estado, además de que poseía un mayor número de miembros y simpatía por su heterodoxia y «flexibilidad».

Se ha dicho –historiográficamente hablando– que fueron quienes asestaron los golpes más graves a la dictadura, pero no es correcto, esos golpes solo fueron posible gracias a la actividad de todas las tendencias, a la colaboración entre ellas, y en última instancia a la creación del mando unificado. Era criticada enormemente desde la tendencia del FSLN (Proletaria) por el carácter aventurero de sus acciones.

Se apoyó abiertamente en la pequeña burguesía y en factores de la burguesía antisomocista; aludía que dada la realidad del país había una enorme incapacidad de los obreros y del campesinado para organizarse, para comprender el proceso, para constituir su alianza natural. Esta política de alianza fue duramente criticada por las otras dos tendencias que la acusaban de haber abandonado las posiciones «marxistas» en favor de un proyecto burgués reformista; de hecho Humberto Ortega, fundador de esta tendencia y quien se reclamaba marxista-leninista, fruto de las alianzas de la tendencia fue modificando su postura para hacerla asumible a sus aliados.

Las figuras más destacables eran: Daniel Ortega, Humberto Ortega, Víctor Tirado López.

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Una vez caracterizadas cada tendencia en su conjunto: teoría, praxis, estrategia, sus sujetos revolucionarios, etc.; podemos concluir categóricamente que las tendencias surgen por diferencias de orden ideológico a la luz de las cuales florecen facciones que llevan a la formación de las tendencias. En el mismo sentido, y al ser una acción militar la que acelera el proceso de disgregación, se puede inferir que también hubo luchas de poder al interior de la organización que se apoyaron en las contradicciones existentes.

Los tres dirigentes que hemos nombrado en cada tendencia pasaron a tomar parte en las conversaciones de mayo de 1978, y de ahí formaron parte  del «mando unificado»; dicho de otra manera, las tendencias siguen existiendo como organizaciones independientes pero colaborando estrechamente bajo una estrategia militar conjunta:

«Si bien estas diferencias emergieron a principios de los años de 1970, la aparición «oficial» de varias tendencias se produjo casi en paralelo con el asesinato en 1976 de uno de los principales líderes y fundadores del FSLN: Carlos Fonseca Amador. Pese a su muerte y a las divisiones internas, cada tendencia continuó ligada al Frente Sandinista y, a fines de 1978, iniciaron un proceso de reunificación que se hizo público cuando las tres fracciones lanzaron un comunicado donde daban a conocer la formación de una Dirección Nacional Conjunta (DNC) integrada por tres representantes de cada tendencia: Tomás Borge, Henry Ruiz y Bayardo Arce por la GPP; Daniel Ortega, Humberto Ortega y Víctor Tirado por la TI; y Jaime Wheelock Román, Luis Carrión y Carlos Núñez por la TP». (Paula Fernández Hellmund; La fractura del movimiento revolucionario: tendencias dentro del Frente Sandinista de Liberación Nacional (1972-1979)

Como se ha dicho, el 8 de marzo de 1979 se formalizó la colaboración entre las tendencias bajo la creación de la llamada «Dirección Nacional» conjunta del FSLN, se trató de un órgano dirigente nacido de la fusión de las tres tendencias cuyos miembros fueron completamente cooptados. Y aunque es cierto que fruto de ello el FSLN se mantuvo unificado, al menos en el puesto de mando, la diferenciación subsistió, y de ahí ocurrió que la Tendencia Tercerista tomaría poco a poco las riendas de la Dirección Nacional, y en su momento del Estado y del FSLN convertido en partido, frente a sus adversarios. Y aunque en este caso concreto, este accionar es hasta cierto punto comprensible pues se trataba de un situación de guerra y la dirigencia requería a sus dirigentes más experimentados al tiempo se asienta sobre el viejo problema de la organización, la dirección guerrillera no estaba subordinada a ningún partido de vanguardia, lo que al final terminaría determinando que una vez alcanzado el triunfo se impusieran en el partido los métodos militares de organización». (Equipo de Bitácora (M-L)¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)

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